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Red de Juderías de España

La Red de Juderías de España ha cumplido este año dos décadas. 


 Aunque parezca mentira, la asociación para proteger el patrimonio arquitectónico, la historia, cultura y artes del legado sefardí español, la crearon varios alcaldes en 1995.


Inicialmente la Red de Juderías española contaba con las ciudades de Cáceres, Córdoba, Girona, Hervás, Ribadavia, Segovia, Toledo y Tudela. Con el tiempo se han añadido 16 ciudades más: Ávila, Barcelona, Besalú, Calahorra, Castelló dEmpúries, Estella-Lizarra, Jaén, León, Lucena, Monforte de Lemos, Oviedo, Palma, Plasencia, Sevilla, Tarazona y Tortosa que completan un total de 24 municipios que son miembros de la red Caminos de Sefarad.


Este conjunto de ciudades tienen la misión de recuperar y conservar el legado sefardí (también conocido como el legado de Sefarad; nombre con el que la comunidad judía denominaba a la Península Ibérica) y que nos dejaron nuestros antepasados sefardíes (se calcula que un 20% de la población española tiene hoy en día, sangre judía). Los siglos de mayor esplendor para la cultura judía en España fueron los comprendidos entre el siglo XI y XII. De esta época conservamos rincones que nos trasladan en el tiempo y que huelen a nueces, naranjas y especias.


En la actualidad, parece mentira que tres culturas tan distintas como los hebreos, musulmanes y cristianos convivieran en España. En aquella época y gracias a esa convivencia pacífica, la sociedad española se alimentó y prosperó en varios frentes. De ello se benefició la economía, las artes, la cultura y las ciencias. Aún queda un buen número de sefardíes desplegados por el mundo (se calcula que tres millones y medio), como curiosidad, estos judíos provenientes de España podrán solicitar la Nacionalidad Española si demuestran que son descendientes de los judíos que expulsaron los Reyes Católicos en 1492.


Y es que a veces, lo que nos une es más que lo que nos separa.

Más información: Si quieres conocer más sobre la antigua Sefarad y la ruta de las juderías de España, hay disponible una app gratuita para iOS y otra aplicación para Android.

Toledo es una ciudad para perderse en ella.

La gente que suele decir que le gusta viajar y no lo hacen, piensan que los que tenemos la fortuna de hacerlo, no conocemos o admiramos las maravillas de nuestro país. En mi caso, nada más lejos de la realidad, me gusta viajar, afortunadamente lo hago con cierta frecuencia pero admiro y amo España. Considero que tenemos hermosas maravillas en cuanto a ciudades, montañas, paisajes marinos, buena comida, buenos vinos y todo lo que un viajero pueda desear. En el futuro quiero dar a conocer esa belleza que tenemos a la vuelta de la esquina y que muchos desconocen. Hoy empezaré por:

TOLEDO


Toledo, ciudad imperial, verdaderamente hace honor a su apelativo, no sólo porque fuera la capital de un imperio, sino también porque la ciudad en sí, te llena los sentidos. Situada a unos 55 Km. de Madrid, sobre un cerro, en un meandro del río Tajo, hoy en día es capital de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha. Al acercarse por la inmensa llanura castellana, la ciudad va apareciendo poco a poco, entre brumas, erguida, majestuosa, y orgullosa de su pasado y su presente.


Entrar por la Puerta de la Bisagra es casi obligado, al traspasar el umbral uno se introduce en un mundo medieval y multicultural. No en vano convivieron musulmanes, cristianos y judíos de manera pacífica.

Conquistada por Alfonso VI para el reino de Castilla en 1085, fue con Alfonso X “el sabio” cuando alcanzó su máximo esplendor. En ella fundó la Escuela de Traductores de Toledo, hecho que sirvió para recopilar y “exportar” el saber clásico y oriental a todo occidente, y en la que trabajaban tanto cristianos como judíos y musulmanes siendo un ejemplo de convivencia. Con el reinado de Carlos I, fue proclamada capital imperial, hasta que en 1560 Felipe II pasó la capital a Madrid.

Su casco antiguo es, sin lugar a dudas, el mayor de España, y cuenta con más de un centenar de monumentos. Circunstancias que le han valido para ser declarada “Ciudad Patrimonio de la Humanidad” por la UNESCO. Un laberinto de calles estrechas y empinadas, dada la morfología de la ciudad, hacen que sea recomendable visitarla a pie. Toledo es una ciudad para perderse en ella. Hay que dejar el coche en un aparcamiento y dedicarse a caminar y admirar. Calles adoquinadas, empinadas, estrechas, acodadas. Un palacio, un palacete. Plazas y plazuelas pequeñitas, muchas veces triangulares.


Toledo es historia y arte, una ciudad milenaria, aparece majestuosa, coronada por su gran Alcázar, y bordeada por el río Tajo. ¿Quién no ha oído hablar de El Greco o de Gustavo Adolfo Bécquer?, estos artistas son mundialmente conocidos y su paso por Toledo ha quedado latente en sus obras.

Una buena forma de recorrer esta ciudad es hacerlo cronológicamente, es decir, visitando los lugares de interés turístico guiados por el orden histórico de sus edificios más emblemáticos. Toledo ya destacó en su día como ciudad celtibérica. De la época romana destacan su acueducto y su Circo romano, de cuando era Toletum. Los restos romanos existentes aún en la ciudad están relacionados en su mayoría con el sistema de traída, almacenamiento y evacuación de aguas. El agua llegaba a Toledo desde la sierra, distante unos 40 kilómetros. Se ha conservado la presa de Alcantarilla en el término de Mazarambroz, así como parte de los conductos de agua y los depósitos urbanos, y la salida de la cloaca. Recientemente se han descubierto y rehabilitado restos de los baños públicos en el mismo centro de la ciudad.

Los restos del acueducto, próximos al Puente de Alcántara, también de origen romano, pertenecían a los estribos de las colosales arcadas que salvaban el profundo cañón del río. Sólo se aprecian los arranques de sus apoyos a ambas orillas. Debido a su gran altura, muy superior al acueducto de Segovia, pudo ser un puente-sifón, aprovechando la fuerza de la gravedad para subir las aguas al peñón. Datos de interés del monumento, estilo arquitectónico: Romano. Información para la visita: Dirección: Avenida Río Tajo s/n, 45007 Toledo.

Las ruinas del circo romano, se sitúan en la Vega Baja, a ambos lados de la Avenida de Carlos III, con lo cual desapareció buena parte de la base de su graderío. Su orientación de noreste a suroeste evitaba el deslumbramiento de los aurigas participantes. Fue construido a finales del siglo I, con una planta alargada, de 408 metros, compuesta por dos lados rectos y paralelos, con 86,2 m. de separación, y otros dos curvos. Del extremo occidental, semicircular y apoyado en veintidós bóvedas daban comienzo las carreras de cuadrigas. Un pequeño muro, la spina, separaba las dos direcciones. Las bóvedas existentes soportaban varios niveles de graderíos que podían acoger hasta 13.000 espectadores. De las grandes puertas de acceso sólo emergen sus partes superiores a ambos extremos. Funcionó hasta el siglo IV. Su posterior abandono propició la desaparición de los materiales nobles de su revestimiento. Tuvo diferentes usos; como cementerio en distintas épocas, ubicación de alfares y sirvió de cobijo a vagabundos a finales del siglo XVIII, por lo que el Cardenal Lorenzana mandó tirar varias bóvedas que aún se mantenían. Actualmente gran parte está integrada en el parque conocido como Campo Escolar creado en 1906 con motivo de la Fiesta del Árbol, recuperando aquel terreno vacío extramuros ya que la urbanización del barrio tardaría casi medio siglo. En su inmediata proximidad se hallaba el teatro romano, en el solar ocupado hoy por un colegio. Datos de interés del monumento, estilo arquitectónico Romano Siglo III. Información para la visita: Dirección: Avenida Reconquista s/n.

