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Ruta por Osor: el encanto escondido de Les Guilleries

Osor
En Osor te puedes trasladar a la época medieval paseando por sus calles y puentes

Osor fue una de las poblaciones más bonitas y frescas que visitamos este agosto en la comarca gerundense de La Selva. Allí disfrutamos de un día de pícnic marcado por el ritmo pausado de nuestros pasos y el clic de las cámaras fotográficas. Dejamos el coche en un aparcamiento gratuito junto a la Riera de Osor, frente a la Plaça de la Vila, punto de partida de nuestro recorrido a pie por la población. El itinerario nos llevó a descubrir los dieciséis lugares de interés cultural e histórico, además de varios rincones con un encanto muy particular.

Plaça de la Vila


Plaça de la Vila
Un buen rincón donde descubrir la vida cotidiana de Osor

Nuestra ruta comienza en la Plaça de la Vila. Durante el franquismo, entre 1939 y 1979, la plaza pasó a llamarse Plaza Borell, y algo similar ocurrió con el actual Passeig del Borrell, conocido entonces como Paseo Borrell. Este paseo formaba parte del antiguo Barrio Vidal, un conjunto de casas donde destacaban cal Xarpant, cal Cisteller y can Banyadret. El Barrio Vidal fue, además, el primer lugar de Osor donde se disfrutó de agua potable, gracias a la Font del Borrell, que abasteció al vecindario en la década de 1920.

Can Vidal


Can Vidal
La fachada del Passeig del Borrell conserva su aspecto primitivo

En la Plaça de la Vila se alza Can Vidal, también conocida como Can Barraca y antiguamente como Ca l’ Emília. Es una de las casas más notables de Osor. El edificio presenta dos fachadas principales: una orientada al Passeig del Borrell —la más antigua— y otra que da a la Plaça de la Vila, de construcción posterior, probablemente del siglo XVII. En la planta baja se abre un portal cuadrangular y dos pequeñas ventanas con dintel monolítico y montantes de piedra robustos.

Can Vidal
Ventana gótica de siete arcos conopiales labrada en piedra arenisca en la fachada de Can Vidal

En el primer piso hay dos vanos: a la izquierda, una ventana rectangular con dintel y montantes de piedra; a la derecha, una magnífica ventana gótica con siete arcos conopiales, labrada íntegramente en piedra arenisca. En las impostas laterales se aprecian grabados: a la izquierda, pequeños cuerpos circulares, y a la derecha, dos instrumentos de difícil identificación. El segundo piso actúa como buhardilla o galería, rematado por un gran alero de madera prominente.

Can Vidal
Portal adovelado y escudos familiares en la fachada que da a la Plaça de la Vila 

La fachada que da a la Plaça de la Vila muestra una factura posterior. En la planta baja destacan un portal adovelado de arco de medio punto, con dovelas rústicas pequeñas, y una ventana rectangular con dintel monolítico y alféizar. En esta misma planta se conservan dos escudos de piedra con inscripciones: “Ad Honorem Feminarum / 1193–1964 / De Vallescar” (En honor a las mujeres de Vallescar 1193–1964) y “Persevero et vinco/ 1193–1964 / De Vallescar” (quizás un lema familiar: Persevero y venzo).

Font del Borrell


Font del Borrell
La Font del Borrell es la más conocida de Osor, data al menos del siglo XVIII

La Font del Borrell es el primer punto del recorrido que vemos señalizado con carteles algo oxidados y antiguos por el paso del tiempo, pero que ayudan al visitante a comprender el pasado de Osor y seguir el itinerario patrimonial. Se trata de la fuente más conocida del municipio, cuya existencia está documentada al menos desde el siglo XVIII. El conjunto está formado por dos paredes, un depósito, una pequeña mesa de soporte y una arcada poco profunda de medio punto donde se encuentra el caño de la fuente.

Font del Borrell
Imagen antigua de la Font del Borrell de Osor

Su imagen actual corresponde a la remodelación de 1994, aunque ya había sido restaurada en varias ocasiones durante los siglos XIX y XX. El agua de Osor siempre ha gozado de gran fama local, y la de la Font del Borrell es especialmente apreciada. No solo es la fuente más popular del pueblo, sino también la que proporcionó el primer suministro de agua potable al Barrio Vidal en la década de 1920.

Carrer del Verger


Carrer del Verger
Callejuela empedrada que invita a descubrir el alma medieval de Osor

El recorrido en forma de U nos lleva a adentrarnos en la población por el Carrer del Verger, una de esas calles donde empieza a percibirse la magia de las callejuelas empedradas y las casas de piedra que caracterizan Osor. La calle desemboca en la Plaça del Verger, que en su corto recorrido luce una buena colección de bellas casas de piedra, cada una con su propio encanto. En este punto aparece uno de los elementos más singulares del casco antiguo: la Torre dels Recs, que asoma imponente entre los tejados.

Plaça del Verger


Plaça del Verger
Vista de la Torre dels Recs desde la Plaça del Verger

La Plaça del Verger ha cambiado de nombre a lo largo del tiempo. Desde el siglo XIX aparece documentada como Vergés, aunque durante el franquismo se dividió entre la Plaza de España y la Calle Verdaguer. En noviembre de 1936, pasó a denominarse Plaza de la República. En este espacio se encontraba Ca les Hermanes —también conocida como Ca les Monges o la Joieria—. Este antiguo convento del siglo XVI, funcionó como escuela regida por las Hermanas Carmelitas desde finales del siglo XIX hasta la Guerra Civil.

Plaça del Verger
La Plaça del Verger está rodeada de casas de piedra

El edificio servía como parvulario y escuela de niñas. Hasta 1925, existió además una Escuela Parroquial para niños, dirigida por el cura del pueblo. Ambas eran escuelas privadas, pero con matrícula gratuita. Tras la guerra, el centro no volvió a abrir, en parte porque durante el conflicto el local se había convertido en el ayuntamiento y en una cooperativa.

Cartel de la película donde puede verse a los protagonistas, el Pont Vell y a habitantes de Osor

Un hecho curioso marcó la historia del lugar: en 1957 la plaza fue escenario del rodaje de la película “Juanillo, papá y mamá”, dirigida por Julio Salvador y Juan Alberto Soler. El film, con guion de José Suárez Carreño —Premio Nadal— y Giovanni de Eramo, transformó a Osor en la ficticia localidad de Bellomonte. La historia narraba la vida de un niño huérfano y pobre que acababa siendo adoptado por una familia rica. 

Osor
Los protagonistas de la película “Juanillo, papá y mamá” filmada en Osor

El rodaje despertó gran expectación: muchos vecinos participaron como figurantes, compartiendo escenas con Conrado San Martín, Lina Rosales, Juan Capri y el joven Miguel Ángel Rodríguez. La película culminaba con una fiesta final rodada en la Plaça del Verger, en la que intervino buena parte del pueblo, en una producción inspirada en el éxito de Marcelino, pan y vino.

Torre dels Recs


Torre dels Recs
Vista de la Torre dels Recs adosada en un extremo a una vivienda

La Torre dels Recs, también conocida a lo largo del tiempo como Torre de Medinaceli, de la Cárcel, de Sant Joan o de Osor, se alza entre el Carrer Sarsanedes y la Plaça del Verger, justo frente a la iglesia parroquial. Se trata de una torre de defensa de planta cuadrangular con cuatro plantas, de unos 7 metros de lado y 15 de altura, construida en 1439 por Violant de Recs, esposa de Ramon de Vilanova. La obra se levantó con la autorización de las señoras del Valle de Osor, Sancha Ximenis e Isabel de Cabrera, como recompensa por los servicios prestados por el padre de ViolantBernard de Recs

Aspillera en la planta baja de la Torre dels Recs

El permiso concedía incluso agujerear la muralla de la villa para edificar una torre, ya fuera redonda o cuadrada, con techo, ventanas, almenas, falsas puertas y agujeros para bombardas, pensada para la defensa del pueblo. El nombre de la familia Recs (derivado del latín Reig) está documentado en Osor desde el siglo XIV, y su residencia era la actual Can Roure. Con el tiempo, la torre pasó a manos de los Medinaceli, de quienes tomó otro de sus nombres históricos. 

