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La Ciudad de las Abejas: el mundo apícola de la familia Morlière en Génos

Ciudad de las Abejas
La Ciudad de las Abejas en Génos, un viaje al fascinante mundo de la apicultura familiar Morlière

La historia de la Ciudad de las Abejas comienza mucho antes de que existiera como tal, allá por 1963, cuando Henri y Adèle Morlière iniciaron la aventura apícola en Muret, donde residían. En 1969, se trasladaron a Génos para aprovechar la flora melífera de los Pirineos, instalando allí 200 colmenas. Años después, en 1983, se incorpora su hijo Maurice, seguido en 1992 por su nuera Ghislaine. Ambos son los encargados de recibirnos y guiarnos en la visita de este curioso lugar.

Miel de Ruchers Sainte-Marie
En la tienda de la Ciudad de las Abejas se pueden adquirir las mieles de Ruchers Sainte-Marie

Tras el fallecimiento de los fundadores, el joven matrimonio tomó el relevo y en 2005 se sumó Cyril, su hijo, consolidando así la tercera generación de apicultores. Con ellos tres, la empresa no ha dejado de prosperar: en 2010 inauguraron una nueva mielería. Hoy, más de sesenta años después de que Henri y Adèle empezaran con 160 colmenas, la familia Morlière cuida de un millar repartido entre distintos territorios. Sus colmenas trashumantes recorren desde Génos, Bayona, Narbona, Valencia y la región de Toulouse. 

Ciudad de las Abejas
Spiraea japonica, arbusto ornamental cuyas flores atraen a las abejas

“Este museo es, ante todo, nuestra historia”, confiesa Maurice, orgulloso de un legado que hoy se abre al visitante bajo el nombre de Ciudad de las Abejas. El ecomuseo se despliega en un parque de casi una hectárea sembrado de flores melíferas y la vegetación más apreciada por las abejas como acacias, tilos, árboles frutales y un sinfín de flores silvestres que sostienen la biodiversidad del paisaje. 

Ciudad de las Abejas
Chalets temáticos y paneles explicativos guían al visitante por la apicultura tradicional y moderna

Una docena de chalets temáticos invitan a descubrir diferentes aspectos del fascinante mundo apícola, mientras los paneles explicativos ayudan a comprender la importancia de estas plantas, verdaderas aliadas de las abejas. “Queremos que quien venga aquí descubra que la miel no es otra cosa que un regalo de la naturaleza y que pueda acercarse al mundo de la apicultura a través de nuestra propia historia.”

La Vida de la Abeja 

Ciudad de las Abejas
Mapa de la Ciudad de las Abejas indicando la ubicación de los doce chalets temáticos

En el chalet temático de La Vie de l’Abeille (La Vida de la Abeja) se despliega un recorrido que condensa la esencia misma de la apicultura: desde un rudimentario extractor de miel hecho con una cesta tejida y troncos de madera hasta un apicultor encaramado en una escalera, intentando alcanzar un panal suspendido de un árbol. En una de las paredes, un mapa de la Ciudad de las Abejas muestra la ubicación de cada chalet. 

Ciudad de las Abejas
Primer coche familiar de Henri Morlière, símbolo de los humildes comienzos apícolas

También puede verse un Citroën 2CV, aquel primer coche familiar conducido por Henri Morlière, que recuerda los modestos inicios. En la pared cuelgan viejas fotografías de la familia, donde aparecen las tres generaciones: Adèle Morlière, la abuela; un joven Maurice; y Cyril de niño. También se conserva la imagen de colmenas destrozadas por un oso en mayo de 2007, un episodio que pudo haber puesto fin al sueño, y refleja la resiliencia que ha acompañado a la familia Morlière hasta hoy.

El Vídeo de la Ciudad de las Abejas 

Ciudad de las Abejas
Escenografía de un apicultor en busca de miel

En La Vidéo se proyecta un vídeo corto donde Maurice, Ghislaine y Cyril, cuentan la historia de cómo comenzó todo, acercando la historia familiar al visitante. En 1903, un conocido le pidió al padre de Maurice, Henri Morlière, construir una colmena para hacer una prueba. Como eran amigos, le sugirió fabricar dos: una para cada uno. A partir de ese gesto sencillo nació una afición que fue creciendo hasta convertirse en oficio. Con el tiempo, su padre dejó su oficio y pasó a ser apicultor profesional: llegó a tener alrededor de 150 colmenas y comenzó a vivir de ellas. 

