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Las bodegas Société son un mundo subterráneo que preserva un saber ancestral |
La visita a las Bodegas de Roquefort Société —conocidas en Francia como Caves Société— permite adentrarse en un mundo subterráneo donde descubro que el queso Roquefort nació de una herida en la tierra. Hace cerca de un millón de años, el macizo rocoso del Combalou se desplomó, creando un paisaje abrupto de rocas y fisuras sobre el pueblo de Roquefort-sur-Soulzon, en Aveyron.
Interior de una de las grutas recorridas durante la visita a las bodegas Société
Bajo ese caos geológico, surcado
por un laberinto de fallas y grutas
naturales, llamadas fleurines, se formó
un sistema que regula de forma natural la temperatura y la humedad, creando las
condiciones perfectas para que el Penicillium
roqueforti prospere y dé vida a un queso
mítico. El Roquefort es un titán de la gastronomía, un alimento nacido de
la tierra que ha resistido el paso de
los siglos, conservando intacto su carácter.
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Imagen antigua. Sala de expedición con mujeres trabajando en el envasado del Roquefort |
Su magia está hecha de ingredientes simples: leche cruda de oveja, cuajo, sal, una pizca de Penicillium roqueforti y el soplo de aire helado de las fleurines que ventilan las cuevas de afinado. Pero su verdadera esencia reside en el saber hacer de los hombres y mujeres que, desde tiempos remotos, trabajan en silencio bajo la frescura de las cuevas para transformar la materia prima en una joya culinaria.
La visita a las Caves Société®
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Imagen antigua. Vista panorámica de Roquefort-sur-Soulzon desde el macizo de Combalou |
El hombre ha sabido dialogar con la naturaleza, construyendo en este entorno salvaje las Bodegas de Roquefort, donde hoy se afina cada queso con la misma precisión artesanal de antaño. Algunas de estas cuevas, de origen medieval, están abiertas al público todo el año para desvelar los secretos de fabricación de este queso con AOP (Appellation d’Origine Protégée). Con más de 12.000 m² de galerías activas desde la Edad Media, las Caves Société son un lugar donde tradición y modernidad coexisten.
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Entrada a las cuevas donde se encuentra la billetería |
Cada año, más de 100.000 visitantes recorren las salas en las que el Roquefort sigue su lento proceso de maduración, en un escenario arquitectónico tan singular como el propio queso. La entrada a las cuevas y el punto de recepción (accueil) se encuentran bajo tierra. Para llegar al espacio donde se compran las entradas, es necesario bajar unas escaleras —aproximadamente la altura de un piso—, que conducen directamente al interior de la montaña. Este descenso marca el inicio del recorrido por el mundo subterráneo del Roquefort.
Sala de proyección 3D
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Descubre los orígenes de la formación de las Caves Société a través de una proyección 3D |
Con las entradas en mano, el recorrido comienza con un nuevo descenso hacia el corazón de las cuevas. Unas escaleras, equivalentes a la altura de un piso, nos conducen a la primera sala de la visita: un espacio de proyección 3D que explica cómo se formaron estas cuevas tras el derrumbe del Macizo del Combalou en la era cuaternaria, creando este ecosistema único. Entre imágenes impactantes y una narración envolvente, se muestra cómo nació este tesoro gastronómico.
La leyenda del Roquefort
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Imagen antigua. Pastoreo en los Causses: un pastor con sus ovejas, cuna de la leyenda del Roquefort |
Es imposible hablar del queso
Roquefort sin evocar la leyenda que acompaña a su origen. La historia nos transporta a tiempos lejanos, cuando los pastores
cuidaban sus rebaños en las laderas del Combalou. Cuenta la leyenda que un joven pastor, que cuidaba su rebaño
en el Combalou, embelesado por la imponente belleza de las rocas que se alzaban
ante sus ojos, decidió aventurarse entre las grietas y pasadizos de la montaña.
Imagen antigua. Ordeño a mano. Fotografía de la Société des caves de Roquefort
Fascinado por lo que veía, olvidó por completo su humilde comida en una cueva: un pedazo de pan de centeno y un pequeño queso elaborado con la leche de sus ovejas. Días después, el pastor regresó al mismo lugar para continuar con su exploración y encontró
su comida, tal y como la había dejado. Pero notó que algo había cambiado: el
queso, cubierto de la misma humedad y moho que el pan, mostraba un aspecto
inusual, con vetas azuladas y una textura untuosa. Intrigado, y también
hambriento, lo probó y lo que descubrió fue una delicia de sabor inigualable.
