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72 kilómetros de Camino Lebaniego y un año de perdón

Camino Lebaniego

Camino Lebaniego
Comarca de Liébana

El Camino Lebaniego o Ruta Montañesa como también es conocido, parte de San Vicente de La Barquera y recorre 72 kilómetros hacia el sur de territorio cántabro, atravesando el Valle de Liébana y los Picos de Europa, hasta llegar al Monasterio de Santo Toribio de Liébana. El Camino Lebaniego se recorre en 3 etapas, aunque ambos extremos del camino, inicio y final, forman parte de otros caminos de peregrinaje, como el más conocido y mundialmente famoso: Camino de Santiago (Camino Francés y Ruta Norte). Esta coincidencia, hacen a Cantabria merecedora de ser la única región del mundo, por donde discurren 2 de los caminos de peregrinación del mundo cristiano.

Comentario al Apocalipsis de San Juan
Códice de Beato de Liébana

A los peregrinos que recorren el Camino Lebaniego se les conoce con el nombre de “crucenos o cruceros” y reciben una credencial específica llamada Lebaniega. Desde Santander se puede hacer el Camino Lebaniego en seis jornadas. En el Monasterio de Santo Toribio de Liébana se guarda la reliquia más grande conservada de la Cruz de Cristo llamada Lignum Crucis. Para los que quieran contemplar esta reliquia, pero quieran llegar cómodamente en vehículo, el camino promete un recorrido paisajístico muy interesante y los que quieran recorrerla a pie, sólo deben seguir las flechas granates junto al símbolo de la cruz del Lignum Crucis.

Camino Lebaniego
Bosques de la Comarca de Liébana

Desfiladero de La Hermida

Desde el norte de la Costa Cantábrica, la N-621 tiene la fortuna de discurrir en un zigzagueante túnel de espacio-tiempo situado en el Desfiladero de La Hermida. Como si de un lugar mágico se tratara, el tiempo meteorológico también disfruta de una extrema libertad en hacer todo lo contrario de lo que se espera en la costa, la Comarca de Liébana es famosa por su microclima particular. La carretera se contrae en este punto de la Comarca de Liébana, entre un hermoso cañón de roca caliza de apenas 20 kilómetros de recorrido, donde los bosques de encinas, hayas, robles y alcornoques son acompañados por las aguas del río Deva y el vuelo de las rapaces. Y tras ese camino de abruptas paredes con más de 500 metros de altura donde tintinea la luz solar, se abre la puerta de entrada de la Comarca de Liébana en todo su esplendor.

Cantabria
Iglesia de Santa María de Lebeña

Iglesia de Santa María de Lebeña

6 kilómetros después de salir a la luz, se llega a la Iglesia de Santa María de Lebeña. El templo está considerado uno de los mejores ejemplos de Cantabria de arte mozárabe de época prerrománica. Fue construido en el año 925 por orden de los Condes de Liébana en un lugar excepcional de prados color verde intenso junto al pueblo de Lebeña y el bello Cueto del Valle. En su interior se pueden contemplar 3 naves cubiertas con bóvedas de cañón y varios arcos de herradura mozárabes sobre capiteles corintios.

Cantabria
Potes y su puente sobre el río Quiviesa

Potes

9 kilómetros después, se llega a Potes; la capital de la Comarca de Liébana que presume de no haber sido conquistada por los musulmanes, ni por los romanos. Potes es una encantadora población bañada por las aguas del río Deva y Quiviesa, una vez atravieses el puente medieval de San Cayetano estarás recorriendo el silencio. Los primeros asentamientos en este lugar se remontan al siglo VIII, aunque el telón de fondo y su paisaje, no han cambiado nada desde que la tierra fue formada. Ante nosotros los Picos de Europa y la Cordillera Cantábrica se vuelven cortinas de piedra para mostrar un escenario de casas con balconadas de madera y calles en pendiente adoquinadas. Si vas pásate por el mercado de los lunes y compra el “bollo preñao” una hogaza de pan rellena de chorizo y tocino que aún recuerdo de cuando estuve por primera vez siendo una niña.

