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BOZAR: El Palais des Beaux-Arts Art Déco de Victor Horta

Bruselas
El edificio se integró en un gran proyecto urbanístico que transformó Mont des Arts
El Palais des Beaux-Arts de Bruselas representa la última gran obra pública de Victor Horta y el único edificio plenamente Art Déco de su trayectoria. Tras la Primera Guerra Mundial, el arquitecto abandonó las formas sinuosas del Art Nouveau que lo habían consagrado y adoptó un lenguaje más sobrio y geométrico, acorde con el espíritu de los nuevos tiempos.

Bruselas
Una de las puertas de entrada con perfil de acero de la Rue Ravenstein

En este edificio monumental, Horta sustituyó los motivos orgánicos por líneas depuradas, simetrías y volúmenes claros, empleando materiales como la piedra azul, el granito o el mármol con una ornamentación contenida. El resultado fue una arquitectura moderna y racional, donde la luz, la proporción y la funcionalidad reemplazaron al ornamento exuberante, marcando así el punto final de su evolución artística y el inicio de una nueva era estética en Bélgica.

Los orígenes del “Palacio de las Artes” 

Palais des Beaux-Arts
Palais des Beaux-Arts proyectado por Alphonse Balat en la Rue de la Régence (1926)

La idea de erigir en Bruselas un “templo dedicado a la música y las artes plásticas” surgió con fuerza en los albores del siglo XX, impulsada por la realeza belga y la élite cultural. Ya en el siglo XIX se pensó en un edificio para grandes conciertos y exposiciones de arte; en 1874 se inauguró el Palais des Beaux-Arts proyectado por Alphonse Balat en la Rue de la Régence, pero pronto fue ocupado por colecciones artísticas y dejó de cumplir su función original. 

BOZAR
Vista de la planta inferior, donde Horta organizó una red de salas y pasillos subterráneos

Varias ubicaciones fueron propuestas en vano, hasta que en 1913 el rey Alberto I y la reina Isabel expresaron al alcalde Adolphe Max su deseo de tener en la ciudad un “Palacio de las Artes” digno de la capital belga. Ese mismo año, el arquitecto François Malfait presentó un diseño de estilo clásico para un complejo en la recién trazada Rue Ravenstein, pero la I Guerra Mundial detuvo las obras. 

Escalera de acceso a uno de los niveles inferiores

Terminada la contienda, el proyecto volvió a cobrar vida en 1919 bajo el auspicio del ministro Édouard Anseele y del influyente senador socialista Émile Vinck. Vinck, conocedor de la obra de Victor Horta, invitó al arquitecto a asumir la dirección del nuevo “Palacio de las Artes”, desechando así la propuesta del arquitecto público Georges Hano. La ciudad cedió generosamente un terreno irregular entre la Rue Royale, la Rue Ravenstein, la Rue Terarken y la Rue de la Bibliothèque (hoy Rue Baron Horta).

Rue Baron Horta
Rue Baron Horta. Fuente "Najade", obra del escultor Jacques Marin (c. 1920)

En 1920, el gobierno solicitó al Parlamento fondos para la obra, pero la crisis económica de posguerra llevó al Senado a recortar el crédito a 100.000 francos. Finalmente, el propio Émile Vinck promovió la creación de una asociación privada, combinando apoyo público y privado para financiar la construcción. En abril de 1922, la nueva sociedad —presidida por el burgomaestre Adolphe Max, con miembros como el banquero melómano Henry Le Bœuf y el propio Vinck— dio luz verde al inicio de las obras.

Victor Horta y el estilo Art Déco


Pabellón Belga de la Exposición Internacional de Artes Decorativas de París (1925)

Victor Horta (1861-1947), célebre creador belga del Art Nouveau, afrontó este ambicioso encargo con una visión moderna. Después de la guerra su estilo derivó hacia formas geométricas que anticipan el Art Déco: ya lo había demostrado en 1925 en el Pabellón Belga de la Exposición Internacional de Artes Decorativas de París, donde utilizó un lenguaje abstracto inspirador (con ecos de Frank Lloyd Wright y hasta de arquitectura minoica o maya).

Palais des Beaux-Arts
Este complejo de salas de exposiciones y conciertos fue diseñado por el arquitecto Victor Horta

En el Palais des Beaux-Arts también introdujo esa ornamentación geométrica en las fachadas, combinándola con elementos clásicos como las imponentes columnas dóricas de la rotonda de entrada. Aunque fue criticado por los arquitectos de vanguardia —que veían sus formas como tradicionales—, la modernidad del proyecto se percibe en su programa mixto y en los materiales elegidos.

Acceso a las plantas inferiores donde se encuentran las salas de conciertos

Horta concibió el edificio como una “Ciudad de las Artes” en miniatura: un complejo cultural con dos grandes áreas complementarias. Por un lado, diseñó un centro de espectáculos con una gran sala de conciertos, una sala de música de cámara y una sala de proyecciones cinematográficas. Por otro lado, destinó la mitad del edificio a un centro de exposiciones artísticas con varias salas: una sala para escultura monumental, dos circuitos expositivos amplios para pintura y escultura, un circuito menor para fotografía y una gran sala para las artes decorativas.

