Un día en Canet-en-Roussillon: navegando entre vida marina, gastronomía y cabañas de pescadores

Mesoheros festae, una joya acuática en el Aquarium Oniria de Canet-en-Roussillon
Canet‑en‑Roussillon es una ciudad marítima con nueve kilómetros de playas de arena fina y es un destino ideal para una escapada de un día desde Cataluña. Hoy se presenta como un destino que combina tradición marinera con un puerto deportivo con 1.300 amarres y un centro náutico de referencia internacional. Canet, con su encanto mediterráneo, ofrece historia, naturaleza, gastronomía y experiencias únicas como navegar en catamarán, el Aquarium Oniria, un tradicional poblado de pescadores y una deliciosa gastronomía frente al mar.

Paseo por el mar con el Catamarán Navivoile


El Catamarán Navivoile en el puerto de Canet-en-Roussillon

Embarcar desde Canet-en-Roussillon a bordo del Navivoile es dejarse llevar por el viento en una experiencia marítima única. Este maxi catamarán ecológico, de 24,7 m de eslora y 220 m² de espacio en cubierta, ha sido diseñado para navegar de forma respetuosa con el medio marino. Su etiqueta High Quality Whale-Watching® certifica que cada salida se realiza bajo estrictos criterios de protección de la fauna marina.

Zonas amplias para relajarse al sol en el Navivoile

No hace falta recorrer el planeta para vivir el asombro de encontrarse con delfines, rorcuales o incluso cachalotes que se encuentran a menos de hora y media de navegación desde Canet. Entre las modalidades que ofrece el Navivoile, destaca la posibilidad de realizar salidas para la observación de estos cetáceos. Las aguas del Mediterráneo frente a Canet-en-Roussillon, especialmente en los alrededores del cañón submarino de Creus, se convierten en escenario de un espectáculo natural impresionante.

Vistas a las aguas cristalinas y ensenadas de la Costa Vermeille

Aquí, el rorcual común —la segunda ballena más grande del mundo— aparece con cierta frecuencia, al igual que los grandes delfines, cachalotes, globicéfalos negros, espadones, tiburones y tortugas bobas. El Navivoile ofrece diferentes modalidades de crucero para todos los gustos: desde paseos de una hora para disfrutar del mar bajo velas desplegadas, hasta travesías de día completo dedicadas a la observación de cetáceos.

El Navivoile surcando la costa desde Canet-en-Roussillon hasta Port-Vendres

Una de las salidas más populares es la que combina 10 horas de navegación y avistamiento de delfines por 59 €. También es posible embarcarse en excursiones con escala (37 €) en pintorescos pueblos marineros como Collioure o Port-Vendres, descubriendo la costa desde otra perspectiva. Por ejemplo, la “promenade à la voile” (paseo en vela) de una hora cuesta unos 11 € para adultos, y permite sentir el viento en las velas tras salir del puerto, con comentarios sobre náutica, geografía costera y biodiversidad marina. 

Vista desde el Catamarán Navivoile

Para quienes buscan combinar mar y gastronomía, las travesías con barbacoa y baño “Grillade et baignade” permiten fondear en calas de aguas cristalinas, saborear parrilladas y productos locales a bordo, y darse un chapuzón en plena naturaleza. Los precios varían según la temporada, pero se pueden encontrar desde 61 €. Durante cualquier salida en catamarán, te aconsejo relajarte y conectar con la naturaleza: el silencio del mar, el oleaje suave y el encuentro con aves marinas o mamíferos.

Más información: Catamarán Navivoile. Dirección: Parking Bastia Avant Port, 66140 Canet-en-Roussillon. Teléfono: +33 (0) 468 403 221 / +33 (0) 623 206 976. Precio del crucero: desde 11 € por persona. Web: Catamarán Navivoile

Comida en restaurante Can Marcel del Chef Christophe Perrin


Anchoas de La Escala en Can Marcel

Después del paseo en catamarán por el mar Mediterráneo, fuimos al restaurante Can Marcel, del chef Christophe Perrin, miembro de la Asociación de Toques Blanches du Roussillon, de la que otras veces hemos hablado, y gran apasionado de la cocina catalana. Este restaurante representa la sabiduría culinaria mediterránea y catalana, elaborada con mimo y basada en el producto fresco de temporada.  

