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Ruta por Osor: el encanto escondido de Les Guilleries

Osor
En Osor te puedes trasladar a la época medieval paseando por sus calles y puentes

Osor fue una de las poblaciones más bonitas y frescas que visitamos este agosto en la comarca gerundense de La Selva. Allí disfrutamos de un día de pícnic marcado por el ritmo pausado de nuestros pasos y el clic de las cámaras fotográficas. Dejamos el coche en un aparcamiento gratuito junto a la Riera de Osor, frente a la Plaça de la Vila, punto de partida de nuestro recorrido a pie por la población. El itinerario nos llevó a descubrir los dieciséis lugares de interés cultural e histórico, además de varios rincones con un encanto muy particular.

Plaça de la Vila


Plaça de la Vila
Un buen rincón donde descubrir la vida cotidiana de Osor

Nuestra ruta comienza en la Plaça de la Vila. Durante el franquismo, entre 1939 y 1979, la plaza pasó a llamarse Plaza Borell, y algo similar ocurrió con el actual Passeig del Borrell, conocido entonces como Paseo Borrell. Este paseo formaba parte del antiguo Barrio Vidal, un conjunto de casas donde destacaban cal Xarpant, cal Cisteller y can Banyadret. El Barrio Vidal fue, además, el primer lugar de Osor donde se disfrutó de agua potable, gracias a la Font del Borrell, que abasteció al vecindario en la década de 1920.

Can Vidal


Can Vidal
La fachada del Passeig del Borrell conserva su aspecto primitivo

En la Plaça de la Vila se alza Can Vidal, también conocida como Can Barraca y antiguamente como Ca l’ Emília. Es una de las casas más notables de Osor. El edificio presenta dos fachadas principales: una orientada al Passeig del Borrell —la más antigua— y otra que da a la Plaça de la Vila, de construcción posterior, probablemente del siglo XVII. En la planta baja se abre un portal cuadrangular y dos pequeñas ventanas con dintel monolítico y montantes de piedra robustos.

Can Vidal
Ventana gótica de siete arcos conopiales labrada en piedra arenisca en la fachada de Can Vidal

En el primer piso hay dos vanos: a la izquierda, una ventana rectangular con dintel y montantes de piedra; a la derecha, una magnífica ventana gótica con siete arcos conopiales, labrada íntegramente en piedra arenisca. En las impostas laterales se aprecian grabados: a la izquierda, pequeños cuerpos circulares, y a la derecha, dos instrumentos de difícil identificación. El segundo piso actúa como buhardilla o galería, rematado por un gran alero de madera prominente.

Can Vidal
Portal adovelado y escudos familiares en la fachada que da a la Plaça de la Vila 

La fachada que da a la Plaça de la Vila muestra una factura posterior. En la planta baja destacan un portal adovelado de arco de medio punto, con dovelas rústicas pequeñas, y una ventana rectangular con dintel monolítico y alféizar. En esta misma planta se conservan dos escudos de piedra con inscripciones: “Ad Honorem Feminarum / 1193–1964 / De Vallescar” (En honor a las mujeres de Vallescar 1193–1964) y “Persevero et vinco/ 1193–1964 / De Vallescar” (quizás un lema familiar: Persevero y venzo).

Font del Borrell


Font del Borrell
La Font del Borrell es la más conocida de Osor, data al menos del siglo XVIII

La Font del Borrell es el primer punto del recorrido que vemos señalizado con carteles algo oxidados y antiguos por el paso del tiempo, pero que ayudan al visitante a comprender el pasado de Osor y seguir el itinerario patrimonial. Se trata de la fuente más conocida del municipio, cuya existencia está documentada al menos desde el siglo XVIII. El conjunto está formado por dos paredes, un depósito, una pequeña mesa de soporte y una arcada poco profunda de medio punto donde se encuentra el caño de la fuente.

Font del Borrell
Imagen antigua de la Font del Borrell de Osor

Su imagen actual corresponde a la remodelación de 1994, aunque ya había sido restaurada en varias ocasiones durante los siglos XIX y XX. El agua de Osor siempre ha gozado de gran fama local, y la de la Font del Borrell es especialmente apreciada. No solo es la fuente más popular del pueblo, sino también la que proporcionó el primer suministro de agua potable al Barrio Vidal en la década de 1920.

Carrer del Verger


Carrer del Verger
Callejuela empedrada que invita a descubrir el alma medieval de Osor

El recorrido en forma de U nos lleva a adentrarnos en la población por el Carrer del Verger, una de esas calles donde empieza a percibirse la magia de las callejuelas empedradas y las casas de piedra que caracterizan Osor. La calle desemboca en la Plaça del Verger, que en su corto recorrido luce una buena colección de bellas casas de piedra, cada una con su propio encanto. En este punto aparece uno de los elementos más singulares del casco antiguo: la Torre dels Recs, que asoma imponente entre los tejados.

Plaça del Verger


Plaça del Verger
Vista de la Torre dels Recs desde la Plaça del Verger

La Plaça del Verger ha cambiado de nombre a lo largo del tiempo. Desde el siglo XIX aparece documentada como Vergés, aunque durante el franquismo se dividió entre la Plaza de España y la Calle Verdaguer. En noviembre de 1936, pasó a denominarse Plaza de la República. En este espacio se encontraba Ca les Hermanes —también conocida como Ca les Monges o la Joieria—. Este antiguo convento del siglo XVI, funcionó como escuela regida por las Hermanas Carmelitas desde finales del siglo XIX hasta la Guerra Civil.

Plaça del Verger
La Plaça del Verger está rodeada de casas de piedra

El edificio servía como parvulario y escuela de niñas. Hasta 1925, existió además una Escuela Parroquial para niños, dirigida por el cura del pueblo. Ambas eran escuelas privadas, pero con matrícula gratuita. Tras la guerra, el centro no volvió a abrir, en parte porque durante el conflicto el local se había convertido en el ayuntamiento y en una cooperativa.

Cartel de la película donde puede verse a los protagonistas, el Pont Vell y a habitantes de Osor

Un hecho curioso marcó la historia del lugar: en 1957 la plaza fue escenario del rodaje de la película “Juanillo, papá y mamá”, dirigida por Julio Salvador y Juan Alberto Soler. El film, con guion de José Suárez Carreño —Premio Nadal— y Giovanni de Eramo, transformó a Osor en la ficticia localidad de Bellomonte. La historia narraba la vida de un niño huérfano y pobre que acababa siendo adoptado por una familia rica. 

Osor
Los protagonistas de la película “Juanillo, papá y mamá” filmada en Osor

El rodaje despertó gran expectación: muchos vecinos participaron como figurantes, compartiendo escenas con Conrado San Martín, Lina Rosales, Juan Capri y el joven Miguel Ángel Rodríguez. La película culminaba con una fiesta final rodada en la Plaça del Verger, en la que intervino buena parte del pueblo, en una producción inspirada en el éxito de Marcelino, pan y vino.

Torre dels Recs


Torre dels Recs
Vista de la Torre dels Recs adosada en un extremo a una vivienda

La Torre dels Recs, también conocida a lo largo del tiempo como Torre de Medinaceli, de la Cárcel, de Sant Joan o de Osor, se alza entre el Carrer Sarsanedes y la Plaça del Verger, justo frente a la iglesia parroquial. Se trata de una torre de defensa de planta cuadrangular con cuatro plantas, de unos 7 metros de lado y 15 de altura, construida en 1439 por Violant de Recs, esposa de Ramon de Vilanova. La obra se levantó con la autorización de las señoras del Valle de Osor, Sancha Ximenis e Isabel de Cabrera, como recompensa por los servicios prestados por el padre de ViolantBernard de Recs

Aspillera en la planta baja de la Torre dels Recs

El permiso concedía incluso agujerear la muralla de la villa para edificar una torre, ya fuera redonda o cuadrada, con techo, ventanas, almenas, falsas puertas y agujeros para bombardas, pensada para la defensa del pueblo. El nombre de la familia Recs (derivado del latín Reig) está documentado en Osor desde el siglo XIV, y su residencia era la actual Can Roure. Con el tiempo, la torre pasó a manos de los Medinaceli, de quienes tomó otro de sus nombres históricos. 