El hecho de que la construyera Violant de Recs le dio el nombre

Construida pocos años después de los terremotos de 1427, se cree que se reutilizaron materiales procedentes de edificios dañados, lo que explicaría la diversidad de piedras y acabados en su fábrica. Está levantada con mampostería desbastada y grandes sillares en las esquinas, y conserva ventanales góticos trebolados, aspilleras —algunas diseñadas para armas de fuego— y conserva restos de almenas en la fachada sur. 

Torre dels Recs
Interior de la Torre dels Recs, con un asiento de piedra junto a la ventana gótica trebolada

Mientras que las aberturas del sur son de arco de medio punto, las del norte presentan canecillos y arcos trebolados, y las esquinas están perfectamente talladas. Durante el siglo XIX la torre fue utilizada como prisión municipal, origen del nombre de Torre de la Cárcel. En 1932, su primer piso acogió un depósito de agua potable con capacidad para más de 50.000 litros. El proyecto, que costó 725 pesetas, introdujo los primeros contadores de agua en Osor, con un precio de 40 céntimos el metro cúbico. El depósito fue retirado durante las obras de restauración. 

Es una torre de defensa de cuatro plantas, de aspecto robusto y fachada de piedra

Actualmente, la puerta de acceso principal se encuentra en la planta baja, aunque originalmente se abría a la altura del primer piso de la fachada norte. Un ingenioso sistema de abertura permite el acceso a la Torre de forma gratuita. Sólo tienes que registrarte en su página web a través de un QR situado junto a la puerta y te enviarán un código para abrir la cerradura electrónica. La Torre dels Recs sigue siendo uno de los símbolos más reconocibles de Osor, testimonio de su pasado medieval.

Església de Sant Pere


Església de Sant Pere
Vista exterior de la Església de Sant Pere

La Església de Sant Pere de Osor es el principal edificio religioso de la población y uno de los más antiguos del valle. La primera mención del lugar data del año 860, cuando se registra una donación de un alodio del Valle de Osor al monasterio de Amer. La parroquia de Sant Pere aparece documentada por primera vez en el año 922, compartiendo entonces jurisdicción con Sant Hilari y Solterra. La iglesia original, situada en una colina, era una pequeña construcción prerrománica que fue sustituida hacia 1125 por un templo románico consagrado por el obispo de Vic, Ramon Gaufred

Església de Sant Pere
Arcuaciones lombardas y lesenas del antiguo templo románico

De aquella edificación románica se conserva el muro meridional, con nueve arcuaciones lombardas, lesenas en los extremos y un ventanal. Los terremotos de 1427 y 1430 causaron graves daños en el templo, los puentes y buena parte del pueblo. Según fuentes antiguas, todas las casas del valle y de Osor fueron derribadas. La iglesia fue reconstruida con aires barrocos a partir de mediados del siglo XV, manteniendo la estructura del templo románico. Entre los siglos XVI y XVIII se añadieron varios altares laterales, dedicados a la Verge del Roser, Sant Crist, Sant Roc y Sant Sebastià

Església de Sant Pere
Fachada de la iglesia de Sant Pere donde puede verse el rosetón y el ojo de buey

A finales del siglo XVIII, la iglesia se hallaba muy deteriorada y fue objeto de amplias reformas y ampliaciones hasta 1833, año en que se dio por concluida la obra. La fachada actual, datada en 1798, presenta una orientación inversa con respecto a la iglesia románica original. En 1977, tras el derribo de construcciones anexas, apareció parte del crucero románico empotrado en el muro barroco, lo que confirmó que la iglesia primitiva contaba con una nave y tres ábsides orientados a levante, dedicados a Sant Joan, Sant Pere y Sant Tomàs. 

Església de Sant Pere
El templo fue reconstruido tras los terremotos de 1427 y 1430

El edificio actual, de estilo barroco con elementos neoclásicos, tiene una única nave con cuatro capillas comunicadas a cada lado. Su portal adovelado de arco rebajado, hecho con bloques de granito, luce grabada la fecha de 1798 en la dovela clave. Sobre la puerta se abre una hornacina vacía, un gran rosetón con malla de hierro y un óculo bajo el alero de teja y baldosa. 

Església de Sant Pere
Vista del posible esconjuradero, usado para proteger las cosechas de tormentas y plagas

A la derecha de la fachada se alza una torrecilla rectangular, identificada por los investigadores locales como un antiguo esconjuradero o comunidor (en catalán). Estas construcciones, frecuentes entre los siglos XVI y XVIII, se ubicaban en las iglesias para realizar rituales destinados a proteger las cosechas de tormentas, plagas u otros peligros. Aunque son habituales en el Pirineo aragonés y Castilla y León, en la comarca de Les Guilleries y el Montseny también se conservan algunos ejemplares.

Església de Sant Pere
Campanario cuadrado de la iglesia de Sant Pere de Osor

El campanario, de planta cuadrada, está construido con grandes sillares rojizos en las esquinas. Presenta una puerta de acceso con arco rebajado, ventanas geminadas de medio punto —dos por fachada, salvo en la de levante que tiene sólo una, tapada— y almenas escalonadas de ladrillo añadidas probablemente en el siglo XIX. En sus muros aún se aprecian los huecos de los soportes de los andamios originales. 

Església de Sant Pere
Detalle de la parte superior del campanario

En 1805, un robo documentado en las actas municipales describe la sustracción de objetos litúrgicos de plata de su interior, entre ellos dos bordones (bastones altos llevados en procesiones o actos solemnes), la cruz gorda (la cruz procesional principal), la Vera Cruz, los incensarios, la naveta (recipiente en forma de barco donde se guarda el incienso) y cuchara del incienso y dos paces (objetos con una imagen sagrada, que se ofrecían para besar en señal de paz durante la misa). 

Església de Sant Pere
Imagen antigua de Osor donde puede verse, a mano izquierda, la iglesia

En 1936, durante la Guerra Civil, el templo sufrió graves destrozos: se destruyeron las imágenes, el altar mayor y desaparecieron tres campanas. Durante la contienda, el edificio fue utilizado como almacén y taller. Hoy, la Església de Sant Pere se alza sobre una gran terraza con vistas a la riera de La Noguerola. Su estructura barroca, unida al campanario y la torreta, recuerda que esta iglesia ha sobrevivido estoicamente a terremotos, guerras y reformas.

Can Roure


Can Roure
Can Roure es una casa señorial de los siglos XIV y XV

Entre el Carrer Major y el Pont Vell, en la confluencia del Carrer de la Riera, se levanta Can Roure, una de las casas más notables del casco antiguo de Osor. Este edificio señorial, de tres plantas y patio amurallado, conserva elementos arquitectónicos de gran valor como un ventanal gótico flamígero del siglo XV y un portal adovelado de medio punto realizado en piedra caliza. 

Can Roure
En la segunda planta pueden verse aberturas cerradas de las antiguas almenas con aspilleras

La casa perteneció originalmente a la familia Recs (siglo XIV) —una de las familias más influyentes de la villa durante la Edad Media— y más tarde pasó a manos de los Vilanova (siglo XV) y de los Llavari. Se cree que el edificio sufrió graves daños durante los terremotos de 1427, por lo que su configuración actual corresponde, al menos en parte, a una reconstrucción de la segunda mitad del siglo XV. 

Can Roure
 Bello ventanal gótico de Can Roure

El ventanal gótico, formado por dos arcadas treboladas separadas por una columnilla con capitel de decoración floral, guarda similitud con otros ejemplos contemporáneos en el vecino municipio de Anglès (como Can Verdaguer). Sobre la fachada, de aspecto enlucido y hoy en mal estado, aún se distinguen restos de almenas con aspilleras, tres en la fachada principal y seis en la lateral.

Can Roure
Tras su portal puedo imaginarme el aire noble de otras épocas

En la planta baja se abre el gran portal adovelado, y a su izquierda, una escalera exterior —añadida probablemente en el siglo XIX— que conduce al piso superior. El patio delantero está delimitado por un pequeño murete. Aunque actualmente está deshabitada, Can Roure sigue siendo uno de los ejemplos más representativos de la arquitectura civil tardomedieval de Osor, testimonio de la prosperidad que vivió la villa entre los siglos XV y XVI.

Pont Vell


Este puente de piedra del siglo XV era de grandes proporciones para la época

El Pont Vell de Osor, documentado desde el siglo XV, es una de las imágenes más reconocibles de la población y un símbolo de su pasado medieval. Su función era unir los dos márgenes del pueblo, separados por la riera de Osor, comunicando las actuales calles del Carrer del Pont y del Carrer de França. El puente se levantó tras los terremotos de 1427-1430, que destruyeron buena parte de la villa y su antigua estructura de paso, probablemente un puente románico.

