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Descubre la historia y el azul de Cartago

Colonia Justiniana Carthago

Descubrir Túnez pasa irremediablemente por explorar la historia y el azul de Cartago. Una historia cargada de destrucción y éxito, y de un color azul, que aunque es menos conocido que el de la vecina Sidi Bou Said, tiene la misma intensidad y belleza (aunque no se encuentre en sus puertas).

Detalle capitel de columna, Cartago

Cuentan que la tribu de los Maxitani cedieron a los fenicios una parte de su territorio para fundar Cartago, la gran metrópoli púnica. Su primera reina, la princesa fenicia Elisa de Tiro, conocida con el nombre de Dido “la fugitiva”, tuvo que huir de su ciudad perseguida por su hermano Pigmalión. Éste codiciaba un gran tesoro de la que ella conocía el paradero. La leyenda no cuenta qué hizo Dido con el tesoro, pero parece que lo invirtió, allá por el siglo IX a. C., en el golfo de Túnez y más concretamente, en la ciudad de Cartago. Desde el siglo VI a. C. Cartago se convertiría en sede de una brillante civilización que impondría su hegemonía comercial en gran parte del Mediterráneo. Su poder y rutas marítimas no pasaron inadvertidas por griegos y romanos que la convertirían en su objetivo bélico. Cartago quedaría destruida en el año 146 a. C. durante las últimas e interminables Guerras Púnicas.

Barrio de Aníbal

El emperador romano Octavio Augusto levantaría una colonia romana sobre las ruinas fenicias en el año 46 a. C. convirtiendo el territorio en el gran granero de Roma. Cartago se convirtió en una ciudad comercial, fuente de aprovisionamiento de animales salvajes para los espectáculos romanos o de aceite de oliva para los banquetes. Cartago, puerto abierto a otras culturas y civilizaciones de la Cuenca del Mediterráneo, se volvió una lujosa civilización refinada y próspera. En la actualidad, pueden verse en la Colina de Byrsa, las ruinas de aquellos barrios residenciales donde habitaban los ricos comerciantes. Sus casas bien diseñadas, cómodas y salubres se edificaron sobre los restos de los barrios púnicos del siglo III y II a. C. que algunos han visto como el Barrio de Aníbal; el gran general cartaginés. Los romanos se apropiarían del sistema de desagües y alcantarillado, del sistema de recogida y cisternas de agua, de los suelos de mosaico y de las paredes de estuco de las villas púnicas y las copiarían en sus villas romanas.

Mosaico del Museo de Cartago

Justo a nuestras espaldas, se encuentra el Museo de Cartago que exhibe los hallazgos efectuados en las excavaciones de 3 de las etapas históricas más importantes de la ciudad: el fenicio-púnico, el romano-africano y el árabe-musulmán. Estelas votivas grabadas, estatuas, amuletos, joyas, mosaicos, sarcófagos y otros objetos que evocan una vida fastuosa, llena de placeres y que te esperan para descubrir, la historia de su pasado. El yacimiento arqueológico de Cartago fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979.

Como próspera ciudad romana, Cartago vivió una segunda juventud y sus monumentos se igualaron a los que se encontraban en otras ciudades romanas del otro lado del continente y del Mediterráneo. De aquel periodo (siglo II) es el Teatro romano donde se organiza cada verano el famoso Festival Internacional de Cartago de música, danza y teatro. No hay que olvidar que nos encontramos a escasos 15 kilómetros de Túnez capital y que el lugar es muy accesible.

Termas Imperiales de Antonino

Dejamos atrás el cardo y giramos a la derecha por el decumano para dirigir nuestros pasos al principal monumento de Cartago: su “balneario”. Por encima de todos los monumentos de Cartago, destacan las ruinas de las Termas Imperiales de Antonino, construidas entre el año 145 y 162. Aunque del edificio principal se conserva poco más que el sótano, son las terceras termas más grandes del mundo romano, después de las Termas de Caracalla y las Termas de Diocleciano, ambas situadas en la ciudad de Roma. El pequeño laberinto subterráneo por donde transcurría todo el funcionamiento de las termas, no se lo pudieron llevar piedra a piedra, sino ya no quedaría nada. Durante siglos Cartago sirvió de cantera para otras construcciones y fue así como poco a poco, las termas fueron desvencijadas de sus vestimentas pétreas.

Termas Imperiales de Antonino

La sala llamada caldarium fue construida con piedras volcánicas traídas del Vesubio. Dicen que tan sólo el frigidarium de Cartago, medía 800 m2 y que 16 columnas de 15 metros de altura sostenían la gran bóveda de granito. De aquellas inmensas moles se ha conservado una gran columna que inmóvil contempla la tonalidad azulada del Mar Mediterráneo, un azul turquesa único, difícil de encontrar y mucho más difícil de olvidar.


Agradecer a Rocío Agenjo y Gema Pérez de Idealmedia y a la Oficina de Turismo de Túnez que eligieran a Planeta Dunia para promocionar este destino. Volver una segunda vez a Túnez, confirma las sensaciones que tuve la primera vez que visité este país: Túnez es ideal para un primer viaje a un país árabe. 

Tunisair dispone de varios vuelos regulares cada semana desde Barcelona, Madrid y Lisboa con servicio de catering incluido. Todo el material generado en redes sociales durante este viaje de prensa puede consultarse con el hashtag #TrueTunisia


Leer un buen libro es como practicar buen sexo

Sí querido lector, así es, leer un buen libro es como practicar el mejor de los encuentros sexuales que un ser humano puede llegar a experimentar. A esa conclusión he llegado tras leer el libro de Miquel Silvestre; Un Millón de Piedras.

Miquel Silvestre y Planeta Dunia

Y ahora intentaré describir el porqué de estas extrañas y sensuales conclusiones. Un libro se empieza a leer mucho antes de tocarlo, la portada es la primera imagen que tenemos de él, hay quien incluso miran el otro lado, algunos encuentran placer en mirar la parte de detrás y sacar conclusiones de lo que ven e imaginarse historias. De manera acertada o equivocada intentaremos aproximarnos a esa persona, digo a ese libro, con cierta curiosidad, ganas y decisión mientras miramos su cara.