Ciudad de las Abejas
Fotografía antigua de la familia Morlière en casa con su Citroën 2CV

Maurice recuerda que, de niño, empezó a acompañar a su padre con apenas cuatro o cinco años: subido al camión, en los trayectos en coche a los mercados, incluso junto a las colmenas. Así prendió también en él la misma pasión por el mundo de la apicultura. La actividad de su padre se mantuvo hasta alrededor de 1980; entonces fue cuando Maurice y su esposa Ghislaine tomaron el relevo. El joven matrimonio compró otra explotación y, en esa nueva etapa, pudieron seguir viviendo todos de la apicultura. 

Ciudad de las Abejas en Génos
Colmenas tradicionales de madera para preservar la memoria de la apicultura

Más tarde, Cyril, el hijo de Maurice, se subió al camión para continuar la empresa familiar. Después, en ese mismo vídeo, escuchamos el testimonio de Cyril, que hoy tiene cuarenta años y representa la tercera generación de apicultores de la familia Morlière. Cuenta que nació rodeado de colmenas y que, desde muy pequeño, acompañaba a sus padres al mercado. La apicultura se convirtió para él en algo natural, una pasión transmitida primero por su abuelo y después por su padre.

Ciudad de las Abejas en Génos
La miel es un producto natural que, tras la extracción, se filtra, sin sufrir ningún proceso especial

“Espero que dentro de otra generación alguien más continúe este camino”, afirma con convicción. La proyección continúa con una explicación sencilla del proceso: la miel no sufre transformaciones especiales. En cuanto se extrae, se filtra y se deja en decantación durante unas ocho horas; después se almacena en bidones. Hoy el trabajo cuenta con maquinaria que mejora las condiciones de los apicultores, pero la calidad del producto sigue siendo la misma desde hace tres generaciones. 

Vinagre de miel
Botellas de vinagre de miel artesanal, de la familia Morlière, disponible en su tienda

A continuación, interviene Ghislaine. Trabaja codo con codo con Cyril y Maurice y se ocupa de la comercialización: cuando ellos han terminado la extracción, ella gestiona el envasado y la venta. Durante el año acude a mercados semanales, participa en pequeñas ferias, y distribuye en tiendas de productores y pequeños comercios de Occitania. En invierno mantiene el contacto con los clientes particulares conocidos en verano y vende directamente por internet. 

Ciudad de las Abejas en Génos
Ruche de Sologne, ejemplo de colmena tradicional de paja que inspira la pasión apícola familiar

Finalmente, vuelve el turno a Maurice, quien en el vídeo comparte una reflexión cargada de futuro: “Hoy nos encontramos en un momento de relevo. Pensamos en transmitir la empresa a Cyril, pero junto con ella queremos transmitir también nuestra pasión. Una pasión que ya venía de mi padre, que coleccionaba antiguos utensilios de apicultura, y que yo continué guardando. Con Cyril decidimos dar un paso más: crear la Ciudad de las Abejas.”

Las Colmenas de Madera 

Ciudad de las Abejas en Génos
Colmenas tradicionales hechas con troncos de árbol ahuecados

En el espacio dedicado a Les Ruches en Bois (Las Colmenas de Madera) se despliega la tradición más antigua y sólida de la apicultura. Desde troncos de árbol ahuecados, de castaño o de alcornoque, hasta las ingeniosas colmenas landesas, trenzadas en castaño o construidas con planchas piramidales, el visitante descubre cómo la naturaleza misma proporcionaba los refugios para la miel. 