Cantabria
Lignum Crucis

Monasterio de Santo Toribio: Centro Mundial de la Cristiandad

A 3 km de Potes se encuentra el Monasterio de Santo Toribio, una construcción gótica que acoge el Lignum Crucis; el mayor fragmento conservado de la Cruz de Cristo. La pieza de madera corresponde al brazo izquierdo de la cruz donde fue clavada la mano de Jesús. Fue traída en el año 711 para protegerla de la invasión musulmana y se encontraba junto a los restos fúnebres de San Toribio, Obispo de Astorga nacido en Turieno, que la había traído de Jerusalén en el siglo V. Desde entonces, la reliquia ha sido custodiada por los lebaniegos, en el siglo XVI la reliquia fue serrada en dos trozos (uno de 635 milímetros y otro de 393) y se dispuso en el interior de un relicario de plata dorada en forma de cruz. El segundo personaje más famoso de este lugar es Beato de Liébana, el abad que escribió Comentario al Apocalipsis de San Juan entre el año 776 y el año 786. El libro de obligada lectura en la liturgia en la Edad Media contribuía a la educación de los monjes y preparaba a los creyentes para el Fin del Mundo. A partir de este códice se desarrollarían el resto de libros de pintura y escultura mozárabes y románicas.

Cantabria
Puerta del Perdón del Monasterio de Santo Toribio

El Año Jubilar Lebaniego

Desde 1512 cada año que el 16 de abril cae en Domingo se celebra el Año Lebaniego. Es entonces cuando se abre al público la Puerta del Perdón y los peregrinos que la cruzan ganan el jubileo: el perdón de los pecados, la indulgencia plenaria concedida por el Papa de Roma y que tan sólo se puede conseguir en 3 lugares más: Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela. Este año el Año Jubilar Lebaniego dará comienzo el 16 de abril del 2023 (tenemos 365 días por delante para ir a Cantabria). La Puerta del Perdón está decorada con varias figuras de santos lebaniegos realizadas en bronce.

Cantabria
Panorámica de los Picos de Europa desde el Mirador El Cable

Fuente Dé

Hay quien aprovecha el día para subir al Teleférico de Fuente Dé, situado a 20 km del Monasterio de Santo Toribio por la CA-185 en dirección oeste. Fuente Dé es un circo glaciar poblado de hayedos. Desde una altura de 1.070 metros parten las cabinas que ascienden en pocos minutos (3’4), hasta el Mirador de El Cable situado a 1.823 metros. Desde aquí se vislumbra la panorámica de las praderías y cumbres de Áliva del Valle de Liébana que esconden el nacimiento del río Deva e invitan al descubrimiento de varias rutas senderistas y de montaña. Los amantes de las caminatas están de enhorabuena en la Comarca de Liébana, pero también los amantes de las vistas privilegiadas, ya que el balcón de Fuente Dé pone ante nuestros ojos el Macizo Oriental de los Picos de Europa.

Cantabria
Restaurante del Hotel del Oso

Dónde comer en Liébana

El Hotel del Oso proporciona almuerzo y cobijo en un rincón privilegiado a orillas del río Deva. La construcción en piedra y madera tiene capacidad para medio centenar de habitaciones y un Restaurante famoso por el trato de su personal y sus sabrosos platos. En el restaurante los chefs María Victoria Rodríguez, Caridad Rivas y Juan Carlos Gómez son los responsables de que puedas degustar los platos típicos de la zona: el cocido lebaniego, el cocido montañés, la olla ferroviaria (todos platos de cuchara contundentes), las truchas y salmones, carne de Cantabria, el queso picón de Bejes, los quesos ahumados de Áliva, Quesuco de Liébana, legumbres (las más famosas son los garbanzos lebaniegos que son más pequeños y suaves de lo habitual), vino “tostadillo” o el orujo de Potes ya sea solo, con miel o mezclado con té para finalizar con una selección de dulces y postres a base de “corbatas”, quesadas y sobaos pasiegos.

Más información: Hotel del Oso. Dirección: Carretera de Potes-Fuente Dé, 39582 Cosgaya. Teléfono: (34) 942 733 018. Horario: abierto todos los días. Web: Hotel del Oso.

Vueling
Airbus A320 de Vueling decorado con motivo del Año Santo Jubilar 2017

Cómo llegar a Liébana

Vueling inauguró el Año Jubilar Lebaniego 2017 con el vuelo de Barcelona a Santander del día 4 de abril, donde los pasajeros pudieron subir al Airbus A320 decorado para la promoción de Cantabria por toda Europa durante el Año Santo Jubilar. La experiencia de vuelo vino amenizada por un vídeo grabado con dron y que a través de unas gafas Samsung Gear VR permitían recorrer el Camino Lebaniego en formato 360º. El aeropuerto de Santander se sitúa como una buena puerta de entrada aérea a la Comarca de Liébana, puedes buscar tu próximo vuelo a Santander y librarte de tus pecados durante el Año Jubilar.



