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Fribourg: allende el Sarine, esconde uno de los conjuntos arquitectónicos medievales más grandes de Europa

Fribourg conserva uno de los centros medievales más grandes de Europa

Friburgo
La Ciudad medieval de Fribourg

Fribourg (Freiburg, Friburgo) es la capital del cantón suizo del mismo nombre, que se encuentra bañada por las aguas del río Sarine (Saane), afluente del río Aar (que a su vez lo es del Rin). Desde que se fundó en el año 1157 por el Duque Berthold IV de Zähringen, el río Sarine, curiosamente hace de frontera lingüística (los alemanes llaman a ese límite: Röstigraben) entre Romandía (la Suiza francesa) y la Suiza alemana. Pero las aguas del Sarine, además de ser el espejo perfecto para reflejar los rincones más hermosos de Fribourg, sirve para que en este cantón suizo convivan y se mezclen las dos culturas. Carteles en francés y alemán, población bilingüe (aunque el alemán es minoría) y gastronomía “fusión” sirven para esa coexistencia cultural. Dicen que en Fribourg se encuentra la esencia de Suiza además de conservar uno de los conjuntos arquitectónicos medievales más grandes de Europa. Se calcula que Fribourg alberga alrededor de 200 fachadas góticas, que junto a 2 km de muralla, 14 torres y 1 gran baluarte forman el conjunto de arquitectura militar medieval más importante de Suiza.

Qué ver en la capital medieval de Fribourg (Freiburg, Friburgo)


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Equilibre, Oficina de Turismo de Fribourg

Lo mejor para recorrer la ciudad suiza de Fribourg es dirigir tus pasos a Equilibre; el edificio que acoge el teatro y la Oficina de Información Turística de Fribourg en la Place Jean Tinguely 1 y que se encuentra a 150 metros de la Estación de Tren. En la Oficina de Información Turística te informarán de todo lo que te interese visitar, podrás consultar catálogos o llevártelos para que te sirvan de guía, además disponen de alquiler de audioguías por 20 CHF o de visitas guiadas por 15 CHF. Aquí también podrás adquirir la Fribourg City Card con la que podrás visitar 14 museos de la ciudad y subir al transporte público de forma gratuita (la tarjeta de 1 día cuesta 15 Francos suizos (CHF) en invierno y 20 en verano, mientras que la de 2 días cuesta 25 ó 30 CHF), además en la Oficina de Información Turística te darán un mapa de Fribourg con los lugares recomendados.

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Descenso a la Basse-Ville de Fribourg con funicular

Una de las rutas a pie para descubrir Fribourg que te propongo es la que se inicia justo aquí, en la Rue Saint Pierre. Fribourg cuenta con 11 fuentes medievales y 6 puentes de diferentes épocas que hacen más patente la frase “Fribourg: allende el Sarine”, vamos a intentar verlo todo. Nuestros pasos nos llevan hasta un pequeño Funicular que salva el desnivel de la ciudad moderna o Ciudad Alta y la Basse-Ville o Vieille-Ville (la Ciudad Baja o Ciudad Vieja). Si eres un amante de las vistas panorámicas, antes de subir en la parada de St. Pierre, continúa por la Route des Alpes y contempla el panorama. El Funicular de Fribourg fue construido en el año 1899 y está incluido en el listado de monumentos históricos, ya que en la actualidad, es el único funicular de Europa que funciona utilizando las aguas residuales de la ciudad. Antes de cada viaje, 3.000 litros de agua hacen de contrapeso para que el funicular se mueva. Precio del billete: 2,9 CHF.

