Arantzazu: joya de la arquitectura religiosa moderna

No importa las catedrales góticas, iglesias románicas, basílicas barrocas, parroquias, ermitas o capillas que hayas visitado, porque hasta que no veas el Santuario de Arantzazu, no podrás afirmar que has visto todos los estilos de templos cristianos. Si vas a Arantzazu disfrutarás de la arquitectura, el paisaje y la espiritualidad de este lugar excepcional del País Vasco.

Naturaleza del Santuario de Arantzazu

Euskadi
Una carretera serpenteante por bellos paisajes sirve de acceso al Santuario de Arantzazu

Situado en un abrupto cañón de la Sierra de Aizkorri, rodeado de un paisaje kárstico espectacular formado por las cañadas del monte Aloña, se levanta esta sorprendente joya de la arquitectura religiosa vasca que, como todo edificio adelantado a su tiempo, rompió con las reglas establecidas. Como cualquier otro santuario, Arantzazu también cuenta con su leyenda milagrosa que se remonta a 1468, cuando un pastor, Rodrigo de Baltzategui, encontró una imagen de la Virgen María sobre un espino albar (arantzazu en euskera significa “lugar de espinos”) y que hoy es la patrona de Gipuzkoa.

Exterior del Santuario de Arantzazu

Santuario de Arantzazu
Las puntas de diamante en piedra son el sello característico de Arantzazu

Para muchos creyentes, el Santuario de Arantzazu es el centro de devoción mariana más importante de Euskadi y sigue siendo como antaño, lugar de peregrinación, de ahí que los espacios presuman de grandes dimensiones, para acoger a cientos de peregrinos. Nada queda de la primera edificación de finales del siglo XV, del edificio que visitó Iñigo López de Loyola en 1522 antes de fundar la Compañía de Jesús o de las sucesivas reconstrucciones y reformas realizadas a causa de los 3 graves incendios sufridos en 1553, 1662 y 1834.

Santuario de Arantzazu
La Piedad en lo alto de la fachada, mira al cielo buscando respuestas

Este lugar de peregrinación y veneración de la Virgen ha estado durante 6 siglos custodiado por los frailes franciscanos. Nada hacía presagiar que se convertiría en un modernísimo templo capaz de reunir a los mejores artistas vascos de mediados del siglo XX y cuyo estilo vanguardista generó una gran polémica. Con todo, y algún otro cambio en el diseño y la prohibición de la Diócesis de Donostia, el conocido como “laboratorio de las artes” celebró la primera misa, en el verano de 1955. En ese momento, el edificio carecía de adornos y de los diseños innovadores que la Iglesia no permitió efectuar. No fue hasta 1968 que se obró el milagro y se levantó la prohibición del proyecto, pudiendo reunir a los artistas que quedaban vivos para acabar el nuevo Santuario de Arantzazu.

Santuario de Arantzazu
Las escaleras de Arantzazu son un símbolo de ascensión hacía la luz

Unas escaleras descienden hasta la entrada principal, como si el templo emergiera de las mismísimas entrañas de la tierra. Destacan las torres y la fachada de piedra tallada en punta de diamante; son obra de los arquitectos Francisco Javier Sáenz de Oiza y Luis Laorga. Los picos simbolizan el espino donde fue encontrada la Virgen y provocan que el edificio se vea diferente según la hora del día y la incidencia solar y las sombras que se dibujan en las puntas.

Santuario de Arantzazu
El apóstol sin ojos representa al peregrino que los cierra para rezar

Las esculturas de La Piedad (sin manto, ni adornos, con el rostro en forma de corazón y su hijo muerto, no en sus brazos, si no tendido en el suelo) y los Catorce Apóstoles situados a la entrada principal del templo, fueron realizados por Jorge Oteiza en piedra gris de Markina. Los apóstoles miden 3 metros de altura y el conjunto unos 12 metros de ancho. Cada uno de ellos muestra una expresión humana: desesperación, petición de ayuda, y depende desde que ángulo se observen y la distancia, ofrecen nuevas líneas de expresión. Oteiza quiso simbolizar la Salvación y trató de humanizar la piedra dotándola de una gran dosis de espiritualidad y creo que lo consiguió.

Santuario de Arantzazu
Chillida representó la probreza y la austeridad en las puertas de hierro de la entrada

Las 4 soberbias puertas de hierro, oxidadas artificialmente, son obra de Eduardo Chillida. El gran portal fue realizado con láminas de hierro superpuestas (algunas procedentes de deshechos) y con la mínima decoración para permitir el acceso rápidamente al interior de la iglesia sin distracción alguna. Aunque si te fijas bien, podrás encontrar la forma del sol, la luna, varios espinos y cruces. Chillida quiso representar la austeridad y la pobreza que rige la vida de los monjes franciscanos. 

Interior del Santuario de Arantzazu

Santuario de Arantzazu
Las vidrieras de Arantzazu consiguen dotar el interior de una luz especial

La nave interior de planta de cruz latina fue ideada por Sáenz de Oiza y Luis Laorga imitando a una gran ermita de montaña recubierta de piedra y madera donde hay quietud y penumbra. El techo cubierto de madera en forma de un barco invertido le confiere una buena sonoridad musical. En el crucero se encuentran las 8 vidrieras diseñadas por Fray Javier Álvarez de Eulate en estilo abstracto. Predominan los azules, verdes y violetas con algún toque de rojos que tratan de representar el paisaje montañoso de Arantzazu y sus espinos. 

Santuario de Arantzazu
El Altar Mayor es uno de los elementos que más destaca en el interior

En el Altar Mayor se encuentra la pequeña talla de la Virgen de Arantzazu presidiendo un enorme mural-retablo del pintor madrileño Lucio Muñoz. En los 622 m2 de madera labrada y policromada se imita el paisaje original de la Sierra de Aizkorri. Los frescos de la cripta fueron pintados por Néstor Basterretxea, aunque no con el primer diseño que fue desestimado por incluir 2 mujeres desnudas, si no con un proyecto creado en 1983 donde predomina la abstracción geométrica y la explosión de color. En ellos se narran relatos de la Creación y la historia de la evolución humana y su relación con la religión.

Santuario de Arantzazu
Tras pasar el coro, la nave se agranda visualmente

El Santuario de Arantzazu es mucho más que el ingenio de grandes artistas vascos, es un templo lleno de simbología que ofrece al observador el camino para salir de la oscuridad de las posesiones terrenales y llegar hasta la luz celestial donde nos espera la Virgen. No olvides recorrer la parte trasera del edificio, donde verás los muros de estilo neorrománico de 1920 y la pared rocosa en la que se inspiró Muñoz para crear el altar.

Santuario de Arantzazu
Diversas rutas de senderismo parten desde este punto

La vez que lo visité, me quedé a comer el menú semanal de 15 € del Hotel Santuario de Arantzazu que se encuentra allí mismo. Desde aquí parten varios pequeños senderos (PR-GI 3001), incluso accesibles con varios desniveles de dificultad y distancias, para descubrir, por ejemplo, los caminos de contrabandistas (PR-GI 3004), la senda de Urbia (PR-GI 3006) o el camino escondido de Arantzazu (PR-GI 3005).

Más informaciónSantuario de Arantzazu. Dirección: Arantzazu Auzoa 5, 20560 Oñati (Gipuzkoa). Teléfono: 943 78 09 51. Entrada: gratuita. Web: Santuario de Arantzazu.

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