Complejo Minero de Puras de Villafranca (Burgos)

Puras de Villafranca

Complejo Minero de Puras de Villafranca
Entrada a la Mina Pura

A 5 kilómetros de Belorado se encuentra el Complejo Minero de Puras de Villafranca: la mina de manganeso más antigua de España y la única abierta al público. La explotación minera en la cuenca alta del río Tirón empezó en 1799, aunque no estuvo en pleno funcionamiento hasta casi un siglo más tarde. Entre 1862 y 1922 llega la época de mayor auge de las minas con la extracción de un mineral de calidad extraordinaria, hasta que en 1965 la mina cierra definitivamente por el coste que representa. En la actualidad, el Complejo Minero de Puras de Villafranca ofrece la oportunidad de realizar un viaje en el tiempo y conocer en primera persona cómo era la vida de los mineros y el trabajo en la mina a mediados del siglo XIX.

Complejo Minero de Puras de Villafranca
Lavadero de mineral

La visita al Complejo Minero de Puras de Villafranca permite una experiencia inmersiva en el mundo de la minería. Visitarás el interior de una mina auténtica, conocerás los procesos de extracción y entenderás la dificultad que suponía hacerlo. Cuando entres en las galerías de extracción, por un momento te quedarás a oscuras con la única luz que utilizaban los mineros, podrás ver la atmósfera cargada de polvo con la recreación de máquinas de humo, conocerás las herramientas que utilizaban y los materiales empleados en la mina, además de los usos que se daba al material que se extraía.

El manganeso

Complejo Minero de Puras de Villafranca
A la izquierda veta de manganeso y a la derecha interior de la galería

El origen de las vetas de manganeso de la Mina de Puras de Villafranca datan de hace 35 millones de años, cuando el agua rellenó las micro fallas con arcilla, lodos y manganeso procedentes de la Sierra de la Demanda. El manganeso es un mineral muy apreciado por su capacidad para endurecer el acero, pero también se utilizó para colorear el vidrio, en la fabricación de pilas o tras el estallido de la Primera Guerra Mundial en la fabricación de armamento. En la Mina de Puras de Villafranca el manganeso se extraía cubierto de arcilla, la labor de retirar y separar los materiales en el lavadero de mineral, era tarea de las mujeres y niños menores de 10 años.

Visita al Complejo Minero

Complejo Minero de Puras de Villafranca
Lavadero de mineral

El Complejo Minero de Puras de Villafranca además de conservar los túneles de las minas, conserva las oficinas y los lavaderos de mineral, es lo primero que te enseñarán en la visita. Después irás a la entrada de la Mina Victoria; un pozo de 68 metros de profundidad (equivalente a un edificio de 23 pisos de altura) por donde accedían los mineros a través de una escalera de gato; una escalera vertical de madera fijada a la roca. Los mineros tardaban en bajar a la galería de trabajo por la escalera rudimentaria unos 17 minutos, tiempo en que también procuraban no perder el candil de carburo que sujetaban con un dedo para iluminarse en el interior de la mina.

Complejo Minero de Puras de Villafranca
Entrada a la Mina El Comienzo

La entrada a la Mina El Comienzo es mucho más accesible, “a pie de calle”, y en los primeros metros veremos las tolvas de descarga que servía para lanzar el material extraído de galería en galería. Gracias a una grabación escucharás lo que era una avalancha de rocas cayendo por un tobogán de madera a 16 metros de altura. Las bolsas donde estaban las vetas eran de diferente tamaño lo que condicionaba su método de extracción. En las pequeñas y medianas se extraía el material picando a mano con la ayuda de piquetas, picos y martillos, de abajo a arriba, si eran de gran tamaño, se picaba una chimenea al lado de la bolsa para quedar por encima de ella y picarla desde arriba, así si el terreno cedía, el minero quedaba por encima y no por debajo.

Complejo Minero de Puras de Villafranca
Interior de la Mina El Comienzo

A mediados del siglo XIX las jornadas laborales eran de 10 a 12 horas todos los días de la semana. Los mineros se pasaban la mayoría del tiempo mojados, en cavidades donde debían permanecer agachados, respirando mal… a estas precarias condiciones de trabajo se les sumaba que la luz con la que trabajaban, apenas servía para ver más de un metro delante de ellos y además hay que añadir la continua polvareda causada por las explosiones que permitían abrir nuevas galerías. El trabajo en la mina era efectivamente una fiesta de polvo, humo de los carbureros, barro y charcos de agua que propiciaba que el promedio de vida de los barreneros, los encargados de abrir con barrenos cargados de pólvora las minas, no superara los 40 años. La principal causa de muerte era la silicosis, una enfermedad pulmonar causada por la aspiración excesiva de polvo de sílice.