Siguiendo el curso del tiempo, el viajero pronto descubre que Toledo fue capital del reino Visigodo, a mediados del siglo VI, momento en el cual los reyes godos instalaron su corte en la proclamada “Ciudad real”. De aquella época destaca el Castillo de San Servando. Situado estratégicamente entre la ciudad y la gran vega regada por el Tajo, encima del puente de Alcántara, única salida hacia el sur peninsular, ejerció una función de control sobre esta entrada y salida de Toledo. Sus raíces son musulmanas, aunque sufrió unas cuantas ruinas y abandonos para revivir con otras tantas restauraciones. Albergó una comunidad monástica cluniacense que lo abandonó ante los intentos almorávides de recuperar la capital. Es donde el Cid veló las armas antes de su reconciliación en Toledo con Alfonso VI. Defendido luego por la Orden de los Templarios perdió su carácter fronterizo y defensivo tras la batalla de las Navas de Tolosa en 1212 y cayó en el olvido. Volvió a ser utilizado con fines belicosos por ambos bandos fratricidas en la guerra entre Pedro I y su hermanastro Enrique de Trastámara, siendo reconstruido por el partidario de éste último, el arzobispo don Pedro Tenorio. En el siglo XVI su estado volvió a ser ruinoso, hasta 1945, cuando se reedifica respetando su perímetro exterior y estilo medieval, para albergar el Colegio Menor de las Juventudes. Con la creación de la Universidad de Castilla La Mancha se convirtió temporalmente en Residencia de Estudiantes y ahora es Alberque Juvenil y centro de diversos encuentros culturales. La planta del edificio es prácticamente rectangular, orientada de sur a norte. Está coronado con almenas y tiene tres torres circulares huecas en tres de sus esquinas, destacando una de ellas por su mayor envergadura. La puerta principal se abre en una especie de torre del homenaje con saeteras (ventanillas) y matacanes (protecciones) de rigor. Datos de interés del monumento, estilo arquitectónico Medieval Siglo XIV. Información para la visita: Dirección: Cerro de San Servando.

Torre del Hierro, formaba parte de la puerta de mismo nombre, donde arribaban los viajeros, campesinos y mercaderes, llegados en el barco del pasaje desde la otra orilla. Perdido cualquier valor defensivo, ya en la Edad Media era lugar de control de mercancías y de cobro de peaje e impuestos correspondientes, así como báscula de harina, ya que hubo varios molinos en las inmediaciones. Muy cerca se encuentra la pequeña casita recientemente restaurada, donde cumplía sus funciones el recaudador. Es torre albarrana, sin hueco en su interior, salvo un espacio a nivel del suelo, de planta rectangular, de fábrica de mampostería en la parte baja del muro y ladrillos en la parte alta. Datos de interés del monumento, estilo arquitectónico Medieval Siglo XII. Información para la visita: Dirección: Bajada Barco s/n, 45002 Toledo.

En la época musulmana, Toledo defendió su rebeldía frente al Califato de Córdoba. Fue la capital del Norte de la España musulmana en el siglo XI con Al´Mammun y, hoy en día, se pueden visitar la Mezquita del Cristo de la Luz del siglo X, la muralla y la Vieja Puerta de la Bisagra, la única que queda de la antigua muralla árabe.

Mezquita del Cristo de la Luz, el edificio original es de planta casi cuadrada de época califal. Su estado de conservación es prácticamente íntegro y constituye, por su originalidad, la más importante muestra del arte islámico en Toledo. Se levantó en el año 999 por el arquitecto Musa ibn Alí, según reza una inscripción en caracteres cúficos en la fachada principal. Interiormente las naves se compartimentan en nueve espacios cubiertos con bóvedas nervadas, todas diferentes, gracias a cuatro columnas exentas con capiteles visigóticos sobre las que voltean doce arcos de herradura. En el siglo XII se le añadió una cabecera románico-mudéjar, formada por un ábside semicircular y presbiterio recto, y decorada interiormente con frescos románicos, para adaptarla al culto cristiano. Exteriormente se decora con arquerías ciegas de herradura, siendo el acceso compuesto de tres puertas con tres arcos diferentes: polilobulado, de medio punto y de herradura. Datos de interés del monumento, estilo arquitectónico Islámico Siglo X. Información para la visita: Dirección: Calle Cristo de la Luz s/n, 45003 Toledo. Teléfono +34 925 254 191. Entrada 1.90 €. Horario de Visitas: de lunes a Domingos y Festivos: de 10 h. a 14 h y de 15.30 a 18 h. Otra información de interés: miércoles tarde entrada gratuita para ciudadanos europeos.


Vieja Puerta de la Bisagra, para distinguirla de la Puerta Nueva de Bisagra, también se la denominó de Alfonso VI. Conserva, en gran parte, su primitiva estructura, la única de ingreso recto, reformado en el siglo XIII en acodado, resguardada por recias torres adelantadas de estilo esencialmente califal. En su fachada exterior muestra un curioso arco de herradura rodeado de alfiz, atravesado por un dintel y coronado en la clave con un relieve visigodo. Los tres arcos y las ventanas de la parte superior son fruto de la mencionada reforma mudéjar que introduce mampostería y ladrillo sobre sillares y un rastrillo interior para impedir el paso al enemigo. Datos de interés del monumento, estilo arquitectónico Mudéjar Siglo XI. Información para la visita: Dirección: Paseo Recaredo s/n.

Mezquita de las Tornerías, la sala principal sigue el modelo de la mezquita del Cristo de la Cruz. Es de planta irregular cuadrada, algo mayor que la anterior, con tres naves y nueve espacios creados por cuatro columnas sin basas, pero sólo la bóveda central presenta estructuras cruciformes, siendo las demás baídas, dicho de una bóveda formada de un hemisferio cortado por cuatro planos verticales, cada dos de ellos paralelos entre sí. Quedan restos del muro de la quibla y del mihrab, desaparecidos en el derrumbe de la casa colindante. Lo que determina la singularidad de este edificio es el hecho inusual de tener dos plantas, a causa del desnivel del terreno. Así la entrada desde la plaza del Solarejo está prácticamente a nivel de la sala de oraciones, mientras que la de la calle Tornerías se abre a las estructuras romanas de uno de los depósitos de agua, castellum acquae, que sustentan aquella. Está documentada en el siglo XII, así que probablemente se construyera en el siglo XI. Adquirió una especial importancia al ser la única mezquita en mantener su uso religioso hasta el siglo XV. Datos de interés del monumento, estilo arquitectónico Islámico Siglo XI. Información para la visita: Dirección: Plaza del Solarejo. Teléfono +34 925 251 829.

