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El zapatero de Douz

Tunisia
Un motivo para volver a Douz es reencontrarme con este artesano

Hay viajes que se quedan grabados en la memoria para siempre, por los hechos inesperados que ocurrieron con la gente del lugar. Mi primer viaje a Túnez, en agosto del 2010, es uno de ellos y su protagonista es un zapatero de Douz.

Douz se encuentra a 117 km de Tozeur y está considerada la capital legendaria de las tribus nómadas del Sáhara. Dicen de la región que es el más “sahariano” de todos los Oasis del Sur Tunecino, algo así como decir la más auténtica y desértica de las tierras ¡y qué tierra!.

Zapatería
Cordonnier du Sud, Douz

Enigmática y salvaje. Las tormentas de arena en el desierto azotan las casas, palmeras, comercios y coches de Douz como si el viento quisiera barrer todo lo que no es arena. Las dunas de arena blanca siguen empujando a los habitantes de Douz a vivir encerrados cuando azotan las tormentas. La ciudad se para, la gente desaparece de las calles, los comercios cierran aunque la arena dejará huella de su paso, tiñendo de polvo el cielo, la vegetación y los utensilios a la venta.

Así es como conocí, al zapatero de Douz de mi historia, bajo una capa de arena suspendida en el aire que matizaba los rayos de sol. Me enamoré de todas las sandalias de cuero que con sumo cuidado las manos de aquel hombre habían diseñado, cortado, cosido y elaborado. Repuntes bien hechos, gusto por la combinación de colores, modernidad y estilo con la experiencia de aquél que ama su trabajo y se siente orgulloso de ser zapatero.

Tunisia
El zapatero de Douz trabajando sin descanso

Desde los zocos de Alepo, hasta el Gran Bazar de Estambul si algo he aprendido en mis viajes es que en cualquier país árabe o africano, el comercio es fuente de información, de conocimiento y respeto por ambas partes. Así que cuando el zapatero de Douz me invitó a sentarme frente a su pequeño negocio, mientras ultimaba mi encargo, fue como si me abrieran las puertas de todos los caravanserais de la Ruta de la Seda.

Pude saber que todos los hijos del zapatero habían recibido estudios universitarios, que ahora trabajaban en Francia y que aquel hombre seguía practicando el oficio que le había enseñado su padre. Fue gracias a este hombre que supe que en el desierto, una vez al año, en el mes de diciembre, se celebra el fabuloso Festival del Sahara, donde se ofician bodas tradicionales, carreras de camellos y caza con sloughi; un galgo del desierto, de pura raza.

Túnez
Pez de cuero del Cordonnier du Sud

Mi cara de asombro, fascinación y curiosidad fue suficiente para que aquel zapatero, me invitara la próxima vez a volver a Túnez, dormir en su casa y participar del Festival del Desierto. No he tenido ocasión de volver a Douz, de decirle a aquel zapatero que sus sandalias tunecinas lucen como el primer día y que me acompañan en los viajes de verano. En otro tiempo, quizás hubiera podido volver en camello hasta la puerta del Cordonnier du Sud y enseñarle al zapatero de Douz que aún conservo el pez de cuero que me regaló.

Más información: Cordonnier du Sud. Rue des Martyrs 21, 4260 Douz. Sandalias 22 dinares (12 € agosto 2010).

Dedicado a la Sra. Nehla Derouiche, responsable de Marketing para España y Portugal de Tunisair que durante la celebración de la Feria de Turismo de Madrid, se acercó a darme un abrazo y me dedicó la palabra más bonita del mundo: Gracias.

Este artículo fue ganador del Concurso #PremiosconB organizado por B The Travel Brand como el segundo finalista al Mejor Post Escapadas.

Leer un buen libro es como practicar buen sexo

Sí querido lector, así es, leer un buen libro es como practicar el mejor de los encuentros sexuales que un ser humano puede llegar a experimentar. A esa conclusión he llegado tras leer el libro de Miquel Silvestre; Un Millón de Piedras.

Miquel Silvestre y Planeta Dunia

Y ahora intentaré describir el porqué de estas extrañas y sensuales conclusiones. Un libro se empieza a leer mucho antes de tocarlo, la portada es la primera imagen que tenemos de él, hay quien incluso miran el otro lado, algunos encuentran placer en mirar la parte de detrás y sacar conclusiones de lo que ven e imaginarse historias. De manera acertada o equivocada intentaremos aproximarnos a esa persona, digo a ese libro, con cierta curiosidad, ganas y decisión mientras miramos su cara.

A veces, según lo que tengamos delante, las primeras impresiones son correctas y elegimos adecuadamente al amante o la lectura que han de satisfacernos. Tras ser cazados por el exterior, según sea nuestro grado de desesperación, ganas o tiempo disponible, pondremos nuestras manos y mirada en nuestro último sujeto. Tocar, palpar, recorrer con nuestros dedos cada centímetro del cuerpo que tenemos en nuestras manos, es un valor insustituible, yo no lo cambiaría por nada, me encanta el sutil roce de la piel en el libro de papel.... ¿de qué creías que estaba hablando?.

 África también es verde

Un Millón de Piedras no promete aventuras sin límites, acción trepidante, ni puestas de sol, con lo cual puedes esperar sinceridad, giros inesperados, realidad y cierta dosis de humanidad canalla, lo que cualquier mujer buscaría en un amante, digo en un buen libro.

Para algunos, da cierta satisfacción que sea una primera edición, hay quien paga sumas importantes por encontrar una primera edición de un libro. Otros, nunca nos hemos percatado de ello o no lo hemos considerado importante, pero tampoco somos coleccionistas, no estamos en ese mundillo de curiosas antigüedades, hay gente para todo en el mundo literario también. Quizás el número de edición y el de ejemplares vendidos de un libro, te dé una idea de las “posibilidades” del autor: “-Caramba, Un Millón de Piedras va por su séptima edición y se han vendido 10.000 ejemplares, vamos que Miquel Silvestre no es un aficionado, algo sabrá del tema ¿no?”.

 No hay nada como una carretera africana para lanzarse a la aventura

Sabiendo que no es la primera vez, un libro se empieza a leer con más seguridad ¿no crees? Hay algo en él que ya te inspira confianza, tranquilidad, que te incita a empezar, ahora sólo toca abrir su primera página. Puede que con la lectura del primer capítulo ya te quedes en ascuas, lo suficientemente interesada como para continuar hasta el final o por el contrario que a la primera de cambio digas aquello de “espera, espera, espera” y cierres el libro y te largues.