Aunque solo es visible una gran arcada, cuatro más pequeñas permanecen ocultas

Desde entonces, ha sido reconstruido en varias ocasiones, pero conserva su trazo original de piedra, con un gran arco central que domina el paisaje. Aunque hoy solo se distingue una arcada principal, bajo las casas adosadas al puente aún permanecen ocultos los restos de cuatro arcos menores, testimonio de la amplitud que tuvo en origen. La base del arco del lado del Carrer del Pont conserva también vestigios de un doble tajamar, elemento destinado a frenar la fuerza del agua durante las crecidas.

Vista del Pont Vell desde el Carrer del Pont

El empedrado del paso, con ligera forma de lomo de asno, está formado por lombardas de piedra caliza de tamaño medio y pequeño, bien conservadas pese al paso de los siglos. El pretil, irregular y tosco, se compone de grandes bloques de piedra, totalmente irregulares. El Pont Vell ha inspirado a pintores y fotógrafos, que han encontrado en su silueta de piedra y en el rumor de la riera uno de los rincones más evocadores de Osor.

Corredor de la riera


Corredor de la riera
Los corredores permiten el acceso directo, desde las casas o calles, hasta el agua

En épocas pasadas, la riera de Osor era el eje de la vida del pueblo, por lo que los corredores que llegan hasta sus aguas fueron esenciales. Servían para acceder al agua, ya fuera para lavar ropa o dar de beber a los animales. Algunos corredores conservan muros y escalones de piedra centenarios, testigos del ingenio popular, y forman hoy un recorrido pintoresco donde perderse por un momento en el pasado.

Riera de Osor


Riera de Osor
Este curso fluvial nace en las Guilleries y desemboca en el Ter

La riera de Osor es el eje natural que atraviesa la población y da forma al valle. Tras nacer, entre los términos de Espinelves y Sant Hilari Sacalm, la riera desciende con fuerza, formando desfiladeros estrechos y escarpados, rodeados de peñascos y vegetación densa, que permiten la aparición de saltos de agua y tramos de gran belleza natural. A medida que se acerca a Osor, su curso se suaviza, dibujando meandros sinuosos antes de unirse al río Ter.

Riera de Osor
Cauce natural que serpentea entre vegetación y viejos molinos

Su longitud total es de unos 25 km entre Sant Hilari y el puente que separa Anglès de la Cellera. Hidrológicamente, destaca como el curso fluvial más caudaloso de los que nacen en las Guilleries. A lo largo de los siglos, la riera ha sido aprovechada para riego agrícola, movimiento de ruedas de molinos, generación de electricidad y actividades de industria textil y minera.

Riera de Osor
La Riera de Osor atraviesa el pueblo y da vida al paisaje urbano

Actualmente, es posible recorrer un itinerario llano de 2,1 km a lo largo de la Riera de Osor que discurre cerca del pueblo. Este paseo de baja dificultad ofrece la oportunidad de observar flora y fauna de ribera, disfrutando de un tramo de gran belleza paisajística y de la tranquilidad que proporciona el agua. En verano se convierte en un excelente refugio climático.

Lavadero de Ca n'Aubreda


Lavadero de Ca n’Aubreda
El Lavadero de Ca n’Aubreda aprovechaba el agua de la acequia del Molí d’en Serra

En la primera mitad del siglo XX, para evitar bajar hasta la riera a hacer la colada, los vecinos aprovecharon la acequia del Molí d'en Serra para construir un lavadero público donde lavar la ropa. Se llenaba con el agua procedente de la Font de Ca n’Aubreda. Bajando unas escaleras se llega hasta las antiguas piedras que forman el lavadero y a una pequeña tajadera de piedra bastante bien conservada, aunque con exceso de vegetación salvaje alrededor.

Font de Ca n'Aubreda


Fuente de Ca n’Aubreda
La Font de Ca n’Aubreda está documentada desde el siglo XIX

La Font de Ca n’Aubreda, documentada desde el siglo XIX, toma su nombre del antiguo linaje Albereda. El aspecto que hoy se puede contemplar data de 1869, cuando se llevó a cabo una reparación que cubrió parcialmente el torrente. En un poema popular de mediados del siglo XX dedicado a las fuentes de Osor, se dice de ésta: “La de Can Aubreda es molt bona / si no regan gaire estona” (La de Can Aubreda es muy buena / si no riegan mucho rato).

Carrer de França


Carrer de França
El Carrer de França es la calle empedrada más larga de Osor

El Carrer de França es la calle más larga empedrada con adoquines de Osor. Anteriormente, se había llamado Carrer de Nostra Senyora del Coll, ya que, de hecho, forma parte del antiguo camino Real que se dirigía hacia este santuario. Durante el franquismo se conoció como Calle de los Mártires, y en 1978 se propuso renombrarla Carrer Guilleries. A lo largo de esta calle se conservan varias casas donde aún pueden verse dinteles de piedra de los siglos XVI, XVII y XVIII, testigos de la historia y antigüedad de Osor.

Carrer de França
Casas con dinteles de los siglos XVIII y XIX bordean el pintoresco Carrer de França

Una curiosa historia oral explica el origen del nombre del Carrer de França. A finales del siglo XIX o principios del XX, vivía en esta calle un francés conocido como “l’avi Pierre”, instalado en la casa que hoy se identifica como Can Pones. Por motivos políticos de la época, se dice que pudo colocar la bandera de su país en el balcón, lo que le granjeó cierta simpatía entre los vecinos, que empezaron a llamar a la calle “del Francès”. 

Carrer de França
Imagen antigua del Carrer de França de Osor

Esta calle también nos recuerda una tradición artesanal de Osor ya perdida. En 1926, se trasladó aquí el taller de alpargatas de Lluís Pons, que alternaba este trabajo con el de barbero, y donde ya se había instalado otro artesano, Quimet Espardenyer, en la casa conocida actualmente como Can Lluís. Ambos hacían a mano alpargatas catalanas con suela de yute o cáñamo. Con el tiempo, su hijo Antonio mecanizó el taller, introdujo la producción de suela de goma y llegó a vender al por mayor.

Hornacina de Can Toni


Imagen de San Antonio
Hornacina de Can Toni con imagen de San Antonio, en el Carrer de França

La hornacina de Can Toni, situada en la fachada del Carrer de França, es un testimonio del pasado religioso y decorativo de Osor. En ella puede verse una imagen de San Antonio, patrón de los animales y protector del hogar, enmarcada con decoración de cerámica catalana. Estas hornacinas, habituales entre los siglos XVIII y XIX, se colocaban en las fachadas como signo de devoción y para invocar la protección del santo sobre la familia y sus bienes.

Molí Sarsanedes


Molí Sarsanedes
Maria Sarsanedes pidió permiso para producir electricidad para uso privado

El Molí Sarsanedes se ha conocido también como Molí de Cercenedes, Molí de la Mata, de Mirapeus o d’en Vila, y se tiene constancia de que ya existía en 1746. Está formado por un conjunto de edificios de una planta, construidos en mampostería, piedra y cubierta de baldosa, con aberturas rectangulares enmarcadas en ladrillo. Su importancia histórica va más allá de la arquitectura. En 1910, gracias a la iniciativa de Maria Sarsanedes, se produjo electricidad por primera vez en Osor utilizando la energía hidráulica de este molino.

Molí Sarsanedes
El Molí Sarsanedes produjo por primera vez electricidad en Osor en 1910

En junio de 1911, el concejal Antoni Pons propuso extender el alumbrado público al municipio, instalándose veintidós farolas de doce bujías que funcionaban desde las últimas horas de la tarde hasta la madrugada. No fue hasta 1916 que la electricidad llegó a los domicilios cercanos a la línea, marcando el inicio de la electrificación de Osor. Desde este punto del recorrido deshacemos el camino hasta el Pont Vell y, tras dejar atrás Can Roure, giramos a la izquierda por el Carrer Major.