Más información: Turismo de Cantabria.

Toda la información generada en Redes Sociales sobre este viaje puede consultarse a través de #VuelingCantabria360

Villa Quijano: El Capricho de Gaudí (Comillas, Cantabria)

Villa Quijano

Una de las primeras obras del arquitecto Antoni Gaudí, que se conservan en la actualidad, es la casa que diseñó para Máximo Díaz de Quijano. Un soltero acaudalado, concuñado de Antonio López López primer Marqués de Comillas, que necesitaba una villa de veraneo en Cantabria.

Corría el año 1883 (diez años antes de que se declarara el modernismo de Víctor Horta como estilo arquitectónico en Bruselas), en San Petersburgo se iniciaban las obras de la Iglesia de la Resurrección de Cristo, y dirigiendo la construcción que comenzaba en Comillas, se encontraba un compañero de promoción de Gaudí de la Escuela de Arquitectura de Barcelona: el arquitecto Cristóbal Cascante Colom. Con las órdenes que recibía de Gaudí desde Barcelona (el arquitecto se encontraba levantando la Casa Vicens y no podía desplazarse hasta Comillas) y con una minuciosa maqueta y multitud de planos detallados se creó El Capricho de Gaudí que se terminaría en 1885. La casa destaca por su llamativo color y esa reminiscencia árabe y orientalista que evoca a las Mil y Una Noches y que estuvo muy presente en las primeras obras de Antoni Gaudí.

Esta casa es un girasol


Villa Quijano

Uno de los detalles que más te van a sorprender cuando visites esta casa, es que fue diseñada para que cada estancia de la vivienda fuera “iluminada” por el astro rey, a la hora exacta en que fuera necesario. La “tecnología” usada no es otra que la del aprovechamiento de la trayectoria solar desde el amanecer hasta el ocaso. Esa es la razón por la que el girasol forma parte de la colorida decoración de El Capricho, en clara alusión a esta particularidad solar. Además, Máximo Díaz de Quijano era amante de las plantas y de la música, elementos muy presentes en las diferentes estancias de esta casa.

Villa Quijano

El recubrimiento del exterior del edificio es de ladrillo visto, intercalando piezas de tonalidad amarilla y rojiza con cenefas de cerámica vidriada en relieve que imitan hojas de un verde intenso y delicadas flores de girasol. Estas piezas hechas a mano recorren simétricamente en líneas horizontales todo el perímetro de la casa y enmarcan el contorno de las ventanas, las chimeneas y la cornisa del tejado.

El dormitorio principal

La primera época gaudiniana tiene muchos detalles del arte mudéjar, en El Capricho se pueden encontrar por ejemplo en los techos de las habitaciones decorados con bellos artesonados. La luz matinal entra a través de un gran ventanal que ilumina el dormitorio principal a primera hora de la mañana, así como el semisótano. Es la estancia más grande de la casa después del invernadero y posee una chimenea decorada con detalles cerámicos florales.

Villa Quijano

Bajo la terraza del dormitorio, el desnivel del terreno permitió a Gaudí situar la cochera, donde hoy en día se encuentra situada la tienda de regalos y recuerdos de El Capricho. El cuerpo es una gruesa base de piedra almohadillada muy visible desde el camino de entrada actual. El resto del semisótano serviría para instalar la cocina, el almacén o despensa, así como otras estancias del servicio repartidas también en la planta de arriba donde se encuentra el desván.

El Invernadero


Villa Quijano

Máximo Díaz de Quijano era un abogado soltero que había hecho fortuna en Cuba. Como muchos de los Indianos que volvieron de América, su casa reflejaba el exotismo de aquellas tierras lejanas. La opulencia de la riqueza ganada aquí era evidente en el caprichoso arte de cultivar plantas exóticas de las Américas. El invernadero con paredes de vidrio se situó como sala principal ocupando toda la fachada sur, la parte más soleada del edificio. A este espacio acristalado se le añadiría el resto de habitaciones, como piezas que encajan perfectamente alrededor de un pasillo en forma de U. El invernadero se podía utilizar como salón de invierno gracias a la luz y temperatura que se alcanzaba en la sala y que además servía gracias a un sistema de aire, distribuir el calor a las otras habitaciones. En la actualidad un vídeo introduce al visitante en la época y en la historia que rodea Villa Quijano.