Con la Reconquista, periodo histórico en el que los cristianos recuperaron las tierras ocupadas por los musulmanes, llegó el máximo esplendor de Toledo. En esta etapa, finales del siglo XV y principios del siglo XVI, surge la Escuela de Traductores de Toledo, de gran relevancia, y el arte mudéjar que conjuga las bases del arte cristiano medieval con elementos arquitectónicos y decorativos de estilo árabe. De este estilo, que nace en Toledo, destacan: las Iglesias del Cristo de la Vega, de San Vicente, de San Miguel, de San Román y la Iglesia de Santo Tomé, dónde se encuentra una de las obras más significativas de El Greco: “el entierro del Conde de Orgaz”.

Iglesia de San Vicente, de la iglesia mudéjar queda sólo el ábside, conocido en Toledo como el Cubillo de San Vicente. El cuerpo de la iglesia fue reedificado en los siglos XIV y XV, siendo la torre de finales del XVI, armonizando su estructura con las torres medievales, siendo, sin embargo su planta romboidal y no cuadrada. Estaba situada justo al lado de las casas de la Inquisición, abriéndose el estrecho callejón que la separa de la Universidad de Lorenzana, cuando se construye éste edificio, muy a finales del sigo XVIII. Sin culto desde hace mucho tiempo, fue museo provincial, aulas universitarias en los últimos años noventa y ahora es lugar de activa vida cultural, diurna y nocturna de Toledo. Datos de interés del monumento, estilo arquitectónico Mudéjar Siglo XVI. Información para la visita: Dirección: Plaza San Vicente s/n.


Iglesia de San Miguel el Alto, Iglesia del siglo XII, de culto mozárabe, remodelada en el siglo XVII por Juan Bautista Monegro. Destaca su torre mudéjar, cuyos tres últimos cuerpos de ladrillo se decoran cada uno con tres arcos ciegos entrelazados, de medio punto, polilobulados y dos de herradura en el cuerpo de campanas. La iglesia conserva su patio claustral lateral, utilizado antiguamente por las cofradías. Datos de interés del monumento, estilo arquitectónico Barroco Siglo XII. Información para la visita: Dirección: Calle San Miguel s/n, 45001 Toledo.

Iglesia de San Román, situada en la segunda de las doce colinas de Toledo, ofrece desde su torre una vista privilegiada. El actual museo de los Concilios presenta en su interior capiteles visigodos que atestiguan su remoto origen. Se especula con la teoría que hubo en el lugar algún edificio romano, iglesia visigoda y mezquita musulmana. El edificio actual es típicamente mudéjar, con tres naves separadas por arcos de herradura y cubiertas por un artesonado. La capilla mayor, sin embargo, es del siglo XVI, obra de Alonso de Covarrubias, cubierta con una bóveda con casetones. El retablo mayor es obra de Diego de Velasco. Lo más llamativo es el buen estado de conservación de las pinturas murales románicas, que presentan influencias bizantinas, con figuras frontales hieráticas, musulmanas en las bicolores dovelas de los arcos, así como una representación dramática de la resurrección de los muertos. Muy posterior es la efigie de San Cristóbal en la pared de la actual entrada. Como museo acoge un rico muestrario de los hallazgos arqueológicos visigodos, tanto elementos decorativos en piedra, como los ajuares funerarios, en los que no falta la clásica orfebrería de celdillas con pasta vítrea de colores, ni collares del ámbar del Báltico. Las piezas más llamativas son, sin embargo, las reproducciones del famoso tesoro de Guarrazar, magnifico ejemplo del gran nivel de orfebrería en los tiempos de Recesvinto, Sisebuto, Suintila... Datos de interés del monumento, estilo arquitectónico Mudéjar Siglo XII. Información para la visita: Dirección: Calle San Roman s/n, 45002 Toledo. Teléfono +34 925 227 872. Entrada 0.60 €. Horario de Visitas: de Martes a Sábado: de 10 h. a 14 h y de 15.30 a 18.15 h. Domingos: de 10 a 14 h. Otra información de interés: Hasta el mes de junio, muchas de las piezas se encuentran expuestas en el Museo de Santa Cruz. Miércoles tarde gratis españoles y ciudadanos europeos. Acceso a minusválidos.

Iglesia de Santo Tomé, la iglesia parroquial más visitada de toda la ciudad, gracias a poseer el cuadro de El Greco “El entierro del Señor de Orgaz”, una de las obras maestras de la pintura de todos los tiempos, instalado sobre la tumba del mismo. La iglesia, de fundación temprana tras la toma de la ciudad por Alfonso VI, ocupó una mezquita, siendo totalmente reedificada en el siglo XIV precisamente por el Señor de Orgaz, don Gonzalo Ruiz de Toledo. No obstante, algunos capiteles visigodos remiten a una posible iglesia anterior. Casi nada queda de aquella reforma, borrada por las que la sucedieron en cada nueva época de cambio de gustos artísticos. Es de tres naves con crucero, cubiertas por bóvedas de cañón durante el Renacimiento y ábside poligonal. Su torre mudéjar es muy parecida a la de la iglesia de San Román, naturalmente, de planta cuadrada con dos niveles de vanos enmarcados por dobles arcos, separados por una fila de arquillos ciegos separados, caso único en la ciudad, por columnillas de cerámica de Talavera de la Reina. Datos de interés del monumento, estilo arquitectónico Románico Siglo XII, XIV. Información para la visita: Dirección: Calle Santo Tomé s/n. Teléfono +34 925 256 098.
La judería o barrio judío, testigo mudo de la expulsión de los judíos de España en 1492, y por tanto del abandono forzoso de sus propiedades, mantiene intacto su recuerdo. Las Sinagogas de Santa María la Blanca y la Sinagoga de El Tránsito con su estructura mudéjar de gran belleza y sencillez, son testigos de la convivencia pacífica entre las 3 religiones y son dos puntos de interés a no perderse.

Sinagoga de Santa María la Blanca, construida en el siglo XIII, guarda las características del mudéjar toledano, fue levantada como sinagoga hasta que en el siglo XV se transforma en una iglesia. Tiene la planta de salón de cinco naves paralelas con alturas progresivamente decrecientes hacia el exterior y apoyadas en arquerías de herradura sobre pilares octogonales. Todo ello de ladrillo convenientemente enfoscado y blanqueado, con capiteles de artística yesería. En los muros, albanegas, arquerías ciegas y frisos; pueden admirarse delicados atauriques de influencia andaluza, algo más modernos y originalmente policromados. En el siglo XVI se convierte en beaterio y el cardenal Silíceo encomienda al arquitecto Alonso Covarrubias la realización de las tres capillas en la cabecera, coronada la central con una bóveda de media naranja sobre trompas y las otras se cubren con cuartos de esfera sobre pechinas. En la actualidad se encuentra bajo la administración de una comunidad de monjas de clausura. Datos de interés del monumento, estilo arquitectónico Mudéjar Siglo XIII. Información para la visita: Dirección: Calle Reyes Católicos 4, 45002 Toledo. Teléfono +34 925 227 257. Entrada 1.90 €. Horario de Visitas: de Lunes a Domingos y Festivos de 10 h. a 18 h. Otra información de interés: miércoles tarde gratis sólo españoles.