El hecho de que la construyera Violant de Recs le dio el nombre

Construida pocos años después de los terremotos de 1427, se cree que se reutilizaron materiales procedentes de edificios dañados, lo que explicaría la diversidad de piedras y acabados en su fábrica. Está levantada con mampostería desbastada y grandes sillares en las esquinas, y conserva ventanales góticos trebolados, aspilleras —algunas diseñadas para armas de fuego— y conserva restos de almenas en la fachada sur. 

Torre dels Recs
Interior de la Torre dels Recs, con un asiento de piedra junto a la ventana gótica trebolada

Mientras que las aberturas del sur son de arco de medio punto, las del norte presentan canecillos y arcos trebolados, y las esquinas están perfectamente talladas. Durante el siglo XIX la torre fue utilizada como prisión municipal, origen del nombre de Torre de la Cárcel. En 1932, su primer piso acogió un depósito de agua potable con capacidad para más de 50.000 litros. El proyecto, que costó 725 pesetas, introdujo los primeros contadores de agua en Osor, con un precio de 40 céntimos el metro cúbico. El depósito fue retirado durante las obras de restauración. 

Es una torre de defensa de cuatro plantas, de aspecto robusto y fachada de piedra

Actualmente, la puerta de acceso principal se encuentra en la planta baja, aunque originalmente se abría a la altura del primer piso de la fachada norte. Un ingenioso sistema de abertura permite el acceso a la Torre de forma gratuita. Sólo tienes que registrarte en su página web a través de un QR situado junto a la puerta y te enviarán un código para abrir la cerradura electrónica. La Torre dels Recs sigue siendo uno de los símbolos más reconocibles de Osor, testimonio de su pasado medieval.

Església de Sant Pere


Església de Sant Pere
Vista exterior de la Església de Sant Pere

La Església de Sant Pere de Osor es el principal edificio religioso de la población y uno de los más antiguos del valle. La primera mención del lugar data del año 860, cuando se registra una donación de un alodio del Valle de Osor al monasterio de Amer. La parroquia de Sant Pere aparece documentada por primera vez en el año 922, compartiendo entonces jurisdicción con Sant Hilari y Solterra. La iglesia original, situada en una colina, era una pequeña construcción prerrománica que fue sustituida hacia 1125 por un templo románico consagrado por el obispo de Vic, Ramon Gaufred

Església de Sant Pere
Arcuaciones lombardas y lesenas del antiguo templo románico

De aquella edificación románica se conserva el muro meridional, con nueve arcuaciones lombardas, lesenas en los extremos y un ventanal. Los terremotos de 1427 y 1430 causaron graves daños en el templo, los puentes y buena parte del pueblo. Según fuentes antiguas, todas las casas del valle y de Osor fueron derribadas. La iglesia fue reconstruida con aires barrocos a partir de mediados del siglo XV, manteniendo la estructura del templo románico. Entre los siglos XVI y XVIII se añadieron varios altares laterales, dedicados a la Verge del Roser, Sant Crist, Sant Roc y Sant Sebastià

Església de Sant Pere
Fachada de la iglesia de Sant Pere donde puede verse el rosetón y el ojo de buey

A finales del siglo XVIII, la iglesia se hallaba muy deteriorada y fue objeto de amplias reformas y ampliaciones hasta 1833, año en que se dio por concluida la obra. La fachada actual, datada en 1798, presenta una orientación inversa con respecto a la iglesia románica original. En 1977, tras el derribo de construcciones anexas, apareció parte del crucero románico empotrado en el muro barroco, lo que confirmó que la iglesia primitiva contaba con una nave y tres ábsides orientados a levante, dedicados a Sant Joan, Sant Pere y Sant Tomàs. 

Església de Sant Pere
El templo fue reconstruido tras los terremotos de 1427 y 1430

El edificio actual, de estilo barroco con elementos neoclásicos, tiene una única nave con cuatro capillas comunicadas a cada lado. Su portal adovelado de arco rebajado, hecho con bloques de granito, luce grabada la fecha de 1798 en la dovela clave. Sobre la puerta se abre una hornacina vacía, un gran rosetón con malla de hierro y un óculo bajo el alero de teja y baldosa. 

Església de Sant Pere
Vista del posible esconjuradero, usado para proteger las cosechas de tormentas y plagas

A la derecha de la fachada se alza una torrecilla rectangular, identificada por los investigadores locales como un antiguo esconjuradero o comunidor (en catalán). Estas construcciones, frecuentes entre los siglos XVI y XVIII, se ubicaban en las iglesias para realizar rituales destinados a proteger las cosechas de tormentas, plagas u otros peligros. Aunque son habituales en el Pirineo aragonés y Castilla y León, en la comarca de Les Guilleries y el Montseny también se conservan algunos ejemplares.

Església de Sant Pere
Campanario cuadrado de la iglesia de Sant Pere de Osor

El campanario, de planta cuadrada, está construido con grandes sillares rojizos en las esquinas. Presenta una puerta de acceso con arco rebajado, ventanas geminadas de medio punto —dos por fachada, salvo en la de levante que tiene sólo una, tapada— y almenas escalonadas de ladrillo añadidas probablemente en el siglo XIX. En sus muros aún se aprecian los huecos de los soportes de los andamios originales. 

Església de Sant Pere
Detalle de la parte superior del campanario

En 1805, un robo documentado en las actas municipales describe la sustracción de objetos litúrgicos de plata de su interior, entre ellos dos bordones (bastones altos llevados en procesiones o actos solemnes), la cruz gorda (la cruz procesional principal), la Vera Cruz, los incensarios, la naveta (recipiente en forma de barco donde se guarda el incienso) y cuchara del incienso y dos paces (objetos con una imagen sagrada, que se ofrecían para besar en señal de paz durante la misa). 

Església de Sant Pere
Imagen antigua de Osor donde puede verse, a mano izquierda, la iglesia

En 1936, durante la Guerra Civil, el templo sufrió graves destrozos: se destruyeron las imágenes, el altar mayor y desaparecieron tres campanas. Durante la contienda, el edificio fue utilizado como almacén y taller. Hoy, la Església de Sant Pere se alza sobre una gran terraza con vistas a la riera de La Noguerola. Su estructura barroca, unida al campanario y la torreta, recuerda que esta iglesia ha sobrevivido estoicamente a terremotos, guerras y reformas.

Can Roure


Can Roure
Can Roure es una casa señorial de los siglos XIV y XV

Entre el Carrer Major y el Pont Vell, en la confluencia del Carrer de la Riera, se levanta Can Roure, una de las casas más notables del casco antiguo de Osor. Este edificio señorial, de tres plantas y patio amurallado, conserva elementos arquitectónicos de gran valor como un ventanal gótico flamígero del siglo XV y un portal adovelado de medio punto realizado en piedra caliza. 

