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Leer un buen libro es como practicar buen sexo

Sí querido lector, así es, leer un buen libro es como practicar el mejor de los encuentros sexuales que un ser humano puede llegar a experimentar. A esa conclusión he llegado tras leer el libro de Miquel Silvestre; Un Millón de Piedras.

Miquel Silvestre y Planeta Dunia

Y ahora intentaré describir el porqué de estas extrañas y sensuales conclusiones. Un libro se empieza a leer mucho antes de tocarlo, la portada es la primera imagen que tenemos de él, hay quien incluso miran el otro lado, algunos encuentran placer en mirar la parte de detrás y sacar conclusiones de lo que ven e imaginarse historias. De manera acertada o equivocada intentaremos aproximarnos a esa persona, digo a ese libro, con cierta curiosidad, ganas y decisión mientras miramos su cara.

A veces, según lo que tengamos delante, las primeras impresiones son correctas y elegimos adecuadamente al amante o la lectura que han de satisfacernos. Tras ser cazados por el exterior, según sea nuestro grado de desesperación, ganas o tiempo disponible, pondremos nuestras manos y mirada en nuestro último sujeto. Tocar, palpar, recorrer con nuestros dedos cada centímetro del cuerpo que tenemos en nuestras manos, es un valor insustituible, yo no lo cambiaría por nada, me encanta el sutil roce de la piel en el libro de papel.... ¿de qué creías que estaba hablando?.

 África también es verde

Un Millón de Piedras no promete aventuras sin límites, acción trepidante, ni puestas de sol, con lo cual puedes esperar sinceridad, giros inesperados, realidad y cierta dosis de humanidad canalla, lo que cualquier mujer buscaría en un amante, digo en un buen libro.

Para algunos, da cierta satisfacción que sea una primera edición, hay quien paga sumas importantes por encontrar una primera edición de un libro. Otros, nunca nos hemos percatado de ello o no lo hemos considerado importante, pero tampoco somos coleccionistas, no estamos en ese mundillo de curiosas antigüedades, hay gente para todo en el mundo literario también. Quizás el número de edición y el de ejemplares vendidos de un libro, te dé una idea de las “posibilidades” del autor: “-Caramba, Un Millón de Piedras va por su séptima edición y se han vendido 10.000 ejemplares, vamos que Miquel Silvestre no es un aficionado, algo sabrá del tema ¿no?”.

 No hay nada como una carretera africana para lanzarse a la aventura

Sabiendo que no es la primera vez, un libro se empieza a leer con más seguridad ¿no crees? Hay algo en él que ya te inspira confianza, tranquilidad, que te incita a empezar, ahora sólo toca abrir su primera página. Puede que con la lectura del primer capítulo ya te quedes en ascuas, lo suficientemente interesada como para continuar hasta el final o por el contrario que a la primera de cambio digas aquello de “espera, espera, espera” y cierres el libro y te largues.

Una vez empezado y con la libido por las nubes porque sabes que esto va a durar hasta que acabe, toca encontrar el equilibrio de ambas partes. Cada lector tiene un ritmo personal, hay quien es un auténtico devorador de hojas, no han acabado con uno que ya saben exactamente que antes de que acabe el día habrá tiempo para otro más. Hay quien sólo lee un poquito cada día antes de irse a dormir y otros que duermen con un libro a su lado y ni lo miran, eso es así, a todos nos gusta, pero hay quien tiene toda clase de problemas para ponerse a ello. 

 Motos, bicicletas, burros y personas cruzando en barco la frontera

Las primeras palabras son importantes para enganchar al lector, no hay la menor duda. Nos encanta fascinarnos con lo que se nos pone a tiro, si te gusta lo que tienes entre tus manos, y me refiero a que te guste mucho, mucho, corres el riego de querer acabar deprisa. Es un error muy común, el ímpetu, las ganas de llegar al final, te sumergen en una espiral de velocidad difícil de parar, pero aquí entra el poder mental, el control y las posibilidades de cada uno de alargar el placer.

Tengo que confesar que yo me leí Un Millón de Piedras en dos tardes seguidas, hacía taaaaaanto tiempo que no tenía un buen libro entre las manos que me quedé absorbida de inmediato entre sus páginas. Hoja que se deslizaba, capítulo que acababa me dejaba con la boca abierta y quería más y más. Llegué al final satisfecha, ese tipo de satisfacción que te deja el trabajo bien hecho, pero que no evita que quieras más (a veces soy insaciable, en los viajes también me pasa).

Atardecer en el Níger

Junto a Miquel recorrí rápidamente los 10.000 kilómetros que le llevaron durante 2 meses a pasar por 7 países, tú también lo harás. La primera parada era Kenya, y no puedo estar más de acuerdo con esa sensación de admirar las estrellas del cielo africano. Hay pocas cosas que puedan compararse con el cielo nocturno en África, lo más parecido es el cielo de La Palma, simplemente maravilloso. Si se es lo suficientemente sensible, cuando uno contempla un cielo así, llora de felicidad. Tengo que reconocer que lo del escudo masai y la danza me tocó en lo más profundo de mi alma (confieso que sentí envidia, ganas, celos, un ¡yo también quiero! Totalmente infantil y enajenado). No te voy a contar el libro, pero viajarás a Tanzania, el Océano Índico, te encontrarás con búfalos, jirafas, antílopes y elefantes, como el que se encuentra un animal doméstico o visita el Parque de la Naturaleza de Cabárceno. Estoy segura que es una de esas experiencias que deben dejar un recuerdo imborrable de viaje. Y cuando se viaja, se lee o se ama, en el fondo es lo que buscamos: recuerdos, experiencias, felicidad y sentirnos menos solos.

