La Torre Bellesguard (Barcelona)


Con motivo del primer aniversario de Barcelona Travel Bloggers #bcnTB1any tuve la oportunidad de visitar una de las diez obras del arquitecto Antoni Gaudí que se conservan en Barcelona. Se trata del edificio más septentrional del arquitecto situado en la Ciudad Condal; la Torre Bellesguard. Hay muchos detalles que hacen que esta obra modernista sea una visita recomendable y voy a tratar de mencionar los que a mí más me sorprendieron.

Villa Bellesguard; el inicio
Bellesguard se construyó en el terreno que había ocupado el palacio medieval del rey Martí l'Humà (1356 - 1410). Dicen que el lugar fue escogido porque estaba situado estratégicamente entre el mar y la montaña y que así se podían detectar las incursiones enemigas, pero también porque el rey, delicado de salud, necesitaba alejarse de la ciudad y respirar aires más saludables. Para determinar la mejor ubicación se descuartizó a una cabra y sus trozos se esparcieron por varios puntos de la montaña. Sólo uno de ellos se secó sin pudrirse y fue en ese mismo lugar donde se construyó la residencia real. Gaudí tuvo suficiente fuente de inspiración con todas las vicisitudes del último rey catalán -que murió sin heredero al trono- para conservar, en la medida de lo posible, las pocas ruinas que aún quedaban de aquella época, y ensalzar la historia y cultura catalanas con un nuevo edificio con aspecto de castillo. El entorno era propicio para construir un jardín exhuberante y recrear el estilo gótico, con un notable toque gaudiniano en los detalles de esta insólita construcción.

Torre Bellesguard; la obra modernista
Antoni Gaudí era amante de las líneas curvas pero en Bellesguard hizo una excepción y trabajó las líneas rectas, como antes no lo había hecho. Partía de la idea de imaginar un castillo medieval del siglo XV y convertirlo en la vivienda de Maria Sagués i Molins; una viuda adinerada que confió totalmente en el arquitecto. En este proyecto trabajaría Gaudí desde el año 1900 hasta 1909 con toda libertad.

Nada más entrar, a mano izquierda, se alza el resto más antiguo de la finca pertenecía a la fortaleza de Martí l'Humà y Gaudí conservó la idea de torre de vigía añadiendo las piedras que faltaban y construyendo un mirador que sirve para contemplar, desde las alturas, el edificio principal y el paisaje de Barcelona que en otro tiempo debió ser espectacular.

En el jardín entre árboles, plantas y palmeras; jardineras y bancos realizados en trencadís invitan al descanso y a la contemplación. Como los dos grandes bancos semicirculares recubiertos de mosaico blanco y azul que enmarcan una fuente en forma de ojo y que sirven al visitante para disfrutar de las “Nits Gaudí” de las que os hablaré más adelante y en este mismo post.

La residencia Bellesguard se construyó con una marcada forma cúbica y con fragmentos de piedra y pizarra de diferentes colores y tonalidades (azul, verde, marrón y gris) originarias de la zona. Lo primero que destaca en el conjunto exterior del edificio es la torre mirador situada en una esquina. Tan sólo en este elemento, Gaudí concentró sus convicciones políticas, su conocida religiosidad y toda su genialidad al diseñarla con una pizca de cada una de las tres. La torre está rematada por una cruz de cerámica vidriada, con cuatro brazos orientados a los cuatro puntos cardinales y que descansa sobre una corona que recuerda a la de Martí l'Humà. Le sigue una decoración en mosaico multicolor rojo y amarillo, a modo de franja, que hace alusión a la bandera de Cataluña. La torre mide 33 metros de altura, la edad en la que murió Cristo y si se sube hasta la terraza se descubre que la torre, no es otra cosa, que la lanza clavada en el dragón que yace en Bellesguard.

En la fachada principal se puede observar que la ventana-mirador, la multitud de ventanas alargadas, los balcones e incluso la puerta, están bordeadas de sutiles frisos pétreos que enmarcan con sencillez, pero con mucho talento, el margen de estos elementos. Es la reinterpretación que hace Gaudí de las dovelas; las piedras en forma de cuña que se utilizaban para formar los arcos. De todo este conjunto destacaría el gran ventanal con arco trilobulado decorado con un cielo de estrellas (a mi parecer es la joya principal de su entrada). Una delicada vidriera emplomada que presenta una estrella multicolor y que me recuerda a la que siguieron los 3 Reyes Magos y que quizá sirviera de espacio para colocar aquí las figuras de un magnífico pesebre. Debajo de la ventana un escudo realizado en mosaico tricolor con la palabra Bellesguard (buena vista) certifica que estamos en un lugar único y con nombre propio. Antes de entrar hay que detenerse en los dos bancos que enmarcan la puerta, están recubiertos de trencadís con figuras en mosaico que esconden referencias históricas y religiosas. La “M” con la corona y los peces hacen alusión a la Virgen María y la puesta de sol y el barco aluden a la noticia de la muerte del único heredero del rey; Martí el Jove.