Can Roure
En la segunda planta pueden verse aberturas cerradas de las antiguas almenas con aspilleras

La casa perteneció originalmente a la familia Recs (siglo XIV) —una de las familias más influyentes de la villa durante la Edad Media— y más tarde pasó a manos de los Vilanova (siglo XV) y de los Llavari. Se cree que el edificio sufrió graves daños durante los terremotos de 1427, por lo que su configuración actual corresponde, al menos en parte, a una reconstrucción de la segunda mitad del siglo XV. 

Can Roure
 Bello ventanal gótico de Can Roure

El ventanal gótico, formado por dos arcadas treboladas separadas por una columnilla con capitel de decoración floral, guarda similitud con otros ejemplos contemporáneos en el vecino municipio de Anglès (como Can Verdaguer). Sobre la fachada, de aspecto enlucido y hoy en mal estado, aún se distinguen restos de almenas con aspilleras, tres en la fachada principal y seis en la lateral.

Can Roure
Tras su portal puedo imaginarme el aire noble de otras épocas

En la planta baja se abre el gran portal adovelado, y a su izquierda, una escalera exterior —añadida probablemente en el siglo XIX— que conduce al piso superior. El patio delantero está delimitado por un pequeño murete. Aunque actualmente está deshabitada, Can Roure sigue siendo uno de los ejemplos más representativos de la arquitectura civil tardomedieval de Osor, testimonio de la prosperidad que vivió la villa entre los siglos XV y XVI.

Pont Vell


Este puente de piedra del siglo XV era de grandes proporciones para la época

El Pont Vell de Osor, documentado desde el siglo XV, es una de las imágenes más reconocibles de la población y un símbolo de su pasado medieval. Su función era unir los dos márgenes del pueblo, separados por la riera de Osor, comunicando las actuales calles del Carrer del Pont y del Carrer de França. El puente se levantó tras los terremotos de 1427-1430, que destruyeron buena parte de la villa y su antigua estructura de paso, probablemente un puente románico.

Aunque solo es visible una gran arcada, cuatro más pequeñas permanecen ocultas

Desde entonces, ha sido reconstruido en varias ocasiones, pero conserva su trazo original de piedra, con un gran arco central que domina el paisaje. Aunque hoy solo se distingue una arcada principal, bajo las casas adosadas al puente aún permanecen ocultos los restos de cuatro arcos menores, testimonio de la amplitud que tuvo en origen. La base del arco del lado del Carrer del Pont conserva también vestigios de un doble tajamar, elemento destinado a frenar la fuerza del agua durante las crecidas.

Vista del Pont Vell desde el Carrer del Pont

El empedrado del paso, con ligera forma de lomo de asno, está formado por lombardas de piedra caliza de tamaño medio y pequeño, bien conservadas pese al paso de los siglos. El pretil, irregular y tosco, se compone de grandes bloques de piedra, totalmente irregulares. El Pont Vell ha inspirado a pintores y fotógrafos, que han encontrado en su silueta de piedra y en el rumor de la riera uno de los rincones más evocadores de Osor.

Corredor de la riera


Corredor de la riera
Los corredores permiten el acceso directo, desde las casas o calles, hasta el agua

En épocas pasadas, la riera de Osor era el eje de la vida del pueblo, por lo que los corredores que llegan hasta sus aguas fueron esenciales. Servían para acceder al agua, ya fuera para lavar ropa o dar de beber a los animales. Algunos corredores conservan muros y escalones de piedra centenarios, testigos del ingenio popular, y forman hoy un recorrido pintoresco donde perderse por un momento en el pasado.

Riera de Osor


Riera de Osor
Este curso fluvial nace en las Guilleries y desemboca en el Ter

La riera de Osor es el eje natural que atraviesa la población y da forma al valle. Tras nacer, entre los términos de Espinelves y Sant Hilari Sacalm, la riera desciende con fuerza, formando desfiladeros estrechos y escarpados, rodeados de peñascos y vegetación densa, que permiten la aparición de saltos de agua y tramos de gran belleza natural. A medida que se acerca a Osor, su curso se suaviza, dibujando meandros sinuosos antes de unirse al río Ter.

Riera de Osor
Cauce natural que serpentea entre vegetación y viejos molinos

Su longitud total es de unos 25 km entre Sant Hilari y el puente que separa Anglès de la Cellera. Hidrológicamente, destaca como el curso fluvial más caudaloso de los que nacen en las Guilleries. A lo largo de los siglos, la riera ha sido aprovechada para riego agrícola, movimiento de ruedas de molinos, generación de electricidad y actividades de industria textil y minera.

Riera de Osor
La Riera de Osor atraviesa el pueblo y da vida al paisaje urbano

Actualmente, es posible recorrer un itinerario llano de 2,1 km a lo largo de la Riera de Osor que discurre cerca del pueblo. Este paseo de baja dificultad ofrece la oportunidad de observar flora y fauna de ribera, disfrutando de un tramo de gran belleza paisajística y de la tranquilidad que proporciona el agua. En verano se convierte en un excelente refugio climático.

Lavadero de Ca n'Aubreda


Lavadero de Ca n’Aubreda
El Lavadero de Ca n’Aubreda aprovechaba el agua de la acequia del Molí d’en Serra

En la primera mitad del siglo XX, para evitar bajar hasta la riera a hacer la colada, los vecinos aprovecharon la acequia del Molí d'en Serra para construir un lavadero público donde lavar la ropa. Se llenaba con el agua procedente de la Font de Ca n’Aubreda. Bajando unas escaleras se llega hasta las antiguas piedras que forman el lavadero y a una pequeña tajadera de piedra bastante bien conservada, aunque con exceso de vegetación salvaje alrededor.

Font de Ca n'Aubreda


Fuente de Ca n’Aubreda
La Font de Ca n’Aubreda está documentada desde el siglo XIX

La Font de Ca n’Aubreda, documentada desde el siglo XIX, toma su nombre del antiguo linaje Albereda. El aspecto que hoy se puede contemplar data de 1869, cuando se llevó a cabo una reparación que cubrió parcialmente el torrente. En un poema popular de mediados del siglo XX dedicado a las fuentes de Osor, se dice de ésta: “La de Can Aubreda es molt bona / si no regan gaire estona” (La de Can Aubreda es muy buena / si no riegan mucho rato).

Carrer de França


Carrer de França
El Carrer de França es la calle empedrada más larga de Osor

El Carrer de França es la calle más larga empedrada con adoquines de Osor. Anteriormente, se había llamado Carrer de Nostra Senyora del Coll, ya que, de hecho, forma parte del antiguo camino Real que se dirigía hacia este santuario. Durante el franquismo se conoció como Calle de los Mártires, y en 1978 se propuso renombrarla Carrer Guilleries. A lo largo de esta calle se conservan varias casas donde aún pueden verse dinteles de piedra de los siglos XVI, XVII y XVIII, testigos de la historia y antigüedad de Osor.

Carrer de França
Casas con dinteles de los siglos XVIII y XIX bordean el pintoresco Carrer de França

Una curiosa historia oral explica el origen del nombre del Carrer de França. A finales del siglo XIX o principios del XX, vivía en esta calle un francés conocido como “l’avi Pierre”, instalado en la casa que hoy se identifica como Can Pones. Por motivos políticos de la época, se dice que pudo colocar la bandera de su país en el balcón, lo que le granjeó cierta simpatía entre los vecinos, que empezaron a llamar a la calle “del Francès”. 

Carrer de França
Imagen antigua del Carrer de França de Osor

Esta calle también nos recuerda una tradición artesanal de Osor ya perdida. En 1926, se trasladó aquí el taller de alpargatas de Lluís Pons, que alternaba este trabajo con el de barbero, y donde ya se había instalado otro artesano, Quimet Espardenyer, en la casa conocida actualmente como Can Lluís. Ambos hacían a mano alpargatas catalanas con suela de yute o cáñamo. Con el tiempo, su hijo Antonio mecanizó el taller, introdujo la producción de suela de goma y llegó a vender al por mayor.