La lectura continúa, puedes cambiar de postura, estirar las articulaciones, sonreír, comentar y luego proseguir mientras gritas ¡qué viaje, madre mía, qué viaje!. Zambia, Zimbabwe (Miquel dice que es uno de los países más hermosos del continente, así que lo tendré en cuenta para cuando vuelva a pisar África). Es extraño seguir el consejo de alguien al que no conoces, igual de raro que darle tu confianza a un desconocido, pero los seres humanos lo seguimos haciendo. Confiamos nuestra vida, salud, emociones, ahorros, virginidad, cuidados, secretos, etc... a personas de las que sabemos más bien poco o nada. Llega un momento en que no te paras a pensar en ello, sólo confías en que llegado a ese punto de intimidad entre dos personas, todo va a resultar bien.

 Gasolinera en África

Una pareja o un libro deben aportarte nuevos conocimientos, aventuras, deben ayudarte a crecer, a sacarte de la rutina, cuando se reúnen esa clase de condiciones la relación o lectura se vuelven de lo más excitante. Así como el que no quiere la cosa, en Un Millón de Piedras puedes descubrir una grandiosa Sudáfrica, el Trópico de Capricornio (sí, el de los cuernos), Botswana, el Delta del Okavango, Namibia, los himba (sólo por verlos haría yo un viaje aunque tuviera que embadurnarme de barro), Ciudad del Cabo (Cape Town), Lesotho, la pequeña Swazilandia (el tamaño importa, el que dice lo contrario miente, ¿cómo va a ser lo mismo que te falten 10 km que 30 para llegar a la gasolinera?). Uix.. que me despisto, el último capítulo es para Mozambique, Marruecos, Mauritania, Senegal y finalmente Mali, al que le tenía muchas ganas, no por ser el final del viaje, más bien por ser el único país del libro en el que he estado. Conocer si como yo Miquel lo había pasado bien, si le había gustado, si volvería, ese tipo de cosas.

En toda lectura, en todo encuentro sexual, hay una expresión que te deja conforme o disconforme, no me refiero al ¿ya está, ya se ha acabado? (esto daría para otro post). A veces necesitamos sin saberlo simplemente una aclaración, no somos conscientes de nuestra soledad hasta que estamos acompañados, no nos damos cuenta de que nos quieren hasta que no nos lo demuestran, no nos damos cuenta de un buen libro hasta que acaba. Buscamos en los demás una aprobación, un parecido, una palmadita en la espalda y también vernos reflejados en los ojos de los demás.


Quizás por eso, cuando leí en Un Millón de Piedras sobre la amabilidad de la gente en Siria o de la antipatía eslava de los rusos, no pude más que sonreír, de sentirme parte cómplice en unas páginas. Estoy de acuerdo con ambas afirmaciones y es bonito pensar en que en realidad hay más cosas que nos unen, que cosas nos separan. Ha sido un placer saborear esta agradable lectura, volver a pasar horas tumbada en el sofá sin importar nada, alejarse de los problemas, los propios miedos, la cobardía y ponerse un mono de cuero negro, bañarse sin ropa, notar el sol abrasador en el rostro, huir de los mosquitos, hacerse un ovillo enredada en mosquiteras, dormirse con los cánticos de una tribu o impregnarse de olor a barbacoa. Si no puedes viajar; lee. Si no puedes leer; viaja. Para todo lo demás: ¡viaja!

Miquel saldrá de viaje de nuevo muy pronto, puedes seguir sus aventuras por las redes sociales, televisión, página web o a través de sus libros
¡Feliz lectura, feliz viaje!


No creo que pueda ganarme la vida como crítica literaria, pero si estás buscando algún libro de viajes interesante, además de los de Miquel Silvestre, una vez reuní una lista de unos cuantos libros que me gustan y que sirven para viajar desde casa.

Recorrido gastronómico por Bruselas

Si estás pensando en hacer una escapada a Bruselas y quieres probar algunos de los platos más famosos de la gastronomía belga, aquí te dejo cinco recomendaciones que saciarán tu apetito y que según el presupuesto del viaje, puedes incluir en tu visita a la capital europea.

Restaurante Chez Léon


Situado en Ilôt Sacré (el Islote Sagrado) uno de los barrios del centro histórico de Bruselas, Chez Léon se encuentra en una de esas típicas calles donde hay demasiados locales para elegir. Me recordó mucho al barrio de Kumkapı de Estambul; donde el turista desconfía de la calidad y del precio, pero para eso estoy aquí, para recomendarte este sitio.

Es el restaurante con más solera e historia de esta selección gastronómica, dicen que es el más antiguo de Bruselas y uno de los que más me gustó, por mantener esa autenticidad a pesar de que van muchos turistas. El primer local abrió en 1867 aunque se trasladaría hasta el lugar donde hoy se encuentra, en 1893. Ese segundo local de Léon Vanlancker tenía tan sólo 5 mesas, el paso de los años y las diferentes generaciones le han llevado hasta el presente, con una capacidad de 420 plazas y una muy buena fama, totalmente merecida. 


Está considerado por muchos, el mejor local de fritura bruselense de la capital belga. Su carta está compuesta por 120 platos donde es posible encontrar verduras, carne o pescado, pero te recomiendo que pruebes alguna ración de mejillones; uno de los platos más famosos de la gastronomía belga y que aquí alcanza su máxima expresión. Tienes diferentes opciones, desde las raciones hasta las casseroles (cazuelas). Chez Léon fabrica su propia cerveza; una rubia refrescante llamada La Léon. No te vayas sin probar los gofres o wafels, junto con las Moules et frites, son el número uno de la cocina belga.

El ambiente de este restaurante es alegre, ruidoso, divertido y el personal muy amigable. En uno de los salones hay fotografías antiguas del edificio y de los diferentes propietarios que generación tras generación han hecho de este lugar un imprescindible. En otro de los comedores hay un divertido mural pintado donde una patata frita y un mejillón son los protagonistas, junto con baldosas de cáscaras de mejillón. Es ideal para grupos o si viajas con niños, el ruido forma parte del ambiente.