Una vez empezado y con la libido por las nubes porque sabes que esto va a durar hasta que acabe, toca encontrar el equilibrio de ambas partes. Cada lector tiene un ritmo personal, hay quien es un auténtico devorador de hojas, no han acabado con uno que ya saben exactamente que antes de que acabe el día habrá tiempo para otro más. Hay quien sólo lee un poquito cada día antes de irse a dormir y otros que duermen con un libro a su lado y ni lo miran, eso es así, a todos nos gusta, pero hay quien tiene toda clase de problemas para ponerse a ello. 

 Motos, bicicletas, burros y personas cruzando en barco la frontera

Las primeras palabras son importantes para enganchar al lector, no hay la menor duda. Nos encanta fascinarnos con lo que se nos pone a tiro, si te gusta lo que tienes entre tus manos, y me refiero a que te guste mucho, mucho, corres el riego de querer acabar deprisa. Es un error muy común, el ímpetu, las ganas de llegar al final, te sumergen en una espiral de velocidad difícil de parar, pero aquí entra el poder mental, el control y las posibilidades de cada uno de alargar el placer.

Tengo que confesar que yo me leí Un Millón de Piedras en dos tardes seguidas, hacía taaaaaanto tiempo que no tenía un buen libro entre las manos que me quedé absorbida de inmediato entre sus páginas. Hoja que se deslizaba, capítulo que acababa me dejaba con la boca abierta y quería más y más. Llegué al final satisfecha, ese tipo de satisfacción que te deja el trabajo bien hecho, pero que no evita que quieras más (a veces soy insaciable, en los viajes también me pasa).

Atardecer en el Níger

Junto a Miquel recorrí rápidamente los 10.000 kilómetros que le llevaron durante 2 meses a pasar por 7 países, tú también lo harás. La primera parada era Kenya, y no puedo estar más de acuerdo con esa sensación de admirar las estrellas del cielo africano. Hay pocas cosas que puedan compararse con el cielo nocturno en África, lo más parecido es el cielo de La Palma, simplemente maravilloso. Si se es lo suficientemente sensible, cuando uno contempla un cielo así, llora de felicidad. Tengo que reconocer que lo del escudo masai y la danza me tocó en lo más profundo de mi alma (confieso que sentí envidia, ganas, celos, un ¡yo también quiero! Totalmente infantil y enajenado). No te voy a contar el libro, pero viajarás a Tanzania, el Océano Índico, te encontrarás con búfalos, jirafas, antílopes y elefantes, como el que se encuentra un animal doméstico o visita el Parque de la Naturaleza de Cabárceno. Estoy segura que es una de esas experiencias que deben dejar un recuerdo imborrable de viaje. Y cuando se viaja, se lee o se ama, en el fondo es lo que buscamos: recuerdos, experiencias, felicidad y sentirnos menos solos.

La lectura continúa, puedes cambiar de postura, estirar las articulaciones, sonreír, comentar y luego proseguir mientras gritas ¡qué viaje, madre mía, qué viaje!. Zambia, Zimbabwe (Miquel dice que es uno de los países más hermosos del continente, así que lo tendré en cuenta para cuando vuelva a pisar África). Es extraño seguir el consejo de alguien al que no conoces, igual de raro que darle tu confianza a un desconocido, pero los seres humanos lo seguimos haciendo. Confiamos nuestra vida, salud, emociones, ahorros, virginidad, cuidados, secretos, etc... a personas de las que sabemos más bien poco o nada. Llega un momento en que no te paras a pensar en ello, sólo confías en que llegado a ese punto de intimidad entre dos personas, todo va a resultar bien.

 Gasolinera en África

Una pareja o un libro deben aportarte nuevos conocimientos, aventuras, deben ayudarte a crecer, a sacarte de la rutina, cuando se reúnen esa clase de condiciones la relación o lectura se vuelven de lo más excitante. Así como el que no quiere la cosa, en Un Millón de Piedras puedes descubrir una grandiosa Sudáfrica, el Trópico de Capricornio (sí, el de los cuernos), Botswana, el Delta del Okavango, Namibia, los himba (sólo por verlos haría yo un viaje aunque tuviera que embadurnarme de barro), Ciudad del Cabo (Cape Town), Lesotho, la pequeña Swazilandia (el tamaño importa, el que dice lo contrario miente, ¿cómo va a ser lo mismo que te falten 10 km que 30 para llegar a la gasolinera?). Uix.. que me despisto, el último capítulo es para Mozambique, Marruecos, Mauritania, Senegal y finalmente Mali, al que le tenía muchas ganas, no por ser el final del viaje, más bien por ser el único país del libro en el que he estado. Conocer si como yo Miquel lo había pasado bien, si le había gustado, si volvería, ese tipo de cosas.

En toda lectura, en todo encuentro sexual, hay una expresión que te deja conforme o disconforme, no me refiero al ¿ya está, ya se ha acabado? (esto daría para otro post). A veces necesitamos sin saberlo simplemente una aclaración, no somos conscientes de nuestra soledad hasta que estamos acompañados, no nos damos cuenta de que nos quieren hasta que no nos lo demuestran, no nos damos cuenta de un buen libro hasta que acaba. Buscamos en los demás una aprobación, un parecido, una palmadita en la espalda y también vernos reflejados en los ojos de los demás.


Quizás por eso, cuando leí en Un Millón de Piedras sobre la amabilidad de la gente en Siria o de la antipatía eslava de los rusos, no pude más que sonreír, de sentirme parte cómplice en unas páginas. Estoy de acuerdo con ambas afirmaciones y es bonito pensar en que en realidad hay más cosas que nos unen, que cosas nos separan. Ha sido un placer saborear esta agradable lectura, volver a pasar horas tumbada en el sofá sin importar nada, alejarse de los problemas, los propios miedos, la cobardía y ponerse un mono de cuero negro, bañarse sin ropa, notar el sol abrasador en el rostro, huir de los mosquitos, hacerse un ovillo enredada en mosquiteras, dormirse con los cánticos de una tribu o impregnarse de olor a barbacoa. Si no puedes viajar; lee. Si no puedes leer; viaja. Para todo lo demás: ¡viaja!

Miquel saldrá de viaje de nuevo muy pronto, puedes seguir sus aventuras por las redes sociales, televisión, página web o a través de sus libros
¡Feliz lectura, feliz viaje!


No creo que pueda ganarme la vida como crítica literaria, pero si estás buscando algún libro de viajes interesante, además de los de Miquel Silvestre, una vez reuní una lista de unos cuantos libros que me gustan y que sirven para viajar desde casa.

Un día en Londres Low Cost

En el post anterior os explicaba qué hacer en Londres durante medio día sin gastarnos una fortuna. Hoy quiero que me acompañes en una ruta de un día completo por la capital de Inglaterra, vamos a comprobar que es posible disfrutar de esta magnífica ciudad, sin gastarnos ni un duro en entradas ni visitas.