A veces, según lo que tengamos delante, las primeras impresiones son correctas y elegimos adecuadamente al amante o la lectura que han de satisfacernos. Tras ser cazados por el exterior, según sea nuestro grado de desesperación, ganas o tiempo disponible, pondremos nuestras manos y mirada en nuestro último sujeto. Tocar, palpar, recorrer con nuestros dedos cada centímetro del cuerpo que tenemos en nuestras manos, es un valor insustituible, yo no lo cambiaría por nada, me encanta el sutil roce de la piel en el libro de papel.... ¿de qué creías que estaba hablando?.

 África también es verde

Un Millón de Piedras no promete aventuras sin límites, acción trepidante, ni puestas de sol, con lo cual puedes esperar sinceridad, giros inesperados, realidad y cierta dosis de humanidad canalla, lo que cualquier mujer buscaría en un amante, digo en un buen libro.

Para algunos, da cierta satisfacción que sea una primera edición, hay quien paga sumas importantes por encontrar una primera edición de un libro. Otros, nunca nos hemos percatado de ello o no lo hemos considerado importante, pero tampoco somos coleccionistas, no estamos en ese mundillo de curiosas antigüedades, hay gente para todo en el mundo literario también. Quizás el número de edición y el de ejemplares vendidos de un libro, te dé una idea de las “posibilidades” del autor: “-Caramba, Un Millón de Piedras va por su séptima edición y se han vendido 10.000 ejemplares, vamos que Miquel Silvestre no es un aficionado, algo sabrá del tema ¿no?”.

 No hay nada como una carretera africana para lanzarse a la aventura

Sabiendo que no es la primera vez, un libro se empieza a leer con más seguridad ¿no crees? Hay algo en él que ya te inspira confianza, tranquilidad, que te incita a empezar, ahora sólo toca abrir su primera página. Puede que con la lectura del primer capítulo ya te quedes en ascuas, lo suficientemente interesada como para continuar hasta el final o por el contrario que a la primera de cambio digas aquello de “espera, espera, espera” y cierres el libro y te largues.

Una vez empezado y con la libido por las nubes porque sabes que esto va a durar hasta que acabe, toca encontrar el equilibrio de ambas partes. Cada lector tiene un ritmo personal, hay quien es un auténtico devorador de hojas, no han acabado con uno que ya saben exactamente que antes de que acabe el día habrá tiempo para otro más. Hay quien sólo lee un poquito cada día antes de irse a dormir y otros que duermen con un libro a su lado y ni lo miran, eso es así, a todos nos gusta, pero hay quien tiene toda clase de problemas para ponerse a ello. 

 Motos, bicicletas, burros y personas cruzando en barco la frontera

Las primeras palabras son importantes para enganchar al lector, no hay la menor duda. Nos encanta fascinarnos con lo que se nos pone a tiro, si te gusta lo que tienes entre tus manos, y me refiero a que te guste mucho, mucho, corres el riego de querer acabar deprisa. Es un error muy común, el ímpetu, las ganas de llegar al final, te sumergen en una espiral de velocidad difícil de parar, pero aquí entra el poder mental, el control y las posibilidades de cada uno de alargar el placer.

Tengo que confesar que yo me leí Un Millón de Piedras en dos tardes seguidas, hacía taaaaaanto tiempo que no tenía un buen libro entre las manos que me quedé absorbida de inmediato entre sus páginas. Hoja que se deslizaba, capítulo que acababa me dejaba con la boca abierta y quería más y más. Llegué al final satisfecha, ese tipo de satisfacción que te deja el trabajo bien hecho, pero que no evita que quieras más (a veces soy insaciable, en los viajes también me pasa).

Atardecer en el Níger

Junto a Miquel recorrí rápidamente los 10.000 kilómetros que le llevaron durante 2 meses a pasar por 7 países, tú también lo harás. La primera parada era Kenya, y no puedo estar más de acuerdo con esa sensación de admirar las estrellas del cielo africano. Hay pocas cosas que puedan compararse con el cielo nocturno en África, lo más parecido es el cielo de La Palma, simplemente maravilloso. Si se es lo suficientemente sensible, cuando uno contempla un cielo así, llora de felicidad. Tengo que reconocer que lo del escudo masai y la danza me tocó en lo más profundo de mi alma (confieso que sentí envidia, ganas, celos, un ¡yo también quiero! Totalmente infantil y enajenado). No te voy a contar el libro, pero viajarás a Tanzania, el Océano Índico, te encontrarás con búfalos, jirafas, antílopes y elefantes, como el que se encuentra un animal doméstico o visita el Parque de la Naturaleza de Cabárceno. Estoy segura que es una de esas experiencias que deben dejar un recuerdo imborrable de viaje. Y cuando se viaja, se lee o se ama, en el fondo es lo que buscamos: recuerdos, experiencias, felicidad y sentirnos menos solos.

La lectura continúa, puedes cambiar de postura, estirar las articulaciones, sonreír, comentar y luego proseguir mientras gritas ¡qué viaje, madre mía, qué viaje!. Zambia, Zimbabwe (Miquel dice que es uno de los países más hermosos del continente, así que lo tendré en cuenta para cuando vuelva a pisar África). Es extraño seguir el consejo de alguien al que no conoces, igual de raro que darle tu confianza a un desconocido, pero los seres humanos lo seguimos haciendo. Confiamos nuestra vida, salud, emociones, ahorros, virginidad, cuidados, secretos, etc... a personas de las que sabemos más bien poco o nada. Llega un momento en que no te paras a pensar en ello, sólo confías en que llegado a ese punto de intimidad entre dos personas, todo va a resultar bien.