Pont de Can Vidal


Pont de Can Vidal
Puente medieval de una sola arcada sobre la riera de la Noguerola

Situado entre el Ayuntamiento de Osor y la Iglesia de Sant Pere, encontramos el Pont de Can Vidal, también conocido como Pont de la Noguerola. Este pequeño puente de piedra medieval de una sola arcada, ligeramente apuntada, servía como paso del antiguo camino de Anglès a Sant Hilari Sacalm. Se alza unos 4 metros de altura sobre la riera de la Noguerola y se construyó con piedra, guijarro y mortero. 

Pont de Can Vidal
El Pont de Can Vidal unía por el antiguo camino Anglès con Sant Hilari Sacalm

Como las crónicas indican que tras los terremotos de 1427 y 1430 no quedó ningún puente en pie, su reconstrucción probablemente data de la segunda mitad del siglo XV, aprovechando la estructura de un puente anterior, posiblemente de origen románico. Hoy se encuentra en desuso, pero forma un rincón muy pintoresco que resulta muy fotogénico.

Reloj del Ayuntamiento


Ayuntamiento de Osor
Reloj de 1878 de la empresa Garnier de París, procedente de la estación de Peralada

Nuestra ruta a pie por Osor concluye frente al Ayuntamiento, donde se conserva una singularidad histórica: en la fachada podemos ver un reloj de la empresa Paul Garnier de París, que data de 1878 y proviene de la antigua estación de tren de Perelada, que quedó fuera de servicio a principios de los años 90. En la esfera del reloj podemos ver el escudo de Osor y el nombre de la población.

Qué más ver cerca

Si te apasionan las localidades con historia y encanto, no te pierdas Girona, situada a sólo 27 km de Osor. Su trazado medieval y sus murallas bien valen una escapada. 

Qué ver en Millau: un viaje entre historia, artesanía y paisajes

Millau
El Beffroi de Millau encarna la memoria medieval de la ciudad

En el corazón del Aveyron, Millau combina el encanto de una ciudad pequeña con un pasado vibrante. Su centro histórico, con su ambiente medieval, invita a pasear por calles adoquinadas y descubrir su patrimonio único. Desde la Torre de los Reyes de Aragón (siglo XII) con sus vistas panorámicas ofrece una perspectiva inigualable de la ciudad. La Plaza Foch, con sus terrazas sombreadas por plataneros, es el lugar perfecto para disfrutar de un aperitivo o de un día de mercado.

Millau
La historia de Millau está íntimamente ligada al curtido de pieles y la guantería

Millau también es conocida por su tradición artesanal. En la rue Droite, se encuentran talleres de guantería, marroquinería y cuchillería, reflejo de un saber hacer transmitido de generación en generación. No olvides visitar el Musée de Millau et des Grands Causses para profundizar en la historia de la región y el Site du Viaduc de Millau para descubrir en profundidad esta obra de la ingeniería moderna.

Hôtel de Galy 

Millau
Hôtel de Galy desde la Place Emma-Calvé

Frente a la Torre de los Reyes de Aragón y el campanario, se erige el Hôtel de Galy, una construcción que reúne casi un milenio de historia. Sus muros conservan vestigios del siglo XI y del XVII, reflejo de una residencia señorial y que, a comienzos del siglo XIX, el barón de Galy adquirió la propiedad para transformarla en una escuela de niñas, confiada a una comunidad de religiosas en 1826. 

Millau
El Hôtel de Galy combina la sobriedad medieval con la elegancia renacentista

A finales del siglo XX, tras una cuidada restauración, el Hôtel de Galy pasó a albergar la sede de la Communauté des Communes de Millau Grands Causses, para albergar en la actualidad, la Oficina de Turismo. La parte nororiental conserva todavía valiosos vestigios medievales. El Hôtel de Galy está formado por dos cuerpos principales: uno se extiende a lo largo de la Rue Droite, y el otro se abre en ángulo hacia la Place Emma-Calvé, formando una elegante L. 

Millau
Puerta de entrada en la Rue Droite junto arcos románicos

Las fachadas conservan un repertorio arquitectónico que combina la sobriedad medieval con detalles decorativos posteriores. Ventanas con arcos de medio punto y molduras góticas, arcadas y muros de caliza azul cuidadosamente labrada. En su interior, el visitante puede reconocer todavía la disposición original de las salas abovedadas. Bajo el nivel actual del suelo se conserva una bóveda de cañón que probablemente formó parte de la bodega original del edificio.

Más información: Office de Tourisme de Millau Grands Causses. Dirección: 1 Place du Beffroi, 12100 Millau. Teléfono: +33 (0) 565 600 242. Web: Office de Tourisme de Millau GrandsCausses

La Torre de los Reyes de Aragón y Le Beffroi de Millau


Millau
Sobre la Torre cuadrada de los Reyes de Aragón se alza Le  Beffroi o campanario

A pocos pasos del Hôtel de Galy se levanta uno de los monumentos más emblemáticos de Millau: la Torre de los Reyes de Aragón, coronada por Le Beffroi —un campanario comunal—. Juntas, ambas construcciones narran más de ochocientos años de historia, finales del siglo XII, esta torre ha sido testigo de la dominación aragonesa, la Cruzada albigense y la incorporación de Millau al reino de Francia.

Un símbolo de poder aragonés 

Millau
El origen de la torre se remonta al siglo XII, cuando Alfonso II mandó construir su palacio en Millau

El origen de esta torre se remonta a finales del siglo XII, cuando Alfonso II de Aragón (1157-1196), conde de Barcelona y marqués de Provenza, decidió levantar un palacio real en Millau, entonces una de las plazas más importantes de sus dominios en el Rouergue. Un texto del año 1187, firmado en Girona, testimonia su vínculo con la ciudad: el monarca concedía a los habitantes de Millau un Consulado y un sello común, emblemas de autogobierno bajo la autoridad aragonesa. 

Millau
Espacio interior de la Torre de los Reyes de Aragón, donde aún se percibe su carácter defensivo

De aquel palacio quedan hoy la torre cuadrada, una sala anexa y el vestigio de una pequeña corte interior. Austera por fuera, la torre sorprende por la sofisticación de su arquitectura románica, con muros de más de tres metros de grosor y una estructura cuidadosamente ensamblada en caliza local, difícil de tallar, pero de una solidez imponente. Mide unos 20 metros de altura y 10,5 de lado, y está dividida en tres niveles abovedados

Millau
Vestigio del pasado medieval, una letrina esculpida en piedra

El acceso original se encontraba en el primer piso, al norte, y se realizaba por una pasarela que la unía a la sala contigua, garantizando su seguridad. En su interior se conservan letrinas esculpidas en piedra, comparables a los del castillo templario de Sainte-Eulalie-de-Cernon, así como una archera mural de grandes dimensiones, testimonio de su doble función: representativa y defensiva.

Del olvido al campanario comunal


Millau
El Beffroi en una imagen antigua (1958)

Con el paso de los siglos, la función palaciega de la torre se desvaneció. A comienzos del siglo XVII, en plena época de las Guerras de Religión, los cónsules de Millau —entonces de mayoría protestante— compraron la antigua torre real para construir un nuevo campanario, después del derrumbe del de la iglesia de Notre-Dame. Así nació, entre 1613 y 1617, el Beffroi de Millau, una torre octogonal de piedra que se eleva sobre el viejo bastión aragonés. 

Millau
La visita a la Torre de los Reyes de Aragón y Beffroi permite disfrutar del mejor mirador de Millau

Más tarde, tras la Paz de Alès (1629) y el retorno del poder católico, la torre fue reutilizada como prisión, función que mantuvo durante siglos. La campana “Espérance”, instalada y bendecida en 1873, resuena aún desde la altura del campanario. El Beffroi cuenta con cuatro niveles, de los cuales dos conservan su estructura original de madera, y una escalera de caracol encajada en la torrecilla lateral que asciende hasta la plataforma superior, rodeada por una balaustrada de piedra. 

Millau
Vista panorámica de Millau desde lo alto del campanario

En 1931, la Torre de los Reyes de Aragón y el Beffroi de Millau fueron declarados Monumento Histórico. Desde sus 42 metros de altura, el viajero puede disfrutar de una vista panorámica de Millau que abarca la ciudad, el valle del Tarn y los Causses que la rodean: un paisaje que parece unir el poder medieval con la calma contemporánea del sur de Francia.

Más información: Beffroi de Millau - Tour des Rois d'Aragon. Dirección: 16 rue Droite, 12100 Millau. Teléfono: +33 (0) 565 670 463. Horario: De jueves a domingo de 14 a 17:30 h. Entrada: Desde 3’6 €. 