Palais des Beaux-Arts
Eje de circulación interior que conecta las principales salas de conciertos del Palais des Beaux-Arts

A todo ello sumó oficinas, restaurantes, espacios de recepción y comercios integrados en la fachada. Esta estructura de música y exposiciones plásticas era inédita en Europa, semejante en cierto modo a los centros culturales utópicos de la época, y reflejaba la idea de un lugar donde las diferentes artes convergieran con una cierta dimensión social.

Desafíos de diseño para Victor Horta


Los niveles son casi invisible gracias a las numerosas salas subterráneas

El emplazamiento en el Mont des Arts presentaba retos colosales. El solar de forma irregular tenía unos 8.000 m² y una pendiente pronunciada entre la calle más alta de la Rue Royale y la más baja de la Rue Terarken. Justo a media altura se cruzaba con la nueva Rue Ravenstein (construida sobre una plataforma de hormigón entre 1911 y 1913), de modo que el edificio debía articularse en tres niveles diferentes

Espacios de descanso que rodean la Gran Sala de Conciertos

Además, la normativa urbanística imponía una serie de límites: había una servidumbre visual que protegía la vista desde el Palacio Real hacia el barrio bajo, lo que prohibía cualquier construcción que superara su altura. Por si fuera poco, el Ayuntamiento exigió que se habilitaran locales comerciales a lo largo de la Rue Ravenstein, para dinamizar aquel sector aún poco desarrollado y obtener a cambio renta por los arrendamientos.

Puerta de entrada con vidriera de diseño geométrico al Salón Real

Horta resolvió este panorama con gran ingenio: desarrolló cinco versiones del proyecto entre 1919 y 1922, siempre acomodando el complejo a la topografía. El edificio explotaba al máximo las cotas del terreno: preveía nada menos que seis entradas diferentes en distintos niveles (Rue Terarken, Rue de la Bibliothèque, Rue Villa Hermosa, Rue Ravenstein y Rue Royale). Las entradas principales, de carácter monumental, se ubicarían en la Rue Ravenstein y la Rue Royale, cada una enmarcada por un pórtico tetrástilo de columnas dóricas

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El Salón Real estaba reservado originalmente para la familia real y personalidades invitadas

En el interior, un gran eje de circulación conectaba esas entradas entre sí, recorriendo todos los circuitos de exposición y pasando junto a la sala de conciertos. De este modo, Horta logró integrar armoniosamente el edificio en una geografía compleja, como una “Ciudad de las Artes” escalonada en la ladera. Aun así, hubo concesiones: un gran vestíbulo real comunicaba la entrada de honor con el Palco Real.

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Palco Real, situado frente al escenario, símbolo del esplendor y la elegancia del auditorio

Como anécdota, se proyectó incluso una pequeña entrada privada para el monarca, que daba acceso al Salón Real y al Palco Real frente al escenario. El resultado fue una silueta masiva, pero sin exceder las alturas límites: las fachadas conservaban la elegancia neoclásica dominante en el barrio del Palacio Real, enriquecida con elementos decorativos Art Déco. La planta intermedia, accesible desde la Rue Ravenstein, alberga la entrada principal y el gran vestíbulo que distribuye el flujo de visitantes hacia las distintas salas del Palais des Beaux-Arts.

Bozar
Gran vestíbulo de acceso por la Rue Ravenstein

En este espacio se colocó en 1936 el monumento a Henry Le Bœuf, decorado con dos figuras de bronce esculpido por Victor Rousseau, como homenaje al impulsor de la institución. Este hall monumental, concebido como un punto de encuentro entre las artes y el público, se mantiene de acceso libre, fiel al espíritu democrático que inspiró a Horta y a los fundadores del edificio.

Gran Sala de Conciertos


BOZAR
Vista del escenario y el órgano de la Gran Sala de Conciertos de BOZAR

La Gran Sala de Conciertos (aprox. 1.200 m²), con su planta ovalada, su acústica cuidadosamente estudiada y sus planos inclinados, fue diseñada con una capacidad para 2.200 espectadores e inaugurada en 1929. Horta la concibió muy abierta y escultórica, respondiendo a exigencias económicas —una cantidad mínima de espectadores para cubrir costos— y artísticas —que el público rodeara al intérprete, según deseaba el violinista Eugène Ysaÿe—. 

Gran Sala de Conciertos
Interior de la Gran Sala de Conciertos, concebida por Horta como un espacio envolvente

Ocupaba la mitad sur y toda la altura del edificio, con una escalera cuadrada al norte, y fue bautizada como Salle Henry Le Bœuf en honor al mecenas que impulsó el proyecto. Su forma ovoide se articulaba en una platea y tres niveles de graderíos (balcón, palcos y galería), presididos en el centro por el Palco Real. El techo abovedado, con una parte central acristalada y calada decorativamente, contribuía tanto a la luminosidad como a la calidad acústica.

Busto de Victor Horta (1950)
Busto de Victor Horta obra de Adolphe Wansart, en el vestíbulo de la Gran Sala de Conciertos (1950)

El gran órgano, instalado por la firma J. Stevens de Duffel, completaba la majestuosa composición del escenario. En 1976, la sala fue remodelada por los arquitectos E. de Felici y R. Delers, que actualizaron su estructura sin alterar su carácter original. Alrededor del auditorio, amplios pasillos de circulación con planos inclinados facilitaban el acceso a los diferentes niveles. En el vestíbulo de la sala principal de conciertos se erigió, en 1950, el monumento a Victor Horta, con un busto esculpido por Adolphe Wansart, como homenaje al genio que concibió este emblemático espacio del arte y la música en Bruselas.