En la imagen: Moules a l'escargot (mejillones con salsa a base de mantequilla, ajo y finas hierbas), moules au gratin y duo de croquettes aux crevettes (camarones) et au fromage (queso).

Más información: Dirección: Beenhouwersstraat 18. Rue des Bouchers 18, 1000 Bruselas. Teléfono: +32 (0) 25 111 415. Horario: diariamente de 11:30 a 23 h. Precios: Formule Léon (ración de mejillones, patatas fritas y cerveza) 15.95 €. Menú infantil gratuito para menores de 12 años. Cervezas: desde 3.15 €. Web: Chez Léon.

Le Selecto


El menú de este local está compuesto por cinco primeros platos, cinco segundos y cinco postres que pueden combinarse entre sí, según el hambre que tengas y la “fórmula” elegida. El menú con toques orientales se mantiene fijo durante 3 meses y sólo se renueva cuando llega el cambio de estación. Dispone de una amplia selección de vinos de Francia y también algunos de Italia, España y Portugal. Su surtido de pan es exquisita, seguro que repites. 


La terraza de Le Selecto situada en la calle recuerda a los bistrot de París, mientras la decoración interior, con predominio del blanco y el negro, le confiere una atmósfera bastante aséptica y minimalista. Es ideal para amigas que estén disfrutando de un día de compras y no necesiten recrearse ni con la decoración ni con la sobremesa.


En la imagen: Velouté de petits pois, gnocchi de ricotta au speck du Tyrol (crema de guisantes con dados de queso) y Crème brûlée à la vanille Bourbon, framboises, parfait pistache (crema quemada con frambuesas y helado de pistacho).

Más información: Dirección: Rue de Flandre 95-97, 1000 Bruselas. Teléfono: +32 (0) 25 114 095. Horario: Cenas de martes a jueves de 19 a 22:30. Cenas viernes y sábado de 19 a 23 h. Comidas de martes a sábado de 12 a 14:30 h. Precios: Formule Trio (primer plato, segundo plato y postre) 40 €. Formule Duo (primer plato y segundo plato o segundo plato y postre) 34 €. Al mediodía la Formule Lunch (primer plato y segundo plato) cuesta 18 €. Refrescos: desde 2.5 €. Cervezas: desde 3 €. Disponen de conexión Wi-Fi gratuita. Web: Le Selecto.

Le Wine Bar Sablon des Marolles


Nos encontramos en el barrio de Les Marolles, el de las tiendas de antigüedades, mercadillos y un buen lugar de compras en Bruselas. La atmósfera de Le Wine Bar, de luz tenue, velas encendidas y espacio reducido, invitan a hablar entre susurros. Es un restaurante ideal para románticos, parejas y enamorados (aunque hay que tener cuidado con los platos que se eligen si no quieres que tu pareja salga corriendo) y también es un restaurante ideal para los amantes de les ris de veau (mollejas de ternera), sí, el francés a veces engaña. La decoración de la primera planta recuerda el salón de una gran casa medieval o un palacio, de hecho nos encontramos en un edificio del siglo XVII. Mientras la decoración de la planta baja es menos recargada con mayor predominio del negro y un estilo más moderno. 


Su carta está dividida en “Petite Faim” (poca hambre) o “Grande Faim” (mucha hambre) con platos de la gastronomía española, francesa y belga. Curiosamente muchos de los platos belgas que ofrecen son de casquería (vísceras), así que atentos a: Foies de volaille en terrine paysanne (hígados de pollo), Joue de boeuf de l'Aubrac braisée au vin rouge (careta de res), Rognon de veau français aux champignons et riz basmati (riñones de ternera), Os à moelle au parmesan (huesos con tuétano), Cervelle de veau meunière et tartare (Sesos de ternera rebozados), Salade de langues de cochon, vinaigrette aux herbes (lengua de cerdo) ya os he dicho antes que el francés.... Tranquilos, Le Wine Bar también tiene ensaladas, ostras, pato y un plato muy famoso de la cocina belga y algo más normal: Onglet irlandais aux échalotes confites (guiso de ternera).


En la imagen: Salade de crevettes grises et avocat (ensalada de camarones y aguacate). Sí, yo aquí me volví casi, casi, vegetariana, eran las crevettes o el ibérico español, que haberlo, lo había.

Más información: Dirección: Rue Haute 198, 1000 Bruselas. Teléfono: +32 (0) 25 036 250. Horario: Cenas de miércoles a sábado. Comidas sábados y domingos. Precios: Platos desde 10 €. Copas de vino desde 4 €. Web: Wine Bar Sablon.

Les Filles


La primera vez que vi un local donde se compartía mesa para comer con desconocidos, fue en Bruselas. Corría el año 2003 y entré a desayunar en Le Pain Quotidien de la Avenue Louise 124, no sé si aún existe aquel local de mesas de madera alargadas, pero Les Filles me recordó ese estilo familiar, cálido y hogareño y a la vez tan alejado de tu clan, familia o parientes. Es como comer en tu casa decorada por Ikea pero con desconocidos. Es ideal si vas sólo y quieres conocer gente (hay más chicas que chicos, así que según como, puedes hasta ligar). Comer aquí es una buena opción para relacionarse con los bruselenses, ya que la mayoría de clientes lo son, aunque hay que dejar la timidez junto a la puerta de entrada y lanzarse con un “hola, ¿qué tal?”.


Les Filles destaca por su cocina natural elaborada con ingredientes orgánicos, bio, de agricultura ecológica y provenientes de productores locales. Con esa conciencia “Slow food” de la sencillez de los platos hechos en casa y pensando en los agricultores y en los productos de temporada. Puedes llenar tu plato tanto como quieras, ya que dispone de un precio cerrado por buffet en el que te sirves tu mismo. La vajilla te recordará a la de tu abuela (mira, ya tienes un tema de conversación para romper el hielo) es un lugar para sorprenderte, se sale de lo que la mayoría entiende por un restaurante.