 Gasolinera en África

Una pareja o un libro deben aportarte nuevos conocimientos, aventuras, deben ayudarte a crecer, a sacarte de la rutina, cuando se reúnen esa clase de condiciones la relación o lectura se vuelven de lo más excitante. Así como el que no quiere la cosa, en Un Millón de Piedras puedes descubrir una grandiosa Sudáfrica, el Trópico de Capricornio (sí, el de los cuernos), Botswana, el Delta del Okavango, Namibia, los himba (sólo por verlos haría yo un viaje aunque tuviera que embadurnarme de barro), Ciudad del Cabo (Cape Town), Lesotho, la pequeña Swazilandia (el tamaño importa, el que dice lo contrario miente, ¿cómo va a ser lo mismo que te falten 10 km que 30 para llegar a la gasolinera?). Uix.. que me despisto, el último capítulo es para Mozambique, Marruecos, Mauritania, Senegal y finalmente Mali, al que le tenía muchas ganas, no por ser el final del viaje, más bien por ser el único país del libro en el que he estado. Conocer si como yo Miquel lo había pasado bien, si le había gustado, si volvería, ese tipo de cosas.

En toda lectura, en todo encuentro sexual, hay una expresión que te deja conforme o disconforme, no me refiero al ¿ya está, ya se ha acabado? (esto daría para otro post). A veces necesitamos sin saberlo simplemente una aclaración, no somos conscientes de nuestra soledad hasta que estamos acompañados, no nos damos cuenta de que nos quieren hasta que no nos lo demuestran, no nos damos cuenta de un buen libro hasta que acaba. Buscamos en los demás una aprobación, un parecido, una palmadita en la espalda y también vernos reflejados en los ojos de los demás.


Quizás por eso, cuando leí en Un Millón de Piedras sobre la amabilidad de la gente en Siria o de la antipatía eslava de los rusos, no pude más que sonreír, de sentirme parte cómplice en unas páginas. Estoy de acuerdo con ambas afirmaciones y es bonito pensar en que en realidad hay más cosas que nos unen, que cosas nos separan. Ha sido un placer saborear esta agradable lectura, volver a pasar horas tumbada en el sofá sin importar nada, alejarse de los problemas, los propios miedos, la cobardía y ponerse un mono de cuero negro, bañarse sin ropa, notar el sol abrasador en el rostro, huir de los mosquitos, hacerse un ovillo enredada en mosquiteras, dormirse con los cánticos de una tribu o impregnarse de olor a barbacoa. Si no puedes viajar; lee. Si no puedes leer; viaja. Para todo lo demás: ¡viaja!

Miquel saldrá de viaje de nuevo muy pronto, puedes seguir sus aventuras por las redes sociales, televisión, página web o a través de sus libros
¡Feliz lectura, feliz viaje!


No creo que pueda ganarme la vida como crítica literaria, pero si estás buscando algún libro de viajes interesante, además de los de Miquel Silvestre, una vez reuní una lista de unos cuantos libros que me gustan y que sirven para viajar desde casa.

Los Mercados de Burkina Faso son inolvidables


En África todos los pueblos, por pequeños que sean, tienen un mercado diario donde se comercializan los productos de uso cotidiano que se necesitan en el hogar. Curiosamente las dosis pueden ser reducidas a tan sólo una unidad del producto o a la cantidad necesaria de un sólo uso. Eso se observa en muchas de las paradas que exponen los productos en pequeñas pilas invitando a comprar la cantidad justa. No es que la parada venda tomates o pimientos “a granel”, es que en la mesa hay pilas de 5 tomates que forman una llamativa flor o 4 cebollas alineadas con otro grupo de 6 ó 7 montones y ese montoncito, es el que podrás comprar.


Cuidado con las guindillas, cuanto más pequeño y diminuto veas el pimiento, más picante será y si ves bolsas de polvo rojo en África, seguramente será polvo de cayena, una especia utilizada en multitud de platos de África Oriental y que además de ardor bucal te asegura la conservación de los alimentos.


A diferencia de Europa donde los panecillos de hamburguesas son de 4 unidades y las bandejas de hamburguesas son de 6, en África mantienen esa sana cordura de equiparar raciones con la necesidad del individuo. Que hoy necesito café, pues compro la dosis necesaria para llenar mi cafetera, que me falta jabón, pues compro una pastilla. El mercado está para satisfacer la necesidad de la vida diaria, tanto del que compra como del que vende, y no para enriquecerse, hacer grandes fortunas o acaparar alimentos. El concepto de despensa no es africano precisamente, el acopio necesita de dinero, espacio y condiciones de conservación, algo que a veces, por aquí, escasea.


En Burkina Faso encontrarás paradas donde se venden nueces de cola, son consumidas como golosina aunque son de sabor amargo. Su consumo es masivo, ya sea por la creencia de que la nuez de cola es afrodisíaca o porque realmente tiene efectos estimulantes. Si tienes previsto visitar alguna tribu, grupo étnico o familia, ve provisto de una bolsa de nueces ¡es una muestra de cortesía!.


A medida que crece la importancia de la ciudad, los mercados crecen en tamaño y en variedad de productos. No importa si el espacio destinado para montar un mercado se reduce al borde de la carretera, a un espacio delimitado o al interior de un edificio, en los mercados africanos es posible comprar pan, carne, pescado seco, frutas, sal, baterías, medicinas, tabaco, cerillas, menaje de plástico o ropa, tanto usada como hecha a medida, y telas, metros y metros de coloridas telas africanas que tiñen de color y belleza los mercados. La elegancia de la mujer africana sobrepasa los cánones del poder adquisitivo y eso me encanta. 


En las pequeñas poblaciones, como pueden ser Dendeogo, Guelwongo, Loropéni, Kokologo y Boromo, la etnia mayoritaria del país son los Mossi; dignos herederos de la princesa Yennenga. Lucen orgullosos su oficio y mercancía, te aconsejo que compres un bonito recuerdo: una cáscara de calabaza seca. En África es el recipiente de los mil usos, utilizado tanto para almacenar líquidos, como sólidos, además de ser económico, es totalmente ecológico. En algunas regiones las calabazas están decoradas y las convierten en hermosos “tarros” con tapa.


Si el mercados es grande, los comerciantes vendrán de otras zonas del país, incluso de los países vecinos y es entonces cuando entiendes que la “ley de la oferta y de la demanda” deja de tener importancia y lo que importa entonces es el diálogo, los chismes, la información que corre de boca en boca. Mercados alegres, vivaces y multicolores, con impactantes experiencias para quien los contempla.