Sala de Esculturas: el espacio expositivo de BOZAR 

Hall Horta
Gran bóveda de cristal del Hall Horta, antigua Sala de Esculturas del Palais des Beaux-Arts

La Sala de Esculturas fue uno de los espacios más impresionantes del Palais des Beaux-Arts. Concebida por Horta como una sala de cinco naves y dos niveles, estaba cubierta por una gran bóveda de cristal sostenida por una estructura de hormigón armado, lo que permitía una iluminación natural tamizada y una sensación de amplitud monumental. Su destino original era acoger las obras de escultura de gran formato, integrando la luz, la escala y el movimiento del visitante en una experiencia arquitectónica única. 

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Las exposiciones siguen siendo uno de las principales actividades de BOZAR

Apenas dos semanas después de la inauguración del edificio, el 18 de mayo de 1928, la sala de alrededor de 1.900 m² fue estrenada por los Ballets Rusos de Sergei Diaghilev con una representación de La Sílfide, un acontecimiento que subrayó la versatilidad del espacio. Poco después, tras la exposición dedicada al escultor Antoine Bourdelle, la gran sala dejó de utilizarse para exhibiciones de escultura monumental y comenzó a acoger eventos culturales y sociales de todo tipo. 

Una amplia escalera y un atrio columnado conecta con las salas expositivas

Desde el célebre Banquete Ensor durante la inauguración de su exposición el 10 de febrero de 1929, hasta fastuosos salones del automóvil organizados por General Motors, que transformaron el recinto en un escenario de modernidad y prestigio. Entre 1969 y 1971, el espacio experimentó una profunda transformación bajo la dirección del arquitecto Lucien Baucher, que lo convirtió en una sala de exposiciones polivalente

BOZAR
Sala con columnas del actual espacio expositivo, antiguas salas de Arte

Para ello, instaló un podio metálico desmontable y un sistema de galerías y pasarelas que conectaban con una amplia escalera hacia las tres salas de Arte Monumental, mientras que la planta superior quedaba flanqueada por la Gran Galería. Esta remodelación, pensada para adaptarse a las nuevas formas de arte contemporáneo, modificó profundamente la percepción del volumen original, pero mantuvo el carácter dinámico y escénico que Horta había concebido desde el principio: un espacio vivo, capaz de transformarse al ritmo de las artes y de la ciudad. 

BOZAR
Algunas de las barandillas interiores son originales de 1928 y muestran el estilo Art Déco

Desde el comienzo, Horta se inspiró en la idea de una asociación de entidades artísticas. Cada arte (música, pintura, escultura, arquitectura, artes decorativas) tendría su espacio propio y hasta su entrada particular. Esta visión multifuncional dotaba al Palais des Beaux-Arts de Bruselas de un carácter único: no era solo un museo ni solo un teatro, sino un híbrido de centro cultural en el que artes plásticas y artes escénicas convivían bajo el mismo techo.

Evolución del proyecto


Victor Horta diseñó los planos del Palacio de Bellas Artes poco después de la I Guerra Mundial

Tras firmar el contrato con el Ministerio de Obras Públicas en noviembre de 1919, Horta presentó los primeros planos y los fue perfeccionando durante el permiso de obra. Inicialmente, propuso en la Rue Ravenstein un acceso triangular de gran amplitud, pero el Ayuntamiento rechazó en 1920 esa solución por razones urbanísticas. En respuesta, Horta dividió la entrada monumental en dos accesos menores: uno en la Rue de la Bibliothèque para las salas de exposición y otro en la Rue Ravenstein para la sala de conciertos.

Las obras del Palais des Beaux-Arts de Bruselas comenzaron a principios de 1923

En esa tercera versión del proyecto quedó más clara la estructura bipolar del edificio: la sala de conciertos, que antes era central, se movió hacia la esquina noreste, mientras que la Sala de Esculturas quedaba junto a ella, separada por un gran vestíbulo. Durante la construcción hubo varias tensiones. En 1923, al empezar las obras, el industrial Armand Blaton (encargado del edificio) insistió en que toda la estructura se hiciera con hormigón armado, a diferencia de lo previsto por Horta que pensaba en utilizar acero en la sala de conciertos. 

Monumento a Henry Le Bœuf
Monumento a Henry Le Bœuf, con dos figuras de bronce esculpidas por Victor Rousseau en 1936

Horta cedió y aprovechó el cambio para rediseñar por completo el auditorio. Este conflicto fue solo una de las decisiones críticas durante el proceso: el mecenas Henry Le Bœuf, desde 1921, exigió estudios comparativos de acústica basados en salas europeas y pidió la opinión de expertos (finalmente el francés Gustave Lyon dio su visto bueno en 1925). También hubo disputas con el Senado por los sobrecostes: la obra se estimó finalmente en 25 millones de francos

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La antigua Sala de Esculturas se ha convertido en el Hall Horta

Horta negoció su honorario varias veces, invocando el enorme desafío técnico que tuvo que afrontar (acondicionamiento de cimientos, contención del terreno y de las construcciones vecinas, drenaje de aguas pluviales, etc.). A pesar de las previsiones iniciales de terminar en 1920, la construcción tardó 7 años desde la obtención del permiso hasta la finalización de la sala de conciertos, debido precisamente a estas complejidades del terreno inclinado.