Mejillones gratinados con alioli

Su carta combina platos marineros tradicionales con guiños a la cocina local más auténtica, desde tapas sencillas hasta especialidades contundentes. La propuesta gastronómica del chef Christophe Perrin se construye a partir de una cocina honesta y cercana, donde los pescados recién llegados del puerto aseguran una frescura inigualable en cada preparación. 

Las croquetas de jamón del chef Perrin en Can Marcel

A ellos se suman las verduras de temporada cultivadas en el Rosellón, que aportan matices auténticos y realzan los sabores locales. Todo ello se armoniza con una cuidada selección de vinos del Roussillon, pensados para acompañar cada plato y completar una experiencia culinaria profundamente arraigada en el territorio. Durante mi comida, abrimos boca con unas anchoas de La Escala (14,50 €), servidas en aceite y con todo el sabor del Mediterráneo concentrado en cada bocado.

Calamares a la plancha de Can Marcel

En una selección de tapas no pueden faltar nunca unas buenas croquetas, en Can Marcel son de jamón (8,50 €), crujientes por fuera y cremosas por dentro, ¡nadie es capaz de resistirse a una buena croqueta! Le siguieron unos calamares a la plancha (9,50 €) en su punto justo, y unos mejillones gratinados con alioli (11,00 €), intensos y sabrosos, que llegaron a la mesa dorados y aún humeantes.

La fideuá de Can Marcel, uno de los platos estrella del chef Christophe Perrin

Como plato principal, opté por una Fideuá Terre et Mer (29,00 €), una especialidad de la casa que combina rape, gambas, mejillones y butifarra catalana con una base de fideos gruesos, cocinados con un sofrito lleno de sabor y servidos con alioli. Una propuesta que mezcla los sabores del mar y la montaña en una más que generosa ración, y que resume la esencia de la cocina del Rosellón.

Selección de vinos Can Marcel, IGP Côtes Catalanes

La carta de Can Marcel incluye otras opciones tradicionales como la zarzuela de rape, gambas, langosta y mejillones; la parrillada de pescado fresco a la plancha; o la mariscada con almejas, navajas, mejillones y langosta, entre otros. Los productos del mar se sirven según disponibilidad, lo que garantiza su frescura y autenticidad. Además, el restaurante ofrece platos de carne, tapas, y una selección cuidada de vinos locales que armonizan con la propuesta culinaria.

Vistas al mar en la terraza de Can Marcel

En Can Marcel, el servicio es amable y el ambiente relajado, con terraza junto al paseo marítimo y un ritmo pausado que invita a alargar la sobremesa. Cada plato está pensado para reinterpretar lo tradicional sin artificios: texturas, presentaciones ligeras y sabores nítidos. Todo está pensado para disfrutar sin prisas, saboreando cada plato como si el tiempo se hubiera detenido junto al puerto.

Más información: Restaurante Can Marcel. Dirección: 101 Promenade de la côte Vermeille, 66140 Canet-en-Roussillon. Teléfono: +33(0) 468 806 455. Precios: Disponen de un menú del día válido solo para el mediodía, de miércoles (martes en verano) a viernes (excepto festivos). Menú del día (Entrante + Plato principal + Postre o Café): 25 €.

Visita al Aquarium Oniria


Acanthurus olivaceus y Heniochus, dos joyas tropicales en Oniria

Después de comer, nos dirigimos al Aquarium Oniria, situado en el puerto deportivo de CanetenRoussillon. Este acuario de última generación ocupa 3 500 m², cinco veces más que el antiguo acuario local, y alberga más de 3 500 criaturas marinas de unas 660 especies, distribuidas en 83 acuarios temáticos. 