Un trozo de queso olvidado en una cueva, origen legendario del primer Roquefort
Con el tiempo, la leyenda adoptó tintes románticos: algunos dicen que el pastor, tras dejar en una cueva de la Roca de Combalou su pan de centeno y una cuajada de leche de oveja para protegerlos del calor, quedó hipnotizado por la visión de una hermosa joven, que pasaba por allí. La siguió sin descanso, caminando hasta perderla de vista. Cuando regresó, exhausto y hambriento, encontró su pan cubierto de mohos finos y la cuajada salpicada de vetas verdosas. La probó y descubrió, asombrado, que aquella humilde cuajada se había transformado en el primer Roquefort.
El interior subterráneo de las Caves Société
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Un gran mural nos sitúa los espacios que veremos durante la visita a Caves Société |
Al salir de la sala 3D, nos encontramos frente a una pared que revela un impresionante plano del edificio de las Caves Société. Este gran dibujo, como si fuera una vista en sección, permite apreciar la magnitud de la estructura subterránea. Podemos localizar los puntos exactos que recorreremos durante la visita y distinguir aquellas áreas no abiertas al público, donde se concentran los espacios de fabricación y las zonas técnicas. Este esquema ayuda a comprender que lo visible en el exterior es apenas una mínima parte de un universo subterráneo mucho más amplio.
Las fleurines, el aliento de la montaña
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Las fleurines son fisuras naturales formadas tras el derrumbe del macizo de Combalou |
Seguimos nuestra visita hasta el corazón de las Caves Roquefort Société, donde nos permiten asomarnos a una de esas grietas por donde la montaña “respira”. Descubrimos un fenómeno natural, tan discreto como esencial: las fleurines, el verdadero regulador del clima de las bodegas. A través de estas grietas o pequeños túneles, cuyo nombre proviene del occitano flarina —que significa “soplar”—, circula un aire fresco y constante, una especie de “ventilación” natural que airea las galerías y crea las condiciones perfectas para la formación del queso Roquefort.
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Las fleurines son conductos naturales que conectan el interior de la cueva con el exterior |
Cuando en el exterior hace mucho calor, el aire circula con mayor intensidad, manteniendo una temperatura constante en el interior. En invierno, en cambio, el flujo de aire se detiene porque no hay diferencia térmica entre el exterior y las galerías subterráneas. Para mantener el equilibrio perfecto, los maestros afinadores colocan puertas o compuertas frente a estos canales, regulando de manera artesanal tanto el flujo de aire como la temperatura, que oscila entre los 8 y los 19 °C según la época del año.
El arte de fabricar Roquefort
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Aquí podemos ver la ubicación de la sala de proyección en el laberinto de cuevas de Société |
Tras descubrir este fenómeno natural, el recorrido continúa hacia una sala de proyección donde se presenta, a través de un vídeo, el proceso de producción del Roquefort y la importancia de la leche de las ovejas y los ganaderos. A estas alturas de la visita seguimos en lo que podríamos llamar el nivel cero de la bodega. Las Caves Société se organizan en ocho niveles subterráneos, de los cuales cuatro están abiertos al público. Durante todo el año, la temperatura en el interior de las bodegas se mantiene entre los 8 y 10 °C, con una humedad constante cercana al 90 %, por lo que, sin importar la época del año en que se visite, se recomienda llevar una prenda de abrigo.
Ordeño mecánico de ovejas. Realizado por 1ª vez en Mas de Roquefort por la Société des Caves (1931)
En el vídeo seguimos el rastro de las ovejas
Lacaune, que siguen pastando desde hace
siglos en los Grands Causses, esas mesetas áridas y ondulantes del sur del
Macizo Central francés. La producción de Roquefort está íntimamente ligada al
ritmo de la naturaleza. La colecta de leche comienza en diciembre y se prolonga hasta finales de junio,
coincidiendo con el período de ordeño de las ovejas. El resto del año no hay
producción, ya que los rebaños entran en gestación y las bodegas de afinado
permanecen vacías.