Materiales y decoración Art Déco


BOZAR: El Palais des Beaux-Arts
Juego de volúmenes y relieves simétricos que aportan ritmo y sobriedad al conjunto exterior

La elección de materiales fue otra revolución. Horta apostó por el hormigón para la estructura. Inicialmente, quería dejarlo a la vista para mostrar su “honestidad”, emulando su propia práctica en el Art Nouveau de no ocultar los materiales. Una audacia para los años 20, pues la mayoría de los arquitectos modernistas revestían sus muros con estuco para ocultarlo. Sin embargo, las imperfecciones del hormigón de entonces lo llevaron a recubrir las fachadas con un fino enlucido blanco, lo que disimuló el gris original.

Interiores sobrios y refinados donde luce con maestría el parqué de madera en espiga

En el interior sí se utilizaron acabados de forma más lujosa. Horta pintó las salas con tonos ocres y dorados (colores que hoy prácticamente han desaparecido), armonizados con los suelos de mármol en la Sala de Esculturas, en el Salón Real y en los pasillos del palco; con parqué de madera en espiga en las salas de exposiciones; e incluso con una combinación de granito y resina imitación mármol en las rampas y pasillos de la sala de conciertos. 

Diseño geométrico
Vidriera de diseño geométrico Art Déco

Todos estos detalles ornamentales, junto a las esculturas y pinturas que se incorporaron después, daban al Palais des Beaux-Arts de Bruselas un ambiente rico y acogedor, demostrando la intención de Horta de integrar la arquitectura y la decoración en una experiencia unificada. La fachada principal de la Rue Ravenstein (tras varios cambios de proyecto) terminó mostrándose en estilo Art Déco sobrio: vanos rectangulares regulares, algunos bajorrelieves geométricos y las elegantes columnas dóricas que flanquean la entrada mayor y que comunican con la columnata curvada del vestíbulo interior.

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Horta cambió las líneas onduladas del Art Nouveau por las líneas geométricas del Art Déco

El conjunto conserva la simetría y majestuosidad que se esperaba en aquel entorno señorial, pero aporta modernidad en el uso del espacio y de la luz cenital (a través de los patios interiores) en las salas de exhibición. En suma, el Palais des Beaux-Arts se convirtió en un claro ejemplo del Art Déco en Bruselas, aun bajo la firma de un arquitecto famoso por el Art Nouveau; su geometría estricta y su monumentalidad elegante anunciaban la arquitectura moderna inmediata mientras rendían homenaje a la tradición clásica de la ciudad.

La Rotonda monumental


BOZAR
Este espacio se ha transformado en la actual Rotonde Suzanne Bertouille

En el extremo de la fachada, sobre la entrada principal, Victor Horta concibió una de las piezas más elegantes y emblemáticas del Palais des Beaux-Arts: la Rotonda monumental. Diseñada inicialmente como salón de té, fue pensada como un espacio de descanso y sociabilidad, donde el público pudiera prolongar su experiencia artística en un ambiente refinado. Su perímetro circular, marcado por una sucesión de columnas adosadas, crea un efecto rítmico que acompaña las escaleras curvas situadas a ambos lados de la entrada. 

BOZAR
Este espacio circular iluminado por un gran ventanal fue concebido como salón de descanso

El conjunto está rematado con un techo imponente de ocho metros de altura y una gran lámpara de araña central, que inunda de luz y elegancia el espacio. En la actualidad, la Rotonda Suzanne Bertouille se utiliza como salón para banquetes, permitiendo celebrar eventos y recepciones en uno de los espacios más distinguidos concebidos por Horta en el Palais des Beaux-Arts. 

BOZAR
La rotonda del extremo izquierdo de la fachada, sirve de entrada a BOZAR

La fachada exterior, de composición alargada y ligeramente angular, está decorada con una ornamentación geométrica basada en patrones simétricos y en la acentuación del relieve, elementos característicos del lenguaje decorativo de Horta en su etapa final. El equilibrio entre la sobriedad y la monumentalidad se refuerza por la disposición arquitectónica: la fachada luce una rotonda esquinera en el extremo izquierdo y una torre angular cuadrada en el extremo derecho, que enmarca la fachada del edificio. 

BOZAR: El Palais des Beaux-Arts
Detalles geométricos de la fachada en piedra azul, ejemplo Art Déco de Victor Horta

El revestimiento de piedra azul de gran tamaño, cuidadosamente labrada, confiere al conjunto un aire solemne y robusto, mientras que el granito, utilizado con discreción en los marcos de las ventanas y en los alféizares de la planta superior, añade un matiz de refinamiento. En la rotonda, el uso de granito pulido, flanqueado por pesadas pilastras y dividido en tres tramos verticales, subraya la idea de orden y equilibrio que impregna todo el edificio.

El Palais des Beaux-Arts abre sus puertas y evoluciona


La reina Isabel y el rey Alberto I en el Palais des Beaux-Arts de Bruselas

Pese a los retrasos, el Palais des Beaux-Arts se inauguró oficialmente el 4 de mayo de 1928, en presencia de la familia real y numerosos dignatarios. Desde entonces, cobró rápido prestigio internacional como foro cultural de primer orden. El complejo funcionó durante décadas con esa doble misión artística: por un lado, se ofrecían conciertos sinfónicos y recitales en sus auditorios; por otro, se organizaban grandes exposiciones de pintura, escultura, artes aplicadas y fotografía en sus salas dedicadas. 