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Fontaine de la Force y Escalier du Court-Chemin

A los pies de la estación del funicular Fribourg-Neuveville se encuentra la Fontaine du Sauvage. La Rue de la Neuveville nos lleva hasta la confluencia de la Escalier du Court-Chemin donde se encuentra la Fontaine de la Force; presidida por una estatua con armadura y casco, pero la Rue de la Neuveville es también una calle donde se han conservado varias casas antiguas. En el número 7, se encontraban las bodegas de la Brasserie du Cardinal donde se fabricaba la cerveza artesanal de Fribourg. En los números del 15 al 21 se conservan las casas Schemmer, Thierrin, Hubacher y Roulin. Por último, en la Rue de la Neuveville 46, se encuentra la casa Fégely o Curtiduría Deillon del siglo XX. Seguimos el descenso por Rue de la Neuveville hasta el Monument du Röstigraben y el Pont de St. Jean construido en 1746 y donde el río Sarine dibuja un caprichoso recodo fluvial.

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Eglise y Fontaine St. Jean

Tras cruzar el Puente de St. Jean encontramos el primer restaurante que os recomiendo si queréis disfrutar de la alta cocina friburguesa, el Restaurant Au Sauvage situado junto a la Fontaine St. Jean y frente a la Eglise St. Jean del siglo XIII. En el número 13 de la calle Planche-Supérieure, se encuentra un curioso edificio con los marcos de las ventanas pintados con los colores de la bandera de la ciudad: a rayas blancas y negras y que en la actualidad alberga el SBC (Servicio de bienes culturales). Continuamos por Planche-Supérieure hasta otra preciosa casa de la Ciudad Vieja que recuerda a un cobertizo medieval.

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Vistas desde Pont du Milieu

Es hora de acercarnos, a mi entender, a los rincones más bucólicos de la Ciudad Vieja de Fribourg. El Sarine vuelve a necesitar un puente para ser cruzado y nuestra visita a Fribourg vuelve a necesitar una vista panorámica donde contemplar su belleza. Disfruta de un momento de pausa contemplativa en mitad del Pont du Milieu construido en piedra en 1720 para sustituir el puente cubierto de madera de 1275. Si dispones de tiempo, baja a pisar el césped donde descansan sus arcadas de piedra y desde donde se puede fotografiar la torre de la catedral enmarcada en uno de sus arcos. Quizás puedas improvisar un picnic mientras te relajas con el sonido del agua o jugar una partida de Golf Urbano, del que te hablaré más tarde. Al otro lado del Pont du Milieu, a la derecha, se encuentra el Musée Suisse de la Marionnette y un poco más adelante la Fontaine Sainte Anne y unos baños públicos por si los necesitas.

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Pont de Berne

El puente más bonito de Fribourg es sin duda el Pont de Berne construido en madera alrededor del año 1250, es uno de los puentes más antiguos de Suiza. Este es el rincón de Fribourg que ha quedado grabado en mi memoria para siempre. El crujir de la madera, su cuidada cubierta, el color rojo de las flores, el juego de luces y sombras, el frescor del agua, atravesarlo es un cóctel de sensaciones que ha quedado memorizado en mi ADN viajero. Depende en qué época vayas a Fribourg, las calles de esta ciudad medieval estarán impregnadas de aromas florales y es que la mayoría de fuentes, algunos balcones y el Pont de Berne lucen parterres o jardineras llenas de flores.

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Porte du Gottéron

Una vez cruzado el Pont de Berne, en la primera calle a la derecha, en Rue de la Palme, encontramos la Fontaine de la Fidélité y la posibilidad de continuar ruta hacia un lado o hacia el otro. Si seguimos recto nos encontraremos con la Porte du Gottéron del siglo XIII y el Pont du Gottéron de 1950 que certifican que en la Edad Media, Fribourg era una ciudad amurallada imponente. Aunque salir por la Porte du Gottéron es abandonar la ciudad, enseguida encontrarás motivos para quedarte fuera, ya que aquí se encuentra el siguiente restaurante recomendado en mi lista: Restaurant Pinte des Trois Canards. Te lo recomiendo para coger fuerzas, disfrutar de las especialidades friburguesas y proseguir nuestra ruta de descubrimiento por Fribourg.

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Fontaine de la Fidélité

Deshacemos el camino andado hasta la Fontaine de la Fidélité o si no lo hemos hecho, dejamos el Pont de Berne a nuestra izquierda y subimos por la Rue des Forgerons hasta encontrar la Porte de Berne del siglo XIII y la Tour des Chats del siglo XIV. El ascenso por la Route des Neigles nos lleva hasta el Pont de Zähringen construido en 1924 y que sustituyó al puente colgante más largo del mundo de su época, construido en 1834.