Tienen un espacio dedicado a exposiciones de fotografía, diseños o dibujos de artistas y también realizan cursos de cocina. Disponen de servicio de platos para llevar o “Take Away”, así como tienda de comestibles.


En la imagen: Gazpacho de Kiwi y tomate, ensalada de pasta con salsa de yogur y coco, ensalada de remolacha con uvas bio y Jambon Fermier (jamón dulce de calidad).

Más información: Dirección: Rue du Vieux Marché aux Grains 46, 1000 Bruselas. Teléfono: +32 (0) 25 340 483. Horario: de lunes a viernes de 12 a 14 h. Festivos y fines de semana de 10 a 16 h. Cenas diariamente de 18 a 21 h. Precios: Buffet de comida de lunes a viernes 16 €. Brunch festivos y fines de semana 18 €. Buffet para la cena 25 €. Web: Les Filles.

Le Clan des Belges


Nos encontramos en Ixelles uno de los barrios que no te hacen pensar en que estás en una capital europea. Con multitud de casas art nouveau y rincones encantadores como la plaza que te muestra la imagen de la Église Saint-Boniface o Sint Bonifaciuskerk. Si puedes escaparte hasta aquí, aunque sea para comer, te valdrá la pena. Le Clan des Belges me encantó, aquí todo parece cuidado al detalle. Presenta una decoración destacada que rememora los años 20 y un ambiente muy bruselense. 


Su selección de platos belgas, su cerveza y la atmósfera lo hacen un sitio encantador (menos el baño, que está lleno de retratos de delincuentes peligrosos, pistoleros y gánsters). El restaurante es ideal si quieres llevarte un buen recuerdo o quieres quedar bien con tu invitada o invitados.

Mi recomendación gastronómica en este local es la carbonnades flamandes (carne guisada en cerveza) ¡está de infarto!. La carta es amplia, las raciones son generosas y la calidad-precio es excelente. Sin duda, volveré.


En la imagen: Trilogie Bruxelloise: Boulette sauce tomate, (albóndiga con salsa de tomate) carbonnades flamandes à la Chimay bleue, stoemp saucisse (salchicha con puré de patatas y verduras) et frites maison.

Más información: Dirección: Rue de la Paix 20, 1050 Ixelles. Teléfono: +32 (0) 251 111 21. Precios: Formule Lunch (primer plato y segundo plato o segundo plato y postre) 13 €. Refrescos: 2.9 €. Cervezas: desde 2.5 €. Web: Le Clan des Belges.



Toda la información y fotografías generadas sobre Bruselas puede consultarse en Redes Sociales a través del hashtag #Bruselasgirly.

5 de los pueblos más bonitos de Francia

Francia
5 de los pueblos más bonitos de Francia

En la región de Nueva Aquitania se encuentran 16 de los pueblos más bonitos de Francia, y tan sólo en el departamento de Dordoña, cinco que se llevan la palma. Hoy te voy a tentar con las poblaciones de Monpazier, Domme, La Roque Gageac, Castelnaud la Chapelle y Beynac et Cazenac declaradas Les Plus Beaux Villages de France (una asociación que agrupa “Los Pueblos más Bonitos de Francia” y que reúne a un total de 153 poblaciones francesas). Además, a la tentadora propuesta de viaje, quiero añadir cinco experiencias sensoriales que puedes disfrutar en cada una de ellas.

Introducción a lasbastides


Hôtel du Gouverneur
Hôtel du Gouverneur de Domme

Entre los años 1141 y 1350 se construyeron en Francia más de 400 “Ciudades Nuevas”. Estamos hablando de la Edad Media y de que esas ciudades nuevas se convertirían en las hermosas poblaciones llamadas “bastidas”. Por suerte, algunas se han conservado y pueden contemplarse en la actualidad, como si el tiempo no hubiera pasado por ellas. En una época en que el territorio cambiaba rápidamente de manos (algunas veces era territorio francés, otras, era inglés) las ciudades se fortificaban para protegerse del enemigo y resistir, lo mejor posible, a las guerras, ataques y pillajes.

Si te gusta la vida en la Edad Media te recomiendo visitar La Maison Forte de Reignac que se encuentra a media hora de Sarlat; (una de las ciudades más bonitas de Dordoña), y que explica de manera muy didáctica cómo era sobrevivir en aquella época.

El plano constructivo de las bastidas es similar en todas ellas, una Plaza Mayor que sirve para concentrar el comercio; donde se instalaban los mercados y también el poder administrativo. Las plazas quedaban rodeadas por calles y callejones dispuestos como en un tablero de ajedrez. Aunque parezca mentira, en muchas “bastides” encontrarás “alejado” de ese punto central donde fluía la vida comercial, el poder religioso y las iglesias. Algo que parece increíble que separaran en aquel tiempo.

5 de los pueblos más bonitos de Francia y sus 5 sentidos

Monpazier


5 de los pueblos más bonitos de Francia
La plaza de Monpazier es una de las más bonitas de Francia

Dicen que Monpazier es la ciudad modelo de aquella época, la bastida inglesa por excelencia. Sus 53 hectáreas la hacen diminuta en tamaño, pero no en belleza, te aseguro que te sorprenderá. Su Plaza Mayor; la Place des Cornières, es de las más bonitas de la región. Conserva unos bellos pórticos, algunas casas del siglo XII y otras del XVII, parte de las puertas y murallas, así como un entramado de calles en damero que dispuso Eduardo I de Inglaterra cuando la fundó en 1284. La Oficina de información turística se encuentra situada en la Place des Cornières.