Art Déco Bruselas
Lámpara de techo con diseño geométrico que evoca las líneas del estilo Art Déco

El propio Henry Le Bœuf, administrador delegado de la sociedad gestora, aseguraba llevar una programación ambiciosa y variada. A mediados del siglo XX, el Palais des Beaux-Arts de Bruselas sufrió transformaciones importantes. Entre 1956 y 1959, Constantin Brodzki y Corneille Hannoset adaptaron el antiguo Studio en una sala de proyección de cine con el nombre Cinématek, con graderíos inclinados y cabina de proyección adaptada al color. 

Palais des Beaux-Arts
Entrada con diseño geométrico en la Rue Baron Horta

Más tarde, en 1962, se creó formalmente el Museo del Cine (Congrès du Cinéma), que en 1967 ocupó la gran Sala de Artes Decorativas. Este museo contaba inicialmente con una sala de cine (ampliada a dos en 1982) y disponía incluso de una entrada propia en la Rue Baron Horta. La adaptación cinematográfica supuso una ruptura con la concepción original de Horta: se desmontaron los decorados de la Sala de Artes Decorativas para instalar la exposición permanente del museo. 

Bruselas
Motivos lineales y ángulos marcados en la fachada de la Rue Baron Horta

El proyecto ganador, de los arquitectos Lucien Jacques Baucher, Michel Draps y Marc Libois, propuso en 1971 la construcción de un “foro” modular en la Sala de Esculturas, con estructura tubular de acero y asientos móviles. Este foro, instalado a partir de 1969, se convirtió en un espacio polivalente de menor tamaño (uso de madera y metal tubular similar al Centre Pompidou de París) que alojó debates, performances y conciertos improvisados. 

BOZAR
Este guardarropa con reminiscencias antiguas nos recuerda el uso de sombreros y bastón

Sin embargo, su colocación fragmentó la volumetría original del pabellón de Horta, tapando gran parte de la sala. Con el tiempo, la multiplicidad de asociaciones culturales que trabajaban dentro del Palais des Beaux-Arts de Bruselas llevó a una excesiva compartimentación interna: para mediados de los 90 ya eran evidentes filtraciones de agua, lejanía entre espacios y deterioro del patrimonio original.

El renacimiento de Bozar 

Exposiciones
Interior de una exposición en BOZAR

Ante las dificultades financieras y de gestión, el Palais des Beaux-Arts de Bruselas pasó a depender del Estado belga a partir de 1971. En 1984 la gestión se convirtió en organismo público y en 1999 el complejo adoptó formalmente la denominación BOZAR (abreviatura fonética de Beaux-Arts). A partir de 2004 se emprendió un ambicioso plan de restauración dirigido por la arquitecta Barbara Van der Wee, con el objetivo de recomponer los espacios originales de 1928 y al mismo tiempo actualizar el edificio a las normas actuales. 

BOZAR
Techo sinuoso con domo central y moldura luminosa que resalta la amplitud del auditorio

Así, el «foro» añadido en la Sala de Esculturas fue desmantelado, recuperando su volumen de crucero. Se trasladaron las oficinas (incluida la Cinemateca) fuera del edificio principal, liberando toda el ala este. En el remodelado, la Sala de Artes Decorativas volvió a ser una sala diáfana con sus columnas vistas y se añadieron dos salas de cine subterráneas

Sala de Conciertos
Vista del auditorio con sus niveles escalonados y el emblemático Palco Real frente al escenario

Otros trabajos incluyeron la restauración de los dos circuitos expositivos de Horta (los recorridos por la Rue Ravenstein y por la Rue Royale). Se integró la luz natural en techo y sistemas de climatización invisibles para adaptarlos a exigencias museísticas. El nivel comercial de la Rue Ravenstein fue ocupado por el Café Victor, un moderno café cultural proyectado por Robbrecht & Daem, devolviendo al lugar su vocación social original. 

BOZAR
El Palacio de Bellas Artes es el único testimonio importante del último periodo de Horta

Se repintó la rotonda cercana a la entrada de la Rue Royale en sus tonos ocres originales, y se recuperaron los techos planos de las alas a lo largo de la Rue Ravenstein y Baron Horta (que Horta concibió como salas al aire libre). Gracias a estas intervenciones, hoy el Bozar luce en gran medida la visión de Horta: la monumental circulación central que atraviesa el edificio y une las exposiciones con los conciertos.

BOZAR
Escalera de acceso a la actual Rotonde Suzanne Bertouille

Los materiales originales (columnas de mármol, escalones de piedra) se han restaurado, y la riqueza de los espacios interiores ha quedado de nuevo a la vista. El “Palacio de las Artes” de Horta se mantiene como un referente del Art Déco belga, mientras sirve de escenario cultural completo donde conviven conciertos, exposiciones y conferencias, exactamente como sus promotores imaginaron hace más de un siglo.

Más información: BOZAR. Dirección: Rue Ravenstein 23, 1000 Bruselas. Teléfono: +32 (0)250 78 430. Web: BOZAR.