Complejo Minero de Puras de Villafranca
Entrada a la Mina Victoria

Cada 150 metros de galería excavada debía abrirse una chimenea para que entrara aire fresco, una grabación te permitirá escuchar el sonido de los mineros picando a mano la galería. Hay que tener en cuenta que a mediados del siglo XIX se utilizaban burros para trasladar las cargas pesadas. Los animales entraban a la mina una sola vez y sólo salían cuando habían muerto. Cuando llegues al final de la mina verás unos precarios listones de madera por donde los mineros debían pasar. A estas alturas ya puedes imaginar que la famosa canción de “Soy minero y templé mi corazón con pico y barrena” no habría fuerzas de cantarla ni de coña.

Más información: Dirección: 09258 Puras de Villafranca (Burgos). Teléfono: 947 580 326. Móvil: 670 691 173. Entrada: 5 €. Es necesario reservar con antelación. Web: Complejo Minero de Puras de Villafranca

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Si te gusta el patrimonio industrial, y más concretamente el patrimonio minero, puedes descubrir y visitar la Mina de Arnao, la única mina bajo el mar de Europa.

Atapuerca: tierra del Homo Antecessor

Atapuerca

Centro de Arqueología Experimental (CAREX)
Centro de Arqueología Experimental (CAREX)

La especie humana más antigua de Europa es el Homo Antecessor que vivió hace aproximadamente 850.000 años. Atapuerca se ha convertido en un referente mundial para el estudio de estos primeros hombres que habitaron las tierras de la Sierra de la Demanda. En Atapuerca además se han encontrado numerosos restos del Homo Heidelbergensis que vivió hace 400.000 años, así como restos de animales (hipopótamos, bisontes, panteras, caballos, osos, salmones o tortugas) y fósiles que complementan el estudio de un total de 6 especies de homininos diferentes (los primeros primates que caminaron erguidos) y que ayuda a esclarecer cómo eran y cómo vivían nuestros ancestros hace casi un millón de años.

Centro de Arqueología Experimental (CAREX)

Centro de Arqueología Experimental (CAREX)
Centro de Arqueología Experimental (CAREX)

El Parque Arqueológico de Atapuerca abrió sus puertas en 2001 y hoy es conocido con el nombre de Centro de Arqueología Experimental (CAREX). El CAREX está orientado a la divulgación de las claves de la evolución humana a través de una nueva disciplina llamada arqueología experimental y que pone en práctica, las hipótesis que se generan en los yacimientos, para después recrear los procesos que se creen se utilizaban en el pasado. El CAREX permite profundizar en el periodo paleolítico de forma amena y didáctica, gracias a un recorrido guiado que abarca desde el Pleistoceno Medio o Ioniense (de entre 781.000 a 126.000 años de antigüedad) hasta la Edad de los Metales (entre el 5.000 y el 3.000 a. C.).

Centro de Arqueología Experimental (CAREX)
Centro de Arqueología Experimental (CAREX)

La arqueología experimental en Atapuerca permite descubrir cómo se hacían las herramientas de piedra, por qué y cómo se pintaban las cuevas, cómo se cazaba con arcos y flechas, cómo eran las cabañas, cómo se hacían y para qué se utilizaban los tejidos y la cerámica y por supuesto cómo hacían fuego nuestros antepasados prehistóricos con apenas un palo, una tablilla y paja seca. El CAREX está dividido en dos espacios, el que se encuentra en el interior, muestra la primera exposición española sobre Arqueología Experimental que te permite descubrir de forma interactiva (dejándote tocar) muchas réplicas de utensilios y materiales que se usaban hace un millón y medio de años.

Centro de Arqueología Experimental (CAREX)
Centro de Arqueología Experimental (CAREX)

Mientras que, en el exterior, disfrutarás de un parque prehistórico con toda clase de escenas, desde enterramientos hasta viviendas, como si se tratara de una aldea troglodita. Paso a paso descubrirás como se hacían las tallas líticas con la piedra de sílex y que se utilizaban como punta de flechas, cuchillo o raspador. Para ello no hay nada mejor que ponerse manos al asunto y agarrar con fuerza las piedras y empezar a picar para conseguir tu propia bifaz. El Homo Antecessor era carroñero, pero también cazador de ciervos y de potros, así que tras afilar bien el sílex y atar la punta de flecha a un buen palo con una tripa seca de cordero, tocaba ir a cazar por la sierra burgalesa bien provisto de lanzas. En la visita guiada podrás poner en práctica tus habilidades para la caza.

