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El Château Capitoul es un lugar donde el lujo se combina con la autenticidad de una finca vinícola |
En el corazón del Languedoc, muy cerca de Narbonne, se encuentra el Château Capitoul, una finca vinícola milenaria que combina historia, naturaleza y lujo contemporáneo. Rodeado de viñedos centenarios, lagunas de flamencos y los imponentes acantilados del macizo de La Clape, el castillo y su aldea de villas ofrecen un refugio único para quienes buscan una escapada de lujo que une confort, gastronomía de primer nivel y una conexión directa con la naturaleza.
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Horizontes verde y azules en Château Capitoul |
Desde el cuidado de sus jardines mediterráneos hasta la exquisitez de su bodega y restaurantes, cada rincón de Château Capitoul refleja la pasión de sus propietarios por la historia, la viticultura y la sostenibilidad. En este artículo, comparto mi experiencia recorriendo sus espacios, explorando sus villas, disfrutando de la piscina infinita, degustando los sabores de su restaurante a la parrilla Asado, y descubriendo la riqueza de su bodega y tienda de vinos.
Historia del Château Capitoul
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Vista desde el castillo, con los viñedos extendiéndose hasta el horizonte |
La historia del vino en el Languedoc se remonta muy atrás en el tiempo. Introducida por los griegos en el siglo V a. C. y desarrollada por los romanos tras la fundación de la Colonia Narbo Martius (Narbonne) en el 118 a. C., la viticultura convirtió a esta región en una de las más prósperas de la Galia. Desde la Colonia Narbo Martius partían barcos cargados de vino, miel y otros productos hacia todo el Imperio Romano.
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Dos de las villas frente a la piscina, integradas en el paisaje mediterráneo |
En aquella época, La Clape era una península que se adentraba en el Mediterráneo, salpicada de lagos, de ahí su antiguo nombre de Insula Lacquis. Se cree que los primeros viñedos de la zona surgieron gracias a los legionarios a quienes César recompensaba con tierras fértiles tras sus victorias. La primera mención documentada de la finca como productora de vino aparece en un pergamino latino del 26 de mayo de 1324, lo que confirma la longevidad de esta tradición.
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Salón de la villa nº 21, con acceso directo a la terraza |
Durante siglos, el vino estuvo estrechamente ligado al poder de monasterios y órdenes religiosas, esenciales tanto para la economía como para la liturgia. En el siglo XV, Capitoul pasó a ser propiedad de los canónigos de la Catedral de San Justo, visible desde las ventanas del castillo, y probablemente en ese momento adoptó su nombre derivado del latín Capitulum.
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Salón, comedor y cocina integrados diseñados para la comodidad y el disfrute de la luz natural |
La auténtica edad de oro llegó en la segunda mitad del siglo XIX, cuando la industrialización disparó la demanda de vino en Francia. El Languedoc vivió entonces su propio “El Dorado del vino”, beneficiándose incluso de la crisis de la filoxera gracias a suelos resistentes y a los injertos de vides americanas. En ese contexto, la familia Rivière encargó entre 1898 y 1900 la restauración de la finca, que adquirió el aspecto arquitectónico que aún conserva hoy.
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Segundo dormitorio de la villa nº 21, elegante y acogedor |
Pero el esplendor fue efímero: la sobreproducción, las importaciones de vino argelino, las guerras mundiales y el cambio de hábitos de consumo llevaron a un largo periodo de decadencia. En 1962, la finca fue adquirida por Fernand Aupecle y permaneció en su familia hasta 2011, cuando pasó a manos de la familia Bonfils. Convencidos de su potencial enoturístico, impulsaron la renovación de los viñedos y de la bodega, y más tarde se asociaron con Domaine & Demeure, especialistas en reconvertir fincas vitivinícolas en destinos turísticos de primer nivel.
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La terraza privada de la villa nº 21 dispone de tumbonas, sombrilla, mesa, sillas y barbacoa |
Las obras de restauración
comenzaron en 2018, dando lugar al renacimiento de Château Capitoul como un
espacio donde la autenticidad vinícola convive con el lujo contemporáneo. Hoy,
junto a Les Carrasses, que visitamos con anterioridad, y St Pierre de Serjac, forma parte de un trío
de dominios vitivinícolas convertidos en hoteles únicos, que permiten a sus
visitantes sumergirse en la historia, la naturaleza y los vinos del sur de
Francia.
