El Ganges fue creado
gracias al sudor de los pies de Visnú, el Dios creador,
preservador y destructor del Universo. Semejante comienzo odorífico
de este río, no le han impedido ser el lugar donde todo hinduista va
en peregrinación a tomar baños de purificación. Cada inmersión
sirve para expiar un pecado y para adorar a la Diosa del Ganges;
Ganga Deví.
Quien ha visitado India
sabe del color de las aguas del Ganges, de su contaminación, de la
vida de sus orillas y también de su muerte. Ciclos completos de
inicio a fin tienen lugar en este inmenso río desde el Himalaya
hasta su desembocadura en el Golfo de Bengala. Los hindúes realizan
sus entierros con un gran ritual de cremación, en el lugar más
sagrado del hinduismo: el río Ganges, el río sagrado de la
India. Las cenizas de los difuntos son arrojadas sistemáticamente al
agua, junto con toda la suciedad inimaginable que el hombre es capaz
de producir durante su vida. Es así desde hace siglos y aunque
parezca mentira un lugar tan “infectado” y malsano, proporciona a
millones de personas una experiencia casi mística.
Quizás para purificar
cuerpo y alma los hindúes tengan el Ganges, pero para nuestra
suerte, los españoles tenemos el agua cristalina y pura del
manantial Alzola. ¿Os imagináis que sería, poder realizar un ritual de
purificación en sus aguas? Como aquellos niños que alrededor del
año 1776 descubrieron en Urberuaga de Altzola, un lugar de agua tan
templada que apetecía bañarse en pleno invierno vasco. Si ya de por
sí, a tomar un baño de agua caliente, se le atribuyen poderes
relajantes, añadir las peculiares características (son las únicas
aguas termoalcalinas y bicarbonatadas de la región) de un agua como
la del manantial Alzola sería un preciado lujo para la salud. Los
médicos del siglo XIX no dudaron en alabar sus virtudes y en 1845,
las aguas de aquel manantial fueron declaradas de Utilidad Pública.
Presiento que la experiencia de un baño en las aguas termales de
Elgóibar, puede convertirse en cercana a la purificación espiritual
suprema del hinduismo.
Que no se enteren los 900
millones de hinduistas del planeta, que tenemos un lugar de agua pura
en España, que nos hunden lo que queda de este país nuestro, que
bien falta le hace una purificación profunda.
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