Gusto


Francia
El foie de oca es una de las especialidades gastronómicas que debes probar

Monpazier se encuentra en el corazón de la región del Périgord Púrpura. El vino puede ser la excusa perfecta para conocer esta población o el ingrediente que haga un recuerdo imborrable en nuestra memoria. Te recomiendo probar, si tienes ocasión, el vino tinto de D.O. Pécharmant. Los jueves hay mercado de productos tradicionales en la Place Centrale de Monpazier. En el restaurante Bistrot 2 se puede degustar la gastronomía del Périgord: magret de canard (pato), foie de oca o salsa de trufas negras. Sus especialidades son el Foie gras Torchon, la Assiette Bistrot 2 XL y la Coupe Périgord.

Más información: Bistrot 2. Dirección: Place Foirail Nord, 24540 Monpazier. Teléfono: +33 (0) 5 53 226 064. Horario: de 9 a 22 h. Día de cierre: viernes. Precio del menú: 20 €. Web: Bistrot 2.

Domme

 
Domme
En Domme disfrutarás de la arquitectura medieval

Domme es una de las bastidas reales francesas que aún se conservan en Dordoña. Fue levantada en el año 1281 bajo el reinado de Felipe III. Recorrerla asegura más de una sorpresa como la Porte des Tours; puerta de entrada amurallada y protegida por dos robustas torres. Lo que no te debes perder en Domme son: las vistas panorámicas y el juego hipnótico de los meandros del río Dordoña, las calles en silencio y las casas medievales que te transportan a la Edad Media. Parece que en cualquier momento puede salir una mujer vestida con camisón y cofia de algodón de color blanco, con un candil en la mano. Una ruta templaria invita al visitante a conocer la huella de estos guerreros que dejaron, en el año 1307, algunas curiosas inscripciones cuando fueron hechos prisioneros en Domme.

Vista

Vallée de la Dordogne
La naturaleza ha sido generosa en el Vallée de la Dordogne

En Domme hay que mirar incluso lo que a simple vista no se ve. Si tus ojos pueden contemplar el paisaje del Vallée de la Dordogne hasta donde se pierde la vista, también puedes buscar los detalles que se esconden en las casas. Desde un murciélago esculpido en piedra, hasta los enigmas templarios escritos en las paredes de la prisión. Bajo tierra, escondida bajo nuestros pies, se encuentra una gruta natural de 400 metros de largo que recorre el subsuelo de Domme ¿te gustaría visitarla? ¡Puedes!

Más información: La entrada a la gruta se realiza a través de la Oficina de Turismo de Domme situada en la Place de la Halle. Duración de la visita: 45 minutos. Web: Oficina de Turismo de Domme.

La Roque Gageac


La Roque Gageac
Calle principal y carretera de acceso a La Roque Gageac

La Roque Gageac son un par de calles aferradas literalmente al paisaje. Las calles se encuentran en un abrupto acantilado que domina la panorámica y que ha impedido que la población creciera. Mientras al otro lado, el río Dordoña se desliza frente a la hilera de casas de color vainilla y tejados de color chocolate, invitando a sus habitantes a salir de sus hogares y subirse en una gabarra; el barco tradicional de la región de Dordoña, sin otro destino que la contemplación y el disfrute.

Oído


5 de los pueblos más bonitos de Francia
Si dispones de tiempo súbete a una gabarra

Escucha bien, estate atento, desde la época galorromana la ribera del Dordoña ha percibido el paso de las gabarras cargadas con toneles de vino, pescado, castañas, madera y carbón de las minas. Bajan en dirección a los puertos y siempre suben con otra mercancía río arriba ya sea azúcar, café o sal. Si prestas atención podrás imaginarte la importancia que tenía el puerto comercial de La Roque Gageac y subirte a una reproducción de los barcos que navegaban por aquí en el siglo XVIII y XIX. Escucha la historia con ayuda de audioguías mientras te deslizas plácidamente por el río Dordoña y si te resulta interesante, puedes averiguar más sobre la vida de los comerciantes y marineros del Dordoña gracias a la miniserie producida por la cadena France 2: “La Rivière Espérance” basada en la novela de Christian Signol y que fue filmada en este río.

Más información: Hay servicio de gabarras en La Roque Gageac y en Beynac. Los paseos en gabarra se realizan desde finales de marzo hasta finales de octubre, aproximadamente. Coste: 9 € por persona. Menores de 13 años: 7 €. Duración: entre 50 y 55 minutos.

Castelnaud la Chapelle


Castelnaud la Chapelle
Castelnaud la Chapelle

En Castelnaud la Chapelle se encuentra uno de los castillos mejor preparados para entender las técnicas defensivas y de asalto de un castillo medieval. Su museo se ubica en una fortaleza del siglo XII que el rey de Francia cedió a Inglaterra y que durante el paso de las guerras y siglos cambiaría de manos en varias ocasiones. Su exposición no acaba en una sala con la exposición de armaduras y ballestas, más bien continúa de forma obligatoria por las barbacanas y patios exteriores, donde se pueden contemplar diversas armas de asalto: catapultas, trabucos de contrapeso o bombardas. El Museo de la Guerra en la Edad Media acoge alguna que otra sorpresa como un relieve de San Jorge matando al dragón y custodiado por un auténtico caballero, o una cocina con un jabalí y liebres en la despensa.

Tacto


Castelnaud la Chapelle
Cocina del castillo de Castelnaud

Las actividades que ofrece el castillo de Castelnaud erizarán los pelos a más de uno. A lo mejor se te pone la piel de gallina con los cuentos medievales, el espectáculo de marionetas, o te frotas la cabeza en tu curso de iniciación a los juegos medievales ¿quién dijo que era cosa de niños?. Si eres un niño de los de edad infantil, quizás quieras probarte una armadura o el vestido de una princesa, no seas demasiado sexista y deja que tus hijos elijan qué ponerse, a lo mejor te sorprendes. También hay demostraciones del uso de la forja, armas medievales y de tiro con trabuquete (era capaz de destruir una muralla) aunque también se utilizaba para lanzar animales muertos por la peste negra, así que esta arma de asedio era bastante temida en los ataques. Entre abril y octubre, puedes disfrutar de una buena cerveza en la taberna del castillo.