Comer en Bozar Café Victor


Bozar Café Victor
Interior del Bozar Café Victor

En la planta baja del Palais des Beaux-Arts, se encuentra el Bozar Café Victor, un espacio donde el arte, la arquitectura y la gastronomía dialogan con naturalidad. Este café-restaurante ocupa el local de la antigua librería del Palais des Beaux-Arts, transformado por los prestigiosos arquitectos Robbrecht & Daem, especialistas en intervenir con respeto en edificios históricos. Lejos de considerar las limitaciones de un monumento protegido como un obstáculo, los arquitectos las interpretaron como un punto de partida para crear un entorno en perfecta sintonía con la obra de Victor Horta

Bruselas
Elegancia en negro, verde y dorado que evoca la sofisticación Art Déco

El resultado es un universo arquitectónico íntimo y moderno, donde cada detalle remite a la estética original del edificio. El interior combina materiales nobles y referencias directas al lenguaje de Horta: el granito verde y los asientos de cuero evocan el linóleo y el granito que el maestro integró en los pasillos del Palais des Beaux-Arts. En el suelo, los círculos de granito reproducen un pequeño planetario simbólico de amaneceres y atardeceres, mientras las lámparas redondas, los espejos circulares y las mesas grabadas en latón con motivos de instrumentos musicales convierten cada detalle en una obra de arte funcional.

Bozar Café Victor
Ensalada César con pollo de granja cocinado a baja temperatura (26’2 €)

El Café Victor es hoy un vibrante punto de encuentro en el corazón de Bruselas, frecuentado tanto por visitantes de exposiciones y conciertos como por quienes buscan disfrutar de una pausa gastronómica en un entorno excepcional. Dispone de un acogedor comedor interior y de una terraza a pie de calle, donde tuve ocasión de degustar una ensalada César con pollo de granja cocinado a baja temperatura (26,20 €). Bozar Café Victor prolonga el espíritu del Palais des Beaux-Arts: un lugar donde las artes —plásticas, escénicas y culinarias— se viven también a través de los sentidos.

Más información: Bozar Café Victor. Dirección: Rue Ravenstein 23, 1000 Bruselas. Teléfono: +32 (0) 22 131 919. Web: Bozar Café Victor.   

Toda la información generada en redes sociales durante mi viaje a Bruselas, puede consultarse a través del hashtag #PDBruselas

Qué más ver cerca

A poco más de dos kilómetros se encuentra otro icono del diseño y la arquitectura de los años 30: el edificio Flagey, la “fábrica del sonido” de Bruselas. Este edificio Art Déco, originalmente sede del Instituto Nacional Belga de Radiodifusión (INR), sobresale por su fachada de ladrillo amarillo y sus estudios diseñados con precisión técnica para la radiodifusión.

Flagey, la Fábrica del Sonido Art Déco de Bruselas

Flagey, la Fábrica del Sonido
El edificio Flagey, antigua sede del Instituto Nacional Belga de Radiodifusión

Para los entusiastas de la arquitectura y el diseño, Bruselas es un tesoro de sorpresas; algunas muy poco conocidas como el edificio Flagey. Originalmente concebido como el Instituto Nacional Belga de Radiodifusión (INR), la Maison de la Radio, en el vibrante barrio de Ixelles, se erige un emblemático edificio que representa un hito en la historia de la radiodifusión y un icono indiscutible del estilo Art Déco.

Una respuesta a la expansión de la radio


Instituto Nacional Belga de Radiodifusión (INR)
Instituto Nacional Belga de Radiodifusión (INR) y la Iglesia de la Santa Cruz

A comienzos de los años 30, la radiodifusión belga entró en una nueva fase: la duplicación de las horas de emisión obligó al INR a replantearse su infraestructura. Tras asumir las instalaciones de S.A. Radio Belgique en Bruselas y Velthem, la institución necesitó un centro especialmente diseñado, aislado y equipado para dar respuesta a una actividad que crecía de forma exponencial. 

Joseph Diongre
Diseño de Joseph Diongre para el vestíbulo de entrada (1933)

La construcción de un edificio capaz de acoger un servicio moderno de radiodifusión se volvió urgente: no bastaban locales prestados, ni soluciones provisionales. El gobierno convocó un concurso internacional en 1933 para levantar la “Maison de la Radio” (Casa de la Radio), un proyecto que uniera innovación técnica y un diseño representativo para una era pionera.

Joseph Diongre y la “Fábrica del sonido”


Fábrica del Sonido
El edificio combinaba una impecable funcionalidad acústica con un estilo sobrio y monumental

Tras ganar el concurso público, el arquitecto Joseph Diongre (1878-1963), de Uccle, —con asesoramiento técnico de Raymond Braillard y F. Mortiaux— fue encargado de trazar los planos de un edificio que integrara investigación arquitectónica y exigencias acústicas y técnicas. El resultado combinó delicadeza decorativa, elección de materiales y mobiliario adaptado, caracterizado por la sobriedad, líneas limpias y elegancia funcional del Art Déco.

Flagey
En el vestíbulo de entrada se encuentra la escalera de acceso a las oficinas

Las soluciones técnicas también fueron revolucionarias para ofrecer una calidad acústica sin precedentes: por eso pronto se le apodó la “Fábrica del sonido”. La construcción de Joseph Diongre en la Place Eugène Flagey comenzó el 7 de junio de 1935 y se completó en septiembre de 1938.