Sinagoga de El Transito, Museo Sefardí, el edificio es en sí una síntesis de las tres culturas y exponente de la tradicional ya asimilación de la arquitectura local por las comunidades judías. La estructura es sencilla y obedece a las necesidades básicas de su vida espiritual, con el nicho en el muro sagrado, hekal, y la galería de mujeres. La Gran Sala de Oraciones es un salón palaciego gótico, decorado con riquísimas yeserías propias del arte islámico cordobés, cuya cabecera presenta un triple arco polilobulado almohade, para guardar los rollos sagrados. Está cubierto por un impresionante artesonado de “par y nudillo”. La compleja decoración combina elementos vegetales con geométricos, inscripciones hebreas y repetido escudo del rey castellano. Tanto las yeserías como la techumbre conservan en parte la original policromía medieval. La luz entra en la sala tamizada por celosías de yeso. Su fundación se debe a Samuel Leví y al especial privilegio del rey Pedro I de Castilla, agradecido por el apoyo prestado por los judíos toledanos en las luchas fratricidas con los Trastámara, a mediados del siglo XIV. Entonces el tesorero real aún no había caído en desgracia que le llevó a la muerte en la cárcel, ni el rey sospechaba que moriría asesinado por su hermanastro... Las salas adyacentes y el recuperado patio albergan hoy muestras de la ininterrumpida presencia judía en España desde los albores de la historia, así como elementos de la cultura sefardí, es decir, de los judíos españoles esparcidos por el mundo, después de su expulsión en 1492. Datos de interés del monumento, estilo arquitectónico Mudéjar. Información para la visita: Dirección: Paseo Transito s/n, 45002 Toledo. Teléfono +34 925 223 665. Entrada 2.40 €. Horario de Visitas de Martes a Sábado de 10 h. a 14 h. y de 16 h. a 21 h. Domingos y Festivos de 10 h. a 14 h.

Posada de la Hermandad, el edificio fue levantado como sede y cárcel de la Santa Hermandad, organización de origen medieval, de ganaderos para proteger los caminos y los campos de bandidos y ladrones. Los Reyes Católicos la institucionalizaron. Quedó disuelta a finales del siglo XVIII, y es cuando se vende el edificio y transforma en posada que le da el nombre. La portada, típica del gótico-mudéjar toledano, se adorna con las señas de la Hermandad: dos “cuadrilleros” o ballesteros, que flanquean al escudo de madera de los Reyes Católicos. Es el único edificio conservado de aquella época de arquitectura civil y uso público, sin que haya tenido nunca carácter religioso. Destaca un gran salón en la planta superior, antigua sala de juicios, decorada con pinturas murales, repitiendo el motivo de los ballesteros. En los sótanos se conservan las mazmorras, con tres celdas abovedadas que salen a un profundo patio de luces, siendo la estrecha escalera el único acceso y la imposible salida. En la actualidad, acoge un Centro Cultural Municipal. Datos de interés del monumento, estilo arquitectónico Mudéjar Siglo XV. Información para la visita: Dirección: Posada de la Hermandad.

Torre de San Cristóbal, torre mudéjar de dos cuerpos, cuyo basamento es de mampostería con sillares en esquina e hiladas de ladrillo, es el único resto de una iglesia desaparecida en el siglo XIX. Está actualmente adosada a los estudios de Radio Nacional. El barrio se llamaba Montichel, Monte del cielo, porque ofrece unos de los mejores miradores de la ciudad, desde donde se puede contemplar los tejados de la Judería, el Tajo, los Cigarrales y las siempre excepcionales puestas del sol. Datos de interés del monumento, estilo arquitectónico Mudéjar. Información para la visita: Dirección: Paseo San Cristóbal s/n.


Torreón del Baño de la Cava, pequeño torreón, cuadrado de ladrillo y mampostería, de origen árabe. Antes de la construcción del Puente de San Martín, en la segunda mitad del siglo XIV, hubo un puente de barcas en el siglo XII, del que se conserva sólo esta cabecera. Estuvo protegido por una coracha que aún se conserva. Las frecuentes brumas propiciaron el nacimiento de leyendas sobre los amores entre el último rey visigodo con la hija del gobernador de Ceuta, desencadenante de la invasión musulmana. Datos de interés del monumento, estilo arquitectónico Mudéjar Siglo XIII. Información para la visita: Dirección: Entre los puentes San Martín y Cava.

Taller del Moro, restos de un palacio de marcado estilo mudéjar de gusto granadino de la primera mitad del siglo XIV. Consta de una sala principal y dos alcobas laterales, adornadas todas ellas con ricas yeserías y espléndidos artesonados de madera. Su nombre se debe a que sirvió de taller de cantería para las obras de la Catedral. Pertenece al Museo Provincial de Santa Cruz, albergando la sección de arte y artesanía mudéjar. Datos de interés del monumento, estilo arquitectónico Mudéjar Siglo XIV. Información para la visita: Dirección: Calle Taller del Moro s/n. Otra información de interés: Actualmente está cerrado por obras de restauración de sus yeserías.