El olor de centenares de bandejas de pescado seco bajo el tórrido sol de agosto, los rebaños de ovejas limpiando los restos de lo que queda después del día de mercado, la invitación a probar un vaso de cerveza artesanal de mijo junto a los jefes de la tribu. El sonido del mazo de madera repicando en el enorme mortero mientras se muele manualmente kilos y kilos de mandioca.


Trueque en Gaoua, orugas fritas en Banfora o las misteriosas bolas negras de hierbas filamentosas ahumadas que sirven para hacer sopa y que son la pastilla de “Avecrem” africana. Los mercados de Burkina Faso son inolvidables. Por último quedan los grandes mercados, como el Grand Marché de Bobo Dioulasso, uno de los denominados “centros comerciales” de África. Con más de tres mil tiendas, aquí te espera un gran repertorio de productos desde carnicerías y paradas de mangos hasta fabricantes de cerveza artesanal. Prepárate para volverte loco con la artesanía; aquí es posible comprar desde famosas telas teñidas (batik), hasta máscaras o bellas tallas de madera de todos los tamaños y para todos los bolsillos. Sombreros peul, tambores y cruces tuareg o camisas a medida, junto a objetos rituales o juguetes de metal reciclado.


Si se tiene ocasión hay que probar la mandioca, la batata o los buñuelos dulces fritos. En Burkina Faso se encuentran paradas por doquier, donde la vendedora es la que prepara la masa, los fríe y los vende.

Por último hay que explorar el Mercado Central de Ouagadougou, en la capital del país. Es donde los precios se disparan más y donde hay que regatear a muerte. Si te puedes permitir comprar en otros mercados será mejor para tu economía. Aquí hay de todo, desde objetos de uso diario hasta recuerdos para que los extranjeros se lleven un pedacito de África a casa.

En Mali no dejes de visitar el Mercado de las mujeres de Mopti.

Libros de viaje para leer o regalar


Tengo un vago recuerdo del día que leí por primera vez, si mi memoria no me engaña la palabra que balbuceé fue “árbol. Mi profesora de primero, Rosalía Puig, estaba de pie junto a mi hombro derecho, señalando con una regla de madera mi cuaderno de estudio. Había un árbol dibujado en colores saturados y bajo la imagen había escrito, en grandes letras en negrita, esta magnífica palabra: árbol.

A partir de aquel momento histórico, recuerdo haber dado la tabarra en casa “leyendo” -o intentando leer- absolutamente todo lo que podía de los anuncios de televisión. Supongo que al ser la más pequeña de casa, me debieron hacer callar un millón de veces y que al final me compraron un libro sólo y exclusivamente para mí (si es que no hay nada como insistir). Consiguieron cerrarme la boca y de ahí, a devorar centenares de libros, sólo tuvieron que pasar algunos años. Resistí heroicamente a las continuas y repetidas desaprobaciones de mi madre que no entendía que me pasara todo el verano sentada devorando libros, supongo que para ella resultaba más práctico que me bordara el ajuar.

De los cuentos a los cómics, de las novelas románticas a los de historia y de ahí a dar de lleno con los libros de viajes han pasado unos cuantos títulos (qué se lo digan a los que me han ayudado con la mudanza de docenas de cajas con la palabra “biblioteca”). Así que si estás pensando en regalar un libro o incluso en la fantástica idea de leerlo, te dejo unas cuantas ideas literarias que tienen un lugar muy especial en mi atiborrada estantería.

Libros para viajar a África
  • El más original: Pueblos de África de Leo Salvador con magníficas ilustraciones de Arturo Arnau. Editorial Mundo Negro. 159 páginas que sirven de introducción a algunas de las etnias y pueblos que habitan este enigmático continente. Etnología para inexpertos.
  • Autobiográfico: (Somnis de l'harem) Sueños en el Umbral: Memorias de una niña del harén de Fatima Mernissi. Un íntimo viaje a los secretos femeninos ocultos en un harén de Fez en el siglo XX desde la visión de una de sus protagonistas. Todo un tesoro literario.
  • La historia más impactante (también autobiográfica): Flor del desierto de Waris Dirie. ¿Cómo “entender” la ablación genital femenina? La historia de una niña que nació en el desierto de Somalia y la difícil lucha -por no decir imposible- de escapar de una tradición tribal ancestral. Pelos de punta.
  • Para apasionados de la cultura egipcia: Cualquier libro de Christian Jacq hará las delicias de los más aventureros de la casa. Intrigas y misterio mezcladas en su justa proporción con datos históricos, rituales y maravillas del Antiguo Egipto. La Trilogía de El Juez de Egipto es un buen comienzo para quedar enganchado, incluso siendo adolescente.

Libros para viajar a Asia
  • Libro para estremecerse y tocarte el alma: Un invierno en Kandahar de Ana María Briongos. Entrar en Afganistán en una época donde no existían los talibanes sólo es posible con la lectura de este libro. Abrir los ojos y querer viajar al corazón de Asia, también.
  • La Ruta de la Seda como nunca antes la habías visto: Marco Polo. Testimonios de un viaje extraordinario de Guido Fuga y Lele Vianello. Editorial Lineadacqua. Con una cuidada presentación, maravillosos dibujos y una apasionante historia. Una lectura irresistible para grandes y pequeños. Luego no respondo si vuestros hijos salen viajeros.

Libros para viajar a Europa
Con más de 20 libros en mi biblioteca sobre Venecia, no es difícil recomendaros mis dos favoritos:
  • Para los amantes de los cuentacuentos: Leyendas Venecianas e historias de fantasmas de Alberto Toso Fei. Editorial Elzeviro. Una manera original de recorrer la ciudad más romántica de Europa “in situ”, con itinerarios que esconden toda clase de acertijos y fábulas.
  • Para profundizar en Venecia nada como descubrir los secretos que nos devela Jan Morris en su obra titulada Venecia de Ediciones Península. ¡Cuidado! Es totalmente adictiva.

Libros para viajar a Oceanía
  • Para adentrarse en el continente más lejano: Las voces del desierto de Marlo Morgan. A menudo se nos olvida de quien pertenece la tierra y desconocemos el poder que tiene la Madre Naturaleza. Quizás el relato más fantástico e inverosímil de toda la lista, no apto para incrédulos.