El patio y terraza


Villa Quijano

Frente al invernadero se levanta un original muro de contención de ladrillo y detalles cerámicos que Gaudí convirtió en un banco-jardinera. Una pequeña obra que el arquitecto desarrollaría más tarde y a mayor escala en el Park Güell y también en los Jardines Artigas, con soluciones parecidas como las escaleras que esconden un túnel. En uno de los lados se encuentra la estatua de Antoni Gaudí que contempla embelesado su obra.

El comedor y el salón para fumar


Villa Quijano

Situado a poniente, el “salón de fumar” o el Salón de Juego permitía que la luz del atardecer inundara la estancia cuando se ocupaba por la tarde. Una pequeña chimenea de carbón preside una de las esquinas del comedor adosado al salón de fumar gracias a una gran abertura. La estancia recibe el sol del mediodía gracias a las ventanas situadas en el lado sur. El techo luce un bonito y elaborado artesonado con flores de yeso que imitan a la madera, mientras una cenefa de cerámica con motivos vegetales y animales recorre el zócalo de madera de la pared.

La torre y la entrada principal


Villa Quijano

Una única torre en forma de minarete persa acapara todas las miradas de la entrada principal. Está recubierta de baldosas de cerámica de color verde, granate, hojas y flores de girasol. El remate en forma de turbante no deja a nadie indiferente. Un balcón de forja con diseños de hojas de parra y claves de sol bordea este mirador exclusivo que Gaudí reproduciría en la Torre Bellesguard y en los Pabellones del Park Güell. El bosque de castaños que rodeaba la finca impedía una buena vista panorámica del Mar Cantábrico y este mirador solucionaba el problema. Una escalera de caracol recorre su interior iluminada por estrechas ventanas dispuestas de forma alternada en la torre. Por motivos de seguridad no está permitido el acceso a la torre.

El pórtico de entrada está presidido por cuatro columnas de piedra decoradas con capiteles vegetales con hojas de palmito cinceladas y donde se pueden ver también, unas palomas esculpidas. Aunque no pudieron ser terminadas a causa de la repentina enfermedad y fallecimiento del propietario. Las columnas que están situadas en los cuatro puntos cardinales, dan paso al recibidor donde se conserva una puerta con coloridas vidrieras de inspiración floral.

Sala de música


Villa Quijano

La fachada norte está presidida por dos balcones con dosel convertidos en bancos de hierro forjado. Permitían estar sentado cómodamente en el jardín sin salir de casa. Están orientados hacia el interior del salón principal, donde se encuentra la sala de música, como si fueran los asientos de un palco real reservado para el disfrute de las artes. ¿Te imaginas escuchar música en verano en la parte más fresca de la casa?. Entre los dos balcones Gaudí diseñó un gran ventanal con un complicado sistema de contrapesos que permitía que al levantar las ventanas de guillotina, se emitiera un musical tintineo, gracias a unos tubos metálicos que cimbrean en su interior. En la pared que separa la sala del invernadero se abrió un juego de cuatro ventanas que permite el paso de luz en todas las direcciones.

El baño


Villa Quijano

Una de las vidrieras más antiguas de Gaudí se conservan en el baño de Villa Quijano. El genial arquitecto combinó la pasión por la música y la naturaleza del propietario, y plasmó una imagen de una abeja que parece que toque la guitarra y un gorrión posado sobre las teclas de un órgano. Aunque no se ha conservado ninguna pieza del sanitario del baño, los azulejos blancos que cubren la pared, lucen con formas y texturas sinuosas. ¿No te recuerda a la imagen de los círculos que hace el agua cuando cae una gota? El espacio tenía vestidor, una zona donde se ubicaba la bañera y un inodoro escondido tras la puerta como se puede ver en el baño principal de la Casa-museo de Victor Horta en Bruselas.

Planta superior


Villa Quijano

Dos escaleras situadas en el hall de entrada y junto al invernadero llevan a la planta donde se encuentra el desván que presenta un complejo sistema de vigas de madera. Aunque el espacio permanece vacío, sin decoración alguna, tiene acceso a una terraza que rodea la cubierta del invernadero. En la parte exterior destacan las distintas chimeneas de formas geométricas y que recuerdan al estilo cubista.