El Hôtel de Tauriac, la noble vecindad del campanario


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Junto a la torre se alza el Hôtel de Tauriac, residencia señorial del siglo XVII

En el siglo XVII, poco después de la construcción del Beffroi, el châtelain Jacques de Tauriac adquirió la casa vecina a la torre para levantar allí su residencia señorial. Este nuevo edificio, conocido como Hôtel de Tauriac, se integró en el conjunto urbano que rodeaba el antiguo palacio aragonés. Su fachada de piedra y su escalera interior reflejan la elegancia de la arquitectura civil del Grand Siècle, contrastando con la sobriedad románica de la torre contigua.

Les Halles: el mercado de Millau estilo Baltard


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El mercado cubierto de Millau está inspirado en el estilo de Victor Baltard

A finales del siglo XIX, el metal se convirtió en el nuevo emblema del progreso. Flexible, ligero y resistente, el hierro fundido y el acero ofrecían a la arquitectura una transparencia inédita. Inspiradas en el modelo de las Halles centrales de París de Victor Baltard, el mercado de Millau reflejan esta revolución constructiva que transformó la estética urbana bajo el Segundo Imperio.

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Su estructura metálica y grandes ventanales reflejan la revolución industrial de finales del XIX

El 14 de marzo de 1885, el Consejo Municipal de Millau aprobó la creación de una gran plaza destinada a acoger el nuevo mercado cubierto. Las obras de la Place des Halles culminaron en 1899, año en que la ciudad inauguró su mercado cubierto de estilo Belle Époque. Con su estructura metálica, sus amplios ventanales y su cubierta de vidrio, las Halles de Millau celebraban la modernidad industrial y la vida urbana.

Más información: Les Halles. Dirección: Place des Halles, 12100 Millau. Horario: miércoles y viernes de 7 a 12:30 h. Jueves, sábado y domingos solo de julio y agosto de 8:30 a 12:30 h.

L’Atelier du Gantier


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Millau es la capital histórica de la guantería francesa

Entre las calles peatonales del casco antiguo, se encuentra L’Atelier du Gantier, un pequeño taller-boutique fundado en 1989 por Chantal y Christian, dos artesanos que decidieron perpetuar la tradición más emblemática de la ciudad: el guante de piel. En Millau, el arte de la guantería se remonta a la Edad Media, cuando los talleres aprovechaban las pieles finas del entorno —en especial las de cordero— para producir guantes de una suavidad reconocida en toda Europa.

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Aquí el cuero se transforma en elegancia mediante procesos artesanales que han perdurado siglos

L’Atelier du Gantier continúa hoy este legado, elaborando sus piezas de forma artesanal y con piel de agneau plongé, término francés que se refiere a un proceso de curtido de pieles por inmersión. Este cuero flexible y ligero conserva el tacto natural del material. Cada guante pasa por una serie de etapas tradicionales: el humedecido de la piel para darle elasticidad, el dépeçage o estirado manual, la selección de las zonas sin imperfecciones y la decoupe à la main de fer, una técnica heredada de los maestros guanteros del siglo XIX.

Cada guante cuenta una historia de paciencia, precisión y savoir-faire

Aunque las colecciones se diseñan y ensamblan en Millau, parte de la producción se realiza en colaboración con dos talleres europeos de larga tradición: uno familiar en Portugal, especializado en guantes cosidos a mano, y otro en Hungría, donde se domina la técnica del piqué anglais un proceso de costura manual de hace más de 150 años. 

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L’Atelier du Gantier perpetúa la tradición artesanal del guante francés

Además de sus líneas clásica y fantasía, el taller ofrece una colección personalizable, en la que cada cliente puede encargar un par de guantes a medida, fiel a la costumbre artesanal que caracteriza a Millau desde hace siglos. Visitar L’Atelier du Gantier no es solo descubrir un comercio local, es adentrarse en la memoria viva de un oficio que definió la identidad de la ciudad, y que aún hoy se ejerce con la misma pasión y precisión que antaño.

Más información: L’Atelier du Gantier. Dirección: 20 Rue Droite, 12100 Millau. Teléfono: +33 565 608 150. Horario: De lunes a viernes de 9 a 12 h. y de 14 a 19 h. Abierto los sábados de diciembre.

Centre Commercial La Capelle


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Centre Commercial La Capelle

Si tras recorrer el casco antiguo te apetece hacer una pausa o realizar alguna compra, el Centre Commercial La Capelle (2015) ofrece tiendas, cafeterías y restaurantes al aire libre, además de un aparcamiento subterráneo con una hora gratuita. En este mismo espacio se encuentra la Médiathèque du Sud-Aveyron, un moderno centro cultural que organiza exposiciones y actividades, aportando una nota contemporánea al corazón histórico de Millau.

Más información: Centre commercial La Capelle. Dirección: Place de La Capelle, 12100 Millau. Horario: Abierto de lunes a sábado de 9:30 a 19 h.

Château de Sambucy 

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Cuerpo central del Château de Sambucy

Situado en pleno centro de Millau, el Château de Sambucy es un tesoro arquitectónico del siglo XVII que sorprende tanto por su interior como por sus jardines. Aunque se encuentra en el corazón de la ciudad, este hôtel particulier permanece resguardado de las miradas, y los habitantes de Millau lo llaman “castillo” porque realmente lo parece. A sus magníficos jardines a la francesa se suman sus estucos y frescos, que hacen de la visita un recorrido por el arte clásico. 

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Ala occidental del Château de Sambucy

Durante mucho tiempo el lugar permaneció cerrado al público, pero hoy en día es posible descubrirlo con visitas semanales de abril a septiembre. En el interior se pueden admirar tres salones decorados en el siglo XVII con techos pintados: el Salón de la Gloria, el Salón de Diana y el dormitorio de Mademoiselle de Fontanges, que —según una leyenda local— habría sido decorado en honor a la joven favorita de Luis XIV, aunque no existe constancia documental de su paso por Millau.

Un hôtel particulier declarado Monumento Histórico 

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Ala oriental del Château de Sambucy

El edificio fue construido entre 1672 y 1679 por encargo de Jacques Duschêne, maestro de aguas y bosques en Rouergue durante el reinado de Luis XIV. Concebido como residencia noble, se levantó extramuros, lejos de las calles estrechas del casco urbano, y pronto se convirtió en una de las residencias más notables de Millau. A principios del siglo XVIII, el Château de Sambucy pasó a manos de Marc-Antoine de Sambucy (1695-?), abogado en el Parlamento de París. 

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Patio interior del Château de Sambucy

En 1720 contrajo matrimonio con Antoinette de Laverne, hija de Edme de Laverne, conde de Gamache, y de Mademoiselle Duschêne (hija del primer propietario del Château de Sambucy). En 1745, Marc-Antoine de Sambucy fue elegido capitoul (funcionario municipal) de Toulouse y recaudador de impuestos en Millau, convirtiéndose en el primer miembro de la rama familiar de Sambucy de Sorgues. Desde entonces, la familia Sambucy de Sorgues conserva el castillo y sus jardines.

Arquitectura señorial


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El Château de Sambucy refleja la elegancia barroca del reinado de Luis XIV

El château presenta una planta en forma de U, articulada entre el patio y el jardín, con un cuerpo central y dos alas laterales. Construido en piedra de sillería y tejado de pizarra, su ornamentación refleja el gusto barroco francés del reinado de Luis XIV. El decorado interior fue realizado por artistas del Languedoc y de Italia. Las molduras del piso noble son obra de Jean Sabathier, escultor de yeserías del siglo XVII. 

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Orangerie del Château de Sambucy

Las pinturas murales —con temas mitológicos y alegóricos donde aparecen Apolo, Diana, Juno o Poseidón— se atribuyen al pintor Joseph Pugeol, activo en Rodez. El Salón de la Gloria, está decorado con estucos que representan emperadores romanos y virtudes como la Caridad, la Templanza o la Justicia. En el Salón de Diana, un rico repertorio vegetal enmarca querubines y figuras de la diosa cazadora. En 1853 se construyó una orangerie (invernadero), bajo la dirección del arquitecto Étienne-Joseph Boissonnade (1796-1862), autor también del Palais de Justice de Millau.