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Vistas desde el Pont de Zähringen

Desde el Pont de Zähringen podemos contemplar otra vista panorámica distinta de Fribourg, mucho más rural y que permite darte cuenta que la ciudad está rodeada de naturaleza. 14 paneles informativos instalados a lo largo del puente, que permiten ampliar la información histórica de Fribourg gracias a la realidad aumentada. Puedes descargarte la app de Fribourg Tourisme AR en tu smartphone antes de emprender viaje. Tras cruzar el puente y girar a la derecha por la Rue du Pont-Suspendu encontraremos un baño público y la parte trasera de la Catedral de Fribourg donde se encuentra la Fontaine de la Vaillance.

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Cathédrale St. Nicolas de Myre

La Cathédrale St. Nicolas de Myre fue construida entre 1283 y 1490 y está presidida por una monumental torre de 74 metros de altura, con una escalera interior de 368 escalones que llevan a la cima. El ascenso es imprescindible si se quiere contemplar la vista panorámica y los Prealpes, aunque está disponible sólo entre el 1 de abril y el 31 de octubre (Entrada 3.5 CHF). El templo alberga 13 campanas que realizan el toque de queda cada día a las 22:15 h. La catedral mezcla varios estilos: el gótico en la nave, sillería, fuente bautismal, púlpito y santo sepulcro y el estilo barroco en la cabecera y la bóveda del coro, así como en el órgano de Sebald Manderscheidt y las 6 capillas ubicadas en los contrafuertes. Conserva una rica decoración con vidrieras art nouveau creadas entre 1896 y 1936 por el artista polaco Jósef Mehoffer y vidrieras de Alfred Manessier más modernas creadas entre 1976 y 1988. Todos los miércoles de julio y agosto de 12:30 a 13 h. se organizan conciertos de órgano gratuitos, aunque se pide la voluntad. El primer sábado de diciembre tiene lugar una importante procesión con la figura de San Nicolás subida en un burro y que congrega a unos 25.000 friburgueses que celebran así la Festividad de San Nicolás del 6 de diciembre.

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Miss Ville de Fribourg de François Haenggeli y La Grande Lune de Niki de Saint Phalle

A la salida de la visita a la catedral, debemos volver a elegir el rumbo de nuestra ruta. Hacia delante por la Rue de Morat encontramos: la Fontaine Samson, la Basilique Notre Dame del siglo XII y el Espace Jean Tinguely y Niki de Saint Phalle. En la Place de Notre-Dame 14-16 un antiguo granero alberga en la actualidad el Musée Gutenberg. Seguimos hacia la Eglise y Couvent des Cordeliers fundados en 1256, la iglesia franciscana conserva un importante interior medieval. Justo enfrente podemos ver una nueva fuente; la Fontaine de Notre Dame du Rosaire y si seguimos subiendo por la Rue de Morat en el número 12 encontraremos el Hôtel Ratzé un palacio del siglo XVI (único edificio de estilo renacentista de Fribourg) que en la actualidad alberga el Musée d'Art et d'Histoire. Nos queda descubrir La Grande Lune de la artista Niki de Saint Phalle, el Couvent de la Visitation del siglo XII, el Couvent des Capucins del siglo XIII, la Porte de Morat del siglo XIII y la Tour des Rasoirs del siglo XV.

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Vistas desde la Chapelle de Lorette, al fondo a la derecha puede verse el Pont de la Poya

Junto a la Porte de Morat se encuentra nuestro hotel en Fribourg: el Hotel Art Déco Aux Remparts, donde podemos hacer un descanso. A esta misma altura, siguiendo el Sentier du Stand hasta la Passerelle des Neigles podemos contemplar el último puente construido en Fribourg: el Pont de la Poya; un puente colgante de estilo contemporáneo inaugurado en el año 2014 que mide 851 m de largo, 20 m de ancho y 70 m de altura y que se ha convertido en el puente colgante más largo de Suiza. Si nos queremos ahorrar este último kilómetro de recorrido comprendido entre la Catedral y la pasarela, podemos continuar ruta desde los pies de la catedral hacia la Rue du Pont-Muré 16-18, donde se encuentra la Maison Gendre y el Café du Gothard; un local que te recomiendo para probar la Fondue Vacherin o la Fondue moitié-moitié.