Hornacina de Can Toni


Imagen de San Antonio
Hornacina de Can Toni con imagen de San Antonio, en el Carrer de França

La hornacina de Can Toni, situada en la fachada del Carrer de França, es un testimonio del pasado religioso y decorativo de Osor. En ella puede verse una imagen de San Antonio, patrón de los animales y protector del hogar, enmarcada con decoración de cerámica catalana. Estas hornacinas, habituales entre los siglos XVIII y XIX, se colocaban en las fachadas como signo de devoción y para invocar la protección del santo sobre la familia y sus bienes.

Molí Sarsanedes


Molí Sarsanedes
Maria Sarsanedes pidió permiso para producir electricidad para uso privado

El Molí Sarsanedes se ha conocido también como Molí de Cercenedes, Molí de la Mata, de Mirapeus o d’en Vila, y se tiene constancia de que ya existía en 1746. Está formado por un conjunto de edificios de una planta, construidos en mampostería, piedra y cubierta de baldosa, con aberturas rectangulares enmarcadas en ladrillo. Su importancia histórica va más allá de la arquitectura. En 1910, gracias a la iniciativa de Maria Sarsanedes, se produjo electricidad por primera vez en Osor utilizando la energía hidráulica de este molino.

Molí Sarsanedes
El Molí Sarsanedes produjo por primera vez electricidad en Osor en 1910

En junio de 1911, el concejal Antoni Pons propuso extender el alumbrado público al municipio, instalándose veintidós farolas de doce bujías que funcionaban desde las últimas horas de la tarde hasta la madrugada. No fue hasta 1916 que la electricidad llegó a los domicilios cercanos a la línea, marcando el inicio de la electrificación de Osor. Desde este punto del recorrido deshacemos el camino hasta el Pont Vell y, tras dejar atrás Can Roure, giramos a la izquierda por el Carrer Major.

Pont de Can Vidal


Pont de Can Vidal
Puente medieval de una sola arcada sobre la riera de la Noguerola

Situado entre el Ayuntamiento de Osor y la Iglesia de Sant Pere, encontramos el Pont de Can Vidal, también conocido como Pont de la Noguerola. Este pequeño puente de piedra medieval de una sola arcada, ligeramente apuntada, servía como paso del antiguo camino de Anglès a Sant Hilari Sacalm. Se alza unos 4 metros de altura sobre la riera de la Noguerola y se construyó con piedra, guijarro y mortero. 

Pont de Can Vidal
El Pont de Can Vidal unía por el antiguo camino Anglès con Sant Hilari Sacalm

Como las crónicas indican que tras los terremotos de 1427 y 1430 no quedó ningún puente en pie, su reconstrucción probablemente data de la segunda mitad del siglo XV, aprovechando la estructura de un puente anterior, posiblemente de origen románico. Hoy se encuentra en desuso, pero forma un rincón muy pintoresco que resulta muy fotogénico.

Reloj del Ayuntamiento


Ayuntamiento de Osor
Reloj de 1878 de la empresa Garnier de París, procedente de la estación de Peralada

Nuestra ruta a pie por Osor concluye frente al Ayuntamiento, donde se conserva una singularidad histórica: en la fachada podemos ver un reloj de la empresa Paul Garnier de París, que data de 1878 y proviene de la antigua estación de tren de Perelada, que quedó fuera de servicio a principios de los años 90. En la esfera del reloj podemos ver el escudo de Osor y el nombre de la población.

Qué más ver cerca

Si te apasionan las localidades con historia y encanto, no te pierdas Girona, situada a sólo 27 km de Osor. Su trazado medieval y sus murallas bien valen una escapada. 

Hotel Vall de Núria: escapada con encanto al corazón del Pirineo

Panorámica del Hotel Vall de Núria, el Santuario y el lago
Llegar al Hotel Vall de Núria no es solo acceder a un alojamiento de montaña: es adentrarse en un paisaje protegido, ascender por una de las líneas ferroviarias más singulares de Europa y sumergirse en un rincón del Pirineo catalán donde historia, espiritualidad y naturaleza conviven desde hace siglos. Ubicado a 1.964 metros de altitud y rodeado por picos imponentes, este hotel invita tanto al descanso como a disfrutar del aire libre en plena naturaleza.

El Hotel Vall de Núria ***


El hotel ofrece una amplia gama de servicios pensados para todo tipo de visitantes

Dormir en el corazón de los Pirineos catalanes es una experiencia que va más allá del simple alojamiento. El Hotel Vall de Núria es accesible únicamente en tren cremallera, lo que acentúa su carácter remoto y singular. En invierno, la idea de que una tormenta de nieve te deje aislado se me antoja romántica, como si el mundo exterior pudiera dejara de existir y solo quedara la calidez de sentarse junto a la chimenea. 

Vista del Hotel Vall de Núria, enclave privilegiado a 2.000 metros de altitud en el Pirineo catalán

Aquí donde el aire es más puro y el paisaje parece pintado con pinceladas de eternidad, se alza un edificio sobrio y acogedor que ofrece todo lo necesario para desconectar… o reconectar. El hotel se extiende junto al edificio histórico del Santuario de la Mare de Déu de Núria, y sus estancias comparten el mismo silencio envolvente que caracteriza a uno de los valles más impresionantes del Pirineo, tanto por su riqueza paisajística y espiritual como por la diversidad de vida animal y vegetal.

Habitación doble del Hotel Vall de Núria

Las habitaciones, algunas de ellas con vistas directas al lago o a los picos que lo rodean, están diseñadas con un estilo funcional y montañés, perfecto para el descanso tras una jornada de senderismo, esquí o contemplación. Pero el hotel no es solo descanso: es también un punto de encuentro para quienes buscan naturaleza, cultura y bienestar. A su alrededor se despliega una completa red de instalaciones y servicios. 

La tienda de recuerdos de Vall de Núria ofrece productos locales y artesanales

Desde una cartoteca y biblioteca, hasta un auditorio o una sala de exposiciones, pasando por una tienda de recuerdos, un pequeño dispensario médico, consignas, cajero automático, servicios para personas con movilidad reducida e incluso una oficina de información y central de reservas para planificar escapadas por el entorno natural del Parc Natural de les Capçaleres del Ter i del Freser.

Actividades al aire libre en Vall de Núria


En Vall de Núria la naturaleza es el mejor parque de aventuras

En verano, la Vall de Núria se convierte en un escenario con múltiples posibilidades para todas las edades, pudiendo realizar actividades al aire libre que invitan a disfrutar en familia, en pareja o en solitario, sin prisas y en plena conexión con la naturaleza. Cuando el buen tiempo acompaña, el valle se transforma en un gran escenario al aire libre donde cada edad encuentra su espacio y cada ritmo tiene su recompensa.

El Parque Lúdico de Vall de Núria, un espacio para jugar y disfrutar al aire libre

El Parque Lúdico, situado a pocos pasos del hotel, es el reino de los más pequeños —y no tan pequeños—. Cuenta con karts de montaña, un circuito de patinetes, piscina sensorial, tirolina, rocódromo, castillo inflable, cintas transportadoras y juegos de equilibrio. El acceso puede contratarse por franjas de tiempo o para todo el día, y es uno de los espacios con más algarabía del valle durante el verano. 