Ciudad de las Abejas en Génos
El Arnal fue usado desde hace más de 3.000 años hasta finales del siglo XX

Entre las piezas más singulares se encuentra la réplica exacta de un colmenar tradicional del norte de Aragón, conocido como Arnal. Se trata de una pequeña estructura en cuyo interior se conservaban colmenas horizontales de tubos de mimbre ligeramente troncocónicos, colocadas sobre travesaños de madera y cerradas con piedras. En el frontal se daba entrada a las abejas y la parte trasera era para que el apicultor pudiera inspeccionar y recolectar la miel.

El Vivero


Abejas
Uno de los enjambres del vivarium, con la Abeja Reina marcada con un punto verde

Otro de los chalets temáticos es Le Vivarium, un espacio concebido como un vivero donde se puede observar de cerca la actividad de una colmena viva, descubriendo el incesante ir y venir de las obreras y, con un poco de paciencia, incluso localizar a la majestuosa Abeja Reina. Este lugar funciona como un observatorio didáctico: las paredes transparentes permiten asomarse al interior del mundo de las abejas sin perturbarlas, mostrando la extraordinaria organización de la colonia y el papel fundamental que desempeñan en la naturaleza.

La Trashumancia apícola 

Ciudad de las Abejas en Génos
Las abejas aprovechan el día para polinizar, por eso la trashumancia se realiza de noche

En el chalet temático de La Transhumance se explica cómo se trasladan las colmenas en busca de floraciones óptimas y permitiendo a los apicultores obtener varias cosechas al año y una gran diversidad de mieles. Durante el día, las abejas están dispersas por la naturaleza polinizando y el calor hace imposible el viaje. Al caer la noche, cuando todas las abejas han regresado a la colmena, se cargan en los camiones.

Trashumancia apícola
Peugeot 202 U junto a colmenas de madera, empleado por la familia Morlière en la trashumancia

Se conduce hasta el amanecer, momento en que se deben descargar y dispersar en praderas cercanas para evitar que se asfixien. Cada camión transporta cientos de colmenas, y en cada una de ellas viaja un enjambre impresionante de cincuenta mil abejas. Si circulan de día hay que tapar la piquera de la colmena (una pequeña puerta o abertura que hay en las colmenas, para que las abejas puedan entrar o salir) o hay que poner una malla encima del camión para que no se escapen. 

Miel de Ruchers Sainte-Marie
Miel de acacia, delicada y suave, recolectada por la familia Morlière

Para que os hagáis una idea, la familia Morlière hace 25 mil kilómetros con el camión únicamente para mover colmenas. La Trashumancia apícola no es una práctica nueva: hace miles de años los egipcios ya transportaban sus colmenas en barcos por el Nilo, y estas viajaban río arriba al ritmo de la floración. En primavera las colonias se trasladan a los bosques de acacias y a los campos de lavanda, en zonas como el Gers y el Lot-et-Garonne. 

Abejas
Es esencial renovar las colmenas y hacer nuevos enjambres aprovechando el mejor clima

Cuando llega el verano, las colmenas se instalan en la montaña, donde florecen el tilo, el castaño y el brezo. Cada año en noviembre llevan sus colmenas a Gandía para que las abejas pasen el invierno. Además, como la primavera llega antes que en Génos, porque el clima es diferente, pueden empezar a trabajar dos meses antes que en Francia. Buscando el mejor clima para hacer enjambres y renovar las colmenas, la familia Morlière aprovecha y hace miel de naranjo

Ciudad de las Abejas en Génos
Fotografía antigua de la familia Morlière haciendo la trashumancia apícola con su camión Citroën HY

También trasladan las abejas a Cataluña y Aragón para la producción de miel de romero. La familia Morlière tienen un colmenar cerca de Génos, arriba en la montaña, otro a la salida de la población. Y los otros colmenares están alrededor de 40 o 50 kilómetros de la zona. Cada colmenar tiene cien colmenas en cada campo, lo que significa que la familia Morlière gestiona casi mil colmenas. 

Ciudad de las Abejas en Génos
Camión Citroën HY, protagonista de la trashumancia y símbolo de la apicultura moderna

En este espacio veremos un antiguo camión Citroën HY, protagonista de la trashumancia de las abejas y símbolo del inicio de la apicultura moderna para los Morlière. Este robusto vehículo permitió trasladar las colmenas a largas distancias, facilitando la producción de miel en distintas floraciones y haciendo posible la trashumancia nocturna que aún hoy practica la familia. El camión HY reemplazó al modesto Citroën 2CV que perteneció a Henri Morlière.