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Hôtel de Ville de Fribourg

Justo enfrente, en la Place des Ormeaux (que dispone de baños públicos) se alza el Monument du Père Girard y se encuentra la Cantina del Mulino; una tienda de vinos donde se puede comprar vino de Fribourg. Si tenéis ocasión probar el vino blanco Chasselas. Si dejamos la catedral a nuestra izquierda y a nuestras espaldas, encontraremos otro de los rincones imprescindibles de Fribourg; el que forman la Fontaine de St. Georges y el Hôtel de Ville (Ayuntamiento) de estilo gótico tardío.

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Mercado semanal de comida y flores

En este espacio comprendido entre la Place de l'Hôtel-de-Ville y la Grand Rue se instala los sábados por la mañana el mercado semanal donde se puede comprar flores, fruta, pan, quesos, embutidos, dulces y algún plato caliente. Si por desgracia no es día u hora de mercado, podrás disfrutar de los edificios antiguos que se conservan en la Grand Rue, como por ejemplo: en el número 12B se encuentra la antigua casa del orfebre Nicolas de Dickasberg que luego se convirtió en la Farmacia Muller. En el número 14 se ubica la Maison Reyff de Cugy y en Grand Rue 36 el Café du Belvédère cuya terraza es conocida por todos los habitantes de Fribourg que quieren disfrutar de las vistas espectaculares de la Ciudad Vieja. Frecuentado por treintañeros y estudiantes, el Café du Belvédère presume de tener muy buen ambiente y gran variedad de cervezas. En la Grand Rue 68 se encuentra la antigua Maison de Castella.

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Rue des Epouses

En una travesía de la Grand Rue, se encuentra la Rue des Epouses donde se eleva un cartel en forma de pareja ataviada con trajes típicos que por delante reza en francés: “Voici la rue des Epouses fidèles et aussi le coin des Maris modèles” algo así como: "Aquí está la calle de las esposas fieles y también la esquina de los maridos modélicos. Mientras que en el otro lado, por la espalda el cartel dice en alemán: "Hüt Freu di Hochzitter, du guete Ma, Morn het am End D'frau Scho dini Hose a" algo así como: “Recién casado, eres hoy feliz, pero mañana puede ser que tu esposa lleve los pantalones”.

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Junto a la Rue la Grand Fontaine se obtiene estas vistas del Ayuntamiento de Fribourg

Si queremos seguir descubriendo los tesoros arquitectónicos y los rincones de Fribourg, en la Place de l'Hôtel-de-Ville 1 encontramos la antigua Maison d'Alt y en la Route des Alpes 2-4 la antigua Maison de Schaller. Podemos seguir ruta bajando por la Rue la Grand Fontaine, en el número 31 se encuentra la Maison des peintres Hacoult y en el 36 un viejo templo masónico y la Chapelle de la Sainte-Famille llamada Grotte de Nazareth. Al final de la calle nos volvemos a encontrar a los pies de la estación del funicular Fribourg-Neuveville que podemos utilizar para subir hasta la Place Georges-Python

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Fribourg tiene deliciosas especialidades gastronómicas

En la Place Georges-Python  se instala todos los miércoles por la mañana un mercado semanal donde se puede comprar comida o flores. El espacio sirve además para organizar el Festival Les Georges de música en julio o el Festival de la Cerveza en septiembre. Nos encontramos cerca de la Rue de Romont donde se concentra el tejido comercial y lugares de ocio de Fribourg, aquí dispones de varias terrazas, cines, centros comerciales e incluso una bolera. Al final de la calle topamos con el lugar donde empezó nuestra ruta, el edificio Equilibre; magnífico nombre para un edificio que parece aguantar el equilibrio.