Minigolf en Vall de Núria, diversión para toda la familia en plena montaña

El Minigolf, ubicado detrás del hotel, ofrece una actividad tranquila y entretenida para toda la familia, mientras que el circuito de orientación pone a prueba el sentido de la dirección y la capacidad de leer el entorno natural con un mapa en la mano. Ideal para familias o grupos escolares, es una forma divertida de adentrarse en la geografía del valle. El embarcadero del lago es uno de los grandes atractivos de Vall de Núria durante el verano. 

Es posible alquilar barcas para navegar en el lago de Núria

Aquí se pueden alquilar pequeñas barcas de remo, para hasta cuatro personas, y deslizarse suavemente por las aguas tranquilas, rodeadas de cumbres y un infinito cielo. La perspectiva desde el agua regala una visión distinta del santuario y del hotel, reflejados en la superficie como en un espejo, y acompañados por el vuelo ocasional de una alondra o el croar de alguna rana entre los juncos.

El lago de Vall de Núria ofrece la posibilidad de disfrutar de un tranquilo paseo en canoa

Para quienes prefieren una experiencia más activa o compartida, también hay disponibles canoas para dos personas, ideales para explorar con ritmo propio el contorno del lago y sentir de cerca la frescura del agua alpina. Remar entre montañas se convierte en un ejercicio de pausa y contemplación: cada remada ralentiza el tiempo, cada ola leve dibuja un surco efímero que desaparece como lo haría una preocupación. 

En Vall de Núria se ofrecen paseos a caballo aptos para todas las edades

Para quienes prefieren el contacto directo con los animales, la hípica de montaña ofrece rutas a caballo adaptadas a todas las edades y niveles. Desde paseos en poni para los más pequeños (de 2 a 8 años), hasta bautizos a caballo y rutas de una o dos horas por itinerarios como el Camí de les Creus, el Bosc de la Verge o el Puente del Escudé, a partir de quince años. La experiencia conecta con la larga tradición pastoril del valle.

Espacio infantil donde los más pequeños se divierten aprendiendo en plena naturaleza

Pensado para niños de entre 4 y 10 años, El Cau de la Marmota es un espacio lúdico y educativo con actividades gratuitas para los huéspedes más pequeños del hotel y de los apartamentos. Funciona tanto en invierno como en verano, y ofrece talleres creativos, cuentacuentos, juegos, maquillaje infantil o cine nocturno. También se organizan salidas como paseos familiares, visitas a la ermita de San Gil o excursiones temáticas según la estación. 

La pequeña granja de Vall de Núria permite a los más pequeños acercarse a los animales

Cada actividad es una forma distinta de descubrir Núria, de tocar la montaña con las manos y de volver a sentir que la naturaleza es un lujo cotidiano. Completan la propuesta de diversión, una pequeña granja con animales —gallinas, conejos, pavos, ocas— donde los más pequeños pueden conocer de cerca la vida rural, y en invierno, el paisaje se viste de blanco para acoger a los amantes del esquí y las raquetas de nieve

Subida en teleférico

El Teleférico de Vall de Núria ofrece vistas panorámicas únicas ascendiendo al Pic de l’Àliga

El Teleférico del Pic de l’Àliga, incluido en el billete del tren cremallera, permite ascender cómodamente hasta el Pic de l’Àliga, a 2.120 metros de altitud. Las vistas desde lo alto son espectaculares, y el recorrido hasta la cima permite una panorámica completa del circo glaciar, del lago y del santuario. Es una forma fácil de ganar altura para iniciar alguna de las rutas de senderismo más emblemáticas. 

Vista desde el Pic de l’Àliga

Desde aquí parten varias rutas de senderismo que recorren prados de altura, crestas y collados. Entre ellas, destaca el Camí Vell, uno de los itinerarios de montaña más característicos del Pirineo catalán, que une Queralbs con Núria a través de antiguos caminos de peregrinación. El recorrido, de unos 7 km y 900 metros de desnivel, permite llegar a Núria caminando en unas tres horas y veinte minutos, como se ha hecho durante siglos desde época románica.

El Albergue Pic de l’Àliga, junto a la estación superior del cremallera

En este lugar estratégico, donde el paisaje se transforma y se abre ante los ojos como un balcón natural sobre el Pirineo Oriental, se encuentra el Albergue Pic de l’Àliga, una opción ideal para grupos escolares, familias o senderistas que desean pernoctar a mayor altitud. El edificio ofrece alojamiento en habitaciones compartidas, servicios de restauración y una atmósfera montañesa que invita a la convivencia y al intercambio. 

Vista del hotel y el Santuario de Núria desde el camino que lleva al Pic de l’Àliga

Desde sus ventanas, las vistas alcanzan los picos del Puigmal (2910 m), la cima más alta del Parc Natural de les Capçaleres del Ter i del Freser y una de las cimas más emblemáticas del excursionismo en Catalunya; el Torreneules (2711 m) con su silueta afilada que se eleva sobre las gargantas del Freser; o el Balandrau (2585 m), un pico que ofrece una panorámica de 360 grados sobre los valles glaciares y las principales cumbres del Ripollés.

Senderos que recorren paisajes únicos del Pirineo catalán

Es uno de los mejores puntos para observar la riqueza geológica y biológica del Parc Natural de les Capçaleres del Ter i del Freser, especialmente en primavera y verano, cuando la flora alpina está en su máximo esplendor. En estos meses, los prados y laderas se tiñen con el amarillo intenso de la azucena amarilla o narciso de los prados, los tonos lilas de la pastorcilla o los intensos colores de la manzanilla de pastor.

Los caminos de Vall de Núria invitan a descubrir la naturaleza en tranquilidad

También florece el matalobo azul, de vistoso color, aunque es muy tóxica, y habitual en las zonas húmedas del valle. En cuanto a la fauna, no es raro avistar rebecos entre los roquedos, así como muflones, jabalíes, zorros o liebres que cruzan los senderos al anochecer. Las marmotas silban desde sus madrigueras al paso de los excursionistas, y si se afina el oído, puede oírse el salto de una trucha en el río o el croar de la rana roja en alguna charca cercana.

Los animales más fáciles de avistar de Vall de Núria

En el cielo, planean las majestuosas águilas doradas, los quebrantahuesos, los cernícalos o los buitres, mientras más cerca del agua se pueden observar el mirlo acuático, la lavandera cascadeña o las golondrinas. Entre los matorrales alpinos también habita el armiño y los discretísimos topillos, completando así un mosaico de vida perfectamente adaptado a la alta montaña. 

En los senderos de Núria pueden verse caballos pastando en libertad

Tanto si se busca un inicio de ruta como si se desea simplemente contemplar el paisaje, el teleférico permite llegar a lugares donde el horizonte se amplía. Mientras recorres algunos de los senderos, saldrán al paso caballos, a menudo en libertad, que pastan en los prados del entorno. Es habitual encontrarlos cerca del Albergue Pic de l’Àliga, donde también se inicia una de las rutas panorámicas más recomendables del valle. 

El Hotel Vall de Núria está rodeado de caminos señalizados para hacer senderismo

Desde aquí, los caminos se abren hacia el Pic de Finestrelles (2829 m) o el camí del Refugi de Coma de Vaca, todos ellos perfectamente señalizados. La red de senderos forma parte del GR-11, el gran recorrido transpirenaico que une el Mediterráneo con el Cantábrico. En los días claros, desde los miradores más altos, es posible divisar cumbres francesas, valles profundos redibujados por la sinuosidad del río Núria, que serpentea hacia el fondo de la garganta. 