La Tienda de Miel 

Ciudad de las Abejas en Génos
Antigua máquina para elaborar caramelos de miel

Acto seguido entramos en La Boutique donde el visitante se sumerge en la tradición comercial de la familia Morlière. Una antigua máquina de elaboración de caramelos de miel, permite comprender el proceso artesanal de moldear la miel para convertirla en caramelos, mientras las fotografías en las paredes capturan la actividad en los mercados y la venta directa de tarros de los “Ruchers Sainte-Marie” cuidadosamente etiquetados. 

Ciudad de las Abejas en Génos
Tienda “Au Miel des Pyrénées”, fundada en 1919, con su cartel original

También se expone una representación histórica de una vendedora de pan de especias, evocando los sabores y aromas de los productos artesanales. El aparador y la puerta de madera de la tienda “Au Miel des Pyrénées”, casa fundada en 1919, con un detallado cartel de sus productos: Miel Surfin, cera, hidromiel, dulces y pan de jengibre, nos recuerda que algunas de estas piezas pertenecieron a una colección única del museo de Saint-Faust que la familia Morlière ha adquirido para que no se pierdan en el olvido.

La Extracción de Miel


Ciudad de las Abejas en Génos
Varias generaciones de extractores de miel

Mientras que en el chalet de L’Extraction (La Extracción) se explica el proceso de obtención de la miel y pueden verse los utensilios utilizados antiguamente y cómo la apicultura moderna se consolidó en el siglo XIX con la invención de las colmenas de cuadros, que permiten extraer la miel sin sacrificar a las abejas, a diferencia de las colmenas tradicionales. La observación de las abejas y el desarrollo de técnicas de cría de la “mosca de la miel” se remontan a la Antigüedad, pero fue a partir del siglo XVIII cuando se produjeron avances decisivos. 

Ciudad de las Abejas en Génos
Prensa tradicional para opérculos, utilizada para extraer cera de los panales de manera artesanal

Tras ahumar la colmena para calmar a las abejas, el apicultor extrae los cuadros llenos de miel madura, cubiertos por finas láminas de cera llamadas opérculos. Con una ligera brocha se retiran las abejas, y los cuadros se colocan en un extractor centrifugo, que expulsa la miel hacia las paredes del aparato. Luego se filtra y se deja decantar de dos a ocho días antes de envasarla para el consumo o la venta. Los opérculos se conservan para obtener la cera más pura, fundiéndolos al sol en un clasificador para formar bloques de cera. 

Ciudad de las Abejas en Génos
Extractor de miel casero antiguo, fabricado en metal para separar la miel de los panales

Además de la miel y la cera, los apicultores han descubierto la importancia de la cosecha de polen, otro tesoro de la colmena que completa la riqueza de la producción apícola. El polen, recolectado por las abejas en las flores y transportado en sus patas posteriores en forma de pequeñas bolitas, constituye una fuente esencial de proteínas, vitaminas y minerales, tanto para la alimentación de la colonia como para el ser humano.

La Cera de Abeja 

Ciudad de las Abejas en Génos
Fabricante de velas trabajando artesanalmente con cera de abejas

El chalet de La Cire (La Cera) está dedicado a la cera y sus usos, especialmente para la elaboración de velas. Descubrimos que hasta finales del siglo XIX, la cera era el producto más codiciado de la apicultura. Producida por las glándulas cereras de las abejas, inicialmente blanca, se tornaba amarilla y finalmente marrón con el paso del tiempo. Por ello, se exponía la cera al sol sobre grandes telas para blanquearla, antes de destinarla a usos domésticos y litúrgicos. 

Ciudad de las Abejas en Génos
Molde de velas metálicos, usado para crear velas con cera pura

La cera servía principalmente para fabricar velas y cirios, empleando técnicas como la vela hilada o la vela a cucharilla. Este material estaba reservado a los hogares acomodados y a fines religiosos: en la liturgia católica simbolizaba la pureza del cuerpo de Cristo. Incluso se creía en la virginidad de las abejas, y numerosas representaciones de la Natividad las muestran volando alrededor de la Virgen. 