Si vas a viajar hasta Fribourg quizás te interese esta lista de restaurantes donde comer en Fribourg para saborear su gastronomía: Tesoros culinarios y gastronomía de Fribourg.

Todo el material generado en Redes Sociales sobre este viaje puede consultarse con el hashtag #ENAMORADOSdeSUIZA y #FribourgRegion. Agradecer a la Oficina de Turismo de la Región de Fribourg que me invitaran a descubrir su cantón suizo.

Escapada DETOX en Friburgo: La llamada de la Naturaleza Suiza


Suiza
Vista desde el Castillo de Gruyères

La Madre Naturaleza en la región suiza de Friburgo, llama a sus estresados hijos e hiperconectadas hijas, a volver a la autenticidad de las sensaciones, como cuando éramos niños. La Naturaleza ha sido generosa en Suiza y está pensada para que camines descalzo por los inmensos pastos alpinos. Pastos cubiertos de una alfombra tupida color verde salpicada de miles de flores con las que se alimentan en verano todos los rebaños de vacas.

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Vacas pastando en el Moléson

No podemos tomar a la ligera esta combinación de elementos: hierba, flores, buen tiempo y vacas, pues la ingesta de la enorme variedad floral por parte de las rumiantes lecheras, dará una leche que en invierno no acontece. Esta “leche de verano suizo” producirá un queso de temporada que se apellida “d’Alpage” (de montaña). Así que, si tienes la oportunidad de conocer Suiza en época de buen tiempo (de mayo a octubre), cuando sus vacas producen la mejor leche ¡rica en omega3!, también te aseguras de probar las diferentes clases de quesos d’Alpage que no encontrarás en invierno.

Suiza
La Maison du Gruyère

El queso Gruyère está considerado el rey de los quesos, o al menos, eso es lo que dicen los suizos. Su receta ancestral se transmite de generación en generación y se elabora con leche cruda, desde hace ya ¡9 siglos! Lo que muy poca gente sabe, es que el Gruyère es un queso sin lactosa ideal para aquellos que tienen intolerancia. En la ciudad suiza de Gruyères se encuentra La Maison du Gruyère donde se puede conocer la historia y la elaboración de este queso, así como ver en funcionamiento su quesería, todos los días del año. Las visitas (de entre 30 y 45 minutos de duración) se pueden realizar acompañados de una audioguía gratuita, disponible en 13 idiomas (incluido el español). En la tienda de La Maison du Gruyère podrás probar las diferentes variedades AOP de quesos que aquí se fabrican, comprarlos o comer en el restaurante el menú del día que cuesta 18.50 CHF (1 Franco suizo CHF equivale a 0,87 € aproximadamente).

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Buvette d’Alpage du Gros-Plané

Uno de los lugares recomendables para comer un buen surtido de quesos suizos es en la Buvette d’Alpage du Gros-Plané un restaurante ubicado en una auténtica quesería de los Prealpes construida en 1922 y que es una de las “Buvette” (pequeño establecimiento donde se sirven bebidas y comidas ligeras) más antiguas de la región de Friburgo. 4 generaciones de la familia Progin han regentado este local y elaborado sus propios quesos de forma artesanal en un entorno de auténtica naturaleza y ¡con el olor penetrante a vacas y pasto! Si te molesta el olor a vaquería es mejor que no te acerques a este lugar, pero te perderás el Vacherin, el Gruyère y el Sérac más deliciosos de Suiza.

Casa en Gruyères

Te sugiero que contemples las montañas desde el porche de madera, de una cabaña suiza y te olvides del ruido e incluso de las palabras, porque lo que verdaderamente importa es la rugosidad de la corteza de los árboles, el frescor del agua que recorre los riachuelos, el olor que se deprende de las chimeneas de las cocinas y aquel tintineo lejano de los cencerros del ganado, que se repite como un mantra y que deja los sentidos extasiados de paz. Respirar el aire puro que impregna el ambiente, es como si pudieras abrazarte a una nube de oxígeno puro ¡con carga de energía positiva extra!