Un diseño innovador para una era pionera


Flagey
Desde la Place Flagey, Flagey evoca la proa de un gran barco

El mejor modo de describir Flagey es imaginar un transatlántico en medio de la ciudad. Esta comparación no es casual; los espacios de circulación internos, con sus paneles de madera y finas luminarias tubulares, evocan los lujosos pasillos de los grandes barcos de la época. Y la solución visual de neones en los techos para indicar el sentido del recorrido, un guiño de modernidad.

Flagey
La piedra azul adorna la planta baja y enmarca las entradas principales y ventanales

La fachada alterna ladrillo amarillo tipo Venloo y piedra azul en la planta baja, con un marcado ritmo horizontal producto de franjas completas y bandas acristaladas. La torre esquinera escalonada con cuatro niveles circulares de tamaño decreciente, estaba concebida para integrar la antena de la incipiente televisión y contribuir a la imagen monumental del conjunto.

Maison de la Radio
Imagen antigua del Instituto Nacional Belga de Radiodifusión (INR)

El edificio se eleva con seis niveles en la Place Sainte-Croix y siete hacia la Place Flagey. La planta baja estaba rematada por una marquesina de hormigón y ladrillos de vidrio. Contaba con dos entradas principales: una pública hacia la Place Sainte-Croix, iluminada por tres grandes tramos enmarcados en piedra azul, y otra administrativa hacia la Place Flagey, distinguida por un mirador redondeado que abarcaba toda la altura de la fachada.

Instituto Nacional Belga de Radiodifusión (INR)
Grabación de un radioteatro en el Instituto Nacional Belga de Radiodifusión

El proyecto integró avances técnicos inéditos en Bélgica. La funcionalidad fue el alma del diseño. Su planta se organizó en torno a dos torres acústicas independientes, núcleo del complejo, que estaban unidas por pasillos diseñados para minimizar vibraciones y donde se distribuyeron doce estudios de grabación diseñados con proporciones trapezoidales (5:2:3) consideradas óptimas para la acústica.

Maison de la Radio
Estudio para transmisiones habladas (1949)

Estas salas, que variaban en tamaño, podían acoger desde 20 hasta 500 personas, gracias al profundo estudio técnico realizado. Las paredes de ladrillo, de hasta 1,25 metros de grosor, y las “zonas de silencio” actuaban como barreras para impedir que el sonido viajara de un estudio a otro. Los estudios estaban aislados con complejos sistemas de amortiguación, y las salas de control se situaban estratégicamente para optimizar el trabajo técnico.

Instituto Nacional Belga de Radiodifusión (INR)
Vestíbulo y entrada a los estudios del Instituto Nacional Belga de Radiodifusión (c. 1950)

Se usaron materiales absorbentes (alfombras, cortinas, paneles de fibra, y —en la época— amianto y corcho) y técnicas de aislamiento vibratorio (bloques de corcho bajo los forjados, juntas elásticas, etc.). Los técnicos hicieron miles de experimentos (las cifras hablan de unas 40.000 pruebas de laboratorio) para calibrar resonancias, ecos y absorciones.

La decoración y el diseño de interiores


Joseph Diongre
Oficina del director, amueblada con muebles originales Art Déco de la década de 1930

El interior del Flagey es un reflejo de la atención al detalle y la funcionalidad que caracterizó el proyecto de Diongre. El arquitecto no solo diseñó la estructura, sino también el mobiliario que la complementaría. La Oficina del director y el salón ejecutivo, por ejemplo, estaban amueblados con elegantes muebles de madera de estilo Art Déco. Para los músicos, se utilizaron sillas tubulares fabricadas en serie y atriles de estilo modernista.

Joseph Diongre
Proyecto de iluminación Sociedad de Electricidad y Mecánica (SEM)

Para las oficinas y áreas de servicio, Diongre encargó a la firma belga "Les Métaux Galler" muebles tubulares y elementos de acabado con líneas modernistas y, sobre todo, funcionales. La iluminación de los pasillos principales, con luces de neón en los techos que indicaban la dirección, era una obra maestra de diseño.

Estudio 4: la obra maestra sinfónica


Flagey
El Estudio 4 fue el auditorio sinfónico más grande del mundo

Un ejemplo de la excelencia técnica alcanzada fue el Estudio 4, el más grande del edificio y, en su momento, el auditorio de radio más grande del mundo con 15.000 m³, era la obra maestra de la Maison de la Radio. Estaba diseñado para albergar grandes orquestas sinfónicas (con o sin coros), y su acústica fue meticulosamente estudiada.

Instituto Nacional Belga de Radiodifusión (INR)
El órgano diseñado para el Estudio 4 fue inaugurado en 1940

Su equipamiento incluía varios micrófonos móviles suspendidos, dos balcones para técnicos y presentadores y —sobre todo— un órgano monumental fabricado por Maurice Delmotte. Este colosal instrumento contaba con cuatro teclados manuales, 95 registros y 8125 tubos, midiendo 20 m de largo por 12 m de alto (y entre 3 y 5 m de profundidad).

Studio 1
El sistema de 47 columnas hexagonales giratorias variaba la resonancia

También destacan soluciones tan ingeniosas como las 47 columnas hexagonales del Estudio 1 (0,80 m de diámetro y 4,5 m de alto), con caras de madera lacada y caras absorbentes de amianto, accionadas por motores para cambiar la resonancia en 35 segundos; y el uso de persianas y cortinas correderas en otros estudios para modular la acústica.