Libros ilustrados
  • Enamorados de España, Egipto, Tierra Santa o Jordania: Cualquier libro ilustrado por la magia de David Roberts es un acierto. Se han publicado numerosos libros y recopilaciones de los dibujos y litografías de este explorador del siglo XIX y en diversas calidades. Las Maravillas de Egipto, The Holy Land o Journey to Petra son algunos de los títulos que podéis encontrar en editoriales como Iberlibro, White Star Publishers o Bonechi.
  • Descubrir cualquier ciudad Europea es posible con los Cuadernos de Viaje de Anaya (y no, no recibo compensación económica por esta recomendación) pero para mí es difícil resistirse a las acuarelas y ellos tienen una buena colección de títulos: Ámsterdam, Londres, Nueva York, París, Valle del Loira, Venecia... Uno de los detalles que más me gustan es el papel en el que han sido impresos; con una textura que asemeja al papel de acuarela. Además de una completa información de los edificios y lugares que describen su calidad justifica el precio de venta.
  • Más Acuarelas de viaje para los enamorados de este estilo: La editorial Planeta realiza para Lonely Planet una colección de libros que combinan texto y grandes ilustraciones. En este caso mi título favorito es Cuadernos de China de Joaquín González Dorao. Tienen un estilo diferente a los de Anaya, os recomiendo que les deis una hojeada.

No tienes mucho tiempo para leer o te falta concentración
Si tu excusa para no leer un libro es: “no tengo tiempo” o “leo tan poco y de tanto en tanto que pierdo el hilo de la historia”, yo te voy a demostrar que se puede leer “sólo un poco” y ocasionalmente, sin perder el interés de la lectura ni la información básica.
  • El libro es grande pero las historias son pequeñas (quiero decir cortas): 300 Lugares de verdad que parecen de mentira de Sergio Parra. Ediciones Martínez Roca. Cuando veas el tamaño del libro te asustarás, pero una vez dentro, descubrirás que te falta mucho planeta por descubrir. Y sí, hay que estar medio loco por querer hacer un viaje de comprobación a cada uno de los lugares que aquí se describen (con extensiones de dos páginas en adelante). No hace falta que te diga que puedes ir a tu ritmo y acabarlo cuando te sea posible.
  • Si has llegado hasta el final de este post sin haber viajado aún, entonces necesitas algo como un manual: Viajeras puede ser el principio de un estupendo viaje. Una recopilación de Itziar Marcotegui y Pablo Strubell de La editorial viajera que con gran esfuerzo reunieron la experiencia de un buen número de adictas a los viajes.

Si has leído ésto ¡enhorabuena y muchas gracias! Espero tenerte de vuelta pronto y sino, sabré que es porque estás leyendo ¡feliz lectura!

Ciudades construidas sobre acantilados


Existen lugares que quedan marcados en la memoria y que uno se pregunta cómo llegaron a edificarse en esos parajes en concreto. Ciudades construidas sobre acantilados, al filo del abismo y que crecieron y perduraron a pesar de estar cerca de la nada, del aire etéreo, de un precipicio convertido en principio y final. Estos son algunos de los pueblos que he visitado y que se encontraban en escarpados emplazamientos llenos de encanto:

Uno de mis favoritos es Al Hajjara (también conocida como Al Hajjarah o Hajarah) es uno de los pueblos fortificados de montaña más importantes de Yemen. Un espectacular paisaje agreste sirve de telón de fondo a Al Hajjara. Construida sobre una montaña a 3.000 metros de altura y que domina todo un valle que asciende a través de abundantes terrazas de cultivo de qat; el vicio nacional. Algunas de sus edificaciones son torres-vivienda de hasta ocho plantas con fachadas de piedra encaladas en blanco.

Al suroeste de Mopti (Malí), se encuentra una de las regiones más fascinantes del país: Bandiagara. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1989 y está considerada oficialmente la puerta de entrada al País Dogón. Es la población más misteriosa construida sobre un acantilado que he visitado jamás. El Pueblo Dogón ha vivido colgado sobre la pared rocosa de la abrupta Falla de Bandiagara desde el siglo XIV. Acantilados, fallas y planicies, han sido poblados por una veintena de aldeas de adobe y piedra, diseminadas por los 150 kilómetros de extensión de esta formidable escarpadura de 300 metros de altura. Un lugar único en el mundo donde habita uno de los pueblos más misteriosos de África.

En la región francesa de Midi-Pyrénées, se encuentra el único enclave religioso construido sobre un acantilado de esta particular lista. Se trata del conjunto monumental de Rocamadour, compuesto por siete santuarios románicos y varios oratorios, que son un centro importante de peregrinación. Esta peculiar ciudad religiosa que existe desde el siglo XII, se alza entre alturas de 110 metros y los 364 metros de altitud, en un singular enclave sobre el cañón que atraviesa el río Alzou. Una única calle da paso a una gran escalinata de 226 peldaños, que antiguamente era subida de rodillas por los peregrinos que se acercaban a visitar a la Virgen Negra milagrosa.

Protegida por el paisaje montañoso de la Sierra de las Nieves a oriente y la Sierra de Grazalema en occidente, se encuentra la ciudad malagueña de Ronda. La hermosa meseta de Ronda atraviesa gargantas, puertos y valles, y ofrece vistas panorámicas que se extienden bajo el intenso azul del cielo andaluz. Ruinas de molinos, restos de murallas árabes, su famoso Puente Nuevo (el símbolo de Ronda) y varias casas colgadas sobre el río Guadalevín, confieren un singular conjunto que queda suspendido sobre un encantador abismo a 90 metros de altura.