El Castillo: elegancia neogótica convertida en hotel
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El castillo neogótico del siglo XIX, emblema de Château Capitoul |
El edificio principal de la finca
es un castillo neogótico del siglo XIX,
transformado en un refugio de lujo donde se respira arte e historia en cada
rincón. Sus techos altos, la restauración meticulosa y una atención casi
obsesiva al detalle transmiten una sensación
de elegancia serena que acompaña al viajero desde el primer momento.
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La luminosidad y los tonos neutros crean un ambiente sereno en las habitaciones del castillo |
En la planta superior se encuentran las ocho lujosas habitaciones del hotel, bañadas por la luz del sur de Francia y abiertas a vistas espectaculares de los viñedos y de la laguna. Cada estancia combina piezas de distintas épocas: lámparas Art Déco y Art Nouveau, espejos antiguos, sillones de terciopelo, detalles de estilo imperio y mobiliario de mediados del siglo XX, todo adaptado con naturalidad a las necesidades contemporáneas.
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La elegante escalera de acceso a las plantas superiores |
Las paredes, en tonos grises, muestran litografías originales, documentos de archivo, fotografías de artistas como Karl Blossfeldt o Tom Baril, e incluso las obras en gran formato del fotógrafo narbonés Patrick Chanteloup. Nada se ha dejado al azar: grandes firmas de diseño acompañan la decoración de estas habitaciones de gran tamaño con camas king size, mientras que los baños despliegan un juego cromático en azul cristalino con vetas doradas, completados con grifería Art Déco y bañeras esmaltadas.
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Muebles Art Déco y litografías Art Nouveau conviven con obras contemporáneas |
La combinación de terciopelos,
aromas elegidos con cuidado y piezas de
anticuario francesas e italianas convierten cada habitación en un espacio
íntimo, elegante y acogedor. El Château Capitoul encarna así un universo de
confort y refinamiento, donde cada detalle refleja la pasión de sus
propietarios, Karl O’Hanlon y Anita Forte por el arte, las
antigüedades y el diseño de interiores. Una puesta en escena elegante que da vida
a un castillo con alma propia.
Las Villas de la Aldea
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Una de las villas con jacuzzi privado en el jardín |
Para quienes buscan independencia y confort durante su estancia en Château Capitoul, las 44 villas privadas, totalmente independientes, son la opción ideal, tanto en pareja como con amigos o en familia. La mayoría cuenta con terraza y jardín, y en 26 de ellas se añade el privilegio de una piscina privada con vistas al paisaje vitivinícola.
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Entrada a nuestra villa privada con terraza y jardín |
El conjunto ha sido concebido como una auténtica aldea mediterránea, con callejones bordeados de muros de piedra seca que se abren hacia la laguna, refugio de flamencos y aves migratorias. Inspiradas en la arquitectura local, las villas combinan el carácter tradicional del Languedoc con un estilo contemporáneo que prioriza la luminosidad, el espacio y la eficiencia energética.
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Uno de los dos dormitorios con baño en suite: elegancia y serenidad en cada detalle |
Materiales nobles y naturales
—tejas de terracota, vigas de roble, contraventanas de madera o azulejos
antiguos— se mezclan con soluciones modernas como ventanales panorámicos y
piscinas de bajo consumo. Cada villa es
diferente, pero todas transmiten una sensación de serenidad gracias a sus
tonos neutros, muebles de madera y objetos antiguos cuidadosamente integrados.
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Amplio salón con ventanales panorámicos: luz, confort y vistas que conectan con la naturaleza |
Las cocinas totalmente equipadas, los amplios salones con tecnología de alta fidelidad y los dormitorios con baño en suite convierten cada estancia en una experiencia de confort absoluto. Al caer la tarde, el sol se oculta tras los viñedos y el horizonte se tiñe de dorado: un momento perfecto para disfrutarlo desde la terraza o el borde de la piscina privada, en plena armonía con el entorno natural del macizo de La Clape.
Un enclave privilegiado en el Languedoc
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Los viñedos de Château Capitoul se extienden hacia la laguna, integrando paisaje y viticultura |
El Château Capitoul se encuentra
a solo cinco minutos de Narbonne y del puerto pesquero de Gruissan, entre
viñedos y acantilados, en plena reserva
natural del macizo de La Clape. Su localización ofrece lo mejor de ambos
mundos: la tranquilidad de un paisaje protegido y, al mismo tiempo, fácil
acceso a playas secretas, pueblos costeros, mercados tradicionales o
restaurantes con estrellas Michelin. El castillo está bien comunicado por
carretera —a través de la red de autopistas A9, A61 y A75—, tren de alta
velocidad desde Narbonne y hasta siete aeropuertos europeos rodeando la región:
Toulouse, Montpellier, Béziers, Perpignan, Carcassonne, Girona y Barcelona.