Jardines y gruta


Villa Quijano

Dicen que los jardines de Villa Quijano son uno de los pocos proyectos de paisajismo originales que se han conservado de Antoni Gaudí. El espacio situado frente al cenador de poniente tiene forma de herradura lo que facilitaba el acceso a la puerta principal y las maniobras de los carruajes. Aquí se encuentra una pequeña gruta que ofrecía un espacio fresco para sentarse en verano.

En 1885 fallecía el dueño de Villa Quijano, su sobrino Eusebio López y Díaz de Quijano realizaría reformas en 1914 sustituyendo el invernadero y las tejas cerámicas. Tras la Guerra Civil fue paulatinamente abandonado y estuvo a punto de desaparecer, a pesar de que en 1969 se declaró Bien de Interés Cultural. Estuvo a la venta e incluso se planteó el traslado del edificio a Reus, los únicos que parecían interesarlos en salvarlo. En 1989 se convirtió en restaurante y más tarde fue vendido a una empresa japonesa, para finalmente acabar en el año 2009 convertido en museo.


Más información: Dirección: Barrio de Sobrellano s/n, 39520 Comillas (Cantabria). Teléfono: (+0034) 942 720 365. Cómo llegar: desde Santander hay autobuses de la Compañía Cantábrica que recorren diariamente la ruta hacia Comillas y regresan a Santander al finalizar el día. Se puede consultar horarios en la Estación Central de autobuses de Santander o en el teléfono (+0034) 942 720 822. Precio del billete de autobús: 4 €. Precio de entrada a El Capricho de Gaudí: 5 €. Horario: De noviembre a febrero: diariamente de 10:30 a 17:30 h. De marzo a junio y octubre: diariamente de 10:30 a 20 h. De julio a septiembre: diariamente de 10:30 a 21 h. Hay disponible de forma gratuita un mapa para la visita así como visitas guiadas sin coste adicional a las 11, 12, 13 y 16 h. Web: El Capricho de Gaudí.

Gracias a Carlos Mirapeix por mostrarme El Capricho de Gaudí y contarme algunos de sus secretos.

Tocar animales es posible en el Parque de la Naturaleza de Cabárceno

Parque de la Naturaleza de Cabárceno


A 15 km de Santander se encuentra desde hace 25 años el Parque de la Naturaleza de Cabárceno; un lugar que quiere alejarse por completo de lo que entendemos por zoológico y que tampoco pretende ser sólo un simple parque.

Santander
Parque de la Naturaleza de Cabárceno

La idea principal es mantener a los animales en espacios abiertos naturales, con la libertad suficiente para que el hombre sólo tenga que intervenir para darles de comer, para controlar el estado de salud de las especies o en caso de trabajos de investigación para la conservación de las especies. Para ello, se dispone de 750 hectáreas de terreno de una antigua explotación minera (había planes para que acabara siendo un vertedero, así que es una suerte que se cambiara de idea). Aquí, crecen árboles y flora entre un paisaje erosionado de color rojizo y una alfombra verde que lo cubre todo, es la belleza del norte. 

Santander
Parque de la Naturaleza de Cabárceno

Una de las primeras sensaciones que se tienen cuando se entra en este lugar es de aire, luz y espacio. Visitarlo en un día soleado de otoño me dio la oportunidad de disfrutar de la naturaleza en todos los sentidos. Mi visita fue toda una experiencia sensorial y está disponible para el público en general, aunque parezca que nos trataran de una manera diferente, vivimos en primera persona la visita que cualquiera puede comprar y vivir. Sólo se realiza una vez al día y en grupos de 4 personas (hay que reservar previamente), así que la complicación radica en encontrar días disponibles. Lo que voy a describir es la llamada “Visita Salvaje” que consiste en recorrer junto a un cuidador del parque, distintos recintos y enseñarte las características y peculiaridades de cada uno de los animales a los que nos acercaremos.

Santander
Parque de la Naturaleza de Cabárceno

Recorrido de la Visita Salvaje

El recorrido está supeditado a las horas que se da de comer a los animales y al horario en el que algunos realizan demostraciones o ejercicios. Se trata de que el visitante se adapte al ritmo de ellos y que repercuta lo menos posible en su bienestar.

Santander
Tocando elefantes en el Parque de la Naturaleza de Cabárceno

Fernando, nuestro guía acompañante, nos explica que los ejercicios que se realizan con algunos de los animales es simplemente para que en la medida de lo posible, el animal pueda acostumbrarse a la presencia de los humanos y que el veterinario pueda acercarse para extraer una muestra de sangre para los controles rutinarios o para hacer alguna cura. Gracias a esa rutina diaria se han podido salvar ejemplares que de otra manera hubieran fallecido. Los animales salvajes no pierden el instinto, así que atento a las indicaciones y a las señales.