Thira (también conocida como Thera o Firá) es la capital de Santorini; uno de los pueblos más singulares del Egeo. Este pequeño punto del Mediterráneo griego se extiende sobre un gran precipicio que se asoma al hueco de un volcán que erupcionó en torno al año 1635 a.C. La famosa caldera cubierta por las aguas del mar, está formada por rocas oscuras de lava solidificada que contrastan con las casitas blancas de esta población en forma de media luna. El pequeño puerto se comunica con la ciudad, ubicada a 300 metros de altura, gracias a un funicular y a unas escaleras de 886 peldaños. Éstas pueden subirse a pie o sobre los lomos de un burro; una experiencia divertida que atañe algún riesgo para los turistas no experimentados en monturas ;-)

Vuelta al mundo con poco dinero


¿Quieres dar la vuelta al mundo sin gastarte mucho dinero? Si es así, este post te va a encantar, yo pongo los billetes y el recorrido, y el resto corre de tu cuenta (hoy los lectores me matan).

¿No te has fijado nunca en el arte que esconden los billetes extranjeros? Muchos de ellos utilizan personajes o maravillas naturales del país para ilustrarlos. Aquí comparto algunos de los billetes más interesantes y el papel moneda más bello que ha pasado por mis manos hasta ahora. Tengo tantas pequeñas “obras de arte económicas” que no caben todas en un post, así que me reservo un recorrido por Oriente Medio sin límite de dinero ;-).

¡Comenzamos!


Moneda de Mali y Burkina Faso: Franco CFA del África Occidental (su símbolo es FCFA)

Es quizá la clase de papel moneda más interesante que he conocido, ya que se utiliza en ocho países diferentes, al estilo del euro europeo, pero en africano ¿práctico no?.

El billete de 1.000 francos CFA es de un color rojo intenso y muestra el dibujo de una máscara que no es otra cosa que el logotipo de la BCEAO (Banco Central de los Estados Africanos del Oeste) junto a símbolos de la educación y de la sanidad. En el otro lado hay representados una pareja de dromedarios del Sahel.

Moneda rusa: Rublo (su símbolo es ϼ)

El billete de 10 rublos tiene dibujado el Puente sobre el río Yeniséi, a la altura de la ciudad de Krasnoyarsk, y la imagen de la Capilla ortodoxa de Paraskeva Pyatnitsa. Por el otro lado muestra la imagen de la segunda Planta hidroeléctrica más grande de Rusia y la quinta del mundo, la ubicada también en Krasnoyarsk (Siberia).

Moneda japonesa: Yen (su símbolo es ¥)

El billete de 2.000 yenes tiene dibujada la Puerta Shureimon de Okinawa; perteneciente al Castillo de Shuri, y dos personajes de la Historia de Genji; considerada la primera novela japonesa.

El billete de 5.000 yenes tiene dibujada a Ichiyō Higuchi; escritora japonesa del siglo XIX y la representación del cuadro Las Flores de Kakitsubata; donde se representan flores de Iris Japonés.

El billete de 10.000 yenes tiene dibujado a Yukichi Fukuzawa; un filósofo-ideólogo que hizo logros en política y ayudó a la "occidentalización" del Japón. Al otro lado del billete se ha representado la Estatua de un ave fénix, que se encuentra en el tejado del Templo budista de Byōdō-in localizado en la ciudad de Uji (Kioto).

Moneda malaya: Ringgit (su símbolo es RM)

Lo más curioso de estos billetes y que no había visto todavía es que tienen en uno de sus margenes el valor escrito en braille, para que las personas invidentes puedan saber qué billete tienen en las manos.

El billete de 1 Ringgit tiene dibujado en una de sus caras el retrato de Abdul Rahman of Negeri Sembilan; el primer Seri Paduka Baginda Yang di-Pertuan Agong; algo así como el gobernante del país. En la otra cara hay representada una cometa malaya, el paisaje de una playa, el Monte Kinabalu y los pináculos de Gunung Api situado en el Parque Nacional de Gunung Mulu. Un buen billete que sirve como reclamo turístico de todas las maravillas naturales de Malasia.


El billete de 2 Ringgits repite retrato de Abdul Rahman pero con un fondo distinto. En la otra cara aparece el dibujo de un satélite y de una Torre de Comunicaciones, es a mi parecer el más feo de todos los billetes malayos.

Para acabar el billete de 5 Ringgits, es uno de mis preferidos, se trata de un billete de polímero; mucho más duraderos y que incluyen una ventana transparente difícil de falsificar, pero que a mí personalmente me encanta por lo artístico. Aunque repite retrato en una de las caras, le han incluido la imagen en papel transparente del Perdana Putra; la Oficina del Primer Ministro que me recuerda un poco al Taj Mahal (os la he escaneado con un fondo oscuro para que se pueda ver). En el otro lado del billete están dibujadas las inconfundibles Torres Petronas, el Aeropuerto Internacional de Kuala Lumpur y un mapa con la situación de Putrajaya y Cyberjaya; importantes ciudades administrativas y tecnológicas.



¿Qué te ha parecido mi vuelta al mundo con 8 billetes?

Tatuajes en la piel


A menudo los viajeros experimentamos una intensa sensación cuando desembarcamos en un nuevo lugar. Un diminuto punto de nuestro planeta queda a veces como un tatuaje en la piel; grabado para siempre en el recuerdo y cargado en la mochila de nuestra alma para siempre.

Es indiscutible que VIAJAR nos transforma y nos enriquece de mil formas distintas. Escribir sobre esos lugares no me exime de escribir sobre sensaciones, percepciones y de incluso de conclusiones muy personales. En contra de todas esas recomendaciones de los gurús que indican que un blog debe seguir una “linea editorial” o “especializarse” en un destino, continente o forma de viajar, yo no entiendo de ese cerco espacial que me limitaría en “mi propia casa”, en mi propia criatura creativa, a compartir ciertas partes de nuestro Planeta Tierra.

Es por eso que sigo escribiendo posts como el que ahora viene (menuda introducción, ¿eh?) saltándome todas las posibilidades de conseguir mil visitas al día o tres mil seguidores en Twitter. Por el simple placer de dar alas a la creatividad, poner palabras a los latidos viajeros de mi corazón y dejar escrito ¡para cuando mi memoria falle! lo que viví y sentí.

Tatuajes en la piel es un pequeño recorrido por esos tatuajes que mi cámara inmortalizó, sobre la piel de algunas personas que encontré en mi camino y que quisieron formar parte de mi historia.