Centro de Arqueología Experimental (CAREX)
Centro de Arqueología Experimental (CAREX)

La cestería es una especialidad tan antigua y útil que parece que los primeros humanos nacieron con una cesta bajo el brazo. Las cestas facilitaban la recolección de bayas y raíces para completar la dieta básica del Homo Antecessor, aunque se sabe que estos primeros habitantes de la península ibérica practicaban el canibalismo. En el CAREX también te mostrarán cómo se hacían las piezas de cerámica con arcilla (las piezas de cerámica más antiguas encontradas en Atapuerca corresponden al Neolítico inicial que abarca entre el 6.000 y el 3.500 a. C.). También aprenderás a tejer con un telar rudimentario y a pintar como lo hacían en el Neolítico, las pinturas rupestres a base de calcita, mica y cuarzo no necesitan de pinceles, ni brochas, se utilizaba una hierba hueca o dos pequeños huesos de animal huecos para soplar los pigmentos en la pared de la cueva ¡un aerógrafo prehistórico!

Centro de Arqueología Experimental (CAREX)
Centro de Arqueología Experimental (CAREX)

En el yacimiento arqueológico de Atapuerca algunos de sus habitantes tienen nombre propio, como Miguelón cuyo cráneo ha desvelado que sufrió una grave infección producida por un diente roto, lo que demuestra que el Homo Heidelbergensis cuidaba de sus enfermos, ya que solo no hubiera podido sobrevivir. En 2014 se obtuvo la primera secuencia de ADN de un ser humano de más de 100.000 años, sacando a la luz que aquel Homo Heidelbergensis de 400.000 años de antigüedad estaba vinculado con los denisovanos de Eurasia. La mayor concentración de restos del Homo Heidelbergensis se encuentran en la Sima de los huesos de Atapuerca donde se han encontrado alrededor de 5.000 fósiles pertenecientes a 30 individuos que vivieron hace 420.000 años. Se cree que pudo ser un lugar de enterramiento, de ser así se trataría del primer ritual funerario de la historia de la humanidad.

Más información: Centro de Arqueología Experimental (CAREX). Dirección: 09199 Atapuerca, Burgos. Coordenadas GPS: Latitud 42º 20' 23". Longitud 03º 41' 45". Teléfono: +34 947 421 000. Entrada: 5 €. Es necesario reservar con anterioridad. Email: reservas@museoevolucionhumana.com. 

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El yacimiento de Atapuerca fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000.

Nuestra Señora del Valle: la ermita románica de Monasterio de Rodilla (Burgos)

Nuestra Señora del Valle

Nuestra Señora del Valle
Ermita de Nuestra Señora del Valle

La población de Monasterio de Rodilla en Burgos se encuentra situada a 17 km de Briviesca y es una de las cinco que Plinio el Viejo identifica como territorio de los autrigones y que en tiempos romanos se conocería como Tritium. Situada en la parte más meridional de la comarca de La Bureba, en el paso natural del Valle del Ebro hacia la meseta, por aquí pasaba en el siglo I, la vía romana que unía Asturica Augusta (Astorga) con Burdigala (Burdeos). Tritium formaba parte del Itinerario de Antonino Augusto Caracalla que identificaba 372 rutas distintas del Imperio Romano, de las que 34, correspondían a Hispania.

Nuestra Señora del Valle
Torre-campanario y husillo

El enclave monástico del que tomaría su nombre Monasterio de Rodilla, se supone que ya estaba en funcionamiento en el siglo X, aunque aún no se ha encontrado su ubicación exacta. Los restos de un castillo mencionado en el año 1011, hace pensar que se estableció la población al abrigo defensivo de aquella fortificación y del cenobio anexionado al Monasterio de Santa María de Oña. Los valles fértiles y la abundancia de agua de la zona, procedente de las cuencas del Duero (río Arlanzón) y del Ebro (río Oca), permitirían que los monjes disfrutaran de su retiro espiritual, sin que les faltara de nada para sobrevivir.