Al callejear por Toledo nos trasladamos en una especie de máquina del tiempo a la época medieval, donde absolutamente todo lo que se encuentre al doblar cada esquina es arte e historia. Siguiendo la ruta por la monumental Toledo, sobresale la impresionante Catedral de Santa Maria. Desde 1088 la Iglesia Mayor toledana tiene el reconocimiento de catedral primada sobre las demás del reino. Faltaba, pues, dotarla de una sede digna, una vez que se haya alejado el peligro directo de invasiones musulmanas tras la victoria cristiana en Navas de Tolosa en 1212. Ocupa un lugar que parece ser siempre fuera sagrado, al ser el emplazamiento de la mezquita mayor, sustituyendo ésta la catedral visigoda, posiblemente levantada sobre otra anterior. La construcción del actual edificio empezó en 1226 siendo arzobispo Jiménez de Rada y bajo el reinado de Fernando III el Santo. Se conocen los nombres de los primeros maestros de obra: Martín, a quien se deben las trazas de la planta al estilo gótico clásico francés y su sucesor Petrus Petri. La planta del templo es, pues, de cruz latina, llamada de salón, por estar inscrita en el plano de un rectángulo. El alzado marca la cruz, creando una forma vertical triangular, ya que la nave central y el transepto tienen mucho mayor anchura y altura que las naves laterales, siendo las naves exteriores las más bajas. Es muy interesante subir a alguna de las torres en Toledo que permiten descubrir desde las alturas los tejados de la catedral formando una cruz perfecta rodeada de aéreos arbotantes marcados por esbeltos pináculos. Sólo así, o desde los miradores del Valle, se puede apreciar la grandiosidad y la complejidad de este singular edificio, escondido en una hondonada en medio de la trama urbana. Lo primero en levantar fue la zona de la Capilla Mayor y la magnífica doble girola que la rodea uniendo las cuatro naves laterales. Es única en España y muy original la solución de su estructura, evitando que se aproximen demasiado los soportes. Cada uno de los tramos en forma de trapecio que la conformarían fue dividido en rectángulos y triángulos, dando lugar alternativamente a bóvedas con cuatro y tres nervios, dibujando X e Y en sus altos techos. Esto ha permitido configurar quince pequeñas capillas correspondientes a cada uno de los tramos de la girola, de planta cuadrada a partir de los triangulares y de planta semicircular las otras. Con el tiempo algunas de estas capillas se han transformado, dos en pasillos de entrada a espacios singulares añadidos al templo: la Capilla de los Reyes Nuevos y la Sala Capitular; una quedó encima del paso a otras dependencias privadas de la Catedral y seis, en uniones de tres, abrieron nuevas capillas de mayor tamaño: la de Santiago y la de San Ildefonso que también salen de la planta original. La puerta más antigua del templo es la del transepto norte, inspirada a la correspondiente puerta de la catedral parisina de Notre Dame, dada la mucha importancia que el gótico francés otorgaba a estas entradas. El parteluz con la Virgen y el Niño introduce el tema de las escenas de la vida de Cristo, esculpidas sobre su tímpano. Es una especie de catecismo en piedra para los fieles del siglo XIII. Hay que leerlo de continuo empezando por el extremo inferior izquierdo, desde la Anunciación hasta el Juicio final y el Tránsito de la Virgen en lo alto. Siguiendo también el esquema francés, a los pies del templo deberían aparecer dos torres iguales, formando la fachada una H, pero con el tiempo sólo una quedó terminada, siendo la otra muy menguada, posiblemente por las adversas condiciones del suelo. Su actual cúpula de piedra es de principios del siglo XVII, cubriendo la capilla de Corpus Christi, destinada por mandato del cardenal Cisneros a la recuperación del rito mozárabe, sustituido por el católico, coincidiendo con la conquista cristiana de Toledo, 1085. La torre, con sus noventa metros de altura, fue terminada con el último cuerpo octogonal, rematado con el alcuzón de pizarra y las tres coronas por el maestro Hanequin de Bruselas en el siglo XV. En 1755 hubo que romper la ventana geminada del cuerpo del campanario para instalar la mayor de las nueve campanas: la Campana Gorda, izando sus 17 toneladas de peso mediante poleas y polipastos instalados a tal fin por 100 marineros venidos de Cartagena. Se resquebrajó al primer toque y se le cambió el badajo original de tres metros por otro de menor tamaño. A cada una de las otras ocho campanas: la Calderona, la Encarnación, San Juan, Santa Leocadia, San Joaquín, la Ascensión o Espanta Diablos, San Ildefonso, la Resurrección y San Felipe le corresponde su hueco en el cuerpo de campanas. La fachada principal cuenta con tres puertas de acceso, la del Perdón o de los Reyes en el centro, la de las Palmas o del Infierno al lado de la torre y la de los Escribanos o del Juicio lindando con la Capilla mozárabe. Otras dos son la mencionada puerta del transepto norte, llamada de la Feria, de la Chapinería, del Niño Perdido o del Reloj, colocado éste por encargo del cardenal Lorenzana, a finales del siglo XVIII para marcar las horas canónigas, de ahí que sólo tiene una manecilla. Y, finalmente la Puerta de los Leones, del transepto sur, combinando las esculturas góticas y barrocas, todas de excelente calidad. Hasta aquí se cumple el trazado gótico ortodoxo. Sin embargo, la catedral toledana posee más entradas, dos la comunican con el claustro, la de Presentación y la de Santa Catalina, y la última, insólita por su ubicación en el muro sur, la neoclásica Puerta Llana, la única que no tiene escalones. Esta modesta puerta “de servicio” que durante siglos dejaba entrar toda la cantería y esculturas para el templo se convirtió en el noble pórtico para el paso de la famosa Custodia, cuando sale majestuosamente en procesión del Corpus Christi. Actualmente es también la puerta de entrada para los visitantes. Al claustro se entra por la Puerta de Mollete y hay otras cinco puertas auxiliares en las paredes de las estructuras añadidas al templo.