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El mural muestra la superficie de las bodegas de afinado del Roquefort Société dentro de la montaña |
La zona de recolección de leche se extiende en un radio de 120 kilómetros alrededor de Roquefort-sur-Soulzon y abarca varios departamentos. El queso se fabrica en el departamento de Aveyron, pero su afinado se lleva a cabo exclusivamente en el pueblo de Roquefort-sur-Soulzon, lo que confiere a esta denominación su carácter único. Hoy existen siete marcas de Roquefort, y Société es la más grande, responsable de aproximadamente el 60 % de la producción total.
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Imagen antigua. Roquefort-sur-Soulzon. Recepción de leche. Société des Caves |
En la actualidad, la leche destinada a la elaboración del Roquefort Société procede de 18 granjas de ovejas situadas entre los departamentos del Tarn y del Aveyron, donde la raza Lacaune sigue siendo la gran protagonista y garante de la calidad de esta denominación de origen. El nombre de Lacaune proviene de un pequeño municipio del Tarn, y su linaje es fruto de la unión de varias razas locales (Camarés, Larzac, Lauraguaise…) que, desde 1902, dieron forma a esta estirpe resistente y lechera.
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Imagen antigua. Fabricación de quesos en la lechería de la Société des caves |
Durante el verano, cuando el calor abrasa el altiplano de Larzac, las ovejas solo pastan de madrugada, entre las 5:30 y las 8:30, antes de resguardarse. Su alimentación, compuesta en un 80 % por forrajes, cebada, colza o soja, asegura una leche de calidad excepcional. Cada oveja consume unos 3 kg de alimento al día, lo que supone entre 800 y 1.000 kg de materia seca al año. Una oveja puede dar entre uno y tres corderos y produce alrededor de 250 litros de leche al año, pero esta producción no es uniforme.
Un ‘pan’ de Roquefort requiere entre 11,5 y 14 litros de leche de oveja
Entre diciembre y junio, el
ordeño dura unos 180 a 200 días: en diciembre, cada oveja produce unos 3 litros
diarios, mientras que en junio apenas alcanza medio litro. Para elaborar un
solo “pan” de Roquefort se necesitan 12
litros de leche cruda y entera. En los inicios de la temporada se requieren
hasta 14 litros, pero al final, cuando la leche es más rica en grasa, solo
hacen falta 11,5 litros. Los quesos producidos al final de la campaña son más
grasos y, por su menor capacidad de conservación, se consumen antes.
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Con 5.000 litros de leche y 4 gramos de Penicillium se elaboran 400 Roqueforts |
Antes de comenzar la transformación, en las Caves Société se verifica cuidadosamente que la leche esté limpia y libre de bacterias, un requisito fundamental para garantizar la calidad del queso. Para fermentar 5.000 litros de leche, se añade una dosis de apenas 4 gramos de Penicillium roqueforti, el hongo esencial para el característico veteado azul del Roquefort. Esta cantidad es suficiente para producir unos 400 quesos, cada uno de aproximadamente 3 kilos. Los quesos se moldean en recipientes de 10 centímetros de altura por 20 centímetros de diámetro.
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Postales antiguas de Caves Société. Fabricación de quesos: moldeado (1950) y salado (1945) |
Una vez moldeado, el queso pasa por prensas que le dan su forma definitiva. A continuación, se procede a la salazón, aplicando alrededor de 100 gramos de sal en la superficie, y se somete a un proceso de picado: una fase crucial en la que se introducen agujas largas y finas que atraviesan el queso de arriba a abajo para facilitar la circulación del oxígeno en su interior, fundamental para el desarrollo del Penicillium y el característico veteado azul. Este proceso dura aproximadamente ocho días, tras los cuales los quesos se trasladan a las bodegas para iniciar la fase de afinado y maduración.
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En estas tablas de roble comienza la lenta transformación del queso en auténtico Roquefort |
La metamorfosis silenciosa se realiza sobre tablas de madera de roble y al abrigo de la piedra, y en pocos días los “panes” de queso se transforman poco a poco en Roquefort, guiados por el ojo experto del maestro afinador. Aún hoy, estos maestros queseros confían en los soplos naturales de las fleurines para regular la temperatura y la humedad de las galerías. No hay máquinas ni tecnología sofisticada que sustituyan esta sabiduría, perfeccionada a lo largo de generaciones. Son las manos expertas y la intuición humana las que deciden si se abre o se cierra una fleurine, sabiendo que ello determinará el carácter único del queso.
