A menudo en mi vida
observo como la cantidad prima sobre la calidad. En un mundo donde
escasea el talento, el sentido común y los mecenas, los que ganan
terreno son el volumen, la masa y la suma.
Hoy quiero empezar una
sección más o menos periódica de recomendaciones, pero al
contrario de mis otras entradas dedicadas a descubrir lugares
recomendables para visitar, la de hoy trata de ser un homenaje al
trabajo bien hecho. Ya va siendo hora de que
la calidad prime sobre la cantidad.
El pasado sábado fui
invitada por una buena amiga a comer en un restaurante de desayunos
caseros, de esos que se llaman desayunos de
tenedor. El tiempo era desapacible y apetecía un lugar
rústico al lado de una gran chimenea.
Gracias a otra
recomendación de una persona de confianza, acabamos entrando en el
Bar Restaurante Parada, situado en
Terrassa; mi ciudad natal. El local es de aquellos que mejoran
a medida que vas entrando, de fachada sencilla, urbanita, pasa
desapercibida a los ojos del desconocido. En un primer momento,
encuentras una barra bastante larga a un lado y mesas al otro con un
pasillo central que acaba en una cocina abierta con la parrilla de
hacer cocina a la brasa y un acceso al comedor
principal.
Nada más entrar te das
cuenta que los clientes son algo más, los trabajadores del local
hablan animadamente con los clientes y los despiden como si fueran
una familia lejana que ha pasado un rato en tu casa. El dueño está
frente al corazón del establecimiento: la parrilla desde donde salen
carnes a la brasa, verduras y los productos que componen su menú
diario, los platos combinados, los
desayunos de madrugada y las
tapas.
En la cocina hay mujeres
con caras sonrientes que diligentemente atienden los pedidos de los
camareros que se convierten en maîtres y demuestran grandes
dosis de profesionalidad. Atienden con simpatía, buen humor, rapidez
y aconsejan sobre “el buen comer y el buen beber”.
Alimentos de buena
calidad, raciones generosas, cocina casera, ambiente agradable y
trato amigable, son demasiadas razones para no recomendar este lugar.
Siento no ser crítica gastronómica y no contar tampoco en ese
momento con mi equipo fotográfico, pero son dos detalles
insignificantes que tenéis que pasar por alto esta vez, frente a
esta personal y cariñosa recomendación culinaria.
Gracias al equipo de
profesionales de la Parada y a su dueño Carlos (que
seguro que le gusta saber que he dicho que es de Cádiz) por hacer de
un encuentro con amigos una experiencia para recordar. ¡Volveremos
seguro!
Más
información: Dirección: Carretera de
Olesa 244, 08224 Terrassa (Barcelona).
Teléfono: 93 788 10 21. Horario: abierto de lunes a sábado a partir
de las 4:30 de la madrugada.
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