Mucho hay escrito sobre la Catedral y no es el lugar para desarrollar un discurso académico sobre el arte desde el siglo XIII hasta el XIX, ya que todas las etapas intermedias están en ella presentes. Por estar en Toledo, la influencia islámica aparece en los arcos lobulados del triforio, de varias ventanas y el muro exterior del coro, de épocas diferentes, y hasta hay una sepultura del gusto totalmente musulmán, sin olvidar la sorprendente yesería de la puerta y las techumbres de la Sala Capitular y su antesala. El claustro, añadido en el siglo XIV, es de estilo gótico tardío. Tiene carácter gótico el retablo del Altar Mayor, aunque fuera realizado ya en época del Cardenal Cisneros, con la participación de gran parte de los escultores que entonces trabajaban en el templo, como Copín de Holanda, Sebastián de Almonacíd, Feipe de Vigarny y Petit Juan, bajo la dirección de los arquitectos de Enrique Egas y Pedro Gumiel. Lo pintaron y doraron los artistas tan importantes como Juan de Borgoña. El renacimiento queda sublimado en la rejería y en el muy italiano sepulcro del cardenal Mendoza en la Capilla Mayor y en la sillería del coro alto. Es neoclásica la imponente Sacristía, y el afamado Transparente constituye el broche del barroco más delirante del siglo XVIII. Para quien se deja abrumar con los números, se puede citar los ochenta y ocho colosales pilares que sostienen setenta y dos bóvedas, recientemente restauradas, cuya altura alcanza hasta 45 metros. Las vidrieras de la mayoría de las setecientas cincuenta ventanas, sobre todo el rosetón de la nave central, del siglo XIV, de tamaño impresionante y belleza única, y los dos del transepto, iluminan el templo con un halo de misterio y santidad acorde con las imágenes y escenas religiosas en ellas representadas. El rico repertorio escultórico presente en cada rincón tiene funciones doctrinales y didácticas, además de las artísticas. El coro al exterior muestra numerosas escenas del antiguo testamento, y la Capilla Mayor del Nuevo. El tímpano exterior de la Puerta del Reloj y el retablo del Altar Mayor representan escenas de la vida de Cristo. En las columnas que enmarcan el Retablo aparecen varias personalidades de la Iglesia, entre los que se suele destacar, por insólitas, las figuras del pastor que ayudó a los ejércitos cristianos vencer en la batalla de las Navas de Tolosa, y la del alfaquí (sabio) Abu Walid, dirigente de la comunidad musulmana, quien con su espíritu conciliador contribuyó a la pacífica convivencia tras forzada cristianización de la mezquita mayor, en contra de lo pactado con Alfonso VI. Las puertas y las capillas atesoran bellísimas imágenes, altares y sepulcros, obras de los mejores artistas, desde Juan Guas, Enrique Egas, Alonso de Covarrubias a Ventura Rodríguez, Mariano Salvatierra y Narciso Tomé. Los tres primeros figuran entre los sucesivos maestros de obra de la Catedral, los que también elegían y contrataban a otros artistas. Las esculturas de la sillería alta del coro es una muestra del paso, en los años 1540-1544, de la madura serenidad de Felipe de Vigarny, quien murió sin poder hacer la silla cardenalicia, al dinamismo del joven Alonso de Berruguete. Las figuras de alabastro de la franja superior muestran las genealogías de Cristo, mientras que las esculturas de madera evocan a los personajes de la Vieja y de la Nueva Alianza, así como a varios santos. Pero también un significado muy especial tienen los respaldos de las sillas del coro bajo, mostrando las sucesivas conquistas de las fortalezas del Reino de Granada, como Torremolinos, Marbella o Vélez, entre 1483 y 1492. Rodrigo Alemán empezó su elaboración antes de concluir la guerra, ya en 1489, por iniciativa del Cardenal Mendoza, quien tomaba activamente parte en los hechos. Así que es la primera crónica plástica de actualidad. Además, ejemplo único de temática no explícitamente religiosa en un coro catedralicio, implícitamente sí, ya que a la toma de Granada se le dio carácter de Cruzada, de guerra religiosa, del triunfo definitivo del catolicismo en Europa, no sólo de una conquista territorial. Las rejas del coro son de Domingo de Céspedes, siendo Juan Francés el artífice de las que cierran la capilla mozárabe. Y las monumentales rejas de la Capilla Mayor coronadas por el escudo imperial son de Francisco de Villalpando, arquitecto que en 1552 da a conocer en España los principios de la arquitectura italiana, al traducir el tratado de Sebastiano Serlio. También es muy importante el conjunto de pinturas, sobre todo la excelente colección conservada en la Sacristía, que cuenta con El Expolio y el Apostolado de El Greco, cuadros de Caravaggio, Ticiano, Van Dyck, Goya, Morales, Rubens, Bassano y muchos más. Cabe mencionar aparte a Juan de Borgoña y a Lucas Giordano, ya que sus pinturas más destacadas son los frescos que revisten las paredes de la Sala Capitular, en el caso del primero, y el techo de la Sacristía, del segundo. Otro tipo de arte muy presente es la orfebrería. En la capilla debajo de la torre se expone el tesoro catedralicio, con la imponente Custodia de Enrique de Arfe compuesta de incontables piezas a modo de encaje de filigranas góticas de plata bañadas en oro. Es el precioso estuche para el verdadero ostensorio de la Forma Sagrada, éste de oro macizo, perteneciente a los Reyes Católicos. Una vez a año sale a las calles de la ciudad para la exaltación de la fe durante la secular procesión del Corpus Christi. A sus lados se exponen valiosísimas piezas de orfebrería, como la corona de la Virgen del Sagrario, realizada con la diadema de Isabel la Católica, cruces cardenalicias y procesionales, la Biblia de San Luis y una rica colección de capas pluviales, casullas y los demás elementos de las vestiduras solemnes de los arzobispos con ricos bordados. Además de su riqueza y excelente estado de conservación impresiona el hecho de haber pertenecido a grandes personajes, desde el Cardenal Infante don Sancho, del siglo XIV, Cardenal Mendoza, Cardenal Cisneros y tantos otros hacedores de la historia de España y mecenas de sus artes y letras. Muchos arzobispos y canónigos y varios reyes y reinas están enterrados en diferentes espacios de la Catedral y bajo el suelo de cuatro de las cinco naves. Sobre las sepulturas de los que alcanzaron la dignidad cardenalicia están suspendidos sus correspondientes capelos. Sólo una losa no está identificada con el nombre y los títulos y méritos personales; “Pulvis. Cinis. Nihil” – polvo, ceniza, nada, reza en la tumba del poderoso cardenal Portocarrero, a la misma entrada de la Capilla del Sagrario, donde se celebra el culto religioso de la Catedral. Tienen singular importancia los espacios añadidos a la planta original para albergar las funciones primordiales de la Catedral. Es la Capilla de la Virgen del Sagrario, donde se celebra el culto ante el altar con la imagen gótica de la patrona del templo, el Ochavo que reúne numerosas reliquias, guardadas en estuches que son verdaderas obras de arte de orfebrería, la Sacristía, con la mencionada ya colección de arte, la Capilla de los Reyes Nuevos, donde se encuentran los sepulcros de varios monarcas, la Sala Capitular, donde se reunían los canónigos, en una sala que por sí sola es una obra de arte. Del claustro se accede a la Capilla de San Blas, lugar del eterno descanso del gran Cardenal Pedro Tenorio, en cuyas paredes se restauraron recientemente sus pinturas góticas. En el claustro se repite cada 15 de agosto la muy toledana costumbre de beber el “agua de la Virgen”, procedente de los aljibes de la Catedral. Datos de interés del monumento, estilo arquitectónico: Gótico Siglo XIII- XV. Información para la visita: Dirección: Plaza Ayuntamiento s/n, 45002 Toledo. Teléfono +34 925 222 241. Entrada 6 €. Horario de Visitas: Lunes a Sábado: de 10:30 a 18:30 h. Domingos y Festivos: de 14 h. a 18 h.


También destaca el Alcázar, localizado en la colina más alta de las doce con que cuenta la ciudad, con 548 m, la solitaria mole rectangular del Alcázar, domina el horizonte en una parte estratégica de la ciudadela, es uno de los monumentos que por excelencia distinguen a Toledo, una mezcla de arquitectura medieval y renacentista. Los vestigios de las estructuras anteriores indican que siempre fue un lugar fortificado, desde el pretorio romano y la defensa de la alcazaba musulmana. El actual edificio fue mandado construir por el emperador Carlos V, para tener una residencia digna de tal monarca. Para ello se destruyó casi por completo el anterior castillo medieval, aunque en la fachada oriental quedan estructuras almenadas. Cada fachada del edificio determina artísticamente el momento en que se realiza, dentro de las diversas fases del Renacimiento español. Su primer y principal arquitecto fue Alonso de Covarrubias desde 1545, pero en el patio intervino Villalpando y fue finalmente Juan de Herrera el autor de la monumental escalera bajo bóveda de cañón y la remodelación del ala meridional que la alberga. La portada principal, con un arco de medio punto almohadillado con los característicos “espejos” de piedra, coronado por un escudo imperial flanqueado por las figuras de los monarcas visigodos Recaredo y Recesvinto y rematado por un frontón triangular, es obra de Covarrubias. El gran patio central está rodeado por dos galerías y presidido por la figura del emperador, copia de la obra de Pompeyo Leoni. Al exterior presenta grandes torreones cuadrados en sus esquinas, las del lado norte adelantadas y las del flanco sur al ras de la fachada modificada por Juan de Herrera, rematados por tejados y capiteles de pizarra negra. Y, sin embargo, el nuevo palacio no llegó a ser morada de reyes, ya que mucho antes de terminarlo, la capital se establecía en Madrid, pero sí de reinas, exactamente reinas viudas, retiradas de la corte por los sucesores de sus esposos: Mariana de Austria, viuda de Felipe IV y Juana de Neoburgo que lo fue de Carlos II. Tuvo diversos usos, como la cárcel de la Corona, cuartel militar de ejércitos propios y extraños, o talleres de sederos, antes de albergar la Academia de Infantería. Sufrió el edificio varios incendios, provocados unos, como, en 1710 durante la Guerra de Sucesión, siendo restaurado bajo la dirección de Ventura Rodríguez, dos veces durante la Guerra de Independencia y en 1887, esta vez fortuito, antes de su casi total destrucción en septiembre de 1936. Su reconstrucción comenzaría en 1940, coronada en 1961 con la inauguración del monumento a los defensores del Alcázar durante la Guerra Civil, realizado por Juan de Ávalos. Durante años albergó parte del Museo de Ejército, siendo adaptado para albergarlo en su totalidad en un futuro próximo. También se realizaron obras de habilitación de la planta superior del edificio a las necesidades de la moderna Biblioteca de Castilla-La Mancha. Datos de interés del monumento, estilo arquitectónico Renacentista Siglo XVI. Información para la visita: Dirección: Cuesta Carlos V 2, 45001 Toledo. Teléfono +34 925 221 673. Otra información de interés: Cerrado Temporalmente.