Nuestra Señora del Valle
Fachada norte de la Ermita de Nuestra Señora del Valle

La Ermita de Nuestra Señora del Valle en Monasterio de Rodilla está considerada una de las joyas del románico burgalés. Se construyó a finales del siglo XII con una sola nave con cúpula sobre crucero y una torre-campanario en forma cuadrada de 16’5 metros de altura y aberturas en los cuatro lados donde pueden verse varias figuras como, por ejemplo: la imagen de la Virgen sentada en un trono de la fachada sur. Un husillo, elemento constructivo que aloja la escalera de caracol que sirve para subir a lo alto del campanario, de forma circular de 14’8 metros de altura queda adosado junto a la torre.

Nuestra Señora del Valle
Decoración entrelazada y capiteles cincelados con animales mitológicos

La puerta de entrada al templo se encuentra en uno de los laterales situados hacia el norte, en vez de en el imafronte, como es habitual en las iglesias románicas. Varias saeteras con capiteles y decoración ajedrezada en las impostas y dovelas, pueden encontrarse en la fachada norte y sur. La bellísima portada de triple arco apuntado con decoración ajedrezada, está rematada en la parte superior por un tejaroz o voladizo con 7 canecillos (extremos de viga que soporta la cornisa) y donde pueden verse dos peregrinos cincelados en el tercer canecillo de la izquierda. La puerta está franqueada por dos dobles columnas con capiteles tallados donde pueden verse unas arpías y varios animales mitológicos. Junto a la puerta de madera, dos cabezas de león nos recuerdan que había que agachar la cabeza para entrar en el templo en señal de respeto.

Nuestra Señora del Valle
Ábside de la Ermita de Nuestra Señora del Valle

El exterior del ábside de la Ermita de Nuestra Señora del Valle está decorado con tres arcos ciegos de medio punto donde se encuentran tres ventanas, una cinta ajedrezada que recorre todo el perímetro, así como pilastras, ménsulas y capiteles con decoración geométrica. En el románico la decoración exterior suele coincidir con la interior, haciendo referencia a la teoría de que todo lo bueno y lo malo se encuentra tanto dentro como fuera.

Nuestra Señora del Valle
Canecillos cincelados con un muestrario del bestiario medieval

Bajo el tejaroz decorado con una cornisa con puntas de diamante se han conservado 72 canecillos que muestran toda clase de personajes como, por ejemplo: un músico tocando una viola de arco o uno que sujeta un dolio; el instrumento musical de viento típico del románico en forma de tonel, y que en España sólo se han conservado una veintena de canecillos similares.

Nuestra Señora del Valle
Sillar con escritura que conserva líneas de pautado

Una inscripción sin terminar en la cabecera semicircular del ábside situado al este, junto a varias cruces cinceladas en la piedra, recuerdan el antiguo cementerio que se extendía a sus pies. En el interior de la Ermita de Nuestra Señora del Valle no se ha conservado pila bautismal, lo que confirma la idea de que probablemente la iglesia fuera utilizada por los monjes del monasterio. Un capitel interior luce la policromía románica de colores vivos como el azul, rosa, amarillo y verde, extraídos de varios minerales como azurita, oligisto, limonita y malaquita, respectivamente.

Nuestra Señora del Valle
Interior de la Ermita de Nuestra Señora del Valle

Destaca la austeridad y sencillez del templo en elementos como un arco fajón para reforzar la bóveda de cañón, dos arcos torales sujetando la cúpula semiesférica sobre pechinas y un arco triunfal apuntado con varias pilastras y columnas con capiteles de decoración geométrica que está precedido por dos capillas laterales con altares en piedra y dos semibaldaquino con remate triangular. Junto a la Ermita de Nuestra Señora del Valle hay una zona con fuente y área de picnic para disfrutar al aire libre del paisaje de la zona.

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Iglesia del Monasterio de San Salvador de Oña: Panteón Real de Castilla

Monasterio de San Salvador de Oña

San Salvador
Iglesia del Monasterio de San Salvador de Oña

A 27 km de Briviesca y a 13 km de Poza de la Sal, en la frontera que separa la comarca burgalesa de La Bureba de Las Merindades, se encuentra la villa medieval de Oña y el Monasterio de San Salvador fundado en el año 1011 y que se convirtió en uno de los monasterios benedictinos más poderosos de Castilla entre los siglos XI, XII y XIII. En la actualidad es el tercer monumento más importante de la provincia de Burgos, aunque es uno de los menos visitados.