Jardines que se funden en el paisaje
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Jardines mediterráneos diseñados por James Basson y Olivier Filippi, integrados en el paisaje |
El renombrado paisajista James Basson, en colaboración con el
botánico Olivier Filippi, diseñó unos
jardines capaces de integrarse con la naturaleza árida del macizo. Con más de
65.000 plántulas y 300 árboles de especies mediterráneas, este paisaje seco
prospera sin fertilizantes, pesticidas ni riego, en un ejercicio de
sostenibilidad ejemplar. Encinas, pinos carrascos, arces silvestres y árboles
de Judea comparten espacio con escultóricas euphorbias, lavandas y romeros que
cambian con las estaciones, realzando la metamorfosis natural de La Clape.
Un refugio de biodiversidad
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Viñedos de Château Capitoul integrados en un ecosistema rico en biodiversidad |
La finca y sus alrededores son
hábitat de una extraordinaria diversidad: se contabilizan aquí al menos 400
especies de aves de las 950 presentes en Europa Occidental. Flamencos rosados,
cigüeñas, garzas, águilas y alcaudones sobrevuelan los viñedos, mientras
murciélagos, reptiles y pequeños mamíferos encuentran refugio en los muros de
piedra seca, diseñados como auténticas cajas nido. La filosofía del Château es
clara: convertirse en protector temporal de un ecosistema que debe preservarse
para las generaciones futuras.
Experiencias en plena naturaleza
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Cada planta y árbol contribuye a un ecosistema vivo |
Además de la contemplación,
Capitoul invita a vivir el entorno. Desde los jardines y la piscina infinita
con vistas a la laguna hasta las pistas de tenis o petanca, el descanso se
combina con actividad. Se organizan retiros de yoga, tours gastronómicos, rutas
en bicicleta eléctrica y observación de aves. Y para los más aventureros, el
macizo de La Clape despliega 15.000 hectáreas de senderos, paredes de escalada
y rutas ciclistas que conducen, en menos de diez minutos, hasta las playas
mediterráneas.
La piscina infinita
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El solárium está listo para disfrutar del sol mediterráneo, con vistas al viñedo |
En una planta superior encontramos un solárium que invita a tomar el sol mientras se disfruta de un cóctel en el bar o de la inmesidad del horizonte. Frente a los viñedos, la mirada se pierde en un paisaje mediterráneo que invita a la calma, al sosiego y al disfrute sin prisas. Las tumbonas están listas para refugiarse del sol o en una inocente siesta.
Dos restaurantes: uno de alta cocina, y el otro un asador
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Buffet del desayuno en Asado, con productos frescos y locales para un buen inicio de jornada |
La experiencia en Château
Capitoul también se saborea. La finca cuenta con dos propuestas gastronómicas
que celebran los productos del Mediterráneo y la tradición de la buena mesa: el
restaurante gourmet Méditerranéo
situado en la planta baja del castillo, que propone una experiencia más íntima
y refinada. Aquí, la gastronomía se convierte en arte y cada bocado refleja un
equilibrio perfecto entre rusticidad y elegancia, y el restaurante a la parrilla: Asado.
Asado: fuego, vistas y hospitalidad
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Acceso al restaurante Asado, donde la brasa y el vino son protagonistas |
Ubicado en las antiguas bodegas del castillo, Asado respira autenticidad y carácter. El chef Heber González trabaja detrás de un imponente mostrador que huele a leña, donde el fuego realza los sabores de los mejores productos de la región: carnes jugosas, pescados frescos y mariscos que desprenden aromas irresistibles al contacto con las brasas de parra y carbón.
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La terraza panorámica de Asado regala atardeceres inolvidables sobre viñedos |
El espacio, con una gran terraza panorámica, regala una puesta en escena que combina gastronomía y paisaje. Al caer la tarde, los viñedos y la laguna se tiñen de tonos dorados mientras el olor de la parrilla invita a disfrutar de un ambiente relajado y vibrante. Sin embargo, durante la temporada de verano, los mosquitos pueden ser numerosos, y la sensación puede resultar intensa si no se va bien protegido. Recomendamos llevar repelente y ropa ligera de manga larga para disfrutar plenamente de una cena en el exterior sin molestias.