De la misma época que el Alcázar es la Alhóndiga, que fue levantada en el siglo XVI, para almacenar grano por el Ayuntamiento de Toledo. Es un edificio de planta rectangular, de tres alturas; de fábrica de mampostería y ladrillo. Sus portadas provienen del derribo del desaparecido convento de la Trinidad. Hoy está destinado para usos administrativos. Datos de interés del monumento, estilo arquitectónico Renacentista Siglo XVI. Información para la visita: Dirección: Calle Gerardo Lobo 2.


El edificio del Ayuntamiento fue encargado por el corregidor Gómez Manrique. Su forma definitiva tardó muchos años en realizarse, ya que se inicia su construcción en 1575 según el proyecto de Juan Herrera. A él se debe la severidad inicial de la fachada principal levantada sobre un extenso zócalo de sillares almohadillados en cuya longitud se abren nueve arcos de medio punto. Intervienen Nicolás de Vergara El Mozo y Juan Bautista Monegro en el primer piso, compuesto por nueve arcos de medio punto entre columnas. Completa la planta superior Jorge Manuel Theotocópulos a principios del siglo XVII, con nueve huecos de forma cuadrada. El remate de las dos torres con capiteles barrocos de pizarra es de Ardemans, ya de 1703. El un frontón triangular ostenta el emblema de la ciudad. La perfecta simetría del edificio y el empleo de columnas toscanas evocan el clasicismo italiano. Datos de interés del monumento, estilo arquitectónico Renacentista Siglo XVI, XVII. Información para la visita: Dirección: Plaza Ayuntamiento s/n.



Con los años, Toledo no perdió esplendor sino todo lo contrario. Con la expulsión de los judíos en 1492 y el reinado de los Reyes Católicos, Toledo vivió otra etapa de gran relevancia. Ejemplos a visitar son el Monasterio San Juan de los Reyes de estilo gótico Isabelino, La Iglesia de San Juan de los Reyes, el antiguo Hospital de Santa Cruz con su fachada plateresca y la que fuera Casa y hoy Museo de El Greco.


Monasterio San Juan de los Reyes, la iglesia fue construida para albergar el panteón dinástico de la reina Isabel la Católica, dedicada a San Juan Evangelista, del que era devota la reina. El destino del edificio dicta su forma de catafalco simulado, rodeado por pináculos a modo de cirios. Lo traza y levanta la cabecera de la iglesia y el crucero Juan Guas, el primero en ostentar el título de arquitecto real. Por toda la fachada corre el cordón franciscano de la orden que ocupa el edificio. La cabecera es poligonal con contrafuertes coronados por agujas o pináculos, decorados con reyes de armas, heraldos a tamaño natural, que lucen en sus vestimentas los escudos de los Reyes Católicos. El cimborio sobre el crucero es octogonal, coronado con crestería y decorado con más pináculos góticos. Sobre la portada lateral hay un singular Calvario, donde está presente la Virgen y San Juan, pero no Cristo. Éste está simbolizado por el pelícano que se posa sobre la cruz, acorde con la creencia medieval que el ave era capaz de alimentar a sus hijos con su propia sangre, siendo una especie de prefiguración de la Eucaristía. La iglesia tiene planta de salón con un espacioso crucero para albergar los futuros túmulos funerarios. La cabecera es poligonal, conformando un verdadero tapiz escultórico de resonancia mudéjar. Se cubre con una bóveda de estrellas de ocho puntas y se apoya sobre trompas. En el crucero en la nave se observa también la decoración epigráfica, también de la tradición mudéjar, aludiendo estos letreros a la conquista de Granada. La entrada estaba pensada por el extremo de los pies de la iglesia con el coro alto, conduciendo la nave al altar mayor, según va creciendo la iluminación de los espacios. Los repetidos escudos reales en la capilla mayor fueron realizados antes de 1492, ya que no aparece en ellos el fruto de la granada, símbolo del reino entonces conquistado. Toda la decoración es repetitiva y destinada a subrayar la magnificencia de los reyes. Isabel es simbolizada por haces de flechas que representan la unión de fuerzas y por la “Y” inicial de su nombre, en la grafía de la época. Fernando está simbolizado por la “F” y por el yugo con el lema “tanto monta”, que alude al episodio mítico del nudo gordiano, cortado por Alejandro Magno, ante la imposibilidad de desatarlo. Es una justificación de los medios utilizados, para obtener los fines perseguidos. Aquí indica la primacía de la razón de Estado sobre otras consideraciones, propia del pensamiento de Maquiavelo. No es casual que los símbolos de cada uno de los consortes empiecen con la inicial del nombre del otro. Otro espacio clave es el claustro cuadrado y de doble piso, una de las obras maestras del gótico final, dentro de la estética hispano flamenca, que combina elementos góticos y mudéjares, muy propia de Juan Guas. La longitud de sus lados con cinco vanos es justo la mitad de la nave de la iglesia. El claustro bajo, se cubre con bóveda de crucería de tipo alemán, sin que los nervios se junten en el centro, por lo tanto, sin clave. El claustro superior presenta un artesonado de madera con la típica lacería mudéjar. Las columnas, arcos y pilastras están recubiertos por motivos vegetales y animales, muchos de ellos también provistos de carga simbólica. Entre ellos aparecen figuras humanas, aisladas o formando escenas, como un niño apuñalando un águila, un mono jinete en un perro tocando la flauta, otro sentado sobre un orinal y muchas más, propias del repertorio del gusto gótico. Aunque algunos pueden proceder de la restauración del siglo XIX. Por todo el claustro están repartidas esculturas de personajes bíblicos sobre pedestales y bajo doseletes. La escalera que conduce al claustro alto presenta ya motivos renacentistas, una bóveda de media naranja, máscaras, veneras, casetones, muestras del quehacer de Alonso de Covarrubias. Llaman la atención las cadenas colgadas en los muros exteriores de la iglesia. Corresponden a los cautivos liberados en la larga campaña de Granada y se colgaron en 1494, como ex-voto y símbolo del triunfo de la fe cristiana. Completan bien la intencionada decoración del edificio. Finalmente los reyes cambiaron de idea tras la conquista de Granada y su postrer morada está en la nueva catedral de aquella capital. El convento fue prácticamente destruido en la guerra de la Independencia y se reconstruyó sólo en parte, desapareciendo el segundo claustro, según los criterios historicistas del siglo XIX, sin dejar distinción entre lo antiguo y lo restaurado, siendo el mejor ejemplo de ello las gárgolas del claustro. Datos de interés del monumento, estilo arquitectónico gótico. Información para la visita: Dirección: Calle Reyes Católicos s/n, 45002 Toledo. Teléfono: +34 925 223 802. Entrada: 1.90 €. Horario de Visitas: de lunes a Domingos y Festivos: de 10 h. a 18 h. Otra información de interés: miércoles tarde gratis sólo españoles. Acceso a minusválidos.