San Salvador
Pórtico de los Reyes

Una gran escalinata sirve de entrada a la Iglesia Abacial de San Salvador, en mitad del ascenso, a mano derecha, se encuentra la escultura de Fray Pedro Ponce de León, monje benedictino del Monasterio de Oña y creador del lenguaje de signos. En el Pórtico de los Reyes te darán la bienvenida las esculturas del siglo XIV de los reyes enterrados en el interior. Tras cruzar el pórtico, se accede a un pequeño patio donde puede verse a la derecha, el primer lugar utilizado para enterrar a condes y reyes.

San Salvador
Fresco de la Pasión

Nos encontramos con un segundo pórtico, esta vez románico, decorado con pinturas murales realizadas en el siglo XV por Fray Juan de Zamora, en la bóveda puede verse el Fresco de la Pasión. La puerta en madera de nogal y boj de estilo gótico-mudéjar es obra de Fray Pedro de Valladolid y sirve de acceso a la grandiosa nave central de estilo gótico. La nave, de 84 m de largo por 22 m de ancho y 22 m de altura, está cerrada por una reja del siglo XV y enmarcada por varias capillas laterales con retablos de los siglos XVII y XVIII y rejas en bronce del siglo XVI. A la izquierda puede verse el retablo de Santa Gertrudis y San Benito y a la derecha el de San Froilán y Santa Tigridia (hija de los Condes de Castilla; Sancho García y Doña Urraca enterrados aquí).

San Salvador
Mural de Santa María Egipciaca

Antes de llegar al crucero, en la capilla de la izquierda, puede verse el Cristo de Oña; un Cristo románico de finales del siglo XII. A la derecha, en el muro de la epístola y tras una pared encalada, se encontró el 1 de mayo de 1970, unas pinturas al fresco de estilo gótico de principios del siglo XIV, conocidas como el Mural de Santa María Egipciaca y donde puede verse la vida de Santa María de Egipto una prostituta del siglo V que tras una vida licenciosa supo encontrar el camino de la fe tras una peregrinación a Jerusalén. En el fresco puede verse, por ejemplo: la muralla de la ciudad de Jerusalén, Santa María de Egipto en el Santo Sepulcro, el Desierto de Judá donde se retiró Santa María de Egipto y un ángel custodio en forma de león.

San Salvador
Órgano y Capilla de Santa Catalina

El antiguo crucero con acceso a la torre sirve para albergar un órgano barroco con más de 1.100 tubos construido por Antonio de San Juan en 1768 y la Capilla de Santa Catalina donde puede verse un Retablo de Santa Catalina de tracerías góticas del siglo XV, rodeado de 6 tablas hispano flamencas y pinturas de Fray Alonso de Zamora del año 1500.

San Salvador
Sillería del coro

La fastuosidad va in crescendo cuando llegamos a la Capilla Mayor, nos encontramos bajo la segunda bóveda gótica más grande del mundo, una bóveda octogonal de 400 m2 diseñada por Juan de Colonia y construida por Francisco Díaz de Presencio en 1450. Aquí se encuentra un coro gótico del siglo XV realizado en madera de nogal por los propios monjes del monasterio y formado por 84 sitiales bellamente cincelados.

San Salvador
Capilla Mayor donde se encuentra el Altar Mayor y los sepulcros del panteón

El Altar Mayor de estilo churrigueresco del siglo XVIII, está presidido por un retablo barroco en forma de arco triunfal que separa el Panteón Real situado a la izquierda, del Panteón Condal situado a la derecha, juntos albergan ocho sarcófagos de los primeros reyes de Castilla y de sus últimos condes. En el Panteón Real se encuentran, de izquierda a derecha, los sepulcros del Infante Don García (hijo del rey Alfonso VII El Emperador), de Doña Mayor Reina de Pamplona (hija del Conde Sancho García y esposa del rey Sancho III el Mayor), del rey Sancho III el Mayor de Pamplona (que modificó el Camino de Santiago que atravesaba Álava) y del rey Sancho II el Fuerte de Castilla (que fue asesinado en Zamora en el año 1072 y fue el mismísimo Cid, alférez del rey, quien trajo su cuerpo para ser enterrado en Oña). La iglesia del Monasterio de San Salvador se convertiría así en el primer Panteón Real de Castilla.