Los jardines: del clasicismo francés al romanticismo inglés


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En los jardines del Château de Sambucy se celebra un Festival de jazz en julio
El primer jardín a la francesa, diseñado tras la finalización del edificio, estaba estructurado alrededor de un estanque con surtidor. En 1820, se transformó en un jardín inglés siguiendo la moda paisajística del momento, con caminos sinuosos y especies exóticas—como los cedros del Atlas— que aún se conservan.

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El elegante jardín francés del Château de Sambucy
En 2000, los jardines recuperaron parte de su trazado original, combinando hoy la geometría del clasicismo francés con el encanto natural de un parque romántico del siglo XIX. Los jardines del Château de Sambucy están distinguidos con el sello nacional Jardin remarquable, que reconoce su valor histórico y estético.

Una herencia familiar viva 

Jardines distinguidos con el sello Jardin remarquable

La familia Sambucy de Sorgues sigue siendo propietaria del castillo y sus jardines desde hace más de tres siglos. El actual descendiente del linaje ha abierto este lugar que forma parte del patrimonio más emblemático de Millau, y que acoge visitas guiadas, conciertos y eventos artísticos. Los jardines —accesibles para personas con movilidad reducida— y las salas parcialmente adaptadas permiten disfrutar de más de tres siglos y medio de historia.

Más información: Château de Sambucy. Dirección: 22 Boulevard de l'Ayrolle, 12100 Millau. Entrada: 8 €. 

Maison Fabre: un siglo de arte en la piel 

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Colección de guantes y bolsos en la tienda de la Maison Fabre

En Millau, la capital histórica de la guantería francesa, el arte de transformar el cuero en elegancia tiene nombre propio: Maison Fabre. Fundada en 1924 por Étienne Fabre, un antiguo gendarme que cambió el uniforme por el delantal de artesano. Esta empresa familiar celebra un siglo de excelencia en la fabricación de guantes de lujo. A lo largo de su historia, la casa ha vestido manos célebres.

Cuatro generaciones después, la pasión en Maison Fabre sigue intacta y la tradición continúa viva

Grace Kelly lució sus guantes en el cine, Madonna los eligió para un videoclip y Daft Punk los convirtió en parte de su identidad artística. Cada par de guantes es el resultado de un trabajo meticuloso que combina el saber hacer tradicional con la creatividad contemporánea. Durante nuestra visita al taller de Maison Fabre, pudimos asistir en directo a las diferentes etapas del proceso artesanal

Un taller donde la tradición perdura 

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Una vez completamente humedecida, la piel se enrolla sobre sí misma durante el proceso de secado

Nada aquí es producto de la prisa: cada gesto responde a un conocimiento transmitido de maestro a aprendiz, como de padres a hijos. El proceso comienza con la elección de las pieles, cuidadosamente clasificadas por tipo, tamaño y tonalidad. Una vez seleccionadas, las pieles se humedecen para ganar flexibilidad, una operación que los guanteros llaman le prêtant: ese momento mágico en que el cuero se prepara para ajustarse a la mano como una segunda piel

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La "mano de hierro" es la herramienta esencial del maestro guantero

Después llegan el estirado y la colocación sobre la “main de fer”, un cortador metálico con forma de mano que define los dedos y el pulgar bajo la presión de una prensa hidráulica. A continuación, el artesano perfila los bordes con precisión milimétrica, en una tarea conocida como le raffilage, antes de pasar a la costura.

Piqué inglés y detalles a mano 

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El piqué inglés evita así las costuras que sobresalen

El ensamblaje con piqué inglés, reconocible por garantizar una resistencia perfecta y mejorar el ajuste y la comodidad del guante. Si el modelo requiere bordados, nervaduras o lazos decorativos, estos se realizan a mano, pieza por pieza, antes de coser el conjunto. Finalmente, se inserta la costura interior, que se ajusta con la ayuda de un molde en forma de mano y se fija con una costura invisible en cada dedo.

El control, garantía de perfección 

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Los talleres de Maison Fabre son un viaje al corazón del lujo y la maestría artesanal

Cada guante pasa por una serie de controles de calidad que forman parte del ritual de excelencia de Maison Fabre. Durante el baguettage, se introducen pequeñas varillas en los dedos para comprobar la tensión de las costuras. Luego, los guantes se colocan sobre manos de acero calientes que los moldean y planchan a la vez, devolviéndoles su forma perfecta antes del control final y el appairage, la unión definitiva de los dos guantes de un mismo par.

Un legado que se lleva en las manos 

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En cada costura, la Maison Fabre perpetúa la excelencia que hizo célebre a Millau en el mundo

En Maison Fabre, la tecnología apenas se asoma; son las manos, las herramientas y la memoria del oficio las que dictan el ritmo. En un mundo dominado por la producción en masa, esta empresa familiar encarna la resistencia del verdadero lujo: el que se mide en horas de trabajo, en paciencia y en respeto por la materia. 

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El proceso de corte es un paso emblemático para lograr un resultado de alta calidad

Hoy, Maison Fabre no solo fabrica guantes, sino que también ofrece visitas guiadas a su taller, permitiendo descubrir de cerca un arte que ha hecho de Millau un nombre legendario. Entre el olor del cuero, el sonido de las tijeras y la destreza de los guanteros, se percibe claramente que aquí cada par de guantes cuenta la historia de un siglo de elegancia hecha a mano.

Más información: Maison Fabre. Dirección: 20 Av. Gambetta, 12100 Millau. Teléfono: +33 565 605 824. Web: Maison Fabre

Place Foch: la vieja plaza de Millau


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La Place Foch ha sido escenario de actos públicos, ceremonias y mercados desde la Edad Media

La Place Foch, centro neurálgico de Millau, conocida antiguamente como Place Mage, Place d’Armes, Place du Vieux Marché o Place de l’Hôtel-de-Ville, ha sido para muchos de los habitantes de Millau, simplemente la Place Vieille, en oposición a la Place Nouvelle (actual Place Emma Calvé). Desde la Edad Media, este espacio abierto fue el lugar donde se celebraban los actos públicos más importantes: donaciones feudales, proclamaciones, predicaciones y hasta ceremonias de caballería.

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En 1944 se convirtió oficialmente en la Place du Maréchal Foch

En 1416, San Vicente Ferrer predicó durante cinco días ante una multitud tan numerosa que ninguna iglesia podía albergarla. Durante las guerras de Religión, la plaza fue escenario de iconoclasias: el 17 de enero de 1562, los calvinistas quemaron o destruyeron las estatuas religiosas tomadas de las iglesias de la ciudad. Más tarde, en plena Revolución Francesa, se erigió aquí un “árbol de la libertad” en sustitución del antiguo calvario, y se realizaron las célebres "quemas" de títulos feudales, donde se quemaban públicamente los documentos del Antiguo Régimen.

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Los soportales acogieron el antiguo mercado tras cinco grandes puertas con rejas de hierro

Su arquitectura de planta cuadrangular, abierta en sus cuatro esquinas durante el siglo XVIII, conserva casas con pisos en voladizo y soportales de piedra conocidos como couverts. Estos pórticos, con pilares procedentes de antiguos claustros destruidos durante las guerras de Religión, ofrecían abrigo a los comerciantes. Uno de ellos lleva grabada la fecha de 1611, testimonio de una remodelación temprana.

La fuente de los leones


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La fuente de los leones preside la Place Foch

En el centro de la Place Foch se alza la Fontaine des Lions, una obra de 1835 que sustituyó a la antigua cruz que ocupaba este mismo emplazamiento. Su construcción corrió a cuenta de los propios vecinos que ofrecieron financiarla. El presupuesto ascendía a 784 francos, y el acuerdo municipal especificaba que debía tener una forma monumentalTuvo tanto éxito que el pueblo de Cornus mandó erigir una réplica idéntica diez años después.  

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Imagen antigua de la Fuente de los Leones (c. 1920)

La fuente de estilo Imperio consta de una pila circular, un pilón central cuadrado de piedra coronado por una columna cuadrangular con cuatro surtidores en forma de grifos, cada uno protegido por dos leones de bronce que dieron nombre al monumento. En su origen, el pavimento de la plaza estaba formado por guijarros del Tarn y rodeado por doce bornes que delimitaban un pequeño paso poligonal de protección.

