Excepcional ejemplo de arquitectura industrial de principios del siglo XX |
Los Almacenes Waucquez era un negocio mayorista de venta de tejidos |
Las obras se acabarían cuatro años después. Los Almacenes Waucquez fueron inaugurados el 31 de marzo de 1906, aunque la buena marcha del negocio haría que Charles Waucquez solicitara al arquitecto Charles Veraart la construcción de dos entrepisos, añadidos entre 1912 y 1913, a ambos lados del hall de entrada (entre la planta baja y el primer piso construidos por Horta).
Fachada de los Almacenes Waucquez
Horta compensa el desnivel de la calle con un zócalo de piedra azul |
El prestigioso arquitecto belga moldearía la sobria fachada de los Almacenes Waucquez en piedra Euville blanca, sobre una base de piedra azul. Y lo haría con sus típicas formas curvas, donde daría cabida a dos líneas de magníficos ventanales. Su diseño de grandes marcos de piedra, recuerda al que utilizaría en otras construcciones como la Casa del Pueblo, hoy tristemente desaparecida.
Detalle de la puerta de entrada y las salidas de aire |
Horta no deja nada al azar y se encargará tanto del diseño de las rejas de hierro forjado de las ventanas de la planta baja, que decoró con motivos en forma de hoja de palmera, hasta las salidas de aire que las dotó de formas sinuosas y que también son visibles en muchos de sus edificos, como en la fachada del Hôtel Solvay.
Hall de entrada
El mosaico se adapta a la estructura del edificio, igual que la barandilla |
En el interior, encontramos un fabuloso hall de entrada, a modo de patio, que está presidido en el centro por una farola de hierro y granito. Sí, has leído bien ¡una farola! Tiene varios brazos cuyos extremos sostienen cinco tulipas blancas de cristal translúcido en forma de bola. Este espacio está rodeado por columnas de piedra y una estructura metálica
La sala de recepción era uno de los espacios más importantes para Horta |
Los Almacenes Waucquez reúnen todos los aspectos de los grandes almacenes de época modernista: una gran sala para recibir a los clientes, amplias escaleras y una espectacular entrada de luz natural, necesaria para ver bien, los productos que se comercializaban. Aquí se encontraba la zona de almacén y venta de tejidos, que hoy ocupa la tienda del Museo del Cómic y un restaurante.
La luz natural es la única que permite apreciar bien el color de los tejidos |
La estructura metálica decorada y soportada por estilizadas columnas de hierro fundido con capiteles, pilares y barandillas proporcionan a los grandes Almacenes Waucquez máxima ligereza y luminosidad. A la vez que eran excelentes para mitigar la propagación del fuego en caso de incendio. Hay que tener en cuenta que los tejidos queman con bastante rapidez.
Esta farola fue una de las primeras en funcionar con electricidad |
Es imposible no mirar hacia el cielo en busca del cegador foco de luz que ilumina el vestíbulo de entrada. Su responsable es una enorme marquesina de vidrio y metal, que ilumina majestuosamente desde el primer piso hasta la planta baja. El techo acristalado permite que la luz diurna llegue hasta las zonas más recónditas del edificio.
La luz fortalece las formas y acentúa las líneas y los colores |
El suelo también merece un buen momento de contemplación. El hipnótico pavimento está hecho con teselas de mosaico de mármol decorado con motivos florales, parecidos a los utilizados para decorar las vidrieras. Horta diseñaba los mosaicos principalmente en dos colores, en los Almacenes Waucquez añadió una línea ligeramente más oscura en los contornos.
Primera planta de los Almacenes Waucquez
A Horta le gustaban los cambios de dirección y los diferentes niveles |
Subimos al primer piso admirando la magnífica y monumental escalera realizada en piedra de Angoulême, que da acceso a las plantas superiores. ¿Os acordáis de cuando estuvimos en la capital francesa del cómic? Los Tesoros de Angoulême: más allá del Street Art. (momento para publicidad). Su barandilla de madera y hierro forjado parece cobrar vida y se adapta al hueco de la escalera, a sus paredes y recovecos.
Parece que los almacenes tengan dos plantas, pero en realidad son cuatro |
Tras adquirir las entradas del Museo del Cómic continuamos subiendo por las escaleras hasta la siguiente planta. La temperatura ha subido unos cuantos grados y hay quien pensaría que Victor Horta se inspiró en algún invernadero para el diseño de los Almacenes Waucquez. El techo del edificio permanece acristalado casi en su totalidad. Fijaros en las vigas de hierro porque también están decoradas con motivos vegetales.
Aquí se encuentra la exposición permanente del Museo del Cómic |
Tabiques de metal acristalado y mamparas de madera separaban el espacio comercial de las áreas de servicio. Al fondo, detrás de la escalera por donde hemos subido, se encontraban las antiguas oficinas de dirección que han conservado el suelo de parquet y una chimenea de mármol. No os vayáis sin ver otra de las joyas de la arquitectura industrial: el ascensor destinado al transporte de mercancías.
Horta creía que los diseños inspirados en la naturaleza eran beneficiosos |
Los Almacenes Waucquez cerrarían sus puertas en 1974 y tras unos años de abandono, pillaje y olvido, recuperaron su esplendor y se abrieron como el Museo del Cómic el 6 de octubre de 1989. Lo que probablemente lo haya salvado de la demolición. Bélgica tiene la densidad más alta del mundo de autores de cómics por kilómetro cuadrado, así que es lógico que exista un Centre Belge de la Bande Dessinée.
Centre Belge de la Bande Dessinée
Cómic donde puede verse el plano de la fachada de estos almacenes |
Aunque soy una gran amante de los museos, he de reconocer que por primera vez el “continente superó al contenido”. Aun así, me pareció fantástico descubrir algunos cómics donde Horta y los Almacenes Waucquez son los protagonistas. Para los amantes de las viñetas es un lugar de visita imprescindible, además de las exposiciones temporales y permanentes, el Museo del Cómic es un centro de documentación que preserva y promueve el noveno arte.
Las exposiciones temporales se encuentran en la tercera planta |
Más información. Almacenes Waucquez. Museo del Cómic de Bruselas (Centre Belge de la Bande Dessinée o CBBD). Dirección: Rue des Sables 20, 1000 Bruselas. Horario: de martes a domingo de 10 a 18 h. Precio entrada: Adultos 12 €, mayores de 65 años 9 €, niñ@s entre 6 y 11 años 5 €. Entrada gratuita con la Brussels Card. Transporte público: Metro, líneas 2 y 6 parada Botanique o Rogier. Líneas 1 y 5 parada De Brouckère. Tranvía líneas 3, 4, 31, 32 y 33 parada De Boukere. Autobús líneas 29, 38, 63, 66, 71 y 86 parada Anspach-de Brouckere. Web: Centre Belge de la Bande Dessinée.
Si te ha gustado descubrir estos
almacenes de principios del siglo XX, te encantará entrar en la antigua tienda de Wolfers Frères diseñada también por Victor Horta.
Toda la información generada durante mi viaje a Bruselas puede consultarse a través de los hashtags #visitbrussels y #PDBruselas
Bruselas es la capital del cómic belga, así que, si quieres descubrir algunos de sus numerosos murales Street Art, te recomiendo esta ruta por los cómics de Bruselas: callejeando entre viñetas.
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