Zona de pícnic en Vall de Núria, ideal para disfrutar del aire libre y la tranquilidad del valle

Alrededor del santuario existen varias zonas de pícnic con mesas y bancos de madera, repartidas entre prados y arboledas, que invitan a almorzar al aire libre, respirar hondo y dejarse llevar por la calma. Algunas de estas áreas se sitúan junto al lago, cuyas aguas puras y cristalinas acompañan con el chapoteo de los peces. En los días soleados, familias y excursionistas encuentran aquí el lugar perfecto para reponer fuerzas al abrigo de las suaves laderas del valle. 

Fuente del Dr. Pere Tarrés

Además, hay fuentes de agua potable donde llenar la cantimplora y paneles informativos que explican la flora y fauna del entorno, convirtiendo el momento del pícnic en una oportunidad para la observación y el aprendizaje. La proximidad de estos espacios a los senderos facilita retomarlos sin prisa, con la sensación de haber hecho una parada en uno de los rincones más serenos del Pirineo.

Gastronomía en Vall de Núria


El restaurante principal ofrece una amplia variedad de entrantes fríos para abrir el apetito

En Vall de Núria, los sabores también son protagonistas. La oferta gastronómica se adapta a distintos momentos del día y tipos de viajeros, desde quienes buscan una comida ligera entre excursiones hasta quienes prefieren saborear la cocina local con calma y en una buena mesa. Durante mi estancia también tuve la oportunidad de disfrutar del bufé libre del restaurante principal del hotel, una opción que combina variedad, producto local y una ejecución cuidada. 

Cada día, el bufé del restaurante del Hotel Vall de Núria ofrece una selección distinta de platos

Ubicado en el edificio de Sant Antoni, detrás de la recepción, este amplio comedor es el corazón gastronómico del complejo y ofrece una experiencia culinaria pensada tanto para excursionistas como para huéspedes que desean tomarse su tiempo frente a un plato bien servido. El menú del día, con un precio de 24,50 € (bebidas aparte), permite degustar a voluntad una selección de entrantes fríos y calientes, elaborados con ingredientes de proximidad y recetas tradicionales.

En todos los restaurantes del Hotel Vall de Núria, las vistas forman parte del menú

Entre los segundos platos disponibles aquel día, destacaban opciones tan reconfortantes como una sopa de pollo casera, la paella de montaña —con carne y verduras—, y los clásicos canalones gratinados, tanto de carne como de espinacas. También se ofrecía un estofado de lentejas con verduritas, codillo de cerdo con salsa de moscatel o filete de dorada al tempranillo, para quienes preferían sabores más suaves. 

En el restaurante principal del hotel, algunos platos se preparan al momento

El rincón de cocina a la brasa completaba la propuesta con carnes a la plancha —bistec de ternera, butifarra, pechuga de pollo— y pescado como el atún, preparado al momento. El apartado de postres no se queda atrás, con una amplia selección de tentaciones dulces: tartas, helados, fruta, cremas, flanes y otros caprichos de repostería para cerrar la comida con un toque goloso. 

Selección de tartas y pasteles del bufé libre del restaurante principal del hotel

El restaurante dispone también de menús infantiles (13,50 € para niños de 4 a 14 años) y menú baby para los más pequeños (6,00 €), además de opciones para vegetarianos y personas celíacas. Muchos de los productos provienen del Ripollés, lo que refuerza el compromiso con la gastronomía del territorio. Una propuesta sabrosa y práctica, ideal para reponer fuerzas entre excursión y excursión, con la comodidad de un servicio adaptado a todas las edades y necesidades dietéticas. Ofrece desayunos de 8:00 a 10:00, almuerzos de 13:00 a 15:30 y cenas de 20:00 a 22:00. Se recomienda reservar, especialmente en temporada alta.

Restaurant El Racó de la Vall

Restaurant El Racó de la Vall

En la planta baja del edificio hotelero, el restaurant El Racó de la Vall invita a una experiencia más íntima y centrada en la cocina catalana tradicional, también elaborada con productos locales. Abre todos los días de 13:00 a 16:00 (con cocina hasta las 15:30) y también requiere reserva previa. En mi caso, tuve ocasión de probar su menú, una propuesta generosa y bien equilibrada que combina producto local con recetas tradicionales reinterpretadas con gusto.

Selección de quesos de la comarca

Para empezar, llegaron a la mesa varios platos para compartir: una tabla de quesos del territorio, una parrillada de verduras con salsa romesco, que destacaba por el punto de brasa y el sabor tan característico de esta conocida salsa catalana; unos huevos del valle al estilo de los pastores, contundentes y reconfortantes; y unas originales croquetas de calamares en su tinta, de textura cremosa que estaban deliciosas. 

Costillas de cordero a la brasa del menú del restaurant El Racó de la Vall

Como plato principal, me decanté por unas costillas de cordero a la brasa, una opción perfecta para quienes aprecian la carne a la parrilla. También se podía elegir ese día entre un entrecot de ternera ecológica o una fideuá con carrilleras, propuestas tentadoras que mantienen el listón gastronómico alto y que demuestran el compromiso del Hotel Vall de Núria con la calidad y la proximidad de los productos que sirven. 

Pastel artesano de limón del restaurant El Racó de la Vall

Para el postre, elegí un pastel artesano de limón, un final dulce y fresco con sabor casero que remató la comida en el restaurant El Racó de la Vall con sencillez y acierto. El menú también ofrecía como alternativas mel i mató, un clásico catalán irresistible para los amantes del contraste dulce-salado, o un timbal de frutas de temporada, ideal para quienes prefieren una opción más ligera y saludable de postre.

El bar del hotel es un espacio más informal, ideal para comidas ligeras

Para una pausa informal, el bar del hotel, situado junto al Saló de l’Estatut, ofrece bebidas, cafés e infusiones desde las 15:00 hasta las 23:00, con cocina abierta de 20:00 a 22:00. Es un espacio acogedor, con sofás y amplios ventanales que permiten contemplar el paisaje incluso cuando el frío obliga a quedarse dentro. Es el lugar ideal para leer, repasar las rutas del día o simplemente disfrutar de una copa de vino, una cerveza artesana del Pirineo o una tisana caliente.

La Caseta del Llac es perfecta para una pausa con vistas al lago

Finalmente, si buscas un refrigerio junto al lago, La Caseta del Llac ofrece helados, bocadillos y bebidas en un entorno inmejorable. Abre todos los días de 11:00 a 17:00, siempre que el clima lo permita. La gastronomía en Vall de Núria es parte de la experiencia de viaje. Es una forma de conectar con el entorno, de acercarse a sus tradiciones y al ritmo pausado del valle, ideal para reponer fuerzas entre caminatas, excursiones y momentos de contemplación paisajística.

Un spa en plena naturaleza


El spa ofrece una carta completa de tratamientos para el bienestar físico y emocional

Entre las instalaciones del hotel, el Spa Vall de Núria combina lo mejor de la estética, la aromaterapia y una experiencia de relajación. Su carta de servicios es amplia y cuidada, pensada para quienes buscan desde un masaje descontracturante tras una jornada de actividad física, como para quienes desean dejarse envolver por un tratamiento de belleza o rituales sensoriales que envuelven todos los sentidos.

El Spa Vall de Núria invita a la desconexión total

Desde tratamientos faciales con vitamina C hasta sofisticadas terapias con algas, chocolate o pindas herbales. El masaje balinés, por ejemplo, conjuga presión, estiramientos y técnicas de acupresión para equilibrar cuerpo y mente. El drenaje linfático, con efectos terapéuticos y estéticos, ayuda a eliminar toxinas, mientras que la reflexología podal estimula el organismo a través de los puntos reflejos en los pies.

