Brandenburger Tor
o Puerta de Brandemburgo, es el monumento más representativo de
Berlín, símbolo junto con el muro, de la división y reunificación
de la ciudad. Poca gente sabe, que esta puerta formaba parte de un
conjunto de dieciocho puertas que cerraban la ciudad de Berlín en el
siglo XVIII, cuando era capital de Prusia. En la actualidad sólo se
ha conservado este magnífico ejemplo de aquel cerco y el crecimiento
de la ciudad la han dejado situada prácticamente en el centro de la
capital alemana. Está rodeada por edificios públicos y embajadas
extranjeras y desde ella se extienden varias vías de importancia
como la avenida Unter den Linden
y la avenida Straße des 17 Juni.
La Puerta de Brandemburgo
toma su nombre de la región en la que está enclavada Berlín, pero
curiosamente prescinde del territorio que ocupa la ciudad. Su
arquitecto fue el prusiano Carl Gotthard Langhans que la
diseñó para que fuera un símbolo de paz. Dicen que se inspiró en
los Propileos o puertas ceremoniales de la Acrópolis de Atenas, para
realizar una de sus mejores obras. El berlinés Johann Gottfried
Schadow esculpió en 1793 los relieves que decoran su superficie,
así como la estatua en cobre de la cuadriga guiada por la
Victoria alada: Irene, diosa de la paz, que corona el conjunto. El
marketing online de aquella época, hizo que pasara de símbolo de
paz, a ser un monumento dedicado a la fuerza prusiana. Y los avatares
del tiempo aunque la hicieron resistente a la intemperie, no se pudo
evitar que Napoleón se llevara a la diosa y sus corceles
secuestrados a París en 1806. Por suerte fueron unas “vacaciones”
cortas y el trofeo de guerra napoleónico volvió a casa.
La Puerta de Brandemburgo
ha sido utilizada como escenario para mítines de varios grupos
políticos de diferentes ideologías y ha sido el punto de partida de
numerosas celebraciones, desfiles y ceremonias de todo tipo; tanto
pacíficas como bélicas. La II Guerra Mundial y la posguerra la
confinaron al olvido y no fue hasta la caída del régimen comunista
y de la reunificación alemana, en 1989, que pudo ser reabierta como
lugar de paso. Al año siguiente se llevaron a cabo las obras de
limpieza y restauración para devolverle toda su magia.
Hoy luce por méritos
propios su longeva lozanía y preside con todo lujo de tecnología,
los eventos
más importantes de la capital alemana.
Más información:
Dirección: Pariser Platz, 10117 Berlín.
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