Ponemos rumbo hacia el distrito de Westminster; el centro político y parlamentario de Gran Bretaña. La ubicación de nuestro hostel (RestUp London) nos facilita acercarnos hasta aquí sin necesidad de comprar un billete de metro (6.78 €) aunque si tú no tienes tanta suerte, la parada de Waterloo te servirá para acercarte hasta aquí. Desde Westminster Bridge se puede ver desde el año 2000 la Coca-Cola London Eye; la Noria del Milenio. Esta gigantesca noria londinense de 135 metros de altura, permite ver toda la ciudad en un radio de 40 Km. en días despejados. Sus 32 cápsulas climatizadas (el número de distritos que tiene Londres) tienen capacidad para 28 personas cada una. Es la noria-observatorio más grande de Europa y una vuelta completa dura 1/2 hora. Más información: Horario: verano (del 28 de Marzo al 31 de Agosto): diariamente de 10 a 21 h. Invierno (del 1 de Septiembre al 23 de Diciembre): diariamente de 10 a 20:30 h. Entrada: 20.7 £ (34.22 €).

Yo prefiero invertir ese dinero en una buena pinta de cerveza en un pub de Londres. Poca broma, que aquí son caras 5.2 £ (8,58 €). Así que ¿qué te parece si continuamos la ruta hacia el Támesis?


Las Casas del Parlamento, el Parlamento de Westminster o el Palacio de Westminster son algunos de los nombres con los que se conoce a la sede del Parlamento de Londres. El primer edificio fue construido bajo el reinado de Eduardo, el Confesor en 1097, aunque de esa época sólo se ha conservado el Westminster Hall; donde destaca un artesonado del siglo XIV en su interior. Fuera del recinto del parlamento, pero de la misma época de la primera construcción, se conserva aún en pie la Jewel Tower donde puede visitarse una exposición sobre el Parlamento. El edificio actual de Westminster fue diseñado en 1852 por el arquitecto londinense Sir Charles Barry en estilo neogótico. Vale la pena rodearlo, descubrir la estatua de Ricardo I, Corazón de León, contar sus ventanas y pináculos y perder la mirada en los adornos dorados de su piedra. Pero todavía no, déjame que te cuente más cosas. Una vez al año la reina Isabel II acude en su carroza real a la apertura formal del Parlamento, es una ocasión única para ver a los jueces de la Corte Suprema ataviados con sus grandes casacas negras con bordados dorados y sus pelucas de crin de caballo, al más puro estilo británico del siglo XVIII. Más información: Web: Parlamento de Londres.


En uno de los extremos del Parlamento de Westminster, se alzan desde el año 1859, los 96 metros más majestuosos de Londres; los de la Torre del reloj o Elizabeth Tower, más conocida como Big Ben. En el otro extremo se encuentra la Torre de la Reina Victoria, donde se conservan un millón y medio de leyes, aprobadas desde el año 1497. Desde 1512, aquí se encuentran las dos Cámaras del Parlamento (la de los Lores y la de los Comunes) con los miembros que componen el Parlamento: los diputados y el Primer Ministro. Las mejores vistas del Parlamento y el Big Ben se obtienen bajando las escaleras que se encuentran al inicio del puente de Westminster, bajo la atenta mirada de un león triste. A mano izquierda, justo dejando a nuestras espaldas el bello London Marriott Hotel County Hall, te puedes acercar a la ribera sur del Támesis y al punto donde sacar una buena panorámica de este icono de Londres.


El Big Ben es en realidad el nombre que recibe la gran campana que marca las horas de la torre más famosa de Londres (desde el día de su inauguración el reloj sólo se ha parado en tres ocasiones y las campanas, han tenido que ser silenciadas dos veces). Si queremos llegar a tiempo al cambio de guardia de las 11:30 h. en el Palacio de Buckingham ¡hay que darse prisa!


Si no tienes intención de ver el cambio de guardia o no es la hora adecuada, a la vuelta de la esquina tienes la Abadía de Westminster, no te la puedes perder. En esta ocasión, pongo rumbo hacia el desfile militar.


Si dispones de tiempo, la mejor manera de llegar hasta Buckingham Palace es atravesando y disfrutando del St James's Park; el parque real más antiguo de los 8 que se conservan en Londres. Presume de un lago con cisnes, un gran número de pelícanos, una isla de ánades y una reserva ornitológica de aves acuáticas. Es fácil pensar que por estas 36 hectáreas llenas de árboles frondosos y vida silvestre, andaban cazando los reyes Tudor, hace bien poco. Hay que llegar hasta la plaza donde se encuentra el Memorial de la Reina Victoria, con más o menos acierto, antes de la hora si se quiere estar en primera fila. Hay muchísima gente interesada en este desfile, así que si quieres un buen lugar para verlo, tienes que tener en cuenta que debes ir con bastante tiempo de antelación. Vas a perder un buen rato en ver el show de la orquesta desfilando, los Bobbies (policías de Londres) a caballo y la guardia, así que ten en cuenta tus prioridades en Londres, si no dispones de tiempo extra.


Enfrente del Palacio de Buckingham se alza el impresionante grupo escultórico diseñado por Sir Thomas Brock en memoria de la Reina Victoria. El Queen Victoria Memorial se construyó entre 1903 y 1911, mide 25 metros de altura, 32 metros de ancho y pesa más de 2300 toneladas (lo que lo convierten en el monumento, en homenaje a un monarca británico, más grande, jamás construido en este país). Bronce dorado para una espectacular Victoria Alada y sus acompañantes “La Constancia” y “El Coraje” coronan el monumento. Mármol de Carrara para la gran estatua de la Reina Victoria entronizada que se encuentra acompañada de los ángeles que hacen referencia a sus “virtudes”: la Maternidad, la Justicia y la Verdad. Dos águilas con las alas extendidas que representan al Imperio Británico contemplan el resto de figuras del conjunto, presididas por cuatro estatuas acompañadas de leones, regalo de Nueva Zelanda, y que representan la Paz, el Progreso, la Agricultura y la Manufactura. 


Frente a nosotros se encuentra el Buckingham Palace, un edificio construido en el año 1705 y que ha sido residencia real desde 1837 con varias remodelaciones realizadas por varios arquitectos. Frente a las puertas de palacio se realiza el atiborrado cambio de guardia de las 11:30 h. La comitiva llega desde el Cuartel de Wellington (por si quieres interceptarlos antes). Del palacio se puede visitar la sala del trono, el comedor real y la galería de pintura junto con otras 16 salas más, únicamente cuando la familia real está veraneando en Escocia (agosto y septiembre). Más información: Horario cambio de guardia: a las 11:30 h. diariamente de abril hasta julio, en los días pares del mes de octubre, en los días impares de noviembre y diciembre. Duración de la ceremonia del cambio de guardia: 40 minutos. Entrada a palacio: desde 21.50 £ (35.54 €). Web: Buckingham Palace.


