Hace 3 años entraban en casa las primeras botellas de agua de Alzola. El primer recuerdo que tengo de aquello es la palabra FRAGIL con la que iba etiquetada la caja de las botellas de cristal. Por aquellas cosas del destino me había inscrito en una campaña de Blog on Brands y me habían elegido como “Tester”.
En
un segundo, la palabra FRAGIL, me recordó la
fragilidad entorno al agua
que he visto en muchos de mis viajes. Las aguas contaminadas, los
vertidos tóxicos, el estado de los ríos, la basura flotando y el
agua insalubre que bebe más de la mitad de la población.
Es
inevitable no pensar en nuestra
propia fragilidad
como ser humano. Necesitamos el agua para sobrevivir y en muchas
partes del planeta lo tienen bastante crudo para acceder a ella, los
niños suelen ser los encargados de ir a buscar agua. Recorren en
algunos casos grandes distancias y la mayoría, en parte por ese
motivo, no pueden ir a la escuela. Las mujeres también forman parte
de ese ir y venir de carga y penurias en busca de agua de un pozo.
Una lucha constante para sobrevivir.
Aquel
día, 4 de diciembre del 2013, abrí
la caja de Alzola sin
saber, ni imaginar, todo lo que ha sucedido posteriormente. Con ese
ánimo y curiosidad que me caracteriza, abrí el envoltorio con la
intriga y las ganas de probar un agua que venía embotellada en
cristal y que me parecía un lujo tenerla en mis manos. Desplegué la
información que venía en el interior de la caja y noté el cariño
que le habían puesto en redactarla. Quise documentarme para escribir el artículo,
averiguar, además de la información que ellos me enviaban, qué se
decía de Alzola #BasqueWater, quiénes eran y porque era tan
especial.
Fue
realmente como beber de la fuente
de la sabiduría,
cada dato me aportaba un nuevo conocimiento y una nueva exclamación.
Empecé a seguir a Alzola en las redes
sociales: Facebook,
Twitter e Instagram y me enteré de que hacían un concurso fotográfico donde se debía
fotografiar el agua vasca, ya fuera el líquido elemento o las
botellas de Alzola. Participé y gané uno de los premios (aún no
sé, ni cómo, pero seguramente sin ese premio no sería ahora su
embajadora). El motivo no era que el premio me obligara a rendirles
pleitesía toda mi vida, no. El premio era mi peso en agua de Alzola
y el quid de la cuestión es que debía
ir hasta el manantial
para ¡pesarme!.
El
8 de marzo del 2014 descubría el Balneario de Alzola,
tras el recibimiento a todos los participantes del concurso que se
quisieron acercar hasta allí, nos mostraron la fábrica y el antiguo
balneario. Ese día, quedé totalmente enamorada de aquel lugar.
Sin pensar que estaban saliendo de un Concurso de Acreedores, le dije
a Patxi Casal,
gerente de aguas de Alzola, que teníamos que salvar aquel lugar,
hacer un campo de trabajo, montar tiendas de campaña, empezar a
limpiar baldosas, lijar madera, pintar paredes. Patxi
se quedó mirándome y muy serio me contestó:
-
Jodo, otra que se ha alzolizado como Asier.
Y
es que, cuando uno se
alzoliza, se alzoliza para siempre.
Así que valoré la situación:
1.-
Necesitábamos dinero para salvar el balneario (nótese que ya me
incluyo como si fuera un poco mío).
2.-
Tenía que intentar que se vendiera más agua de Alzola en el
mercado.
3.-
¿Con qué recursos contaba para lograr los puntos 1 y 2?: Un blog de
viajes, Redes Sociales y además viajaba.