Hospital de Santa Cruz, la construcción del hospital se debe a la voluntad del Cardenal don Pedro González de Mendoza, acorde con el espíritu de la época. Los Reyes Católicos fundaron el hospital en Santiago de Compostela. Los hospitales medievales eran insalubres salas comunes, de reducidas dimensiones, destinados a la asistencia a transeúntes desamparados y desvalidos, así como a la recogida de niños abandonados. Las nuevas ideas de higiene, con la importancia de la limpieza, el sol y espacios bien ventilados llegaban de Italia. La novedad era la planta de cruz griega y cuatro patios cuadrados con galerías alrededor. La estructura del hospital toledano no es plenamente renacentista, sólo llega a tener dos patios y la portada que no ocupa el centro de la fachada constituye un rasgo todavía medieval. También la ornamentación de tipo plateresco está demasiado concentrada, con las ventanas que casi se sobreponen a la portada, lo cual demuestra el conocimiento de los elementos pero no su correcta distribución. La construcción modificó el entorno, abriendo una amplia explanada delante de la fachada. Los arquitectos iniciales fueron Antón y Enrique Egas, a los que sucedió Alonso de Covarrubias. El zaguán de entrada está cubierto con bóvedas góticas, mientras que los pasillos del cuerpo principal presentan bellos artesonados con casetones de madera. El crucero se abre a los dos pisos, cubierto con una bóveda de crucería de influencia musulmana, ya que sus nervios no se cruzan en el centro, y detrás de él se encontraba la capilla. Las techumbres del piso superior presentan lazos y tirantes. Destaca la gran escalera renacentista en el patio, que comunica la planta baja con la primera. Es de tres tramos, cubierta con artesonado y revestida con compleja ornamentación, con grotescos, heráldica, entre otros elementos. Datos de interés del monumento, estilo arquitectónico Gótico Siglo XVI. Información para la visita: Dirección: Calle Cervantes 3. Teléfono: +34 925 221 036. Entrada Gratuita. Horario de Visitas: de Lunes a Sábado de 10 h. a 18.30 h. Domingos: de 10 h. a 14 h.

Museo de El Greco, el edificio fue levantado a principios del siglo XX aprovechando uno anterior del siglo XVI y un palacio renacentista para reunir, en un mismo espacio, la obra dispersa del artista. El Marqués de la Vega-Inclán, fue quien adquirió estos edificios y los complementó con muebles y enseres del siglo XVI. El museo se inauguró en 1912. En su interior se encuentra parte de la obra de El Greco, de la que destacan un magnífico “apostolado”, la “Vista y plano de Toledo” y “Las lágrimas de San Pedro”. El museo se completa con cuadros de Luis Tristán, Murillo, Valdés Leal y otros artistas. Rodea el edificio una galería con azotea en el piso principal, sobre columnas de piedra de capitel jónico. Tiene dos portadas renacentistas que dan acceso al edificio; son de piedra, ladrillo y mampostería. Datos de interés del monumento, estilo arquitectónico Renacentista. Información para la visita: Dirección: Calle Samuel Leví s/n. Teléfono: +34 925 224 405. Otra información de interés: Actualmente está sometido a una profunda restauración. Los cuadros están expuestos en la Real Fundación de Toledo, Museo Victorio Macho en la exposición “Los Grecos del Museo del Greco”. Sobre el pintor griego afincado en Toledo, Domenikos Theotokopoulos, ese era su nombre, decir que es el mayor exponente del manierismo en España. De estilo muy personal, con figuras muy estilizadas hasta casi la desproporción. Sus colores son brillantes y eléctricos, casi violentos. “El entierro del Conde Orgaz” es un cuadro que no se puede dejar de ver en una visita a Toledo.

Estación de Ferrocarril, diseñado por Narciso Clavería, es inaugurada en 1920, el edificio de planta rectangular con tres cuerpos se asemeja a un antiguo palacio árabe y en la que no faltan detalles: azulejos de inspiración árabe y yeserías, bajo una armoniosa combinación de formas y materiales como ladrillo, piedra, yeso, cerámica, hierro y madera. El cuerpo central queda flanqueado por dos naves laterales, en una de las cuales se adosa la torre del reloj, que imita a las torres de las iglesias toledanas, debajo de la cual se había construido el salón real, porque Alfonso XIII acostumbraba a traer visitas oficiales a Toledo en este medio de transporte. Datos de interés del monumento, estilo arquitectónico Neomudéjar Siglo XX. Información para la visita: Dirección: Paseo Rosa s/n.

Mercado de Abastos, el actual edificio es muy típico para este tipo de construcciones de principios del siglo XX de ladrillo y estructuras de hierro y decoración con azulejos. Era emplazamiento de carnicerías y mercado y el Mesón la Fruta en la Edad Media. Ha tenido el carácter esencialmente funcional. Recientemente gran parte de su interior se ha transformado en un supermercado, quedando como muestra algunos puestos de mercado tradicionales. Datos de interés del monumento, estilo arquitectónico Racionalista Siglo XX. Información para la visita: Dirección: Plaza Mayor s/n.



No se puede dejar de lado la artesanía. Su acero, plasmado en navajas, cuchillos y espadas. Los damasquinados son obras de orfebrería en las que se va hoyando una lámina de acero y haciendo un dibujo de filigrana que después se rellena con hilo de oro.

Para los golosos, imprescindible probar sus mazapanes de herencia árabe.

Detalle del Alojamiento: Hotel Santa Isabel **. Dirección: Calle Santa Isabel 24. Teléfono: +34 925 253 120. Fax: +34 925 253 136. e-mail: santa-isabel@arrakis.es. Web: Hotel Santa Isabel. Situación: Casco Histórico. Observaciones: El establecimiento es miembro de la Asociación de Hostelería y Turismo de Toledo.

Este escrito es personal, es una recopilación de datos publicados en revistas, páginas Web, guías, libros y en mi experiencia personal. Sin ningún tipo de relación comercial con los edificios, locales u otros elementos descritos. La información se ofrece con la mejor voluntad pero si alguna persona o entidad considera que se vulnera alguno de sus derechos no tiene mas que escribir al correo que figura en esta página y se rectificará de inmediato.

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