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Alpes y Lago de Ginebra

Un retiro del alma, una llamada salvaje e infantil que invita a corretear como si fuéramos niños, despreocupados de todo lo que no está presente en ese preciso momento. Reírnos con las cosquillas que producen miles de mariposas en la palma de la mano. Alejarse de las carreteras en busca del silencio del paisaje montañoso, para escuchar a sus habitantes o, el ulular de las aves nocturnas.

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Cabras en la cima del Moléson

Desintoxicación urbana en la región de Friburgo, pero también desconexión. Pisar Suiza es pisar la Casa de Heidi, es tumbarse en la hierba e imaginarte formas dibujadas en las nubes. Pisar Suiza es observar y seguir a hurtadillas a una simpática cabra en la cima del Moléson, hasta que alguien un poco más adulto que nosotros, te llama para ir a comer o a atender en las tareas de la granja.

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Casa en Gruyères

¿Por qué no? Por un momento deseo hundir mis manos en una masa de pan de centeno, cuya receta permite que el pan se conserve durante 3 años: el Walliser Roggenbrot ¡es un pan qué tiene mucha miga! Quiero quedarme con esa sensación de cosquilleo en la nariz al moler la harina fina de maíz del Valle de Galtern y fabricar mi propio queso Gruyère d’Alpage a los pies del Monte Moléson para llevarme a casa un pedacito de gastronomía, saber hacer y tradición suiza.

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Ascensión en funicular a la cima del Moléson

Moléson-Sur-Gruyéres sirve de puerta de entrada al símbolo prealpino de la región de Friburgo: el Moléson (un gigante de 2.002 metros de altura que acoge la estación de esquí más importante de la zona). El ascenso al Moléson se realiza en dos tiempos gracias a un funicular y un teleférico que permiten contemplar un hermoso paisaje de rocas y agua, y es que desde la cima del Moléson, es posible contemplar los Alpes y el Lago de Ginebra. El precio del Forfait completo cuesta 30 CHF.

Suiza
Teleférico en la cima del Moléson

Quizás mi regreso a la infancia perdure un poco más y sólo tenga que sacar el adulto en la región de Friburgo, para probar la antigua bebida prohibida: la absenta. Dicen que la absenta tiene propiedades medicinales debido a sus 3 principales ingredientes: el ajenjo, el anís y el hinojo. La historia de la absenta también está vinculada a la liberación de la mujer del siglo XIX, de una manera u otra, las señoras tenían permiso para beberla, gracias al color blanco discreto y respetable de la bebida. ¡Yo también quiero liberarme en Suiza!

Praz
Viñedos del Monte Vully

La ventaja de ser adulto, en mayor o menor medida, es que puedes descubrir uno de los viñedos más pequeños de Suiza ubicados junto al Lago Murten y probar los diferentes vinos que elaboran los 24 viñedos del Monte Vully. Si quieres probar vinos como el Freiburger, Traminer, Riesling Sylvana o Chasselas puedes hacer una cata y visita en diferentes bodegas. Yo me enamoré del Chasselas y el Pinoit gris en la Cave du Vieux de Praz.

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Lago de Montsalvens en Broc

Me escapo de las tareas diarias en la granja para descalzarme de nuevo ¡qué manía! Necesito la caricia de los prados verdes suizos llenos de margaritas. Dicen que en la región prealpina de Friburgo hay magníficos senderos para senderistas, ciclistas, alpinistas y amantes de la naturaleza en general. Además de perderse por senderos rodeados de hierba, en Alp Tsermont encontrarás tal cantidad de hierbas medicinales y flores, que las vacas de aquí producen la mejor leche para la elaboración de quesos. Unos quesos ricos en ácidos grasos omega3 y que se conservan, sorprendentemente, aunque el queso se caliente en una deliciosa fondue o el queso permanezca mucho tiempo almacenado.