Santander
Elefantes del Parque de la Naturaleza de Cabárceno

Después de darte la bienvenida, el primer contacto cercano con los animales es en el espacio donde viven los Elefantes africanos y que comparten con los búfalos de agua y los Cobos lichi (un antílope africano). Ahora mismo Cabárceno tiene 14 ejemplares de elefante africano y una cría nacida hace muy pocas semanas. Seguramente os sonará aquello de “tener memoria de elefante” pues bien, no es una expresión fortuita, según nos cuenta Fernando, uno de los machos adultos, Jums de 39 años, vino de Inglaterra y se encontró en el parque con uno de sus hijos al que enseguida reconoció. Esa “familiaridad” ha evitado una lucha “masculina” por las hembras y están la mar de tranquilos con su lago de 8 metros de profundidad (algo impensable de tener en un zoológico). El mayor mamífero terrestre vive en una sociedad donde mandan las hembras y en Cabárceno no es distinto, en la manada del parque la que manda es la “abuela” y si no ve claro que las crías puedan sobrevivir, son rechazadas por todo el grupo. Es el caso de Cristina y Brisa unas “adolescentes elefantas” a las que nos acercamos a darles de comer manzanas, cuando acaban con sus ejercicios, sobrevivieron del rechazo e incluso de la agresión de su familia y poco a poco han sido reintroducidas en la manada.

Santander
Rinocerontes del Parque de la Naturaleza de Cabárceno

Seguimos camino hasta el lugar donde están los Rinocerontes, aunque veas ante ti un animal pesado y enorme, ten en cuenta que es capaz de alcanzar los 50 km por hora, no se te ocurra saltar la valla para ir a saludarle que no le gustará ni un pelo. Gracias al ejercicio de acostumbrarlos a entrar en un recinto fuertemente enrejado cada día, han podido salvar a algún ejemplar de heridas importantes. Es la única manera en la que el veterinario se puede acercar y nosotros ¡también!. Tener a un rinoceronte blanco de 3000 kilos delante impresiona, no os voy a engañar, aunque entre tu cuerpo y su cornamenta haya un barrote de 20 centímetros de diámetro. Sus cuidadores dicen que Sagán está tranquilo (mi subconsciente entiende que se llama Sadam, ¡fíjate qué cosas! los del parque me corrigen a tiempo). Aunque Sagán se mueve de forma nerviosa, hacia delante y hacia atrás, nos dicen que eso no es nada, en sus días malos puede llegar a saltar y cornear dentro de ese espacio preparado para atenderlo (no me gustaría verlo enfadado). Una vez observado que no me puede aplastar la mano tuiteadora con su cuerpazo, le toco el lomo de piel rugosa y noto que está calentita. Unos minutos después es liberado y campa a sus anchas con los demás individuos de su clan (hay 5 en total) en una pradera bien cortada por este herbívoro.

Santander
Osos del Parque de la Naturaleza de Cabárceno

A continuación nos introducen en el recinto de los Osos pardos (hoy vamos a tope con las “emociones fuertes”), aunque por supuesto no está permitido bajar del coche. Llevamos además un coche con personal armado por si hubiera que actuar. Pero tranquilo, dicen que no han tenido que disparar a ningún oso para salvar a un visitante (vale, a mí tampoco me tranquiliza ese dato en exceso). Sigo con el post: vas a ver muchos osos en Cabárceno, en la actualidad se calcula que hay unos 70 ejemplares que viven en un espacio de 35 hectáreas, algunos en esta época ya están invernando, otros, se lanzan a devorar su comida mientras nosotros no dejamos de hacerles fotos a través de la ventanilla. Primero se comen el pollo y luego el pan que por algo son carnívoros y los más grandes de la Península Ibérica. En Cabárceno no se da alimento vivo, todo está matado y bien muerto (otra cosa es que se te ocurra entrar con tu mascota al parque y no te asegures donde se mete, aix...). Tras subir por uno de los caminos del recinto y cruzar los dedos para que el coche no se quede tirado, salimos entre aliviados y con ganas de achuchar osos (sí, lo sé, no tengo remedio).