Más información: Dirección: 24250 Castelnaud la Chapelle. El Château de Castelnaud se encuentra a 10 km de Sarlat. Teléfono: +33 (0) 5 53 313 000. Entrada: 9.6 €. Menores de 17 años: 4.8 €. Menores de 10 años: entrada gratuita. Coste del aparcamiento: 3 €. Horario: abierto todos los días del año, aunque se recomienda consultar la web para cada mes del año, así como el horario de las actividades. Web: Château de Castelnaud.

Beynac et Cazenac

 
Beynac et Cazenac
Castillo de Beynac

En Beynac et Cazenac destacan sus calles de piedra, sus pendientes, sus vistas sobre el valle plagado de recortes de tierra de todos los colores y su imponente castillo feudal que se alza a 150 metros sobre una roca. La fortaleza de Beynac et Cazenac fue construida entre los siglos XII y XIII y por ella pasaron nobles franceses e ingleses a partes iguales. De las manos de Ricardo Corazón de León a las de Simón de Monfort, y de las de éste, a las del Señor de Beynac. Basta con recorrer el camino de ronda de Beynac para darse cuenta de la hermosa panorámica que rodea a esta parte de la región de Nueva Aquitania.

Olfato


Beynac et Cazenac
Castillo de Beynac

Quizás el olfato sea el sentido más delicado a la hora de experimentar un viaje, pero es uno de los que arraigan más profundamente en nuestros recuerdos viajeros. En Beynac el aire huele a limpio, a comida recién hecha y a tierra labrada, sólo hay que acercarse hasta la explanada que se extiende detrás del castillo y llenar los pulmones de los aromas de Dordoña. Acto seguido te darás cuenta que tienes hambre y volverás a la ruta de los sentidos, degustando algún suculento manjar en alguna antigua taberna medieval y sabrás que te has enamorado para siempre de Nueva Aquitania como me pasó a mí con mi viaje de 4 días por Dordoña.

Tocar animales es posible en el Parque de la Naturaleza de Cabárceno

Parque de la Naturaleza de Cabárceno


A 15 km de Santander se encuentra desde hace 25 años el Parque de la Naturaleza de Cabárceno; un lugar que quiere alejarse por completo de lo que entendemos por zoológico y que tampoco pretende ser sólo un simple parque.

Santander
Parque de la Naturaleza de Cabárceno

La idea principal es mantener a los animales en espacios abiertos naturales, con la libertad suficiente para que el hombre sólo tenga que intervenir para darles de comer, para controlar el estado de salud de las especies o en caso de trabajos de investigación para la conservación de las especies. Para ello, se dispone de 750 hectáreas de terreno de una antigua explotación minera (había planes para que acabara siendo un vertedero, así que es una suerte que se cambiara de idea). Aquí, crecen árboles y flora entre un paisaje erosionado de color rojizo y una alfombra verde que lo cubre todo, es la belleza del norte. 

Santander
Parque de la Naturaleza de Cabárceno

Una de las primeras sensaciones que se tienen cuando se entra en este lugar es de aire, luz y espacio. Visitarlo en un día soleado de otoño me dio la oportunidad de disfrutar de la naturaleza en todos los sentidos. Mi visita fue toda una experiencia sensorial y está disponible para el público en general, aunque parezca que nos trataran de una manera diferente, vivimos en primera persona la visita que cualquiera puede comprar y vivir. Sólo se realiza una vez al día y en grupos de 4 personas (hay que reservar previamente), así que la complicación radica en encontrar días disponibles. Lo que voy a describir es la llamada “Visita Salvaje” que consiste en recorrer junto a un cuidador del parque, distintos recintos y enseñarte las características y peculiaridades de cada uno de los animales a los que nos acercaremos.

Santander
Parque de la Naturaleza de Cabárceno

Recorrido de la Visita Salvaje

El recorrido está supeditado a las horas que se da de comer a los animales y al horario en el que algunos realizan demostraciones o ejercicios. Se trata de que el visitante se adapte al ritmo de ellos y que repercuta lo menos posible en su bienestar.

Santander
Tocando elefantes en el Parque de la Naturaleza de Cabárceno

Fernando, nuestro guía acompañante, nos explica que los ejercicios que se realizan con algunos de los animales es simplemente para que en la medida de lo posible, el animal pueda acostumbrarse a la presencia de los humanos y que el veterinario pueda acercarse para extraer una muestra de sangre para los controles rutinarios o para hacer alguna cura. Gracias a esa rutina diaria se han podido salvar ejemplares que de otra manera hubieran fallecido. Los animales salvajes no pierden el instinto, así que atento a las indicaciones y a las señales.

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Elefantes del Parque de la Naturaleza de Cabárceno

Después de darte la bienvenida, el primer contacto cercano con los animales es en el espacio donde viven los Elefantes africanos y que comparten con los búfalos de agua y los Cobos lichi (un antílope africano). Ahora mismo Cabárceno tiene 14 ejemplares de elefante africano y una cría nacida hace muy pocas semanas. Seguramente os sonará aquello de “tener memoria de elefante” pues bien, no es una expresión fortuita, según nos cuenta Fernando, uno de los machos adultos, Jums de 39 años, vino de Inglaterra y se encontró en el parque con uno de sus hijos al que enseguida reconoció. Esa “familiaridad” ha evitado una lucha “masculina” por las hembras y están la mar de tranquilos con su lago de 8 metros de profundidad (algo impensable de tener en un zoológico). El mayor mamífero terrestre vive en una sociedad donde mandan las hembras y en Cabárceno no es distinto, en la manada del parque la que manda es la “abuela” y si no ve claro que las crías puedan sobrevivir, son rechazadas por todo el grupo. Es el caso de Cristina y Brisa unas “adolescentes elefantas” a las que nos acercamos a darles de comer manzanas, cuando acaban con sus ejercicios, sobrevivieron del rechazo e incluso de la agresión de su familia y poco a poco han sido reintroducidas en la manada.