Si nos encaminamos por Constitution Hill llegaremos hasta el Wellington Arch, un arco de triunfo realizado en piedra de Portland y que queda en la actualidad situado junto a una de las entradas del Hyde Park. Fue levantado por primera vez junto a la Apsley House, entre 1825 y 1827, hasta que en 1880 fue trasladado hasta aquí. Destaca, además de las vistas desde la calle donde se encuentra, una gran figura femenina alada transportada por una cuadriga de caballos embravecidos. Se trata de una escultura de bronce realizada en 1911 por el artista Adrian Jones “La Paz descendiendo con la cuadriga de la guerra” y ostenta el récord de ser la escultura de bronce más grande de Europa. Desde el 2012 el Arco de Wellington se utiliza para exposiciones temporales. Entrada 4.3 £ (7.1 €). Horario: diariamente de 10 a 16 h.


El Hyde Park es el lugar ideal para parar a comer un improvisado picnic a orillas de su lago. Aunque si tu presupuesto te lo permite, también puedes comer en alguno de sus dos restaurantes. Tan importante como comer y reponer fuerzas en un viaje es también localizar aseos. En Rotten Row, uno de los caminos de Hyde Park, hay aseos públicos totalmente limpios por 20 peniques. Hyde Park es el parque más grande de Londres y quizás el más conocido de la ciudad. 


Desde el año 2004 puede verse el Diana Memorial Fountain, una fuente en memoria de Diana, princesa de Gales, obra de Kathryn Gustafson. Fue levantada en su honor por la familia real británica y representa un arroyo de granito donde el agua se agita o juega. Hay corrientes, cascadas o agua está en calma, dando un sentido a las dificultades, convulsiones y alegrías de la vida de la princesa Diana. El gran óvalo en forma de anillo sirve para que los niños jueguen, se mojen y algún que otro acabe en urgencias debido a los resbalones que ocasiona el terreno.


Nuestra ruta continúa hasta el Albert Memorial; el monumento en memoria al príncipe Alberto (marido de la Reina Victoria). Viéndolo, uno piensa ¡esto sí es un monumento a un monarca querido por su pueblo! y no el “chichinabo” que le han hecho a Lady Di. Dispendios aparte (les costó una pasta el dichoso monumento), el pobre príncipe murió de tifus en 1861. Viendo las estatuas de los continentes que lo rodean, no imagino de dónde le vinieron las fiebres. Bromas aparte, el conjunto escultórico es impresionante. Representa a la perfección el estilo Victoriano: lujo, dorados, pomposidad y un guiño a las culturas exóticas de los otros continentes. Fue realizado entre 1872 y 1876 por el arquitecto inglés Sir George Gilbert Scott (como ya te habrás fijado, por aquí todos los arquitectos acaban siendo “Sir”). 


Una gran escalera a modo de pedestal eleva este conjunto que llega a medir 54 metros de altura. Un friso blanco, donde están representadas 169 figuras de importantes compositores, pintores, arquitectos, escultores y poetas, engarza como si fuera un anillo, el templete. A modo de altar, recuerda a los tabernáculos de las catedrales, es de estilo italiano y acoge la estatua de bronce, impecablemente dorada, del príncipe Alberto sentado en el trono. El Friso de Parnassus, como es conocido el ribete blanco, también sirve de pedestal a las alegorías de la agricultura, comercio, manufacturas e ingeniería, consideradas las “artes útiles”. Pero donde pierdo totalmente la noción y el sentido es con el grupo que preside cada una de las cuatro esquinas inferiores. Se trata de varios conjuntos escultóricos donde se han representado cuatro continentes: Asia; con una sensual mujer hindú subida sobre un elefante, un monje sentado con las piernas cruzadas y un hombre con tocado sumerio. África; con una hermosa escultura femenina que recuerda a la mismísima Cleopatra subida sobre un camello, hombres de Oriente Medio con turbante y el busto de un faraón. América con un nativo americano y una mujer subida sobre un bisonte, para acabar con Europa; con una figura femenina sobre el toro helénico rodeada de bellas reinas.


Frente a este espectacular monumento se encuentra el Royal Albert Hall, vale la pena rodearlo y adentrarse en el pintoresco distrito de Kensington. Aquí muchas casas te recordarán a los edificios que salen en las películas de Harry Potter. ¿Qué me dices del Royal College of Music? Impresionante, ¿verdad?. El Royal Albert Hall es un edificio victoriano de 1871, con forma circular, que se utiliza como Sala de conciertos. Tiene capacidad para 5.200 espectadores y si estás interesado, un tour guiado (17.5 €) te muestra el palco real, las salas donde descansa la familia real británica (y que sigue decorada con muebles victorianos), así como el auditorio y el hall. Si el presupuesto no acompaña, sígueme por las calles de Exhibition Road, Prince Consort Road, Prince's Garden. Creo que te sorprenderá esta pequeña ruta improvisada.

Junto Prince's Garden se encuentra un supermercado abierto todos los días de la semana; el Essentials Convenience Store. Un bocadillo, una bebida y una bolsa de patatas cuestan 3 £ (4.95 €), aunque también puedes encontrar otros productos. Nos encontramos en South Kensington Campus, así que verás estudiantes y familias adineradas.


Ponemos rumbo hacia Brompton Road donde se encuentran los almacenes más elegantes y famosos de Londres: los Almacenes Harrods. Para ello buscamos calles pequeñas Ennismore Gardens Mews, Ennismore Street, donde perdernos un poco. Encontramos por casualidad, un oasis de tranquilidad, con coquetas mansiones, utilitarios de alta gama (lo que vendría siendo un cochazo) y gente guapa, muy guapa. Si estás soltera, éste es tu sitio de caza, baby. 


Entre Ennismore Street y Rutland Street se encuentra una porción de muralla conocida popularmente como “Hole in the Wall” (El Agujero en la Pared). Parece ser que ya existía un muro en el año 1853, una bomba nazi destruyó la pared el 25 de septiembre de 1940. El ayuntamiento decidió reconstruirla en 1948, a pesar de que facilitaba el paso desde la zona de Knightsbridge a Hyde Park. Los vecinos encantados con la idea de separar su aristocrática zona con un nuevo muro de ladrillo, únicamente solicitaron un “derecho de paso” y así nació, digamos que... el “agujero”.