Entrada a la casa Bellesguard
Es hora de entrar en la casa familiar de Pol Gago que muy amablemente nos ha recibido para explicarnos los rincones de su hogar y mostrarnos su interior. Pol pertenece a la tercera generación de esta afortunada familia -y una de las pocas- que vive en una casa construida por Antoni Gaudí. En la puerta de hierro forjado de la entrada se puede leer: “Ave Maria Puríssima, sens pecat fou concebuda” (Ave María Purísima, sin pecado concebida), una vez más Gaudí quiso dejar su impronta religiosa en una época en que era bastante habitual este tipo de inscripciones.

Nos recibe un vestíbulo y un hueco de escalera colorido, luminoso, donde se concentra todo el arte y sabiduría de mi arquitecto preferido. Cerámica, hierro, cristal y madera están presentes en la decoración de este espacio de juguetonas proporciones y de enorme interés estético. Destaca el color blanco del interior frente a los colores oscuros de la piedra del exterior. Dejamos atrás el férreo gótico para adentrarnos en el exuberante estilo mudéjar. Quizás a estas alturas mis viajes me engañen pero me parece estar frente a un patio andalusí donde las flores y el rumor de agua toman protagonismo.

Las paredes se cubren de un zócalo alto de azulejos donde predomina el color azul, veo flores pero también dragones. El detalle de una fuente cubierta de detalles cerámicos o del colgador de forja con la representación de Sant Jordi matando al dragón, atrapan mi atención durante unos instantes hasta que descubro la magnífica lámpara de hierro y vidrio de colores realizada por Domènec Sugrañes. Veintidós caras triangulares con círculos de diferentes tamaños cuelgan desde una altura de siete metros para deleite de quien sube la escalera. La vista, la curiosidad y la emoción suben conmigo por esta escalera, hasta tener cerca el gran ventanal con la estrella de la que dicen podría ser la representación de Venus. El juego de luces y destellos me cautiva, y mi grupo se impacienta por la espera, hay que seguir ascendiendo y comprobar como la escalera se estrecha y el techo se acerca con su juego de arcos lobulados.

Última planta; el desván de dos pisos
Todos hemos soñado de niños con un desván lleno de cajas y baúles llenos de trastos y tesoros mágicos. La última planta de Torre Bellesguard es en sí misma un lugar mágico y un tesoro. Dicen que Gaudí al ser preguntado por este desván de dos pisos contestó: “como los grandes señores que se protegen con sombrero y sombrilla”. Y es que para Gaudí era muy importante tanto la luz y el aire como la habitabilidad de sus viviendas. Las dos cubiertas aseguraban que en verano no hiciera demasiada calor y en invierno no hiciera demasiado frío. Los reguladores térmicos modernistas también están presentes en Casa Batlló y resultan fascinantes. Aunque paradójicamente el desván no está acabado, su genialidad radica en que, precisamente deja visible el método constructivo de toda la estructura. Realizada en ladrillo visto, el sistema de arcos de Gaudí, utilizado en la mayoría de sus obras, sirve en este caso para sostener el techo y dejar una sala sin paredes, diáfana y maravillosamente iluminada. De ello se encargan las numerosas hornacinas visibles también desde el exterior y que quedan rematadas por una cornisa modernista con porte de almena medieval. Seguid por el camino de ronda exterior, formado por la unión de los dos desvanes, y encontraréis la cabeza del dragón ¿la veis? os está mirando fijamente.

#GaudiNights
Por último si no sabéis qué hacer en Barcelona este verano, Torre Bellesguard se abre al público también por la noche para ofrecer una velada musical al aire libre. Se tratan de las “Nits Gaudí” una serie de conciertos que dependiendo del día (blues los miércoles, jazz los jueves, guitarra los viernes y Música Clásica los sábados) permitirán disfrutar de esta joya modernista en una actividad muy distinta a la que turistas y locales estamos acostumbrados. Descubrir, gracias a una pequeña visita guiada por el exterior, algunos de los apuntes aquí descritos, así como gozar de una copa de cava en un ambiente único, mientras se disfruta de la música y del lugar, está ahora al alcance de todos.

Espero que los amantes del modernismo disfruten de esta obra de Gaudí y de la exclusividad que otorga un lugar poco masificado de turistas. Recordad que es una vivienda particular y aunque puede visitarse, merece el máximo respeto y cuidado.

Si quieres descubrir otro de los lugares creados por la magia de Antoni Gaudí en Barcelona, te invito a descubrir el Park Güell.


Más información: Dirección: Carrer de Bellesguard 16-20, 08022 Barcelona. Teléfono: (+34) 93 250 40 93. Horario Bellesguard: Del 1 de noviembre al 31 de marzo, de lunes a sábado de 10 a 15 h. Del 1 de abril al 31 de octubre, de lunes a sábado de 10 a 19 h. Entrada: visita panorámica de los jardines y caballerizas con audioguía: 7 €. Visita completa al interior de Bellesguard con guía (consultar horarios e idiomas disponibles): 16 € (os recomiendo la visita completa). Entrada gratuita para menores de 8 años. Descuentos para menores de 18 años y personas jubiladas. Transporte: FGC parada Avinguda Tibidabo. Autobús 123 Bellesguard - Valeta d’Arquer. Web: Torre Bellesguard.

Si eres un amante del modernismo descubre hermosas piezas de mobiliario, esculturas, vidrieras y objetos en el Museo del Modernismo Catalán de Barcelona.

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