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Rinocerontes del Parque de la Naturaleza de Cabárceno

Seguimos camino hasta el lugar donde están los Rinocerontes, aunque veas ante ti un animal pesado y enorme, ten en cuenta que es capaz de alcanzar los 50 km por hora, no se te ocurra saltar la valla para ir a saludarle que no le gustará ni un pelo. Gracias al ejercicio de acostumbrarlos a entrar en un recinto fuertemente enrejado cada día, han podido salvar a algún ejemplar de heridas importantes. Es la única manera en la que el veterinario se puede acercar y nosotros ¡también!. Tener a un rinoceronte blanco de 3000 kilos delante impresiona, no os voy a engañar, aunque entre tu cuerpo y su cornamenta haya un barrote de 20 centímetros de diámetro. Sus cuidadores dicen que Sagán está tranquilo (mi subconsciente entiende que se llama Sadam, ¡fíjate qué cosas! los del parque me corrigen a tiempo). Aunque Sagán se mueve de forma nerviosa, hacia delante y hacia atrás, nos dicen que eso no es nada, en sus días malos puede llegar a saltar y cornear dentro de ese espacio preparado para atenderlo (no me gustaría verlo enfadado). Una vez observado que no me puede aplastar la mano tuiteadora con su cuerpazo, le toco el lomo de piel rugosa y noto que está calentita. Unos minutos después es liberado y campa a sus anchas con los demás individuos de su clan (hay 5 en total) en una pradera bien cortada por este herbívoro.

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Osos del Parque de la Naturaleza de Cabárceno

A continuación nos introducen en el recinto de los Osos pardos (hoy vamos a tope con las “emociones fuertes”), aunque por supuesto no está permitido bajar del coche. Llevamos además un coche con personal armado por si hubiera que actuar. Pero tranquilo, dicen que no han tenido que disparar a ningún oso para salvar a un visitante (vale, a mí tampoco me tranquiliza ese dato en exceso). Sigo con el post: vas a ver muchos osos en Cabárceno, en la actualidad se calcula que hay unos 70 ejemplares que viven en un espacio de 35 hectáreas, algunos en esta época ya están invernando, otros, se lanzan a devorar su comida mientras nosotros no dejamos de hacerles fotos a través de la ventanilla. Primero se comen el pollo y luego el pan que por algo son carnívoros y los más grandes de la Península Ibérica. En Cabárceno no se da alimento vivo, todo está matado y bien muerto (otra cosa es que se te ocurra entrar con tu mascota al parque y no te asegures donde se mete, aix...). Tras subir por uno de los caminos del recinto y cruzar los dedos para que el coche no se quede tirado, salimos entre aliviados y con ganas de achuchar osos (sí, lo sé, no tengo remedio).

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Parque de la Naturaleza de Cabárceno

A continuación llegamos hasta el Mirador del Lago Sexta donde se encuentran los hipopótamos; dicen que es el mejor recinto de hipopótamos del mundo, gracias a la profundidad de su lago. Desde aquí se puede contemplar lo grande que es este lugar, las formaciones kársticas producidas por la extracción del hierro y el futuro teleférico que tiene previsto abrir en marzo y que proporcionará una vista aérea por El Desfiladero, La Trinchera y los distintos recintos donde se encuentran los osos, wallabys (parecidos a los canguros, pero de menor tamaño), leones, linces, bisontes, facóceros (el personaje llamado Pumba de El Rey León), addax (otro tipo de antílope) camellos, watusis (bóvido africano con una enorme cornamenta), elefantes e hipopótamos.

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Cérvidos del Parque de la Naturaleza de Cabárceno

La Fauna Ibérica también está representada en un recinto de Cabárceno, donde conviven hermosos ejemplares de ciervos (en septiembre tiene lugar “la berrea”, sonido gutural emitido por los machos en la época de apareamiento, el celo es muy malo, aunque éste concretamente, sirve de reclamo turístico) y 350 gamos (en octubre tiene lugar “la ronca”, sonido que emiten en la época de apareamiento los machos para atraer a las hembras, sí en plural son “polígamos”, menudo chiste). Quien campa a sus anchas es un buen número de pícaros monos de Gibraltar, por sus travesuras, descaro y reconozcámoslo, la inconsciencia de algunos visitantes que les daban de comer cualquier cosa, han tenido que prohibir en esta zona que se baje de los coches. Con nosotros hacen una excepción y nos permiten darles manzanas a estos simios salvajes, bajo la atenta mirada de nuestro guía. Al lado de este recinto se encuentra el de la vaca tudanca, la raza bovina autóctona de Cantabria y más allá, a lo lejos, se divisan unos simpáticos asnos somalíes.

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Gorila del Parque de la Naturaleza de Cabárceno

Nos acercamos hasta el recinto de los Gorilas, uno de los pocos espacios aparentemente cerrados que tienen en el parque. El lugar no es muy distinto al que se puede ver en un zoológico normal, un enorme cristal facilita la contemplación de los animales en un recinto semicerrado. También encontramos una interesante exposición con imágenes y audios referentes a estos herbívoros y algunas referencias al trabajo de Dian Fossey quien estudió profundamente a esta especie. Es fácil, con los movimientos juguetones de Moya y Embubu, entre cuerdas y plataformas, trasladarte con la imaginación a las escenas de “Gorilas en la niebla”, película protagonizada por Sigourney Weaver. A los gorilas parece gustarles este sitio; juegan, se esconden, se balancean (tienen una capacidad cognitiva de un niño de 6 años) y enamoran a simple vista. Mientras el macho dominante se pasea controlando la escena y haciendo algo de ruido. Hay una puerta abierta para salir del recinto, pero no parecen muy interesados en investigar el espacio exterior.