Llegamos a los almacenes Harrods, hay una docena de espacios dedicados a la gastronomía, por tanto, hay quien aprovecha para comer aquí. No te pierdas la Ground Floor (planta baja) donde se encuentra la marisquería, el bistró o el seafood bar, la decoración es muy kitsch. Hay restaurantes en todas las plantas de Harrods desde hamburguesería y restaurante tailandés, hasta pizzería y sushi bar. Puedes dilapidar tu tarjeta de crédito en compras, recuerdos o buscar la Egyptian Escalator; una magnífica escalera que te transporta a Egipto. ¿Qué quieres que te diga? Yo me lo pasé en grande entre capiteles de hojas de papiro, bustos de faraones, jeroglíficos y cabezas de Hatshepsut.


El motivo de dicha decoración supongo que es debido a que el antiguo dueño de los grandes almacenes Harrods; Mohamed Al-Fayed es de nacionalidad egipcia. Su primogénito Dodi Al-Fayed murió en un accidente de tráfico junto a la princesa Diana de Gales en 1997. Un año más tarde, se erigía un monumento en homenaje a las victimas que puede verse en el sótano de Harrods (Lower Ground Floor). Hay que bajar por unas escaleras normales después de que acaben las mecánicas. Aquí se encuentra el Memorial to Diana & Dodi, se trata de un emotivo y discreto altar: dos retratos de Lady Di y Dodi junto al anillo que le regaló el día anterior del accidente (y que se encuentra en el interior de una pirámide de cristal). En 2005 se erigiría un segundo memorial, una escultura de bronce con la inscripción “Innocent Victims” donde puede verse la figura a tamaño real de la pareja, cogidos de la mano, bailando y con un albatros volando (animal que simboliza poder y que puede elevarse por encima de todas las cosas). Ambas obras fueron realizadas por Bill Mitchell, amigo de Al-Fayed. Más información sobre los almacenes Harrods: Dirección: 87-135 Brompton Road, Knightsbridge, Londres. Horario: de lunes a sábado de 10 a 21 h. Domingos de 11:30 a 18 h. Web: Harrods.


Nuestro próximo destino es Piccadilly Circus, es ideal para contemplarlo al finalizar el día, cuando se encuienden las luces de neón que lo hacen famoso. Cogemos Brompton Road hasta Knightsbridge y continuamos por Piccadilly, no pararás de encontrarte con edificios sorprendentes: diferentes embajadas, el Hotel Mandarin Oriental (espectacular), los grandes almacenes Harvey Nichols de 1831, el Hotel Ritz de 1906, Caviar House instalado en un edificio del siglo XVII (y que recuerda a los edificios de Gotham City; la ciudad de Batman), Burlington Arcade (una galería del siglo XIX con porteros uniformados que “vigilan” las conductas de los visitantes) o el increíble Fortnum & Mason (unos almacenes de super lujo que fueron fundados como tienda en 1707 por unos sirvientes de la reina Ana I de Gran Bretaña).


Con esta colección de edificios llegamos a la plaza más iluminada de Londres, donde la muchedumbre se agolpa para hacerse una foto. Piccadilly Circus es la frontera entre los barrios elegantes de St. James's y Mayfair, y los más cosmopolitas y alternativos, como son el Soho y Covent Garden. Se construyó en 1819 y ya era en aquella época, el corazón del West End. Foco de prostitución durante algunos años, con el tiempo, la zona se ha vuelto un lugar lleno de pubs, teatros, tiendas y pantallas publicitarias.


El centro de la plaza, nada circular en la actualidad (o sea de “circo” poco, a no ser que se refiera a la muchedumbre), está presidida por la graciosa Fuente de Eros. Obra de Sir Alfred Gilbert de 1893, realizada en aluminio y bronce, dicen que fue la primera escultura hecha en aluminio del mundo. Aunque el angelito es conocido también como The Angel of Charity (El Ángel de la Caridad) pertenece al menos conocido nombre de Shaftesbury Memorial Fountain. Junto a la fuente, una pareja de actores con una mesa llena de tazas y juegos de té se dejan fotografiar con los turistas. Van vestidos como en la película del 2010 de Tim Burton: Alicia en el País de las Maravillas. Un muy logrado Johnny Depp, gesticula con los transeúntes mientras una cándida rubia les sirve el té.


Nos encontramos muy cerca de Trafalgar Square es una oportunidad única si se quiere tomar algunas fotografías nocturnas. En la zona hay locales donde cenar o tomar una buena pinta inglesa. Mi compañera y yo nos detenemos en el 10 de Northumberland Avenue donde se encuentra en la planta baja el pub The Sherlock Holmes (5.2 £ cada cerveza). En la primera planta hay un restaurante y un pequeño espacio donde han habilitado un diminuto museo en homenaje al famoso detective. Una sala de estar decorada con objetos y fotografías que recuerdan los libros de Holmes y Watson ponen la nota romántica a la cerveza inglesa (aunque no les hace mucha gracia que andemos husmeando).


Seguimos bajando Northumberland Avenue hasta Hungerford Bridge (encontrarás muchos teatros y salas de espectáculos en esta zona), pero el único que hay gratuito es el magnífico escenario del Támesis con el Big Ben iluminado y la London Eye. Por el Hungerford Bridge pasa la línea del ferrocarril y justo al lado desde el 2002, tienes un puente peatonal iluminado conocido con el nombre de Golden Jubilee Bridge que te llevará a la otra orilla, donde se encuentra la Waterloo Station.

Así como otras veces recomiendo las páginas web de las Oficinas de Turismo, en este caso, tanto la de Visit London como la de Visit Britain dejan mucho que desear. Tiene información más interesante Jorge (Xipo) del blog En el Mundo Perdido que ellos.

Libros de viaje para leer o regalar


Tengo un vago recuerdo del día que leí por primera vez, si mi memoria no me engaña la palabra que balbuceé fue “árbol. Mi profesora de primero, Rosalía Puig, estaba de pie junto a mi hombro derecho, señalando con una regla de madera mi cuaderno de estudio. Había un árbol dibujado en colores saturados y bajo la imagen había escrito, en grandes letras en negrita, esta magnífica palabra: árbol.

A partir de aquel momento histórico, recuerdo haber dado la tabarra en casa “leyendo” -o intentando leer- absolutamente todo lo que podía de los anuncios de televisión. Supongo que al ser la más pequeña de casa, me debieron hacer callar un millón de veces y que al final me compraron un libro sólo y exclusivamente para mí (si es que no hay nada como insistir). Consiguieron cerrarme la boca y de ahí, a devorar centenares de libros, sólo tuvieron que pasar algunos años. Resistí heroicamente a las continuas y repetidas desaprobaciones de mi madre que no entendía que me pasara todo el verano sentada devorando libros, supongo que para ella resultaba más práctico que me bordara el ajuar.

De los cuentos a los cómics, de las novelas románticas a los de historia y de ahí a dar de lleno con los libros de viajes han pasado unos cuantos títulos (qué se lo digan a los que me han ayudado con la mudanza de docenas de cajas con la palabra “biblioteca”). Así que si estás pensando en regalar un libro o incluso en la fantástica idea de leerlo, te dejo unas cuantas ideas literarias que tienen un lugar muy especial en mi atiborrada estantería.