Masajes, terapias y rituales de bienestar para disfrutar en el spa del Hotel Vall de Núria

También destacan los tratamientos diseñados específicamente para el cuidado masculino, así como masajes con piedras calientes y velas aromáticas, ideales para combatir el estrés acumulado. Los rituales corporales combinan exfoliación, envoltura, hidratación y masaje. El spa está abierto todos los días, de 10:00 a 21:00 y ofrece sus servicios con reserva previa, lo que garantiza una atención dedicada y un ambiente íntimo.

Vall de Núria: naturaleza en estado puro


La típica imagen de postal del Hotel Vall de Núria

Enclavado en el corazón del Pirineo Oriental, la Vall de Núria es uno de esos paisajes que parecen esculpidos por la quietud y la eternidad. Rodeado de cimas que superan los 2.800 metros, este circo glaciar dibuja un anfiteatro natural donde la montaña no solo es un decorado: es la gran protagonista. Durante los meses más fríos, el valle se cubre de blanco y se transforma en una estación de esquí familiar.

En Núria, la naturaleza no es un telón de fondo, es el alma de todo lo que ocurre a su alrededor

Pero cuando la nieve se retira, deja al descubierto una alfombra de prados verdes, senderos señalizados, cascadas y una biodiversidad rica en flora y fauna alpinas. El lago, situado junto al santuario, refleja las montañas como un espejo, creando una imagen que muchos visitantes guardan como postal de recuerdo. Quien llega hasta aquí, lo hace buscando algo más que vistas: busca aire puro y esa conexión con la naturaleza que solo algunos lugares aún conservan.

La Creu d’en Riba, mirador con vistas privilegiadas al santuario y al entorno natural de Núria

Entre las actividades más populares se encuentran la ruta hasta la Creu d’en Riba (1983 m), situada en el llano de Núria junto a un excelente mirador, el camino hasta la Ermita de San Gil (1960 m), los paseos en teleférico hasta el Pic de l’Àliga o el sencillo recorrido por el bosque, ideal para familias con niños. Las panorámicas, en días despejados, permiten divisar desde el Puigmal hasta el Coma de l’Embut, revelando un mosaico de colores que cambia con las estaciones.

Ríos cristalinos y aire puro en un entorno protegido y salvaje

Vall de Núria es también una zona protegida. Su ubicación dentro del Parque Natural de les Capçaleres del Ter i del Freser garantiza que el entorno se mantenga con criterios de sostenibilidad y respeto al medio. No es casualidad que haya sido la primera estación de montaña europea en obtener la certificación ISO 14001 de gestión medioambiental para todas sus instalaciones.

La historia del Estatut de Núria


El Saló de l’Estatut, espacio histórico del Hotel Vall de Núria

Más allá de su belleza natural y espiritual, Vall de Núria ocupa un lugar destacado en la historia política de Cataluña. En junio de 1931, una comisión encargada de redactar el primer Estatuto de Autonomía de Catalunya subió hasta este rincón remoto del Pirineo, donde poder trabajar con libertad. Durante tres días, en la habitación 202 del hotel (hoy renombrada como 225), se elaboró el texto que sentaría las bases del autogobierno catalán. 

En junio de 1931, se redactó el texto del llamado "Estatut de Núria"

Presidida por el abogado y diputado Jaume Carner, la comisión trabajó intensamente hasta redactar el documento que fue aprobado por la Diputación Provisional de la Generalitat, avalado por los ayuntamientos y sometido a referéndum el 2 de agosto de 1931. La participación fue del 75 % y el respaldo, abrumador: un 99 % de votos afirmativos. Aunque las mujeres aún no podían votar, más de 400.000 firmaron en apoyo al texto.

El ambiente cálido y acogedor del Saló de l’Estatut es ideal para hacer una pausa

El proyecto, conocido como el Estatuto de Núria, fue presentado a las Cortes españolas el 18 de agosto de ese mismo año. Su aprobación definitiva llegó más de un año después, el 9 de septiembre de 1932, con modificaciones sustanciales, y pasó a llamarse oficialmente “Estatut de 1932”. Hoy, este episodio se recuerda en el Saló de l’Estatut, un espacio dentro del hotel, abierto al público todos los días, entre las 18:00 y las 20:00.

El Santuario de la Mare de Déu de Núria


La iglesia actual comenzó a construirse en 1889 y fue inaugurada en 1911

Entre montañas que tocan el cielo y rodeada de naturaleza, el Santuario de la Mare de Déu de Núria se alza como un faro de espiritualidad en medio del paisaje pirenaico. El templo que hoy vemos es el resultado de siglos de fe, reconstrucciones y renovaciones que han dado forma a uno de los lugares de peregrinación más queridos de Cataluña. Construido entre 1889 y 1911, el templo actual sustituyó a la antigua iglesia barroca de 1642, demolida poco después de inaugurarse el nuevo edificio.

Antigua fotografía de una mujer realizando el ritual de la olla de Núria, vinculado a la fertilidad

Su silueta de piedra gris, con tejado a dos aguas y una esbelta torre cuadrada que se eleva sobre la entrada, se integra de forma armoniosa en el entorno montañoso. El estilo arquitectónico, sobrio y funcional, deja espacio para la espiritualidad sin alardes ornamentales. En su interior, la mirada se dirige inevitablemente hacia la imagen románica de la Virgen de Núria, venerada desde hace siglos.

Vidriera que representa a San Gil junto a la campana y la olla, símbolos de la tradición del valle

Su culto se asocia con la fertilidad, motivo por el cual muchas mujeres acuden con la esperanza de concebir, siguiendo el antiguo ritual que consiste en tocar la olla y hacer sonar la campana que, según la leyenda, dejó San Gil. El retablo principal del Santuario de la Mare de Déu de Núria, aunque moderno en su estructura, sirve como marco para una de las piezas más veneradas del románico catalán: la talla de la Virgen de Núria.

El 8 de septiembre, festividad de la Mare de Déu de Núria, el santuario acoge a cientos de personas

Esta escultura, realizada en madera de nogal y policromada, mide aproximadamente 56 cm de altura y data de finales del siglo XI o principios del XII. Representa a María como "Trono de Sabiduría", una iconografía común en el arte medieval, donde la Virgen sostiene al Niño Jesús en su regazo, simbolizando la enseñanza divina. Lo que distingue a esta imagen es su humanidad: María no lleva velo, sus cabellos están al descubierto, y su vestimenta incluye un mandil de pastora, detalles que aportan una cercanía inusual para la época. El Niño Jesús, por su parte, está representado con una mano levantada en señal de bendición y la otra sostiene un libro, enfatizando su rol como maestro.

En 1956, el papa Pío XII proclamó a la Virgen de Núria patrona principal de la diócesis de Urgell

Declarada patrona principal de la diócesis de Urgell por el papa Pío XII en 1956, la Mare de Déu de Núria no solo es símbolo religioso, sino también cultural y emocional. Incluso durante el franquismo, su figura adquirió un matiz simbólico: en 1967, la imagen desapareció misteriosamente para evitar su coronación canónica por un obispo no catalán, y no regresó hasta 1972.

Núria es lugar de peregrinación y espiritualidad

Cada 8 de septiembre, la explanada que rodea el santuario se llena de peregrinos que celebran su festividad entre el eco de las montañas. Hoy, el santuario y su entorno forman parte del alma del valle. El visitante puede acceder libremente, encender una vela, observar el retablo o simplemente sentarse en silencio, mientras las montañas custodian este rincón de espiritualidad suspendido en el tiempo.

