El mayor
viaje que alguien puede realizar, es el viaje de la vida. Hoy es una de esas noches para pensar y recordar (“Recordar”
del latín re-cordis, volver a pasar por el corazón). En una noche de ausencias, las
sillas vacías también cuentan. En cualquier mesa de Nochebuena
tenemos a la familia que nos ha dado la vida y nos ha visto crecer,
la que nos ha elegido para continuar un viaje juntos y aquellas
familias que el trabajo o la amistad nos da.
Esta Navidad
en mi mesa habrán sillas vacías, la más importante la del hombre
que me dio la vida. El que me enseñó la importancia de reunirnos
alrededor de una mesa por encima de lo que hay en ella. Afortunadamente ya no falta la de aquél hombre que está dispuesto a seguir el mismo camino
que la vida ha dispuesto para ti y que te coge de la mano por debajo de la
mesa.
Pero no
todas las ausencias son un vacío. En mi Noche de ausencias también
habrá la de mi familia vasca y todas las personas que he
conocido en los últimos años y que se unen al círculo de la vida, aunque sea por un
instante. Soy feliz de tener esas sillas vacías porque sé que
estáis con vuestras otras familias.
Lo
importante esta Navidad son las “presencias” ya que son el
presente, un espacio de tiempo tan mágico que dura tan sólo un
instante. Esta Nochebuena pensad en todas las presencias que tenéis
en vuestra mesa, brindad por la vida y las 365 oportunidades del
próximo año.
¡Felices
Fiestas Viajeros de la Vida!