Colonia Justiniana Carthago
Descubrir Túnez pasa
irremediablemente por explorar la historia y el azul de Cartago.
Una historia cargada de destrucción y éxito, y de un color azul,
que aunque es menos conocido que el de la vecina Sidi Bou Said,
tiene la misma intensidad y belleza (aunque no se encuentre en sus
puertas).
Detalle capitel de columna, Cartago |
Cuentan que la tribu de
los Maxitani cedieron a los fenicios una parte de su
territorio para fundar Cartago, la gran metrópoli púnica. Su
primera reina, la princesa fenicia Elisa de Tiro, conocida con
el nombre de Dido “la fugitiva”, tuvo que huir de su
ciudad perseguida por su hermano Pigmalión. Éste codiciaba
un gran tesoro de la que ella conocía el paradero. La leyenda
no cuenta qué hizo Dido con el tesoro, pero parece que lo
invirtió, allá por el siglo IX a. C., en el golfo de Túnez y más
concretamente, en la ciudad de Cartago. Desde el siglo VI a. C.
Cartago se convertiría en sede de una brillante civilización
que impondría su hegemonía comercial en gran parte del
Mediterráneo. Su poder y rutas marítimas no pasaron
inadvertidas por griegos y romanos que la convertirían en su
objetivo bélico. Cartago quedaría destruida en el año 146 a. C.
durante las últimas e interminables Guerras Púnicas.
Barrio de Aníbal
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El emperador romano
Octavio Augusto levantaría una colonia romana
sobre las ruinas fenicias en el año 46 a. C. convirtiendo el
territorio en el gran granero de Roma. Cartago se convirtió
en una ciudad comercial, fuente de aprovisionamiento de
animales salvajes para los espectáculos romanos o de aceite
de oliva para los banquetes. Cartago, puerto abierto a otras
culturas y civilizaciones de la Cuenca del Mediterráneo, se volvió
una lujosa civilización refinada y próspera. En la
actualidad, pueden verse en la Colina de Byrsa, las ruinas de
aquellos barrios residenciales donde habitaban los ricos
comerciantes. Sus casas bien diseñadas, cómodas y salubres
se edificaron sobre los restos de los barrios púnicos del
siglo III y II a. C. que algunos han visto como el Barrio de
Aníbal; el gran general cartaginés. Los romanos se apropiarían
del sistema de desagües y alcantarillado, del sistema de recogida y
cisternas de agua, de los suelos de mosaico y de las paredes de
estuco de las villas púnicas y las copiarían en sus villas romanas.
Mosaico del Museo de Cartago
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Justo a nuestras
espaldas, se encuentra el Museo de Cartago que exhibe los
hallazgos efectuados en las excavaciones de 3 de las etapas
históricas más importantes de la ciudad: el fenicio-púnico, el
romano-africano y el árabe-musulmán. Estelas votivas grabadas,
estatuas, amuletos, joyas, mosaicos, sarcófagos y otros objetos que
evocan una vida fastuosa, llena de placeres y que te esperan para
descubrir, la historia de su pasado. El yacimiento arqueológico de
Cartago fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO
en 1979.
Como próspera ciudad
romana, Cartago vivió una segunda juventud y sus monumentos se
igualaron a los que se encontraban en otras ciudades romanas del otro
lado del continente y del Mediterráneo. De aquel periodo (siglo II)
es el Teatro romano donde se organiza cada verano el famoso
Festival Internacional de Cartago de música, danza y teatro.
No hay que olvidar que nos encontramos a escasos 15 kilómetros de
Túnez capital y que el lugar es muy accesible.
Termas Imperiales de Antonino
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Dejamos atrás el cardo
y giramos a la derecha por el decumano para dirigir nuestros
pasos al principal monumento de Cartago: su “balneario”. Por
encima de todos los monumentos de Cartago, destacan las ruinas de las
Termas Imperiales de Antonino, construidas entre el año 145 y
162. Aunque del edificio principal se conserva poco más que el
sótano, son las terceras termas más grandes del mundo
romano, después de las Termas de Caracalla y las Termas de
Diocleciano, ambas situadas en la ciudad de Roma. El pequeño
laberinto subterráneo por donde transcurría todo el funcionamiento
de las termas, no se lo pudieron llevar piedra a piedra, sino ya no
quedaría nada. Durante siglos Cartago sirvió de cantera para
otras construcciones y fue así como poco a poco, las termas fueron
desvencijadas de sus vestimentas pétreas.
Termas Imperiales de Antonino
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La sala llamada caldarium
fue construida con piedras volcánicas traídas del Vesubio. Dicen
que tan sólo el frigidarium de Cartago, medía 800 m2
y que 16 columnas de 15 metros de altura sostenían la gran bóveda
de granito. De aquellas inmensas moles se ha conservado una gran
columna que inmóvil contempla la tonalidad azulada del Mar
Mediterráneo, un azul turquesa único, difícil de encontrar y mucho
más difícil de olvidar.
Agradecer a Rocío
Agenjo y Gema Pérez de Idealmedia y a la Oficina de Turismo de Túnez que eligieran a Planeta Dunia para promocionar este destino. Volver
una segunda vez a Túnez, confirma las sensaciones que tuve la
primera vez que visité este país: Túnez es ideal para un primer viaje a un país árabe.
Tunisair
dispone de varios vuelos regulares cada semana desde Barcelona,
Madrid y Lisboa con servicio de catering incluido. Todo
el material generado en redes sociales durante este viaje de prensa puede
consultarse con el hashtag #TrueTunisia