Ciudad de las Abejas en Génos
Argizaiola tradicional, vela de cera utilizada en ceremonias en el occidente pirenaico

En la tradición popular, las velas de cera tenían un papel divinatorio y ceremonial, apareciendo en momentos cruciales de la vida como nacimientos, bautismos o primeras comuniones. Su uso se mantuvo especialmente en el occidente pirenaico, donde la cera era considerada un puente entre lo cotidiano y lo sagrado. En las vitrinas pueden verse varios ejemplos de Argizaiola, una tablilla de madera sobre la que se enrollaba una larga mecha de cera que se mantenía encendida sobre las tumbas en las iglesias y que había visto referenciadas en Euskadi.

Las Colmenas de Paja 

Ciudad de las Abejas en Génos
Ruche de Corrèze, colmena tradicional francesa elaborada con paja y técnicas artesanales

La paja y el centeno fueron durante siglos materiales esenciales en la apicultura tradicional. En Les Ruches en Paille (Las Colmenas de Paja) se pueden ver colmenas confeccionadas con estos recursos humildes, como la Colmena de Sologne, las Colmenas Lombard, ligeras y portátiles, de forma cilíndrica u ovalada, y las Colmenas Corrèze, más robustas y protegidas con techos de paja de centeno, que protegía a la colonia del frío y la lluvia. 

Ciudad de las Abejas en Génos
Ruche Béarnaise, colmena campesina de paja y castaño, utilizada para consumo familiar

También destaca la Ruche Béarnaise, fabricada por los propios campesinos para el consumo familiar. Estaban formadas con un armazón de castaño trenzado con clemátide, una planta trepadora silvestre de tallos largos y flexibles, perfecta para trenzar. La colmena estaba recubierta con arcilla mezclada con estiércol de vaca, lo que proporcionaba aislamiento y resistencia frente a la humedad y los cambios de temperatura. 

Ciudad de las Abejas en Génos
Las colmenas de paja fueron el modelo más extendido en Europa gracias a su bajo coste

Estas colmenas de paja, de uso estrictamente doméstico, podían variar de simples cestas a construcciones más elaboradas y se destinaban sobre todo a obtener miel como endulzante natural y cera para uso doméstico. La apicultura de cada lugar está profundamente ligada a los recursos del entorno. En la Ciudad de las Abejas veremos la diversidad de colmenas dentro del territorio francés, pero también ejemplos de colmenas africanas.

Los Ahumadores 

Ciudad de las Abejas en Génos
Chalet temático dedicado a los ahumadores en la Ciudad de las Abejas

En Les Enfumoirs, descubrimos la historia de un invento clave en la apicultura moderna: el ahumador. Su creador, Moses Quindy (1810-1875), fue uno de los primeros apicultores modernos y contribuyó significativamente al conocimiento científico de las abejas. Gracias a su invención, un ahumador con fuelle que permitía manejar las colmenas con mayor seguridad, calmando a las abejas al enmascarar las feromonas que alertan a la colonia. 

Ciudad de las Abejas en Génos
Maniquí de apicultor con traje, máscara y un ahumador de fuelle, listo para manipular colmenas

Maurice nos explica, con pasión, los secretos de su oficio, por ejemplo, para poder tocar a las abejas sin riesgo, utilizan ahumadores donde queman hierba, un método que reemplaza los antiguos combustibles como estiércol, cartón o espinas de pino. “No se puede tocar una colmena sin humo. Para los apicultores es como llamar a la puerta de la colmena”, dice. Las abejas sienten el humo, se asustan porque creen que hay un incendio, y corren a alimentarse para poder escapar con alimentos para poder formar una nueva colmena. Debido a esto, su estómago o buche melario está tan lleno y están tan ocupadas, que impide que piquen. 