Santander
Parque de la Naturaleza de Cabárceno

A continuación llegamos hasta el Mirador del Lago Sexta donde se encuentran los hipopótamos; dicen que es el mejor recinto de hipopótamos del mundo, gracias a la profundidad de su lago. Desde aquí se puede contemplar lo grande que es este lugar, las formaciones kársticas producidas por la extracción del hierro y el futuro teleférico que tiene previsto abrir en marzo y que proporcionará una vista aérea por El Desfiladero, La Trinchera y los distintos recintos donde se encuentran los osos, wallabys (parecidos a los canguros, pero de menor tamaño), leones, linces, bisontes, facóceros (el personaje llamado Pumba de El Rey León), addax (otro tipo de antílope) camellos, watusis (bóvido africano con una enorme cornamenta), elefantes e hipopótamos.

Santander
Cérvidos del Parque de la Naturaleza de Cabárceno

La Fauna Ibérica también está representada en un recinto de Cabárceno, donde conviven hermosos ejemplares de ciervos (en septiembre tiene lugar “la berrea”, sonido gutural emitido por los machos en la época de apareamiento, el celo es muy malo, aunque éste concretamente, sirve de reclamo turístico) y 350 gamos (en octubre tiene lugar “la ronca”, sonido que emiten en la época de apareamiento los machos para atraer a las hembras, sí en plural son “polígamos”, menudo chiste). Quien campa a sus anchas es un buen número de pícaros monos de Gibraltar, por sus travesuras, descaro y reconozcámoslo, la inconsciencia de algunos visitantes que les daban de comer cualquier cosa, han tenido que prohibir en esta zona que se baje de los coches. Con nosotros hacen una excepción y nos permiten darles manzanas a estos simios salvajes, bajo la atenta mirada de nuestro guía. Al lado de este recinto se encuentra el de la vaca tudanca, la raza bovina autóctona de Cantabria y más allá, a lo lejos, se divisan unos simpáticos asnos somalíes.

Santander
Gorila del Parque de la Naturaleza de Cabárceno

Nos acercamos hasta el recinto de los Gorilas, uno de los pocos espacios aparentemente cerrados que tienen en el parque. El lugar no es muy distinto al que se puede ver en un zoológico normal, un enorme cristal facilita la contemplación de los animales en un recinto semicerrado. También encontramos una interesante exposición con imágenes y audios referentes a estos herbívoros y algunas referencias al trabajo de Dian Fossey quien estudió profundamente a esta especie. Es fácil, con los movimientos juguetones de Moya y Embubu, entre cuerdas y plataformas, trasladarte con la imaginación a las escenas de “Gorilas en la niebla”, película protagonizada por Sigourney Weaver. A los gorilas parece gustarles este sitio; juegan, se esconden, se balancean (tienen una capacidad cognitiva de un niño de 6 años) y enamoran a simple vista. Mientras el macho dominante se pasea controlando la escena y haciendo algo de ruido. Hay una puerta abierta para salir del recinto, pero no parecen muy interesados en investigar el espacio exterior.

Santander
Guepardos del Parque de la Naturaleza de Cabárceno

El Parque de la Naturaleza de Cabárceno tiene 20 kilómetros de itinerarios para coche, así como sendas donde se puede ir a pie un rato, ya verás como un sólo día se te hace corto. Dejamos a un pequeño gorila jugando a esconderse dentro de un saco y nos vamos casi a la otra punta del parque donde se encuentran los 5 guepardos de Cabárceno (la última especie que a llegado al parque) y a los que vemos desde un pequeño mirador estirados tan tranquilos. Nuestra próxima parada para dar de comer es donde se encuentran las Cebras Grevy, aunque es la cebra más domesticable, ninguna de ellas se deja tocar mientras le doy de comer.

Si puedes acércate hasta el Mirador del Rubí, es la parte más alta del parque, y desde aquí, se obtiene una magnífica vista de la Bahía de Santander.

Santander
Tocando un búho en el Parque de la Naturaleza de Cabárceno

Seguimos hasta la Exhibición de aves rapaces (hay que consultar el horario si vas por tu cuenta) donde Carlos y Aurora nos muestran las técnicas de vuelo del águila escudada. Además en la demostración, que se realiza diariamente, también se puede aprender sus técnicas de caza. De hecho, ha habido hasta una pedida de mano ¡lo que tiene que hacer un bicho por un pedazo de carne! (chiste). El contacto con las aves rapaces fue uno de los puntos álgidos de mi visita a Cabárceno. La sensación de poder sostener en el brazo a un ejemplar de águila americana, una hembra de búho siberiano y poder tocarla o sentir desplegar las alas de un halcón peregrino es de esas experiencias insólitas que graban un profundo recuerdo en mi mente. También se pueden contemplar a escasos metros de distancia, aunque no sea la hora de exhibición, a otros ejemplares de aves rapaces como un buitre negro, milanos o pigardos.