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Nuestra cena en Asado comenzó con una apetecible ensalada césar con pollo |
Durante nuestra estancia pudimos probar algunos de los platos de la carta: una ensalada césar abundante (20 €), un filete de ternera del Aubrac perfectamente sellado y acompañado por brócoli y patatas asadas a la brasa y una pequeña ensalada verde (35 €). La carne de vacuno de la región de Aubrac es famosa por su terneza. Como broche final, una deliciosa tarta de higos con sorbete, con almendras tostadas, nueces trituradas e higos (12 €) que cerró la cena con una nota fresca y dulce. La mañana siguiente regresamos para desayunar, disfrutando de un amplio y variado buffet.
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Filete de ternera del Aubrac, tierno y jugoso, directo de la parrilla de Asado |
Además de la excelencia gastronómica, los restaurantes de la finca se comprometen con la sostenibilidad. La cocina utiliza productos de huertos propios y de los castillos hermanos, cultivando verduras y hierbas aromáticas orgánicas de temporada, mientras que se priorizan los productos locales y, siempre que es posible, orgánicos. Todos los envases de vidrio, madera y cartón empleados son reciclados.
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Deliciosa tarta de higos, servida con sorbete, almendras tostadas e higos frescos |
El huerto de Château Capitoul,
100% orgánico y cultivado siguiendo técnicas de permacultura, provee frutas, verduras, plantas aromáticas
y flores comestibles. Es un
verdadero tesoro para los chefs, que encuentran allí ingredientes como romero,
tomillo, salvia, hinojo y espárragos silvestres, entre otros. Así, cada plato
servido es un homenaje al entorno natural y al patrimonio de la finca.
La bodega y la tienda de vinos
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La antigua bodega de Château Capitoul atesora la historia de los vinos de La Clape |
En Château Capitoul, el vino es más que una tradición: es parte de su alma. La antigua bodega, meticulosamente restaurada por la familia Bonfils, guarda hoy espacios de cata y una tienda especializada junto a la recepción. Allí, los visitantes pueden recorrer con una copa en la mano, un universo de 25 variedades de vinos tintos, blancos y rosados, todos elaborados en la finca.
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La tienda de vinos ofrece una cuidada selección de tintos, blancos y rosados producidos en la finca |
Entre ellos destacamos el que probamos en la cena, el Château Capitoul Parcelle Cayenne, un vino tinto excepcional que nos llevamos a casa en una caja para prolongar la experiencia. Este vino proviene de la parcela Cayenne, situada en las laderas sur del viñedo, con suelos de limo, arcilla y cantos rodados, rodeada de romero y tomillo, y bañado por la brisa marina de la laguna de Bages.
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Barricas en la bodega de Château Capitoul |
Elaborado con Garnacha (40%), Syrah (30%) y Cinsault (30%), el vino se cosecha de noche, con doble selección en viñedo y bodega, y una maceración de 4 a 5 semanas que asegura taninos suaves y redondos. La Syrah y la mitad de la Garnacha se crían durante un año en barrica antes del embotellado, y el vino reposa al menos un año en la bodega antes de salir al mercado.
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Château Capitoul Parcelle Cayenne: intenso, generoso y lleno de carácter mediterráneo |
En copa, el Château Capitoul Parcelle Cayenne presenta un rojo profundo y un aroma intenso, con notas de frutos rojos maduros como moras y grosellas, acompañadas de matices especiados de romero y tomillo y un elegante final yodado. Un vino redondo, generoso y pleno, ideal para maridar con carnes marmoleadas o un camembert al horno, servido a 16-18 °C, con potencial de guarda de hasta seis años.
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Descubrimos la autenticidad de una finca vinícola en pleno corazón del Languedoc |
Capitoul, que representa cerca
del 10 % de la producción de la denominación, es hoy la bodega insignia de los
Vignobles Bonfils, una de las compañías vinícolas independientes más respetadas
de Francia. Bajo la guía del enólogo Florian
Chollet, cada degustación se convierte en un viaje sensorial por el Languedoc, descubriendo los matices de una
región que ha alcanzado reconocimiento mundial por su vinificación de
excelencia.
Más información: Château Capitoul. Dirección: Route de Gruissan, 11100 Narbonne.
Teléfono: +33 (0)4 30 17 322. Precio por habitación de hotel en el Château
Capitoul: desde 149 € por noche hasta 699 € (según temporada y tipo de
habitación). Precio por villa: desde 325 € (en una villa de dos habitaciones con
jardín privado) hasta 1395 € por noche (en una villa de cuatro habitaciones y
piscina privada). Web: Château Capitoul.