Libros para viajar a África
  • El más original: Pueblos de África de Leo Salvador con magníficas ilustraciones de Arturo Arnau. Editorial Mundo Negro. 159 páginas que sirven de introducción a algunas de las etnias y pueblos que habitan este enigmático continente. Etnología para inexpertos.
  • Autobiográfico: (Somnis de l'harem) Sueños en el Umbral: Memorias de una niña del harén de Fatima Mernissi. Un íntimo viaje a los secretos femeninos ocultos en un harén de Fez en el siglo XX desde la visión de una de sus protagonistas. Todo un tesoro literario.
  • La historia más impactante (también autobiográfica): Flor del desierto de Waris Dirie. ¿Cómo “entender” la ablación genital femenina? La historia de una niña que nació en el desierto de Somalia y la difícil lucha -por no decir imposible- de escapar de una tradición tribal ancestral. Pelos de punta.
  • Para apasionados de la cultura egipcia: Cualquier libro de Christian Jacq hará las delicias de los más aventureros de la casa. Intrigas y misterio mezcladas en su justa proporción con datos históricos, rituales y maravillas del Antiguo Egipto. La Trilogía de El Juez de Egipto es un buen comienzo para quedar enganchado, incluso siendo adolescente.

Libros para viajar a Asia
  • Libro para estremecerse y tocarte el alma: Un invierno en Kandahar de Ana María Briongos. Entrar en Afganistán en una época donde no existían los talibanes sólo es posible con la lectura de este libro. Abrir los ojos y querer viajar al corazón de Asia, también.
  • La Ruta de la Seda como nunca antes la habías visto: Marco Polo. Testimonios de un viaje extraordinario de Guido Fuga y Lele Vianello. Editorial Lineadacqua. Con una cuidada presentación, maravillosos dibujos y una apasionante historia. Una lectura irresistible para grandes y pequeños. Luego no respondo si vuestros hijos salen viajeros.

Libros para viajar a Europa
Con más de 20 libros en mi biblioteca sobre Venecia, no es difícil recomendaros mis dos favoritos:
  • Para los amantes de los cuentacuentos: Leyendas Venecianas e historias de fantasmas de Alberto Toso Fei. Editorial Elzeviro. Una manera original de recorrer la ciudad más romántica de Europa “in situ”, con itinerarios que esconden toda clase de acertijos y fábulas.
  • Para profundizar en Venecia nada como descubrir los secretos que nos devela Jan Morris en su obra titulada Venecia de Ediciones Península. ¡Cuidado! Es totalmente adictiva.

Libros para viajar a Oceanía
  • Para adentrarse en el continente más lejano: Las voces del desierto de Marlo Morgan. A menudo se nos olvida de quien pertenece la tierra y desconocemos el poder que tiene la Madre Naturaleza. Quizás el relato más fantástico e inverosímil de toda la lista, no apto para incrédulos.

Libros ilustrados
  • Enamorados de España, Egipto, Tierra Santa o Jordania: Cualquier libro ilustrado por la magia de David Roberts es un acierto. Se han publicado numerosos libros y recopilaciones de los dibujos y litografías de este explorador del siglo XIX y en diversas calidades. Las Maravillas de Egipto, The Holy Land o Journey to Petra son algunos de los títulos que podéis encontrar en editoriales como Iberlibro, White Star Publishers o Bonechi.
  • Descubrir cualquier ciudad Europea es posible con los Cuadernos de Viaje de Anaya (y no, no recibo compensación económica por esta recomendación) pero para mí es difícil resistirse a las acuarelas y ellos tienen una buena colección de títulos: Ámsterdam, Londres, Nueva York, París, Valle del Loira, Venecia... Uno de los detalles que más me gustan es el papel en el que han sido impresos; con una textura que asemeja al papel de acuarela. Además de una completa información de los edificios y lugares que describen su calidad justifica el precio de venta.
  • Más Acuarelas de viaje para los enamorados de este estilo: La editorial Planeta realiza para Lonely Planet una colección de libros que combinan texto y grandes ilustraciones. En este caso mi título favorito es Cuadernos de China de Joaquín González Dorao. Tienen un estilo diferente a los de Anaya, os recomiendo que les deis una hojeada.

No tienes mucho tiempo para leer o te falta concentración
Si tu excusa para no leer un libro es: “no tengo tiempo” o “leo tan poco y de tanto en tanto que pierdo el hilo de la historia”, yo te voy a demostrar que se puede leer “sólo un poco” y ocasionalmente, sin perder el interés de la lectura ni la información básica.
  • El libro es grande pero las historias son pequeñas (quiero decir cortas): 300 Lugares de verdad que parecen de mentira de Sergio Parra. Ediciones Martínez Roca. Cuando veas el tamaño del libro te asustarás, pero una vez dentro, descubrirás que te falta mucho planeta por descubrir. Y sí, hay que estar medio loco por querer hacer un viaje de comprobación a cada uno de los lugares que aquí se describen (con extensiones de dos páginas en adelante). No hace falta que te diga que puedes ir a tu ritmo y acabarlo cuando te sea posible.
  • Si has llegado hasta el final de este post sin haber viajado aún, entonces necesitas algo como un manual: Viajeras puede ser el principio de un estupendo viaje. Una recopilación de Itziar Marcotegui y Pablo Strubell de La editorial viajera que con gran esfuerzo reunieron la experiencia de un buen número de adictas a los viajes.

Si has leído ésto ¡enhorabuena y muchas gracias! Espero tenerte de vuelta pronto y sino, sabré que es porque estás leyendo ¡feliz lectura!

Un día de compras en Kapalıçarşı o de venta en el Gran Bazar de Estambul

Gran Bazar

En agosto del año 2001 mi hermana Roser y yo habíamos elegido Turquía como destino para las vacaciones de agosto. Los últimos días estaban dedicados a la ciudad de Estambul y la visita al Kapaliçarsi o Gran Bazar fue la última cita del viaje. Al día siguiente volvíamos a casa y teníamos pensado pasar la tarde recorriendo parte de este enorme bazar de 60 calles, algo más pausadamente de lo que suele ser costumbre.

El Gran Bazar
Interior del Gran Bazar, Estambul
La ausencia de prisa nos dio la oportunidad de conocer a Dôgan, un inmigrante esloveno de mi edad, que tenía doble nacionalidad y hablaba un montón de idiomas incluido el español. Hay algo intangible en los viajes que hace que por una casualidad, un vendedor y un cliente acaben sentados en una tienda hablando del mundo, de la vida, bebiendo té y sin hacer ningún tipo de transacción económica. Con Dôgan sucedió ésto, la tarde del 20 de agosto la pasamos dentro de su pequeña tienda de pashminas y cojines del Gran Bazar filosofando.