La Cave Reynes: la bodega de Roquefort más antigua
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Entramos en la bodega más antigua de Cave Société |
Tras el vídeo sobre la producción del Roquefort, la visita continúa ascendiendo un tramo de escaleras y atravesando un estrecho túnel de piedra, donde la humedad y el frescor se hacen más palpables, hasta alcanzar la Cave Reynes: la más antigua de todas las bodegas de Cave Société. Sus paredes de piedra cuentan siglos de historia. Aquí se comprende por qué el Roquefort ha conquistado un lugar de honor en la mesa francesa, ganándose el título de “Rey de los quesos”.
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La Cave Rue del nivel superior vacía de quesos Roquefort |
La Cave Reynes nos enseña que este queso no es solo un producto gastronómico, sino un verdadero patrimonio vivo que sigue evolucionando en cada afinado. Durante nuestra visita también nos adentramos en la Cave Rue, otra de las bodegas donde se madura el queso Roquefort. El nivel superior de una superficie en planta de 590 m², tiene 1.020 m² dedicados al afinado (en las estanterías) y una capacidad para 33.000 panes de Roquefort.
El afinado y la maduración
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Imagen antigua. Bodegas Roquefort Société. El Maestro afinador garantiza la calidad de los quesos |
El afinado es la clave del Roquefort. Cada cueva cuenta con su propio maestro afinador, que necesita más de 15 años de experiencia para conocerla a fondo. Su trabajo consiste en regular con precisión las corrientes de aire de las fleurines, jugando con la temperatura y la humedad. Basta un grado de diferencia para alterar todo el proceso. En las Caves Société, los panes de queso reposan sobre tablas de madera recubiertas de plástico, que ayudan a mantener la higrometría perfecta.
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Imagen antigua. Maduración de los quesos de Roquefort |
A lo largo de 14 a 25 días, el Penicillium roqueforti va obrando su magia en un ambiente estable de 12 °C. Cuando el maestro afinador considera que el moho azul ha alcanzado su punto justo de desarrollo, los quesos se envuelven cuidadosamente y pasan a cámaras frías para continuar su lenta maduración. Desde el momento en que se fabrica, cada Roquefort requiere al menos 90 días para alcanzar su plenitud.
El Penicillium roqueforti, el alma azul del queso
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En Caves Société cultivan sus propias cepas de Penicillium roqueforti |
Hablar del Roquefort sin mencionar el Penicillium roqueforti sería como hablar de vino sin mencionar las viñas. Este hongo, que florece de forma natural en las cuevas del Combalou, es el responsable de las vetas azul verdosas que atraviesan el queso Roquefort y de los sabores intensos y complejos que lo hacen inconfundible. En las Caves Société, se seleccionan y cultivan cuidadosamente cepas propias de Penicillium roqueforti, adaptadas al carácter de cada cueva.
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Placa de laboratorio que contiene un cultivo del hongo Penicillium roqueforti |
No existe un único Roquefort: cada afinado es una obra única porque cada cueva emplea una cepa distinta del hongo, lo que da lugar a matices de sabor y aroma. Durante la visita descubrimos que Société trabaja con tres cepas distintas de Penicillium roqueforti, cada una asociada a una de sus cuevas (Roquefort 1863, Cave des Templiers y Caves Baragnaudes), lo que da lugar a tres Roqueforts únicos.
Cave Rue
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La Cave Rue del nivel inferior llena de quesos Roquefort |
Tras recorrer la Cave Rue en el nivel +1, que en el momento de nuestra visita en junio, estaba vacía, descendemos hasta el nivel -1 de la misma bodega. Aquí, el ambiente cambia por completo: las estanterías están repletas de “panes” de Roquefort en distintas fases de afinado. Este segundo piso, con 700 m² de superficie en el suelo y 780 m² dedicados al afinado, tiene capacidad para unos 23.700 quesos de Roquefort, lo que da una idea de la magnitud de estas galerías.
Las Caves Société, una de las primeras sociedades de Francia
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Diplomas y exposiciones que reflejan el prestigio histórico de Société |
La historia de Société comienza en 1842, cuando quince afinadores decidieron unir fuerzas para hacer frente a los desafíos de la Revolución Industrial. Esta unión daría lugar a la Société Civile de Roquefort, una de las primeras sociedades fundadas en Francia. Con el tiempo, esta alianza permitió mejorar la producción, perfeccionar los métodos de fabricación y garantizar la prosperidad tanto de grandes como de pequeños ganaderos.