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Guepardos del Parque de la Naturaleza de Cabárceno

El Parque de la Naturaleza de Cabárceno tiene 20 kilómetros de itinerarios para coche, así como sendas donde se puede ir a pie un rato, ya verás como un sólo día se te hace corto. Dejamos a un pequeño gorila jugando a esconderse dentro de un saco y nos vamos casi a la otra punta del parque donde se encuentran los 5 guepardos de Cabárceno (la última especie que a llegado al parque) y a los que vemos desde un pequeño mirador estirados tan tranquilos. Nuestra próxima parada para dar de comer es donde se encuentran las Cebras Grevy, aunque es la cebra más domesticable, ninguna de ellas se deja tocar mientras le doy de comer.

Si puedes acércate hasta el Mirador del Rubí, es la parte más alta del parque, y desde aquí, se obtiene una magnífica vista de la Bahía de Santander.

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Tocando un búho en el Parque de la Naturaleza de Cabárceno

Seguimos hasta la Exhibición de aves rapaces (hay que consultar el horario si vas por tu cuenta) donde Carlos y Aurora nos muestran las técnicas de vuelo del águila escudada. Además en la demostración, que se realiza diariamente, también se puede aprender sus técnicas de caza. De hecho, ha habido hasta una pedida de mano ¡lo que tiene que hacer un bicho por un pedazo de carne! (chiste). El contacto con las aves rapaces fue uno de los puntos álgidos de mi visita a Cabárceno. La sensación de poder sostener en el brazo a un ejemplar de águila americana, una hembra de búho siberiano y poder tocarla o sentir desplegar las alas de un halcón peregrino es de esas experiencias insólitas que graban un profundo recuerdo en mi mente. También se pueden contemplar a escasos metros de distancia, aunque no sea la hora de exhibición, a otros ejemplares de aves rapaces como un buitre negro, milanos o pigardos.


Llega la hora de comer en el Restaurante Los Osos, un enorme ventanal en el comedor permite la contemplación de la “Sabana cántabra” y de sus jirafas y avestruces (después les iremos a dar de comer). El almuerzo va incluido en el precio de la Visita Salvaje y se compone de un primer plato, segundo y postre a elegir, más bebida y pan. Los que visitan el parque con su propio coche tienen la opción de degustar este menú por 17 € o de disfrutar de todas las opciones de restauración que ofrece Cabárceno: Menú diario, carta, bocadillos, Self Service, la cafetería, o incluso, puedes traerte la comida de casa y aprovechar las diferentes zonas de picnic distribuidas y señalizadas en el parque.

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Deba te dará un beso si realizas la Visita Salvaje

Finalizado el ágape nos dirigimos al recinto donde se está preparando Deba, un león marino que dentro de un rato ofrecerá una demostración junto a sus compañeros Eco, Babilonia, Lucas, Nansa y Pas como embajadores del ecosistema marino. No les gusta oír decir que son focas, así que cuidado que no te oigan. Con Deba tan cerca, aprovechamos para hacerle mimos y ella se acerca a darnos un beso en la mejilla mientras la abrazamos, una imagen tremendamente tierna. Nos despide saludando mientras su cuidadora la prepara para la función y le da algún que otro pescado. ¡Es de lo más achuchable!

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Miguel Ángel Revilla dando de comer a las jirafas en Cabárceno

Finalmente, frente al recinto de los osos, nos encontramos con las jirafas, avestruces, elands (el antílope más grande del mundo), ñus azules y antílopes sable. Cuando los animales nos ven acercarnos con el saco de zanahorias la mayoría se ponen en alerta. Las 3 jirafas macho se acercan con esa elegancia, entre apacible y con prisa, que las hace protagonistas de la escena. Los tres ejemplares se llevan estupendamente porque no hay ninguna hembra en el rebaño, así que van devorando zanahoria tras zanahoria mientras yo contemplo de cerca sus enormes cabezotas y descubro que tienen un olor especial entre dulce y fruta muy madura. Cuando se acaba la comida se alejan con la misma elegancia y con una parte del cariño de Planeta Dunia. Me ha gustado especialmente verlas tan cerca y me llevo un grato recuerdo de este momento y de la imagen de esa libertad que las mantiene con vida.

El Parque de la Naturaleza de Cabárceno es miembro de varias asociaciones para el cuidado, la investigación y la protección de los animales salvajes. El ser humano no ha encontrado otra manera de proteger la vida animal que este tipo de lugares donde al menos pueden vivir en semilibertad.

Esta visita no hubiera sido posible sin la compañía aérea Vueling y la Oficina de Turismo de Cantabria que me invitaron a un fin de semana en Santander para escribir en el blog de Vueling sobre este lugar. Todo el material subido durante mi visita puede consultarse en redes sociales con el hashtag #NosVemosEnCantabria

Más información: Parque de la Naturaleza de Cabárceno. Dirección: 39690 Obregón, Cantabria. Teléfono: 902 210 112. Tarifas Temporada Alta: La entrada normal de un día completo en Cabárceno cuesta 25 €. La entrada infantil (de 6 a 12 años) cuesta 15 €. Los niños acceden gratuitamente hasta los 5 años acompañados de un adulto. Existen pases anuales individuales y para toda la familia, así como descuentos en temporada baja. El precio de la Visita Salvaje para 4 personas es de 400 € (incluye almuerzo en uno de los restaurantes del parque, guía acompañante y vehículo). Se puede adquirir las entradas online. Duración de la Visita Salvaje: de 10 a 17 h. Horario del parque: Del 1 de noviembre al 28 de febrero: laborables de 10 a 17 h. Fines de semana y festivos de 10 a 18 h. Del 1 de marzo al 30 de junio y del 1 de septiembre al 31 de octubre: diariamente de 9:30 a 18 h. Del 1 de julio al 31 de agosto y durante Semana Santa: diariamente de 9:30 a 19 h. Web: Parque de la Naturaleza de Cabárceno.

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