Gran Bazar
En el Gran Bazar encontrarás todo tipo de recuerdos para llevarte a casa
Recuerdo que de tanto en tanto, Dôgan levantaba la mano o silbaba y un niño pequeño traía una tetera humeante y unas vasos de cristal con borde dorado. Dejaba la bandeja y se llevaba la anterior a toda prisa. Nos servíamos té para tres y seguíamos “arreglando” el mundo. Así que cuando, 4 meses después, volvimos a Estambul para pasar las Navidades de ese año y nos presentamos de nuevo en la tienda Galeri Tunç de Dôgan, nos hizo pasar como si fuéramos clientes de toda la vida y nos invitó de nuevo a la ceremonia del té turco.

Gran Bazar
Por unas pocas liras turcas puedes encontrar bonitos recuerdos de Estambul
Reprendimos la escena donde la habíamos dejado, como si nos hubiéramos visto ayer y no hubiera transcurrido el tiempo. Roser y yo pasamos la mañana del 24 de diciembre de aquel año con Dôgan, y entre risas y bromas, le ayudamos a vender algunos cojines a los grupos de turistas españoles que por allí pasaban. Supongo que en agradecimiento o por hospitalidad nos invitó a comer en uno de los restaurantes que se encuentran en el interior del Gran Bazar. Como ya era habitual, éramos las únicas mujeres sentadas en los locales que frecuentan normalmente los turcos. Son lugares cómodos, sin lujos, pero donde es posible comer bien, a un módico precio y con toda la autenticidad que el lugar dispone.

Gran Bazar
En el Gran Bazar están preparados para embalarte cualquier cachivache que quieras llevarte a casa 
Aquella mañana había amanecido lluviosa y cuando mi hermana se quejó de que tenía los pies mojados, Dôgan le hizo sacarse las botas en mitad de la tienda y le hizo unas plantillas con cartón. Teniendo en cuenta que la tienda carece de puerta y aparador, el espectáculo desde fuera debía ser de Reality Show. Debió caer en la cuenta de que era responsable de nuestro bienestar porque acto seguido nos miró de arriba abajo y le pidió a Roser que le diera su bufanda mojada y se la cambió por una de sus pashminas turcas a la venta. El mejor recuerdo de un viaje a Estambul es compartir momentos con sus habitantes.

Gran Bazar
En el interior del Gran Bazar encontrarás varias mezquitas y fuentes de abluciones
Así fue como la Nochebuena del 2001 mi hermana y yo cerramos el Gran Bazar de Estambul, el bazar cubierto más grande del mundo. Disfrutamos de un lugar mágico sin turistas, pero también fuimos testigo de la amistad y compañerismo de los “habitantes” de las casi 4.000 tiendas que hay aquí. Un lugar donde es posible encontrar mezquitas, fuentes, pinturas y cerámica, entre aparadores abarrotados de género, brillos resplandecientes cubriendo techos y paredes con los objetos soñados en las Mil y una Noches. Un mundo de comercio y negocio con una antigua y exquisita esencia escondida que no se ha perdido y que sobrevive en minúsculas proporciones desde que el año 1461 el Sultán Mehmet II construyera el primer edificio en madera. Esa esencia emana de las personas que por el placer de descubrir, el anhelo del pasado o la curiosidad de lo ajeno, se impregna en el alma del viajero.

Sin duda la mejor Navidad que he pasado nunca.

Más información: Dirección Galeri Tunç: Divrikli Sokak 22, Kapalıçarşı 34440 Istanbul. Horario: de 9 a 19 h. Domingos cerrado. Web: Kapalıçarşı

Si vais a viajar a Estambul o queréis seguir leyendo sobre esta ciudad a medio camino entre Asia y Europa os invito a leer sobre Hagia Sophia; una catedral distinta.

Qué hacer 24 horas en Estambul

Qué hacer 24 horas en Estambul

A veces deseamos descubrir la esencia de una ciudad pero nos es imposible por cuestiones de tiempo. Ingobernable y maldito tiempo que vuela en ocasiones en contra nuestra y que nos invade de una realidad vertiginosa -algo más práctica de lo que sería deseable- en alguno de nuestros viajes.

Si la fortuna os lleva de viaje a Estambul y queréis un recorrido express, práctico, o necesitáis “ir al grano”, esta es mi cariñosa recomendación para conocer las maravillas de la antigua Constantinopla. Empezad la ruta utilizando el taxi en Estambul es mucho más barato que en nuestras ciudades españolas y totalmente necesario si el reloj marca la estancia de vuestro viaje. Tranquilos, después os haré caminar, callejear por Estambul abre la posibilidad para encontrar esas escenas de la vida cotidiana que de otra manera a veces se nos escapan.

Qué hacer 24 horas en Estambul

Estambul
Ir hasta el barrio de Sultanahmet, donde empieza este recorrido a pie por Estambul

Yerebatan Sarayi


Yerebatan Sarayi (Cisterna de la Basílica) es una impresionante cisterna subterránea de estilo bizantino con 336 columnas. Se la conoce con el sobrenombre de “El Palacio Sumergido” y fue construida en el siglo VI. La música y el juego de luces hacen que la visita impresione a todos los visitantes. Destacan las dos columnas que tienen en su base la cabeza de Medusa y el sonido del agua cuando la sala se queda en silencio.

Mezquita de Santa Sofía

Estambul


Mezquita de Santa Sofía es la mejor y la iglesia bizantina más importante de toda Estambul. Fue templo cristiano, mezquita, museo y desde 2020 se ha vuelto a reconvertir en mezquita. Sin duda es el icono de la ciudad y la joya de la antigua Constantinopla. Fue inaugurada en el año 537 y su interior es apabullante: coloridos mármoles, fabulosos mosaicos bizantinos, lámparas y enormes tondos caligráficos en un espacio de increíbles dimensiones. A destacar: la arquitectura exterior, las galerías, el Pilar del Llanto o Columna de San Gregorio, las numerosas columnas de distintas épocas y estilos, el nártex, la Plaza de la Coronación, los elementos islámicos, la nave, la gran cúpula y los grandes ventanales.

Sultanahmet Meydanı


Sultanahmet Meydanı es la plaza que separa Aya Sofya de Sultanahmet Camii y las vistas de ambos templos desde aquí ¡son increíbles!