La Ermita de San Gil: la cuna de la leyenda


San Gil llegó a Núria alrededor del año 700, huyendo de las persecuciones cristianas

Pequeña, discreta y profundamente evocadora, la Ermita de San Gil se encuentra a pocos pasos del lago, en un rincón cercano al hotel. Fue construida en 1615, en el mismo lugar, según recoge un manuscrito conservado por el Dr. Marés en 1666, donde vivió el monje ermitaño San Gil entre los años 700 y 704. Llegado desde Atenas, huyendo de persecuciones religiosas, hizo vida penitente en Núria, donde evangelizó a los pastores locales.

Según la tradición, la Ermita de San Gil se encuentra donde se encontró la imagen de la Virgen

Para enseñarles la fe cristiana, San Gil recurrió a tres objetos sencillos: una campana, que tocaba para reunir a los pastores repartidos por los valles de los alrededores; una cruz, el único objeto que conservaba de su herencia familiar; y una olla, donde preparaba una comida que compartían entre todos los pastores. Al verse amenazado, Gil escondió en una cueva la imagen de la Virgen que había tallado con sus propias manos, junto con la campana, la cruz y la olla, que cubrió con piedras y hierba antes de abandonar el valle.

Vidriera que representa la olla que San Gil usaba para preparar la comida a los pastores

Los objetos permanecieron ocultos durante siglos, hasta que, en el año 1079, un peregrino llamado Amadeo procedente de Dalmacia llegó a Núria guiado por un sueño. Cuenta la leyenda que un buey rojo comenzó a mugir sin cesar y a rascar el suelo con insistencia, y que dos zagales encontraron, bajo las piedras, la imagen de la Virgen y los tres objetos de San Gil, envueltos en una luz intensa y un dulce perfume. En ese mismo lugar se construyó la Ermita de San Gil y dio origen a la devoción mariana que ha perdurado hasta nuestros días.

Vidriera con la campana de San Gil, que forma parte de la leyenda de Vall de Núria

Arquitectónicamente, la ermita que conmemora estos hechos es un edificio modesto y encantador, de planta rectangular y tejado a dos aguas. Su fachada sencilla presenta una pequeña espadaña. El interior, austero y recogido, es un lugar esencial para quienes desean conectar con el origen legendario de Núria, en ese cruce entre historia y mito donde todo parece haber comenzado.

En 1079, unos pastores hallaron la imagen de la Virgen enterrada

Aquí se venera una copia de la Virgen de Núria, tallada en 1940 por un artesano suizo por encargo de Manuel Carreras i Martí. La talla original, de estilo románico, había sido sacada del santuario en 1936 por el cura Bonaventura Carrera para evitar su destrucción, y enviada a Suiza, al Obispado de Friburgo, donde fue protegida por Rafael Patxot i Jubert. Allí se realizaron dos copias: una quedó en Friburgo y la otra, guardada por la familia Carreras-Patxot, fue finalmente donada al santuario en 2017 por Núria Delétra-Carreras Patxot.

El singular trayecto en tren cremallera hasta Vall de Núria

El tren cremallera serpentea entre el paisaje de montaña de la Vall de Núria

Llegar al Vall de Núria es una experiencia única que comienza mucho antes de pisar el valle, ya que no se puede acceder en coche por carretera. El viaje o bien se realiza a pie por el “Camí Vell” de Queralbs a Núria, o se realiza en el histórico tren cremallera, una joya de la ingeniería que salva un desnivel de casi 1.000 metros en apenas 12 kilómetros, a través de un recorrido de gran belleza natural y técnica.

Viajar en el cremallera es disfrutar del ritmo pausado del tren entre montañas

El tren parte desde Ribes de Freser, donde se puede visitar la exposición del cremallera de Núria, o desde la estación de Queralbs (1180 m), y asciende serpenteando entre bosques de pinos y abetos, cruzando ríos y túneles que parecen abrirse paso en la roca viva. La locomotora, que en sus orígenes fue eléctrica y de la que se han conservado varios modelos de principios del siglo XX, arrastra los vagones. 

La Estación de Núria es el punto de llegada del emblemático tren cremallera

La vía de este cremallera es única en su tipo, con un mecanismo de engranajes que se acopla a una cremallera central para evitar deslizamientos y garantizar la seguridad en las pendientes más pronunciadas. Durante el trayecto, los viajeros pueden deleitarse con panorámicas sobre el valle y las montañas circundantes, un preludio perfecto al encuentro con el paisaje de Núria. Las obras del cremallera se iniciaron en 1928 y el primer tren llegó a Núria el 30 de diciembre de 1930. 

El cremallera ofrece vistas únicas durante su ascenso al valle de Núria

La línea de Núria se inauguró en marzo de 1931 y, desde entonces, ha sido el principal medio de acceso al valle. En 2006 se construyó el túnel del Roc del Dui, de 1.350 m de longitud, para mejorar la seguridad. Hoy, este viaje ferroviario es una experiencia en sí misma, una invitación a sumergirse en la historia y la naturaleza antes de descubrir el refugio del hotel y el santuario que aguardan al final del camino.

La Exposición del Cremallera de Núria en la estación de Ribes Vila

Ribes de Freser
En la estación de Ribes Vila se puede visitar una exposición dedicada al cremallera de Núria

Antes de emprender la subida hacia Vall de Núria, la estación de Ribes Vila ofrece una parada obligada para los amantes de la historia ferroviaria y la ingeniería de montaña: la Exposición del Cremallera. Abierto todos los días de 8:30 a 20:00 horas, este pequeño museo reúne piezas únicas que cuentan la apasionante historia de esta línea tan singular. Como, por ejemplo, las locomotoras eléctricas originales de 1930, nombradas con evocadores nombres como Virgen de Núria, Obispo Guitart, José Rogent y Ramón Albó.

Estación Ribes Vila
El coche salón Aaffw-51 todavía circula en ocasiones especiales

Estas máquinas, con su tecnología pionera y motores capaces de recuperar energía durante la bajada, reflejan la innovación y el esfuerzo que supuso conectar este valle inaccesible por carretera. Además, los visitantes pueden ver el elegante coche salón Aaffw-51, decorado con materiales nobles y utilizado aún en ocasiones especiales. No falta tampoco un quitanieves eléctrico, imprescindible para mantener la vía abierta en los meses de invierno.

Estación Ribes Vila
“La Jorobada” fue la primera locomotora en llegar a Núria en 1930

Entre los protagonistas destacados están las locomotoras históricas, como la locomotora número 6, conocida como “Julian Fuchs” o “La Geperuda” (La Jorobada) por la inclinación inusual de su caldera, una adaptación necesaria para la peculiar vía del cremallera. Esta máquina, construida en Suiza en 1892, fue clave durante la construcción y los primeros años de la línea.

Estación Ribes Vila
Este legado ferroviario ofrece un viaje tan emocionante como el destino

La exposición también alberga otros vehículos y herramientas que han servido a lo largo del tiempo para el mantenimiento y operación del ferrocarril y que forman parte de la historia ferroviaria del Pirineo catalán. Como veis, dormir en el Hotel Vall de Núria es más que pasar una noche en un hotel: es vivir una experiencia completa entre montañas, historia, leyenda y naturaleza.

Más información: Hotel Vall de Núria. Dirección: Estació Vall de Núria s/n, 17534 Núria (Girona). Teléfono: 972 73 20 00. Precio habitación doble: Desde 83.9 €. Precios Billetes Cremallera de Vall de Núria: Desde Queralbs, adulto (14 - 64 años) 30 € por persona. Infantil (4 - 13 años) 19,50 €. Desde Ribes de Freser, adulto (14 - 64 años) 33 € por persona. Infantil (4 - 13 años) 21,50 €. Se recomienda consultar los horarios del Cremallera de Vall de Núria. Web: Hotel Vall de Núria

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