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Concierto de Cuernos de los Alpes en Moléson-Sur-Gruyéres

Desde bien temprano de la mañana, en Alp Tsermont, resuena la actividad de las queserías como si fuera una melodía, un concierto a 1.500 metros de altitud con el aforo completo de enormes vacas ¡vacas suizas!. Vuelvo corriendo con los zapatos en la mano con el caprichoso deseo de ordeñar una de esas vacas blancas con manchas negras ¿o son vacas negras con manchas blancas? Deseo lavarme las manos en uno de esos riachuelos suizos bordeados de flores y de hierba fresca y esperar mi turno en un taburete de madera mientras miro hacia el trintsâbyo; una estancia donde se encuentra un caldero de cobre con capacidad de 800 litros de leche y que pende situado sobre un fuego de leña, listo para elaborar queso.

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Prealpes y Lago de la Gruyère desde el Restaurante Romantik Hôtel Le Vignier

Mis recuerdos me llevan al tazón de leche que te deja un bigote pintado de color blanco y la maravillosa Double Crème que aquí en Suiza es como una institución. Puedes comerla a cucharadas directamente desde los boles de madera donde la sirven, ponerte Double Crème en el café, hacerte una rebanada de pan con una loncha de queso Gruyère, mermelada casera y Double Crème para desayunar, cubrir los deliciosos “Meringue de Gruyères” (merengues ligeros y con la perfecta dosis de dulzor) o rociarla encima de los helados, créeme, la Double Crème en Suiza está por todas partes. La mejor Double Crème que probé en este viaje se encuentra en el Restaurante Romantik Hôtel Le Vignier que además de ofrecer unas maravillosas vistas de los Prealpes y el Lago de la Gruyère, por 10 CHF tienen los mejores “Meringues et crème de la Gruyère”.

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Fondue Moitié-Moitié y Fribourgeoise en Buvette d’Alpage Chez Boudji

Tras la dura jornada laboral suiza (¿y para qué negarlo?, incluso divertida) llega el momento apaciguante de la cena ¡y no de cualquier comilona! si no de la maravillosa Fondue que brota de la olla caquelon frotada con un diente de ajo y donde se funde una mezcla de 50% queso Gruyère y 50% queso Vacherin, mezclados con un aromático vino blanco. A esa mezcla se conoce con el nombre de “Fondue Moitié-Moitié” (mitad y mitad), aunque en la Región de Friburgo la auténtica fondue es la de 100% queso Vacherin y se conoce con el nombre de Fribourgeoise. Nos encontramos en Buvette d'Alpage Chez Boudji (Broc), una Buvette donde nos recomiendan no beber nada que lleve burbujas mientras comemos la fondue y nada de agua durante la hora y media después de haber comido, para evitar que la fondue se vuelva indigesta. ¡Así que toca beber mucho vino suizo!

La cena se ralentiza a medida que removemos lentamente la mezcla con nuestro taco de pan atravesado en un pincho largo y estrecho. Siempre en la misma dirección para no perder el trozo de pan o de patata hervida, mezclamos el queso hasta dejarlo cremoso y vigilando a nuestros compañeros de mesa, pues el que pierda dentro de la fondue el contenido de su pincho, deberá pagar la fondue de todos.

Suiza
Castillo de Gruyères

Sólo queda sumergirnos en un profundo sueño reparador, al estilo de las marmotas que se encuentran en los valles alpinos de Suiza.
-          Señorita, señorita, despierte. Estamos llegando a Suiza.
-          ¿Cómo dice?
-          El vuelo que salió hace 1 hora y 40 minutos de Barcelona está llegando al aeropuerto de Zúrich.


La azafata de Swiss me despierta de mi sueño. Desde el aeropuerto de Zúrich abordaré un tren de los Ferrocarriles Suizos SBB y pondré rumbo a la ciudad de Friburgo, pero esa es otra aventura que os contaré más adelante.

Toda la información generada en redes sociales durante este viaje puede consultarse a través del hashtag #ENAMORADOSdeSUIZA y #FribourgRegion. Agradecer a Elena Affeltranger y a Maria Muniz de Friburgo Región la invitación a este viaje de prensa para descubrir un pedacito de Suiza.

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