La
posibilidad de que alguien viera una fotografía de la botella de
Alzola, la reconociera y se fuera al supermercado al comprarla, no la
valoré, la verdad, no pensé si resultaría, pero tenía
ganas de ayudar. No
valorar el resultado de tus acciones, seguro que en marketing y
publicidad tiene un nombre, pero a veces no se necesita una valoración,
se necesita: ¡acción!. En mi interior, lo que pensaba que estaba haciendo
era, ayudar a que el mundo se enterara de que existe un agua
de manantial que
aflora después de 25 años en un lugar del País Vasco.
Esos
25 años le confieren todas sus características, podéis escuchar
más sobre qué es el Agua de Alzola en la entrevista que me hizo la COPE para su programa Poniendo las Calles (minuto 39).
Lo
mío desde diciembre del 2013 ha sido una campaña
de “insistencia”.
Hay fotografías de Alzola en todos los viajes que he hecho. Ella es
la protagonista, tiene hasta un Álbum de fotos en Facebook dedicado, porque la botella azul es la estrella. En 2015, tras
algunos viajes y varias docenas de fotografías volví a preguntar a
Patxi: -¿Podemos restaurar el balneario? - Aún no....
Tocaba
hacer más fotos de Alzola viajando por el mundo, estaba claro.
No sé en qué momento Patxi decidió nombrarme “Embajadora de Alzola”, cargo que acepté encantada y que se sumaba al cargo que ya tenía con anterioridad de: Guardiana del Agua de Alzola. En otoño del 2015 me llegó la noticia de que Alzola había ganado el Premio PESMES de Marketing de la Universidad del País Vasco. En mi desconocimiento y demencia pensé que un premio así, debía ser ¡algo muy grande! Tras la presentación y gracias a un comentario de Marisol Aguirre, Directora del Máster en Marketing de la UPV/EHU, me entero de que todo este tiempo viajando con mis botellas de agua Alzola lo que he estado haciendo es: ¡Branding de marca!
No sé en qué momento Patxi decidió nombrarme “Embajadora de Alzola”, cargo que acepté encantada y que se sumaba al cargo que ya tenía con anterioridad de: Guardiana del Agua de Alzola. En otoño del 2015 me llegó la noticia de que Alzola había ganado el Premio PESMES de Marketing de la Universidad del País Vasco. En mi desconocimiento y demencia pensé que un premio así, debía ser ¡algo muy grande! Tras la presentación y gracias a un comentario de Marisol Aguirre, Directora del Máster en Marketing de la UPV/EHU, me entero de que todo este tiempo viajando con mis botellas de agua Alzola lo que he estado haciendo es: ¡Branding de marca!
¿Branding
de marca? Dios, ¡qué mala es la ignorancia!. Enseguida me doy
cuenta de que hay que mejorar
la estrategia.
Primero porque parece que llevarse la mochila o la maleta cargada de
botellas de agua ha funcionado y segundo porque hay gente que está
siguiendo y últimamente copiando, lo que hacemos en Alzola
#BasqueWater. Es
el momento de dar un paso más, hay que cautivar al público ahora
que sabemos que existe y observa. Hay que conseguir que la gente
desee ver tu próximo anuncio, tu próxima publicación en redes
sociales ¿me estaré flipando? Alzola tiene un poder secreto
¡shhh... es un secreto! Alzola
incentiva la creatividad,
bueno, el agua y el equipo humano que hay detrás que me dejan campar
a mis anchas.
Tras
pensar mucho en la siguiente estrategia (¡bah! No es cierto, me moví
por un impulso), estando en Bruselas, me da por pedir la declaración
europea de La Mejor
Agua del Mundo
delante del Parlamento Europeo. Y Alzola decide que ¿y por qué no?
Así que convoca el 28 de septiembre, a todos los cónsules ubicados en el País Vasco para que conozcan el
balneario y las cualidades del agua.
Ese día habló Alzola, tuvo voz, imagen, sabor, contacto y presencia.
Han pasado 3 años y me parecen toda una vida. Gracias por esos 3
años, al final creo que fue Alzola la que me ayudó a mí.