Alguna vez os habéis
preguntado: ¿cuántas veces habré subido a un avión?
Hay quien no soporta
volar y otros, disfrutamos como niños con la sensación del
despegue. Cada uno de los 186 vuelos que he
realizado, ha sido diferente. Aquí os cuento algunas de las
anécdotas vividas en mis primeros vuelos:
Compañeros de
asiento peculiares
En mi segundo vuelo
intercontinental, de São Paulo (Brasil) a Barcelona, tuve de
compañero a un hombre de larga melena pelirroja que viajaba con
indumentaria típica escocesa. Llevaba un vistoso kilt de
cuadros color verde, unos calcetines negros con pompones e incluso un
sporran (una especie de bolsa-monedero colgada al cinturón) de cuero negro. Después
de 19 años viajando, no he coincidido con nadie tan peculiar como
aquel escocés.
Mi primera
metralleta y el Duty Free más exclusivo
Aterrizar en el
Aeropuerto de Bahrain (Golfo Pérsico), en muchos sentidos es ¡toda una experiencia!. El vuelo Barcelona a
Bangkok hacía escala allí por la noche, y eso me permitió ver a
través de las ventanilla a Durrat Al Bahrain;
una isla artificial en forma de media luna que iluminada por la noche
y desde el aire, se asemeja a un espejismo en el desierto. Cuando
llegas al Duty Free de Bahrein te das cuenta de que vives en otro mundo, jeques árabes, soldados
con metralletas y todo el lujo que puedas imaginar, inalcanzable para
la mayoría.
Sobrevolando una
tormenta de arena
El vuelo desde Aswan
hasta Abu Simbel en Egipto fue corto; igual que la visibilidad del
piloto. Durante los escasos 45 minutos que duró el trayecto, el
cielo se volvió de color vainilla y me acordé mucho de las palabras
del guía, cuando estando en tierra nos dijo: "En Abu Simbel hay una
tormenta de arena y nos retrasan el vuelo, voy a ver si puedo cambiar
los billetes con otra compañía que no tenga unas normas de
seguridad tan estrictas". Afortunadamente sigo aquí ;)
Servicio exclusivo
Algunas compañías
aéreas se toman la puntualidad muy seriamente, tanto es así que en
un vuelo Barcelona-Ankara, Lufthansa vino a recogernos con un coche a pie de
pista, en el Aeropuerto de Múnich donde hacíamos escala, para llevarnos
al avión que continuaba hacia Turquía. La carrera y las luces de
emergencia debieron extrañar a los pasajeros que esperaban sentados
contemplando la escena. Finalmente llegamos a nuestro destino a la
hora prevista.
Mi última anécdota viajera en un
vuelo, fue con Canaryfly, el comandante nos saludó por megafonía.