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Algunos de los logros de Étienne Coupiac que pueden verse en la sala de exposición |
En 1851, la empresa se formaliza y, en 1863, Étienne Coupiac, su visionario director —apodado “Coupiac el rojo”— registra la marca “SOCIÉTÉ®” con su icónico sello ovalado. Coupiac revolucionó el trabajo en las cuevas, introdujo innovaciones como la máquina picadora para perforar los quesos y una cepilladora mecánica, multiplicando la eficiencia sin renunciar a la calidad artesanal. El crecimiento fue imparable: en 1882, Société producía ya 1.560 toneladas de Roquefort, cifra que aumentaría aún más con la llegada del ferrocarril.
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Carteles publicitarios de Société del siglo XX |
A finales del siglo XIX, la marca se democratiza. Coupiac lo resumió así: “El queso Roquefort es el rey de los quesos; ahora que este producto, hasta ahora aristocrático, va a estar al alcance de todos, de reaccionario se vuelve republicano”. En 1890 se crea el primer laboratorio de control de calidad, impulsando avances técnicos como las zonas refrigeradas para optimizar los stocks. Este espíritu de innovación permitió a Société atravesar sin problemas los retos del siglo XX.
El Roquefort fue el primer queso en obtener la AOP
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Antiguos carteles publicitarios de Roquefort Société, testimonio de su legado centenario |
En 1925, bajo la dirección de Émile Masclet, Société obtuvo la Appellation d’Origine Contrôlée (AOC), Denominación de Origen Controlada, siendo el primer queso del mundo en recibir este reconocimiento. En 1996, este reconocimiento se consolidó en Europa con la Appellation d’Origine Protégée (AOP), Denominación de Origen Protegida, que ha celebrado su centenario en 2025. Hoy, con casi dos siglos de historia y como parte del grupo Lactalis desde 1992, sigue innovando dando nueva vida al Roquefort en aperitivos, postres y recetas creativas.
La sala de degustación: un viaje de sabores
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Una cata de queso Roquefort nos espera al final de la visita a las bodegas Société |
La visita a estas bodegas de Roquefort culmina con una degustación de queso Roquefort AOP Société, cada uno con su carácter y matices propios. Antes de probarlos, la guía ofrece consejos sobre cómo conservar y servir este queso. El Roquefort debe protegerse en su embalaje original o envuelto en papel de aluminio. Conviene guardarlo en la parte baja del frigorífico y evitar los cambios bruscos de temperatura. El Roquefort debe “respirar” antes de servirse: lo ideal es sacarlo una hora antes, para que despliegue toda su textura, aroma y sabor.
El arte de la cata del Roquefort
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Cada Roquefort revela el carácter de su Penicillium y entorno de afinado |
La cata de las cuatro variedades de queso Roquefort Société nos permite descubrir cómo la cepa de Penicillium roqueforti y el entorno de cada cueva, imprimen su propio sello. Aunque el Roquefort es un tesoro gastronómico, no todos pueden disfrutarlo sin riesgos. Las autoridades sanitarias francesas desaconsejan su consumo a personas con un sistema inmunitario debilitado, mujeres embarazadas y menores de cinco años.
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Roquefort 1863, el queso más emblemático de Société |
Roquefort 1863: es el más emblemático de Caves Société y el de producción más amplia. Equilibrado, con un veteado discreto color marfil y una armonía perfecta entre fuerza y suavidad. Es el Roquefort “comodín” para utilizar en recetas y es el más fácil de encontrar en supermercados en España.
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Un queso Roquefort ideal para tablas gourmet y maridajes delicados |
Caves Abeille: reconocible al instante por su color marfil intenso y su veteado verde esmeralda delicado y armonioso. Es más suave y dulce que el Roquefort 1863. Este queso representa el equilibrio perfecto entre textura, sabor y carácter, heredero de la larga tradición de Société.
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El Roquefort AOP Société Cave des Templiers combina perfectamente con carnes blancas |
Cave des Templiers: su pasta blanca contrasta con un veteado profundo, casi negro, que le proporciona un sabor más pronunciado. Es el más intenso de la gama de quesos Roquefort de Société, con una textura más fundente y cremosa. Su rareza lo convierte en una joya para los amantes de sabores potentes.