En Oriente Medio y en alguno lugares de África, mujeres y niñas decoran su piel con dibujos de henna. En Yemen, por ejemplo, son conocidos con el nombre de naqsh. Se utilizan tintes a base de manganeso o henna para realizar dibujos geométricos o florales, son de color negro y decoran manos, pies o cara. En Kenya, las mujeres swahili se pintan brazos, piernas, pies y manos con henna el día de su boda como lo hacen también en Rajastán (India).

En la Isla de Borneo (Malasia), donde aún habita la tribu de los Iban, los antiguos cortadores de cabezas, los hombres se añadían un nuevo tatuaje, por cada “delito de sangre” cometido, para dejar visible así su hombría.

En Túnez las mujeres bereberes se tiñen el pelo con henna de color naranja y se hacen dibujos en la piel, también con este tinte. También en África pero esta vez en Mali, las mujeres Peúl o Fulani como también se conoce a esta etnia nómada, se tatúan los labios. Para los Peúl la belleza es tan importante como la familia y su ganado, así que tanto hombres como mujeres jóvenes, se pintan con ocre o sulfuro de antimonio para estar más atractivos.

Es así, como los tatuajes alcanzan puntas opuestas del mapa y sirven para un mismo propósito: 
¡Ser admirados!

Las 5 carnicerías más impresionantes del mundo


Uno de los lugares que siempre me gusta visitar cuando viajo, son los mercados. Independientemente de su colorido, del bullicio y del contacto con la gente, los mercados reúnen una variopinta muestra de la sociedad del país que se visita, pero también dan mucha información sobre la cultura y la vida de ese país.

Tomándome un tiempo para reflexionar, sobre de lo qué quería escribir hoy (así me va con el posicionamiento de Google y las visitas) he decidido mostraros algunas de las carnicerías más curiosas que he visitado. Y como una vez me aconsejaron que para recibir más visitas en el blog, hay que hacer listas y poner títulos en plan ranking, pues aquí va:

Las 5 carnicerías más impresionantes del mundo

1.- Siria
La primera carnicería que viene a mi memoria, es una carnicería que estaba situada cerca de la Ciudadela de Damasco. Mi hermana y yo nos habíamos aventurado por las callejuelas de detrás del Al-Hamidiyya Souk; el zoco cubierto de la capital de Siria, y descubrimos -en una de esas escapadas que solemos hacer fuera del circuito turístico- una carnicería con cabezas de camello colgadas en la puerta como si de un gran embutido se tratara. El resto de la carnicería tampoco tenía desperdicio, menos carne de cerdo, allí se podía encontrar de todo.

2.- Yemen
La segunda de mi lista, sin duda es, para las improvisadas carnicerías que se abren en la calle principal de Shaharah; una población situada al noroeste del país. Destaca por el rocambolesco acceso y por la cercanía de los vendedores y la naturalidad con la que viven a diario su labor. Shaharah se encuentra en lo alto de unas montañas, es necesario contratar los jeeps de los clanes yemenitas para poder llegar hasta ella. La calle sirve de mercado, la pared y el suelo de tienda, un trapo de expositor, y la docena de hombres que venden carne lo hacen con una sonrisa y con orgullo, ¡imposible olvidarlo!

3.- Malí
En el Mercado de las mujeres de Mopti parece que los hombres mantenían el monopolio de las carnicerías. Las mujeres se dedicaban a vender frutas y verduras, pero quien ostentaba la venta en la carnicería eran los hombres. Ésto no me sorprendió tanto como el hecho de ver las cabezas de los bueyes cortadas ¡con cuernos y todo! y mostrando los sesos sangrientos del animal; listas para vender. Algún enorme hígado, algunas vísceras amontonadas en un lado de las tablas de madera que hacían las veces de mostrador, y yo preguntándome, dónde estarán los grandes bistecs o la tierna pechuguita de pollo.... aix.

4.- India
Esta la incluyo como la nube de moscas más negra y ensordecedora que haya visto instalada en una carnicería. La curiosa parada de carne, no osaría llamarla carnicería, se encuentra a los pies de la gran escalinata de la Jami Masjid; una de las mayores mezquitas de la India, situada junto al Chandni Chowk el mercado más antiguo de Old Delhi. Si antiguo es el mercado; vieja era la carne, patas y cabezas de cabra con todos sus pelos, eran el producto estrella del día. De verdad que aquel día decidí hacerme vegetariana, no me duró mucho....

5.- Laos
Laos es uno de los últimos destinos descubiertos el año pasado. Me sorprendió la... digamos prolongación del término carnicería. A nuestro típico pollo, cerdo, cordero, ternera y pavo, hay que sumar la carne de serpiente, sapo, grillos, tortugas y roedor; una extensión algo peculiar sobre el concepto “carnicería” (algunos aseguraran que estos productos corresponderían más al monopolio de la pescadería, no digo que no ¿eh? Vete tú a saber) pero es que no podía dejar de incluir Khoua Din Market; uno de los mercados de Vientiane, en mi TOP 5 de las carnicerías más impresionantes del planeta.

(Ahora viene cuando se disparan las visitas ¿no?)

¿Qué se esconde detrás del dinero en Egipto? El Gran Templo de Abu Simbel


En Planeta Dunia detrás de cualquier moneda o billete se esconde un viaje. Pero si profundizamos en cada uno de esos retazos de un país visitado que guardo y atesoro, se descubren cientos de lugares maravillosos. En los pounds egipcios hay toda una colección de lugares emblemáticos que no hay que perderse si se visita el país, hoy os hablaré del Templo de Ramsés II de Abu Simbel; el Templo de la Montaña Pura.

Esta maravilla declarada en 1979 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se encuentra situada en Nubia, al sur de Egipto, a 1264 kilómetros de El Cairo y a 300 aproximadamente de Asuán. Fue construido aproximadamente en el año 1240 a. C. aprovechando las dimensiones de una colina de piedra arenisca que fue tallada minuciosamente. Las obras de esta obra magna finalizarían tan sólo 20 años después con la construcción de dos templos; el Templo de Ramsés II y el Templo de la Reina Nefertari. El primero con unas dimensiones de 38 metros de largo por 35 metros de alto es del que quiero escribir hoy.