Ciudad de las Abejas en Génos
Colección de ahumadores de distintas épocas y estilos

Desde su concepción, el ahumador ha evolucionado mucho: en Marruecos se fabricaba con barro cocido, mientras que hoy combina hierro, madera y cuero, e integra un fuelle, una caldera y un pico. En la Ciudad de las Abejas se pueden ver varios modelos, incluidos los de Layens, Lombard o Fourmilier, que ilustran la diversidad regional de esta herramienta. Tras la visita del apicultor, las abejas ventilan vigorosamente la colmena para purificar el aire.

Las Colmenas Modernas 

Ciudad de las Abejas en Génos
Las colmenas modernas, con cuadros móviles, permiten extraer la miel sin destruir la colmena

También hay un chalet temático dedicado a la apicultura contemporánea es el de Les Ruches Modernes, donde descubrimos la colmena italiana Tonelli, un ejemplo de cómo la apicultura ha evolucionado hacia modelos más eficientes. Esta colmena se distingue por su limpieza automática del piso, gracias a la forma ojival de su gran marco que concentra el calor de la colmena. 

Ciudad de las Abejas en Génos
La apicultura contemporánea utiliza colmenas de madera o materiales sintéticos

Los marcos respetan parcialmente la forma natural de los panales construidos por las abejas, garantizando que la colonia pueda trabajar de manera orgánica dentro de un diseño moderno. Con el tiempo, la colmena Tonelli se ha adaptado para convertirse en una colmena divisible, sustituyendo el cuerpo principal por dos alzas, facilitando así la gestión y la expansión de la colonia sin perturbar a las abejas.

Tienda de productos de Ruchers Sainte-Marie


Miel Morlière en Génos
Exterior de la tienda de la familia Morlière, ubicada junto al Ecomuseo de la Ciudad de las Abejas

Finalmente, nos vamos a ver la zona de manipulación y envasado de miel de la empresa familiar “Ruchers Sainte-Marie” donde en esos momentos están desoperculando, es decir, retirando con un cuchillo la delgada lámina de cera con la que las abejas han cubierto y sellado las celdas del panal de miel. Tenemos la suerte de ver de cerca uno de esos paneles chorreando el sabroso néctar. 

Miel Ruchers Sainte-Marie
Miel de flores de los Pirineos y miel de tilo de Ruchers Sainte-Marie

En la tienda además de ofrecerte la posibilidad de hacer una cata de miel, podrás comprar todos los productos elaborados con miel y alguna de los catorce tipos de miel que te puedes llevar a casa. Entre las mieles, encontrarás la de azahar y acacia, la intensa de brezo y castaño, la fresca de primavera y la de romero, así como variedades más singulares como la de trigo sarraceno, tilo o girasol cremoso, sin olvidar la tradicional miel en panal. 

Productos de Ruchers Sainte-Marie
Productos de miel de Ruchers Sainte-Marie disponibles en la tienda de la Ciudad de las Abejas

Para quienes buscan combinaciones creativas, la familia Morlière elabora preparados con miel y limón, albaricoque, café, frambuesa o avellana. En la tienda también podrás adquirir una botella de delicada hidromiel o vinagre aromatizado, hasta los caramelos de miel y los pasteles elaborados con el néctar de los Pirineos. También se pueden encontrar polen, jalea real, propóleo, jabones en pastilla y velas de cera de abejas.

Más información: Le Musée La Cité des Abeilles. Dirección: 31510 Génos. Se recomienda reservar las visitas a través de su web o en el teléfono: +33 (0) 561 796 804. Horario: De marzo a junio, septiembre y octubre, martes, jueves y sábados de 14 a 18 h. En julio y agosto, de lunes a sábado de 14 a 18 h. Entrada: 7 €. Web: Le Musée La Cité des Abeilles

Toda la información generada durante mi escapada a la Ciudad de las Abejas puede consultarse a través de los hashtags #pyrenees31 y #TourismeHG.

Qué más ver cerca

Prolonga la experiencia adentrándote en una ruta de senderismo por los valles y cascadas que rodean Luchon. Desde paseos tranquilos hasta itinerarios más exigentes, estas rutas permiten recorrer paisajes de montaña, praderas salpicadas de flores silvestres y descubrir cascadas y lagos.

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