Sultanahmet Camii

Estambul
Sultanahmet Camii (Mezquita Azul) en mi opinión es la “mezquita imprescindible” en una visita a Estambul, si sólo podéis visitar una, ¡qué sea ésta!. El sultán Ahmet I la mandó construir al arquitecto imperial Mehmet Ağa, discípulo del gran Sinán. Las obras duraron siete años, entre 1609 y 1616. Sus seis esbeltos minaretes os guiarán al cielo y el color azul de su decoración interior os hará elevaros en un sueño. Su patio es el más grande de todas las mezquitas otomanas. A destacar: emplazamiento, entrada, cúpulas, alminares, fuente de abluciones, patio, azulejos, palco del sultán, alfombras, mimbar (púlpito de las mezquitas) y el mihrab (nicho orientado a La Meca y que indica hacia dónde se debe rezar).

At Meydani

Estambul
At Meydani es el espacio que ocupaba el Hipódromo construido por Septimio Severo en el año 203. Entonces y como lo es ahora también, se encontraba aquí el corazón de la vida social de Constantinopla. Además de congregar familias turcas disfrutando del tiempo libre, no hay que perderse:
  • La Columna de Bronce o Columna de Constantino luce en la actualidad sólo su interior de piedra sin las piezas de bronce que la recubrían.
  • La Columna Serpentina está formada por tres serpientes entrelazadas (ahora sin cabeza) constituyen el fuste del monumento turco más antiguo de Estambul.
  • El Obelisco egipcio fue traído en el año 390 desde Deir el-Bahari (Egipto), data del 1500 a. C.
  • La Fuente del Káiser Guillermo II conmemora la visita del emperador alemán en 1898.
Haseki Hürrem Hamani (Baños de Roxelana) Solimán el Magnífico ordenó construir estos baños en 1556 para su esposa Roxelana. Actualmente acoge una tienda de alfombras, pero vale la pena entrar si no sabéis cómo es un baño turco por dentro y no se tiene intención de entrar en uno en funcionamiento.

Hotel Yesil Ev (Casa Verde) es un curioso edificio antiguo construido en madera.
Estambul
Ahmet III Çeşmesi (Fuente de Ahmet III) es la más bella de las innumerables fuentes de Estambul.

Topkapi Sarayi


Topkapi Sarayi (Palacio de Topkapi) fue la residencia privada de los emperadores otomanos, territorio de crueles sultanes y el único hogar para cientos de bellas odaliscas y miles de enucos. Desde 1461 hasta 1856 por sus patios y sus aposentos han pasado los protagonistas de la historia más importante de Estambul. Los lugares destacables para visitar son:
  • Bâb-i Hümayun (Puerta Imperial)
  • Alay Meydani (Primer Patio)
  • Bâb-üs Selâm (Puerta del Saludo)
  • Cocinas
  • Arz Ordasi (Salón del Trono)
  • Enderûn Meydani (Tercer Patio), aquí se encuentra el pabellón del Manto Santo.
  • Seferli Koğuşu (Guardarropa imperial)
  • Hazine Koğuşu (Tesoro)
  • Sofa-i-Hümayun (Diván Imperial)
  • Harén: estancias de los eunucos negros, patio de las concubinas, Jaula de Oro, Salón de la sultana valide, Habitaciones del sultán, Baños imperiales, Salón Imperial, Estancias de las favoritas, Estancias de las esposas, Paseo Dorado.
Estambul
La entrada al Harem de Topkapi es aparte de la del palacio. Se recomienda visitar primero el harén antes que el palacio ya que las entradas se agotan rápidamente.

Mecidiye Köskü (Balcón de Iftariye) dentro del palacio de Topkapi, entre el Pabellón de Bagdad y el de la Circuncisión, se encuentra un excelente mirador con vistas impresionantes sobre el Bósforo.

Soğuk Çeşme Sokaği (Calle de la Fuente Fría) es una calle estrecha con encantadoras casas de madera antiguas. En la fachada de una de ellas verás un cartel que indica que la reina Sofía de España estuvo alojada en el año 2000.
Estambul
Fatih Büfe es un pequeño y bello quiosco donde se venden bebidas y bocadillos.

Bab-i Ali (La Sublime Puerta) bella e interesante puerta de estilo rococó.
Estambul
Binbirdirek Sarnici (Cisterna de las 1.001 columnas) en realidad esta cisterna sólo cuenta con 224 columnas en pie. En su interior hay un restaurante y suelen realizarse exposiciones temporales interesantes.

Pausa para comer. Seguir en taxi hasta la Iglesia de San Salvador en Chora. Donde se encuentra:

Café Kariye es una casa de madera restaurada con terraza para tomar un té turco o fumar una pipa de agua frente a una de las joyas de Estambul.

Kariye Camii (San Salvador en Chora)

Estambul
Kariye Camii (San Salvador en Chora) es una iglesia bizantina del siglo XI, mezquita y actualmente museo. Destacan su centenar de elaborados mosaicos y los frescos con escenas bíblicas de principios del siglo XIV, para muchos son los mejores del arte bizantino. A destacar: el exterior del edificio, Genealogía de Cristo, Fresco de la Anastasis, Parecclesion, Ministerio de Cristo, Mosaico de Teodoro Metochites, El Juicio Final, Vida de la Virgen, Infancia de Cristo y Tránsito de la Virgen.

Seguir el recorrido a pie.

Fatih Camii (Mezquita Fatih) es una gran mezquita barroca, el edificio actual se levantó en el siglo XVIII por el sultán Mustafá III. Destacan sus asombrosos azulejos de Iznik y una colorida decoración interior con estarcidos. También pueden visitarse el Cementerio de Fatih Camii y el Sepulcro de Mehmet el Conquistador.
Estambul
Bozdoğan Kemeri (Acueducto de Valens) fue construido por el emperador Valens en el año 368, era un elemento clave dentro de la red de abastecimiento de agua potable a la ciudad, impresiona que se utilizara durante 15 siglos.

Barrio de Fatih, vale la pena pasear por sus callejuelas llenas de antiguas casas de madera restauradas.

Süleymaniye Camii

Estambul
Süleymaniye Camii (Mezquita de Süleymaniye) sin duda su imagen domina el Cuerno de Oro con su serena belleza. A destacar: la Tumba de Solimán, la Tumba de Roxelana y el Cementerio de Süleymaniye Camii.

Rüstem Paşa Camii (Mezquita de Rüstem Paşa) fue construida por Sinán en 1561. La mezquita resplandece con su preciosa decoración de azulejos de Iznik y los ventanales que llenan de luz la sala de oración. Esta encantadora mezquita tiene una singular ubicación; está rodeada de tiendas y se encuentra en lo alto de un primer piso al que se accede por unas escaleras.

Si vais a viajar a Estambul o queréis seguir leyendo sobre esta ciudad a medio camino entre Asia y Europa os invito a leer Un día de compras en Kapalıçarşı o de venta en el Gran Bazar de Estambul. Podéis leer más de Estambul siguiendo el circuito turístico que realicé con Sunweb.

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