En la fachada principal del Gran Templo de Abu Simbel, cuatro colosales imágenes talladas en la roca de 21 metros de altura, presiden la entrada del templo, se trata de la imagen de Ramsés II que tiene junto a sus rodillas las imágenes de su esposa, hijas, hijos y familiares directos.

La primera sala que aparece tras la entrada está sostenida por ocho estatuas de Osiris, cuatro a cada lado, se trata de la Gran Sala Hipóstila que da paso a otra sala de menores dimensiones que precede al santuario donde se encuentran las tres grandes divinidades del Antiguo Egipto: Amón “El oculto”, Ra “el Gran Dios” y Ptah “Señor de la Magia”junto a la imagen del propio Ramsés, que de alguna manera viene a representar el cuarto Dios de Egipto. Un laberinto de salas interiores decoradas con bellas escenas de Ramsés y Nefertari, su esposa favorita, y representaciones de la Diosa Hathor completan la visita.

Las paredes exteriores están decoradas con imágenes de la Batalla de Qadesh donde salen representados como vencedores los egipcios, aunque el rey hitita también se representaría victorioso en sus propias imágenes esculpidas en los templos asiáticos, parece ser que hubo “empate técnico” y un tratado de paz que puso fin a la ofensiva.

La cornisa con 24 estatuas esculpidas de babuinos representan las horas del día pero lo que realmente impresiona de este templo son las dos citas anuales que marcan el nacimiento de Ramsés II y el día que lo coronaron faraón. Un rayo de sol entra únicamente en esas dos fechas hasta el santuario donde se encuentran las cuatro estatuas sedentes, pero sólo ilumina tres de ellas y deja en la penumbra al Dios Ptah; señor del inframundo.

Entre 1964 y 1968 el conjunto de templos de Abu Simbel hubieron de ser reubicados con motivo de la construcción de la Gran Presa de Asuán y el peligro de inundaciones que de esa obra acaecerían. Para ello se tallaron los templos en bloque de no más de 30 toneladas que fueron desmontados y montados alejados del peligro de las aguas. La obra doblemente faraónica llevada a cabo salvó a los templos pero dejaron un error de orientación que afecta al milagro del rayo de sol que en la actualidad se produce con un día de diferencia.

¿Qué se esconde detrás del dinero en Egipto? En mi billete de 1 pound se esconde el Gran Templo de Abu Simbel :-D.

África y el Níger

Malí

El río Níger cruza en forma de media luna, de oeste a este, cinco países africanos: Guinea, Malí, Níger, Benín y Nigeria. Durante más de cuatro mil kilómetros, el Níger se convierte en el eje principal de la vida de millones de almas. Sirve de alimento y de vía de comunicación, todo se mueve alrededor de este río de color chocolate. Se vive, se pesca, se viaja y se comercia a través de él; inundando sus orillas de color y vida ajetreada. Es así como África y el Níger forman un todo.

Mujeres en el Níger
Mujeres lavando ropa en el río Níger

En Malí fui testigo de esa vida azarosa de los malienses y sobre todo de sus mujeres, que como en muchos lugares del planeta, son las mujeres lo que lo hacen todo. El espectáculo es infinito, a cualquier hora del día ves mujeres lavando la ropa, rodeadas de un montón de niños que juegan y se bañan en las orillas del Níger. Hay quien se acerca a dar de beber al ganado en sus aguas o el que lo cruza con sus bestias a nado o también en barca. Se lavan motos, cabras, ollas e hijos, con la misma agua, día tras día.

Mopti
Pinazas surcando el Níger a la altura de Mopti

Aquí en el Níger las barcas que surcan el río tienen nombre propio, se llaman pinazas; una especie de enorme canoa rudimentaria construida en madera. Algunas llegan a medir unos 25 metros de largo, los tablones de madera se clavetean a mano y se recubre la cubierta con brea negra para que no se filtre el agua. En Mopti visitamos un taller de construcción de pinazas y había de todos los tamaños. Recuerdo que cada trabajador estaba especializado en un componente, había quien se dedicaba a fundir el metal y a golpearlo para hacer clavos, los que se limitaban a preparar los listones de madera o el que pintaba el exterior de brillantes colores.

Malí
El puerto de Mopti es un espectáculo de pinazas

Gracias a su poco fondo, las pinazas vadean y se acercan sin problema hasta la orilla misma de cualquier tramo del Níger. Las pinazas recorren el Níger de aldea en aldea, desde el amanecer hasta la puesta de sol, transportando cientos de sacos de arroz, mijo, pescado, gallinas, leche, rocas de sal, fardos de algodón o tejidos. Estas barcas son el transporte principal de miles de malienses hacia Tombuctú y es en ellas, que los viajeros alcanzan las aldeas Bozo y Peul de las orillas del Níger.

Níger
La actividad en el río Níger es frenética

Es en Mopti donde se fabrican y se reparan la mayoría de las pinazas que transportan las mercancías y los pasajeros de este río africano. El puerto de Mopti es un auténtico cruce de caminos y también punto de encuentro de etnias, de culturas y de comercio entre el Norte y el Sur de Malí. Aquí se dan cita nómadas songay, pescadores bozo, pastores peul, vendedores Tuareg, hombres Dogón, niños bambaras, parejas toucouleur o mujeres bel-la

Malí
Una enorme variedad de etnias se dan cita a orillas del Níger

A orillas del Níger, aparecen cientos de artesanos y vendedores que desde el amanecer acarrean grandes fardos llenos de mercancía. Todo está dispuesto para la venta, como un escenario donde el principal protagonista es el bullicio del puerto fluvial de Mopti. Mientras, en el telón de fondo se encuentran unas coloridas pinazas que compiten en variedad cromática y diseño con las vestimentas de todas las etnias que van y que vienen.

Malí
Transporte de mercancías y pasajeros en Mopti

Oraciones, gritos, vendedores, regateos, compradores, todo el mundo encuentra en Mopti, algo que hacer y si no siempre quedará surcar las aguas del Níger.

Otro de los lugares que te recomiendo visitar en Mopti es el Mercado de las Mujeres.

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