Funcionalidad y confort


Vintage
Postal comercial de las alfombras orientales de Vanderborght Frères

La instalación adoptó una arquitectura descentralizada: cada estudio disponía de su anexo técnico con equipos de transmisión, y la central se limitaba a establecer las conexiones (como una central telefónica). El sistema de aire acondicionado fue diseñado para ser silencioso: conductos separados por estudio, recubrimientos absorbentes y soluciones para evitar la transmisión de ruido a través de tuberías o cables. En oficinas y zonas administrativas se usaron revestimientos prácticos y elegantes: linóleo, paneles y alfombras instaladas por Établissements Vanderborght Frères.

Del deterioro al Renacimiento Cultural


Instituto Nacional Belga de Radiodifusión (INR)
Imagen antigua de la Central eléctrica expuesta en Flagey

Desde su inauguración en 1938, Flagey fue un centro audiovisual de excelencia que fue sede de radio, grabación y emisión de conciertos de música clásica, jazz y música contemporánea, y en 1953 fue testigo del nacimiento de la televisión belga. Durante más de tres décadas, fue un epicentro cultural y tecnológico que atrajo a músicos de renombre internacional.

Flagey
En el antiguo espacio de la Central eléctrica se ha instalado un comedor de empresa

Con el crecimiento televisivo se quedó pronto pequeño: la radio y la televisión se trasladaron en 1973 a la Cité de la Radiotélévision en Reyers. El edificio comenzó un período de deterioro y pasó a ocupaciones esporádicas, cerrando definitivamente en 1995. A pesar de haber sido protegido como monumento histórico en 1994, fue incluido en la lista de la UNESCO de los edificios más amenazados del mundo en 1997.

Flagey
La Sociedad Anónima Maison de la Radio Flagey emprendió una profunda restauración

Afortunadamente, en 1998, una iniciativa conjunta de los sectores público y privado, liderada por figuras como Robert Delville, Manfred Loeb y Piet Van Waeyenberge, logró adquirir el edificio a través de la Sociedad Anónima Maison de la Radio Flagey. Por primera vez en Bélgica, treinta empresas privadas se unieron para rescatar este patrimonio arquitectónico.

El nuevo Flagey: espacio cultural de referencia

Ixelles
Imagen antigua del Estudio 1

Bajo la dirección del estudio Samyn & Partners, se emprendió una importante campaña de rehabilitación y reestructuración del edificio del Instituto Nacional Belga de Radiodifusión, con el desafío principal de eliminar el amianto y adaptar el edificio a sus nuevas funciones, respetando rigurosamente el patrimonio arquitectónico y acústico.

Flagey
Patio de butacas del Estudio 1

El Estudio 4 fue ampliado con balcones para aumentar su capacidad, y se instalaron sistemas de iluminación, sonido e imagen de última generación. El Estudio 1 fue restaurado a su estado original, y otros estudios se transformaron en una sala de cine (Estudio 5) y un estudio de televisión (Estudio 6 para TV Brussels).

Bruselas
El vestíbulo presidido por el logo del Instituto Nacional Belga de Radiodifusión

En 2002, el edificio Flagey reabrió sus puertas. Hoy, es un importante centro cultural que acoge festivales de música, conciertos, películas, debates y una amplia gama de eventos. La zona de recepción se ha modernizado y ampliado. El Flagey ha recuperado su esplendor, ofreciendo un espacio cultural de primer nivel que mantiene el carácter y la majestuosidad de la obra original de Joseph Diongre, adaptándose a las exigencias del siglo XXI.


Más información: Flagey. Dirección: Place Sainte-Croix, 1050 Bruselas. Web: Flagey

Dónde comer: Le Variétés, sabor belga en clave Art Déco


Restaurante
Interior Art Déco del restaurante Le Variétés

En la planta baja del Flagey, junto a la Place Sainte-Croix, se encuentra Le Variétés, una brasserie-rotisserie que combina el encanto de la gastronomía belga con la elegancia del estilo Art Déco. Su terraza al aire libre invita a disfrutar de un café o una cerveza con vistas a la plaza, pero es en el interior donde la atmósfera cautiva por completo: paredes revestidas de madera de zebrano, mobiliario original de los años 30 y una luminosa sala en forma de “L” que se abre al bar y a la cocina.

Bruselas
Deliciosas croquetas de queso caseras de Le Variétés

La carta rinde homenaje a los clásicos de la cocina belga y a las especialidades de la casa, con mención especial para la carne a la brasa, verdadero emblema del lugar. Entre los entrantes destacan las deliciosas croquetas caseras rellenas de queso (15 €), que anticipan una experiencia culinaria reconfortante y sin artificios. El resultado es un espacio que, al igual que el propio edificio Flagey, mantiene intacto su espíritu original, ofreciendo al visitante una fusión perfecta de historia, diseño y sabor.

Más información: Le Variétés. Dirección: Place Sainte-Croix 4, 1050 Bruselas. Teléfono: +32 2 320 10 00. Horario: Diariamente de 12 a 14:30 y de 19 a 22:30 h. Web: Le Variétés

Toda la información generada en redes sociales durante mi viaje a Bruselas, puede consultarse a través del hashtag #PDBruselas

Qué más ver cerca

Si te apasiona el estilo arquitectónico y decorativo de los años 30, a solo 6,4 km encontrarás la Basílica Nacional del Sagrado Corazón de Koekelberg, el mayor templo Art Déco del mundo.

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