Existen lugares que
quedan marcados en la memoria y que uno se pregunta cómo llegaron a
edificarse en esos parajes en concreto. Ciudades construidas sobre
acantilados, al filo del abismo y que crecieron y perduraron a pesar
de estar cerca de la nada, del aire etéreo, de un precipicio
convertido en principio y final. Estos son algunos de los pueblos que
he visitado y que se encontraban en escarpados emplazamientos llenos
de encanto:
Uno de mis favoritos es
Al Hajjara (también conocida como Al Hajjarah o
Hajarah) es uno de los pueblos fortificados de montaña más
importantes de Yemen. Un espectacular paisaje agreste sirve de telón
de fondo a Al Hajjara. Construida sobre una montaña a 3.000 metros
de altura y que domina todo un valle que asciende a través de
abundantes terrazas de cultivo de qat; el vicio nacional. Algunas de
sus edificaciones son torres-vivienda de hasta ocho plantas con
fachadas de piedra encaladas en blanco.
Al suroeste de Mopti
(Malí), se encuentra una de las regiones más fascinantes del país:
Bandiagara. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la
UNESCO en 1989 y está considerada oficialmente la puerta de entrada
al País Dogón. Es la población más misteriosa construida sobre un
acantilado que he visitado jamás. El Pueblo Dogón ha vivido colgado
sobre la pared rocosa de la abrupta Falla de Bandiagara desde el
siglo XIV. Acantilados, fallas y planicies, han sido poblados por una
veintena de aldeas de adobe y piedra, diseminadas por los 150
kilómetros de extensión de esta formidable escarpadura de 300
metros de altura. Un lugar único en el mundo donde habita uno de los
pueblos más misteriosos de África.
En la región francesa de
Midi-Pyrénées, se encuentra el único enclave religioso construido
sobre un acantilado de esta particular lista. Se trata del conjunto
monumental de Rocamadour, compuesto por siete santuarios
románicos y varios oratorios, que son un centro importante de
peregrinación. Esta peculiar ciudad religiosa que existe desde el
siglo XII, se alza entre alturas de 110 metros y los 364 metros de
altitud, en un singular enclave sobre el cañón que atraviesa el río
Alzou. Una única calle da paso a una gran escalinata de 226
peldaños, que antiguamente era subida de rodillas por los peregrinos
que se acercaban a visitar a la Virgen Negra milagrosa.
Protegida por el paisaje
montañoso de la Sierra de las Nieves a oriente y la Sierra de
Grazalema en occidente, se encuentra la ciudad malagueña de Ronda.
La hermosa meseta de Ronda atraviesa gargantas, puertos y valles, y
ofrece vistas panorámicas que se extienden bajo el intenso azul del
cielo andaluz. Ruinas de molinos, restos de murallas árabes, su
famoso Puente Nuevo (el símbolo de Ronda) y varias casas colgadas
sobre el río Guadalevín, confieren un singular conjunto que queda
suspendido sobre un encantador abismo a 90 metros de altura.
Thira (también
conocida como Thera o Firá) es la capital de Santorini; uno de los
pueblos más singulares del Egeo. Este pequeño punto del
Mediterráneo griego se extiende sobre un gran precipicio que se
asoma al hueco de un volcán que erupcionó en torno al año 1635
a.C. La famosa caldera cubierta por las aguas del mar, está formada
por rocas oscuras de lava solidificada que contrastan con las casitas
blancas de esta población en forma de media luna. El pequeño puerto
se comunica con la ciudad, ubicada a 300 metros de altura, gracias a
un funicular y a unas escaleras de 886 peldaños. Éstas pueden
subirse a pie o sobre los lomos de un burro; una experiencia
divertida que atañe algún riesgo para los turistas no
experimentados en monturas ;-)