Hôtel de Pégayrolles: el Museo de Millau (MUMIG)


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El Hôtel de Pégayrolles es un elegante hôtel particulier del siglo XVIII

En la Place Foch se alza el Musée de Millau et des Grands Causses (MUMIG), instalado en el elegante Hôtel de Pégayrolles, un hôtel particulier del siglo XVIII. Este majestuoso edificio fue mandado construir hacia 1738 por Jacques Julien de Pégayrolles, consejero en el Parlamento de Toulouse y miembro de una influyente familia de magistrados de Millau. En 1791, en el convulso contexto revolucionario, el edificio fue incendiado por los vecinos y quedó abandonado durante años hasta que, ya en el siglo XIX, fue reconstruido y ampliado.

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 El museo ofrece un viaje completo por la evolución de Millau y sus Grands Causses

En 1856 pasó a ser sede del ayuntamiento de Millau, sustituyendo al antiguo Hôtel de Tauriac. Un siglo después, en 1937, el consistorio se trasladó a un edificio más moderno y el Hôtel de Pégayrolles albergó una biblioteca y, desde los años 1980, el museo. El edificio conserva su estructura en forma de U con patio central y jardín posterior, una elegante escalinata con barandilla de hierro forjado y varias salas abovedadas en el sótano, donde aún se aprecian los restos de una capilla gótica con claves esculpidas.

Las colecciones del museo


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Cerámica neolítica de la Edad de Cobre

El MUMIG propone un recorrido completo por la historia natural y humana del territorio de los Grands Causses, desde el Cambriense hasta la época contemporánea. La sección de Paleontología exhibe fósiles y huellas de reptiles y anfibios prehistóricos, entre los que destaca el Occitanosaurus tournemirensis, un elasmosaurio del Jurásico descubierto en 1986 en Tournemire. 

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Piezas de cerámica sigillata de la Galia romana

La Protohistoria se ilustra con cerámicas, hachas y objetos de adorno que documentan la evolución de la metalurgia y la organización social entre el 2300 y el 50 a.C. El apartado de Antigüedad gallorromana conecta el museo con su sitio arqueológico asociado, la Graufesenque (Condatomagus), donde se produjeron millones de piezas de cerámica sigillata exportadas por todo el Imperio Romano. 

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En este museo se recorre la historia natural y humana del territorio

En el museo pueden verse tanto estas cerámicas rojizas, brillantes y decoradas con relieves, como los utensilios domésticos y objetos votivos hallados en las excavaciones. La Edad Media y la época moderna están representadas por sarcófagos de piedra, cerámicas vidriadas y esculturas policromadas que testimonian el desarrollo de la ciudad tras el abandono de Condatomagus y su paso por manos aragonesas y tolosanas. 

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Algunas salas del MUMIG están dedicadas a la historia del guante de Millau

Otro de los ejes del museo se dedica a la mégisserie (oficio de preparar y tratar pieles de animales pequeños, como corderos, ovejas y cabras, para convertirlas en cuero) y la guantería, dos oficios que marcaron la identidad industrial de Millau. Se explica el proceso de curtido y teñido de pieles finas, distinto del del cuero grueso, y cómo la ciudad se convirtió en la capital francesa del guante a comienzos del siglo XX.

Emma Calvé, la voz de Millau


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La exposición del museo rinde homenaje a Emma Calvé, la célebre soprano francesa

Entre las secciones más queridas por los visitantes figura la dedicada a Emma Calvé (1858–1942), la gran soprano de la Belle Époque, natural del Rouergue. El museo conserva fotografías, discos, partituras, joyas y trajes de escena de la artista, famosa por su interpretación de Carmen, papel que representó más de mil veces en los escenarios de todo el mundo.

El sitio arqueológico de La Graufesenque


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Reconstrucción del interior de un horno para la cocción de cerámica sigillata

A menos de dos kilómetros del centro, el sitio arqueológico de la Graufesenque, declarado Monumento Histórico, permite comprender el alcance de la antigua Condatomagus, uno de los principales centros productores de cerámica sigillata de la Galia romana. Entre los restos visibles destacan los hornos de alfareros, los almacenes y los canales de distribución de agua.

Más información: Musée de Millau et des Grands Causses. Dirección: Place Maréchal Foch, 12100 Millau. Teléfono: +33 565 590 108. Web: Musée de Millau et des Grands Causses

El Viaducto de Millau: el orgullo suspendido sobre el Tarn 

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El Viaducto de Millau fue el puente más alto del mundo en el momento de su inauguración

Durante años, Millau fue conocido por ser el “agujero negro” de la autopista A75. La carretera que debía conectar Clermont-Ferrand con Béziers y Narbonne se interrumpía en este punto del valle del Tarn, obligando a los conductores a descender por sinuosas curvas y volver a subir. En verano, los atascos podían prolongarse durante horas, y atravesar el valle se convertía en una pesadilla.

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La monumental obra de Norman Foster y Michel Virlogeux trajo prosperidad y renombre a Millau

La solución llegó con una de las obras más ambiciosas de la ingeniería contemporánea: el Viaducto de Millau, inaugurado en diciembre de 2004. Diseñado por el arquitecto británico Norman Foster y el ingeniero francés Michel Virlogeux, el puente atirantado conecta las mesetas del Causse Rouge y del Causse du Larzac, salvando el valle del Tarn con una elegancia que parece desafiar la gravedad.

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El Viaducto de Millau, lejos de herir el paisaje, parece flotar sobre él elegantemente

Con 2.460 metros de longitud y una altura máxima de 343 metros sobre el valle, el viaducto supera incluso la altura de la Torre Eiffel. Sus siete pilares de hormigón y acero, el mayor de 245 metros, convirtiéndolo en el pilar de puente más alto del mundo. 154 cables de amarre sostienen un tablero de 32 metros concebido para resistir vientos de hasta 250 km/h y soportar un tráfico diario estimado entre 10.000 y 25.000 vehículos.

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Quienes deseen acercarse aún más al coloso pueden seguir el Sentier des Explorateurs

El proyecto no estuvo exento de controversia. Como recordaba una guía local durante mi visita, muchos habitantes de Millau se oponían inicialmente a la idea de ver toneladas de acero y hormigón alzarse sobre el paisaje. “Pensábamos que sería el fin de la ciudad —explicaba—, que nadie volvería a venir a Millau”. Sin embargo, el tiempo ha demostrado lo contrario. El viaducto transformó la vida de la región.

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El Viaducto de Millau sigue siendo una referencia de la ingeniería moderna

El Viaducto de Millau facilitó la comunicación, atrajo visitantes y convirtió a Millau en un destino asociado a la audacia arquitectónica y a la maravilla estética. Al atravesarlo, los conductores tienen la sensación de flotar entre las nubes, con vistas panorámicas del valle y las gargantas del Tarn. Desde los miradores que lo rodean, se comprende por qué esta obra, más que alterar el paisaje, parece elevarlo.

Le site du Viaduc de Millau 

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El Site du Viaduc de Millau ofrece una experiencia inmersiva a quienes visitan la Viaduc Expo

Más allá de la experiencia que supone atravesar el Viaducto de Millau, el lugar invita a detenerse y descubrirlo con calma. El Site du Viaduc de Millau combina gastronomía, arquitectura y divulgación, ofreciendo la posibilidad de comprender la magnitud de esta obra. El centro de acogida se ubica en una antigua granja caussenarde restaurada. 

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La Viaduc Expo permite descubrir la historia de la construcción del Viaducto de Millau

En su interior, una exposición permanente recorre la historia de la construcción del puente y su integración en el entorno, con maquetas, audiovisuales y recursos interactivos que explican cómo se levantó el viaducto más alto del mundo. El espacio museográfico, conocido como Viaduc Expo, ocupa 220 m² y ofrece una escenografía moderna que permite contemplar la estructura desde distintos ángulos. 

Vista panorámica desde el mirador del Site du Viaduc de Millau, con el valle del Tarn al fondo

A pocos pasos, los miradores del recinto permiten admirar el viaducto en toda su extensión, suspendido sobre el valle del Tarn. Desde el belvédère, accesible a pie y abierto durante todo el día, se obtiene una vista panorámica de las mesetas del Larzac y del Causse Rouge, mientras que el mirador junto al gran cartel “AVEYRON” se ha convertido en el punto preferido para quienes buscan la fotografía perfecta al atardecer. 