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El Roquefort Caves Baragnaudes es más untuoso y persiste más tiempo en la boca |
Caves Baragnaudes: de color marfil y vetas verde pálido, es delicado y aromático. Primero sorprende su cremosidad y notas de miel o sotobosque, para luego desplegar una fuerza que persiste en el paladar. El Baragnaudes suele ser el preferido por los aficionados, considerado una joya que expresa el sabor más refinado de este queso legendario. Las variedades Templiers y Baragnaudes se comercializan exclusivamente en Francia, lo que las convierte en una tentación reservada para los paladares locales o para quienes visitan el país.
Maridajes que conquistan al Roquefort
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Antigua postal publicitaria de Société con la receta de la tortilla de Lapeyrière |
El Roquefort brilla junto a ingredientes como higos, peras, nueces, trufa o incluso pollo asado y tocino. Para los más atrevidos, se puede combinar con frutas frescas como piña o pomelo, o con verduras como el apio, el brócoli o la calabaza. En cuanto a bebidas, los maridajes clásicos son los vinos dulces como un Rivesaltes o un buen Oporto.
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Antigua postal publicitaria de Société con la receta “Les Palets Prinsky” |
Sin embargo, el célebre gastrónomo Curnonsky prefería combinarlo con grandes tintos secos, dependiendo de la maduración del queso. Para paladares curiosos, el Roquefort combina de forma extraordinaria con cerveza negra tipo Imperial Stout, de notas torrefactas de café y chocolate. O incluso con café de Brasil, creando una explosión de aromas tostados y frutales que realzan el carácter del Roquefort.
La sala de exposición: casi dos siglos de historia
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La sala de exposición muestra la historia de la empresa Société |
La última etapa de la visita nos sumerge en la memoria de Société, a través de imágenes, documentos históricos y objetos que cuentan más de un siglo y medio de historia. Las paredes están cubiertas con grandes carteles publicitarios de distintas épocas, desde los primeros carteles con ilustraciones artesanales hasta las campañas más recientes que han hecho del roquefort un icono gastronómico.
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El óvalo de Société, emblema de la marca |
Varias pantallas muestran un recorrido cronológico por los hitos de la marca: el depósito de la marca registrada en 1863, los croquis de la maquinaria pionera que revolucionó el afinado, y los diplomas y medallas obtenidos en Exposiciones Internacionales de ciencia e industria. En este espacio, es fácil comprender cómo Société ha sabido innovar sin traicionar sus raíces, manteniendo su carácter único y su lugar de honor en la gastronomía francesa y mundial.
Las bodegas de Roquefort Société, cuna del queso más famoso de Francia
Con su veteado inconfundible,
aroma penetrante y sabor intenso, el Roquefort impone respeto. “Le Roquefort, c’est fort”, dicen en
Francia, ¡y con razón! Su fuerza es su mayor virtud, un regreso al sabor
auténtico que desafía la estandarización de los productos actuales. Claude Lévi-Strauss lo resumió con
precisión: “No basta con que un alimento
sea bueno para comer, también debe ser bueno para pensar en él”. Degustar
Roquefort es mucho más que saborear un queso, es vivir una experiencia cultural
que combina terroir, tradición y
maestría. Y eso, a Planeta Dunia, le encanta.
Más información: Caves de Roquefort Société. Dirección: 2 Avenue
François Galtier, 12250 Roquefort-sur-Soulzon. Teléfono: +33 565 585 438. La
visita a las Caves Société® se encuentra en la parte alta del pueblo. Las oficinas de Caves Société están en 15 Avenue de Lauras, pero no están
abiertas al público. Desde este punto, la entrada a las bodegas está a unos 550
metros (aprox. 8 minutos a pie). Dispone de un aparcamiento gratuito frente al acceso de entrada. Horario: En
agosto, diariamente de 10 a 17:30 h. En septiembre, diariamente de 10 a 12 h y
de 13:30 a 17 h. De octubre a julio, diariamente de 10 a 12 h y de 13:30 a
16:30 h. Entrada: Visita guiada a las bodegas de Roquefort Société y degustación
de tres quesos Roquefort: 7’5 €. Web: Caves de Roquefort Société.
Toda la información generada
durante mi viaje a las bodegas de Roquefort Société puede consultarse a través
de los hashtags #Roquefort100Años y #Aveyron.