Llega la hora de comer en el Restaurante Los Osos, un enorme ventanal en el comedor permite la contemplación de la “Sabana cántabra” y de sus jirafas y avestruces (después les iremos a dar de comer). El almuerzo va incluido en el precio de la Visita Salvaje y se compone de un primer plato, segundo y postre a elegir, más bebida y pan. Los que visitan el parque con su propio coche tienen la opción de degustar este menú por 17 € o de disfrutar de todas las opciones de restauración que ofrece Cabárceno: Menú diario, carta, bocadillos, Self Service, la cafetería, o incluso, puedes traerte la comida de casa y aprovechar las diferentes zonas de picnic distribuidas y señalizadas en el parque.

Santander
Deba te dará un beso si realizas la Visita Salvaje

Finalizado el ágape nos dirigimos al recinto donde se está preparando Deba, un león marino que dentro de un rato ofrecerá una demostración junto a sus compañeros Eco, Babilonia, Lucas, Nansa y Pas como embajadores del ecosistema marino. No les gusta oír decir que son focas, así que cuidado que no te oigan. Con Deba tan cerca, aprovechamos para hacerle mimos y ella se acerca a darnos un beso en la mejilla mientras la abrazamos, una imagen tremendamente tierna. Nos despide saludando mientras su cuidadora la prepara para la función y le da algún que otro pescado. ¡Es de lo más achuchable!

Santander
Miguel Ángel Revilla dando de comer a las jirafas en Cabárceno

Finalmente, frente al recinto de los osos, nos encontramos con las jirafas, avestruces, elands (el antílope más grande del mundo), ñus azules y antílopes sable. Cuando los animales nos ven acercarnos con el saco de zanahorias la mayoría se ponen en alerta. Las 3 jirafas macho se acercan con esa elegancia, entre apacible y con prisa, que las hace protagonistas de la escena. Los tres ejemplares se llevan estupendamente porque no hay ninguna hembra en el rebaño, así que van devorando zanahoria tras zanahoria mientras yo contemplo de cerca sus enormes cabezotas y descubro que tienen un olor especial entre dulce y fruta muy madura. Cuando se acaba la comida se alejan con la misma elegancia y con una parte del cariño de Planeta Dunia. Me ha gustado especialmente verlas tan cerca y me llevo un grato recuerdo de este momento y de la imagen de esa libertad que las mantiene con vida.

El Parque de la Naturaleza de Cabárceno es miembro de varias asociaciones para el cuidado, la investigación y la protección de los animales salvajes. El ser humano no ha encontrado otra manera de proteger la vida animal que este tipo de lugares donde al menos pueden vivir en semilibertad.

Esta visita no hubiera sido posible sin la compañía aérea Vueling y la Oficina de Turismo de Cantabria que me invitaron a un fin de semana en Santander para escribir en el blog de Vueling sobre este lugar. Todo el material subido durante mi visita puede consultarse en redes sociales con el hashtag #NosVemosEnCantabria

Más información: Parque de la Naturaleza de Cabárceno. Dirección: 39690 Obregón, Cantabria. Teléfono: 902 210 112. Tarifas Temporada Alta: La entrada normal de un día completo en Cabárceno cuesta 25 €. La entrada infantil (de 6 a 12 años) cuesta 15 €. Los niños acceden gratuitamente hasta los 5 años acompañados de un adulto. Existen pases anuales individuales y para toda la familia, así como descuentos en temporada baja. El precio de la Visita Salvaje para 4 personas es de 400 € (incluye almuerzo en uno de los restaurantes del parque, guía acompañante y vehículo). Se puede adquirir las entradas online. Duración de la Visita Salvaje: de 10 a 17 h. Horario del parque: Del 1 de noviembre al 28 de febrero: laborables de 10 a 17 h. Fines de semana y festivos de 10 a 18 h. Del 1 de marzo al 30 de junio y del 1 de septiembre al 31 de octubre: diariamente de 9:30 a 18 h. Del 1 de julio al 31 de agosto y durante Semana Santa: diariamente de 9:30 a 19 h. Web: Parque de la Naturaleza de Cabárceno.

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