Caminar bajo el tablero del viaducto para ver los imponentes pilonos es una experiencia única

Quienes deseen acercarse aún más al coloso pueden seguir el Sentier des Explorateurs, una visita guiada organizada por la empresa Eiffage que permite caminar hasta los pies de los pilonos del viaducto, bajo el tablero suspendido, descubriendo de cerca la dimensión técnica y humana de la obra. El acceso al sitio es gratuito y se puede llegar fácilmente desde la autopista A75 (entre las salidas 45 y 46) o desde el centro de Millau por la carretera D911.

Más información: Site du Viaduc de Millau. Dirección: Aire du Viaduc de Millau, accesible por la autopista A75 o fuera de la autopista, en dirección «Site du Viaduc de Millau». Teléfono: +33 565 616 154. Horario visita guiada organizada: Diariamente a las 11 h, 14 h, 16 h y 17 h. Tarifa: 6 €. Web: Site du Viaduc de Millau

Dónde comer o cenar en Millau


Restaurant Des Potes au Feu 

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Tulipe Gourmande de la Mer

El Restaurant Des Potes au Feu combina la tradición culinaria francesa con una propuesta fresca y contemporánea. En nuestra visita probamos: la Assiette estivale (17 €)—una deliciosa combinación de tomates, melón y burrata—, la Tulipe Gourmande de la Mer (18 €), el Pot-au-feu de la Mer con su alioli casero (26 €) y el pescado del día a la plancha (24 €). Sus platos resumen el espíritu de su cocina: productos de calidad, preparaciones cuidadas y respeto por el sabor. 

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El pescado del día con arroz, espárrago verde y una deliciosa salsa

Su menú del día, disponible fuera de temporada alta y los fines de semana, ofrece opciones equilibradas entre 15 y 21 euros, en los que se puede encontrar una selección de entrantes, carnes y pescados cocinados a la plancha. Entre los platos más sugerentes se pueden encontrar el Tataki de ternera con salsa chimichurri (18 €), la Parrillada de pescado (26 €) o el Magret de pato (25 €). 

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Delicioso postre con albaricoques

Para terminar, los postres mantienen el nivel con propuestas como la Verrine Eton Mess (10 €) o el Lingote de chocolate con corazón de frambuesa (10 €). Acompañamos el menú con un vino blanco de Domaine de Pellehaut, L'Été Gascon 2023, de la Famille Béraut, elaborado en Côtes de Gascogne. Este maridaje de 80 % Gros Manseng y 20 % Chardonnay ofrece un equilibrio perfecto entre dulzor y frescura, ideal para maridar con pescado o disfrutar como aperitivo.

Más información: Restaurant Des Potes au Feu. Dirección: 20 Boulevard Richard, 12100 Millau. Teléfono: +33 565 690 130.

Restaurant Au Jeu de Paume


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El Restaurant Au Jeu de Paume ofrece platos tradicionales del Aveyron

El Restaurant Au Jeu de Paume ofrece una inmersión deliciosa en la gastronomía tradicional del Aveyron. Situado cerca de la Place Foch, este establecimiento combina el encanto de la comida a la brasa cocinada en su chimenea con una carta que apuesta por los productos locales. Durante mi visita probé de primero Le Galedou, un queso de oveja fundido servido con pan tostado y ensalada. 

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Le Galedou

Como plato principal, me pedí un Aligot Saucisse, preparado con una salchicha a la parrilla y el clásico aligot elaborado con un tercio de tomme fresco de l’Aubrac. Lo acompañamos con un vino tinto “Louradou” 2021 del Domaine du Vieux Noyer (Appellation d’Origine Protégée Côtes de Millau). Este vino, mezcla de Syrah, Gamay y Cabernet Sauvignon, envejecido en barricas de roble, ofrece notas potentes y afrutadas que armonizan con los platos de carne y el queso. 

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Aligot Saucisse

La carta del restaurante —que propone fórmulas entre 30 y 36 euros— refleja una cocina regional de generosas porciones. Entre sus especialidades figuran los escargots en focaccia provenzal, el mouton à l’Aveyronnaise (chuletas de cordero a la parrilla con confit de ajo) o el magret de canard, todos cocinados a la parrilla, como dicta la tradición. Para finalizar, los quesos de oveja del Larzac, el nougat glacé o el craquant chocolat praliné prolongan el placer del menú. 

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Interior del restaurante Au Jeu de Paume

El restaurante Au Jeu de Paume invita a disfrutar de un momento culinario y de relax. Su autenticidad seduce tanto por la cocina como por el ambiente: carnes a la parrilla, pescados a la plancha y una copa de vino en un entorno que evoca la arquitectura del pasado. En las noches de verano, su patio se transforma en un pequeño paraíso con una vista privilegiada sobre los arcos, vestigios de la antigua pista del juego de pelota que da nombre al restaurante.

Más información: Restaurant Au Jeu de Paume. Dirección: 4 Rue Saint-Antoine, 12100 Millau. Teléfono: +33 565 602 512. Horario: Abierto de lunes a sábado a partir de las 19 h. Web: Au Jeu de Paume

Espace Gourmand del Viaducto de Millau 

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El Espace Gourmand del Viaducto de Millau se ubica en una antigua granja caussenarde restaurada

El Espace Gourmand del Viaducto de Millau ofrece una pausa gastronómica singular en un entorno excepcional. Situado en una antigua granja caussenarde restaurada, este espacio invita a disfrutar de productos locales y sus especialidades más conocidas: los capucins, una especie de crêpes en forma de cono elaborados con harina de trigo sarraceno. Aunque la masa resulta algo áspera y menos sabrosa de lo esperado, el concepto sorprende por su originalidad y su homenaje a la cocina regional. 

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Capucins de trucha ahumada con mostaza antigua

Los hay fríos, como el de foie con confitura de higos (16 €) o el de trucha ahumada con mostaza antigua (15 €), y calientes, como el de jamón blanco trufado (9 €), pollo con aligot (10 €) o morcilla trufada de cerdo Galabart (10,5 €). Esta creación del célebre chef Michel Bras ha sido retomada desde abril de 2024 por el chef Stéphane Camberlin, que continúa reinterpretando la receta con respeto y creatividad.

Más información: Espace gourmand du viaduc. Dirección: Brocuéjouls, 12100 Millau. Teléfono: +33 565 754 012. Horario: de martes a viernes de 9 a 18 h. Lunes, sábados y domingos de 8:30 a 18 h. Web: Espace gourmand du viaduc

Dónde dormir en Millau: Domaine Saint Estève


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El Domaine Saint Estève ofrece chalets confortables en plena naturaleza

El Domaine Saint Estève es un complejo hotelero *** que combina confort y entorno natural. Es ideal para estancias en familia, entre amigos o incluso viajes de negocios. Ofrece 72 chalets totalmente equipados, desde acogedores estudios para cortas estancias hasta amplios alojamientos para grupos. Cada chalet dispone de terraza privada, climatización y todos los servicios necesarios para disfrutar del silencio y la belleza de las 5 hectáreas de naturaleza que rodean el dominio.

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Piscina infinita del Domaine Saint Estève

El complejo cuenta con chalets adaptados para personas con movilidad reducida. Además, el Domaine Saint Estève acepta mascotas, con kit de bienvenida y acceso a todas las zonas comunes. En cuanto a servicios, los huéspedes pueden disfrutar de un restaurante y bar con vistas al Viaducto de Millau y piscina de borde infinito. Cada mañana se sirven desayunos tipo buffet continental y se pueden encargar pan y bollería fresca.

Millau
Desayuno con vistas en el Domaine Saint Estève

El entorno invita a la aventura y al descubrimiento: parapente, canyoning, escalada, vía ferrata, senderismo por los GR, equitación, VTT y canoa-kayak. La cercanía con Millau y las Gargantas del Tarn permite combinar deportes al aire libre con visitas culturales, rutas gastronómicas y escapadas a los pintorescos pueblos del Aveyron, como La Couvertoirade

Más información: Domaine Saint Estève. Dirección: Av. de Millau Plage, 12100 Millau. Teléfono: +33 565 691 212. Web: Domaine Saint Estève

Toda la información generada durante mi viaje a Millau puede consultarse a través de los hashtags #ExploreMillau y #Aveyron.

Qué más ver cerca

A unos 42 km al sureste de Millau encontramos La Couvertoirade, una ciudad templaria que resiste al paso de los siglos. Aquí no necesitas imaginación: todo está a la vista, desde las casas de piedra del siglo XV hasta la muralla, torres y castillo de los Caballeros del Temple.

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