Pulau Selingaan es una
isla paradisíaca del estado de Sabah (Malasia), donde se ha creado
una reserva para proteger a la tortuga verde, actualmente en peligro
de extinción. Ocho hectáreas de paraíso tropical para los que
visitan esta isla del Pacífico y para quienes deberían habitarlo:
las tortugas del mar de Sulú.
Un pequeño complejo
ofrece alojamiento a quienes quieren vivir la experiencia del desove
de la chelonia mydas. Carece de luz eléctrica y es lo más
parecido a vivir como Robinson Crusoe que he experimentado. La
falta de comodidades es compensada por las playas de arena blanca y
las aguas cristalinas que permiten hacer snorkel cerca de la
orilla y contemplar la fauna que ahí vive.
Las tortugas verdes
llegan a esta playa a desovar durante todo el año, aunque el período
con más actividad es entre los meses de julio y octubre. El personal
que trabaja en la reserva avisa del avistaje de tortugas al caer la
tarde. Los huevos recién depositados en la orilla son trasladados a
un lugar de incubación preservado, que no es otra cosa que una zona
vallada en el centro de la isla y que sirve para proteger a los
huevos de los ataques de depredadores, especialmente varanos
acuáticos; una especie de lagarto gigante. Después del período de
incubación, los huevos se abren y las crías son liberadas al mar en
distintos lugares de Pulau Selingaan para evitar al máximo que
mueran en manos de los depredadores ¡divide y vencerás!
Las tortugas recién
nacidas se dirigen instintivamente hacia el mar y el agua de las olas
las arrastra lejos de la costa, hasta que las mismas crías son las
que nadan con fuerza hacia mar abierto y allí desaparecen hasta el
momento en que, ellas sean las que vuelven al lugar donde nacieron a
desovar sus propios huevos.
Saber que existe un lugar
así donde cuidan a las tortugas, es formidable.
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