San Salvador
Panteón Condal

En el Panteón Condal se encuentran, de izquierda a derecha, los sepulcros de Sancho García (fundador del Monasterio de San Salvador de Oña), su esposa la condesa Doña Urraca y su hijo el Infante Don García Sánchez (último conde de Castilla y que fue asesinado el día de su boda), así como los sepulcros de los infantes reales Don Alfonso y Don Enrique (hijos de Sancho IV el Bravo).

San Salvador
Sepulcros del Infante Don García y Doña Mayor Reina de Pamplona

Los sepulcros de los condes y reyes de Castilla y Navarra de la Iglesia del Monasterio de San Salvador de Oña fueron tallados en madera de nogal y taracea de boj, por el monje benedictino Fray Pedro de Valladolid en el siglo XV en estilo gótico mudéjar y son una importante obra del arte funerario medieval europeo. Las pinturas que cubren las paredes de los panteones son obra de Fray Alonso de Zamora.

San Salvador
Capilla y arca de San Iñigo

Tras el Retablo Mayor se encuentra la Capilla de San Iñigo decorada con pinturas rococó y presidida por un tabernáculo del siglo XVIII que acoge el Arca de San Iñigo realizada en 1597 en oro y plata y que custodia las reliquias del patrón de Oña que un día fue el Abad más importante de este monasterio benedictino. Una puerta situada junto a los sepulcros del Panteón Condal, conduce a la Sacristía Mayor de estilo herreriano construida en el siglo XVI y donde se guardan las vestimentas sacerdotales y cálices para la liturgia, así como piezas de orfebrería en plata y bronce.

San Salvador
Aljuba hispanomusulmana del siglo X

En la Sacristía Mayor se exhiben dos importantes piezas textiles de época medieval. Por un lado, la mortaja del infante Don García elaborada en Almería en el siglo XII con un tejido almorávide de seda e hilos entorchados en oro y la aljuba hispanomusulmana de lino del conde Don Sancho García realizada en el siglo X, durante el reinado de Abd al-Rahman III, con bordados en seda e hilos entorchados en oro de 21 quilates y que está considerado uno de los tejidos más antiguos de España.

San Salvador
Arquería románica que decoraba el refectorio

A continuación, se encuentra la Antesacristía y la antigua Sala Capitular del siglo XII que luce unos arcos policromados, son el resto más antiguo de época románica que se conserva en el Monasterio de San Salvador. En la actualidad el espacio sirve para exhibir restos románicos como la arquería que decoraba el refectorio del monasterio benedictino con la Última Cena o piezas de cerámica vidriada procedentes de la Capilla Mayor del siglo XV al XVI.

San Salvador
Claustro de los Caballeros

El último espacio que visitamos es el Claustro de los Caballeros construido entre 1503 y 1508 en estilo gótico flamígero por Simón de Colonia. Hoy acoge varios sepulcros del siglo XVI de los Condes de la Bureba situados en la pared contigua a la nave central, como son el de: Salvador Álvarez y su hijo Álvaro Salvadores, Gómez González de Candespina, Rodrigo Gómez y su esposa Doña Elvira (nieta del Cid), Gutiérrez Rodríguez de Toledo (camarero mayor del Conde Sancho García).

San Salvador
Virgen de Santa María de Oña

Decorado con una importante reja románica de 1068 se encuentra el panteón renacentista de 1534 del Obispo de Osma: Don Pedro González Manso, le siguen los sepulcros de Gonzalo Salvadores y por último el sepulcro de Diego López de Villacanes (mayordomo del Conde Sancho García). Sobre la puerta que encontramos en esta esquina, llamada Puerta de la Virgen, se haya una imagen gótica de la Virgen de Santa María de Oña a la que el rey Alfonso X El Sabio dedicó sus célebres “Cantigas de Santa María”.

Jardines benedictinos
Jardines benedictinos

En la antigua huerta del Monasterio benedictino de San Salvador de Oña se levanta hoy la Casa del Parque Natural Montes Obarenes y los Jardines benedictinos con los estanques del siglo XVI que utilizaban los monjes como piscifactoría para la cría de truchas y anguilas. Para los amantes del senderismo, existe una red de senderos como el PR.BU-15 que une Oña con Poza de la Sal en 4:30 h. con un recorrido de 16 km o mucho más corta y accesible la Senda circular de la Huerta de San Salvador de 2’2 km y que puede recorrerse en 45 minutos.

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