Medusas en el Aquarium Oniria, flotando con gracia en tanques iluminados

Entre ellas se encuentran desde peces tropicales de colores brillantes y majestuosos tiburones, hasta corales delicados y especies mediterráneas que revelan la riqueza del ecosistema que rodea Canet. La experiencia en Oniria va mucho más allá de un recorrido tradicional por un acuario. 

A lo largo de la visita, el público se sumerge en hábitats inmersivos

Oniria es una experiencia sensorial y un relato visual que narra el ciclo del agua a lo largo de mil años: desde su nacimiento como nieve en la montaña hasta su regreso al mar y posterior evaporación. Este recorrido de Oniria se estructura a través de diez universos temáticos que recrean distintos ecosistemas naturales relacionados con el agua.

Truchas nadando en los ecosistemas de agua dulce de Oniria

Cada espacio ha sido cuidadosamente diseñado para que el visitante no solo contemple, sino que también escuche, sienta y participe. El recorrido comienza en la cima nevada del Canigó —montaña sagrada para los catalanes—, donde el agua nace en estado sólido. De ahí desciende hasta las entrañas del océano, atravesando cascadas, junglas tropicales, arrecifes de coral y fondos marinos profundos.

Uno de los tiburones que habitan en Oniria

En cada etapa, la ambientación transporta al visitante gracias a efectos visuales, sonoros y táctiles. En la zona tropical, la humedad se condensa en el aire y el murmullo de la selva envuelve al visitante en una atmósfera viva. Más adelante, los arrecifes del Indo-Pacífico estallan en una sinfonía de luz y color, hogar de peces exóticos que dan paso al enigmático mundo de los tiburones. 

La Muraena helena (morena), dueña de los fondos rocosos

Otros espacios invitan a reflexionar sobre el impacto humano en los océanos. Y en el área “Viaje en el tiempo”, fósiles y maquetas nos recuerdan que muchas especies actuales son descendientes directas de criaturas prehistóricas. La visita culmina con el regreso simbólico de la gota de agua al puerto de Canet-en-Roussillon, donde se evapora para comenzar de nuevo su ciclo eterno.

Más de 80 maquetas navales ilustran la historia marítima

A lo largo del recorrido, la tecnología sensorial avanzada permite experimentar fenómenos como tormentas tropicales, vibraciones submarinas o cambios de temperatura. Esta apuesta por la inmersión se complementa con una sólida vocación educativa: talleres participativos, charlas sobre la conservación marina y una exposición permanente con más de 80 maquetas navales refuerzan el compromiso de Oniria con la divulgación y la sensibilización ambiental. 

Pez payaso común (Amphiprion ocellaris) protegido entre las anémonas

El Aquarium Oniria ofrece además una amplia gama de actividades que enriquecen la experiencia para pequeños y mayores. Entre las actividades favoritas del público destaca la alimentación de los peces, un auténtico espectáculo donde algunas especies realizan coreografías naturales bajo el agua mientras se alimentan. Niños y adultos observan fascinados esta danza acuática, que añade un toque de asombro a una visita ya de por sí extraordinaria.

Experiencia interactiva con peces Garra rufa

Una de las experiencias más curiosas y memorables del recorrido por el Aquarium Oniria es el pequeño tanque interactivo con peces Garra rufa, conocidos popularmente como “peces doctor”. Estos diminutos peces utilizados en la práctica de la ictioterapia, realizan una suave exfoliación al succionar la piel muerta con su boca en forma de ventosa. No poseen dientes, por lo que no dañan la piel sana, y la sensación que provocan es sorprendentemente agradable, más cercana a un cosquilleo que a una mordida.

Reptiles y anfibios conviven en el terrario de la jungla de Oniria

En Oniria, esta interacción no tiene fines médicos, sino puramente sensoriales y de descubrimiento, ofreciendo a grandes y pequeños la oportunidad de experimentar un tipo de contacto directo con el mundo acuático que rara vez se vive en otros acuarios. Es el broche perfecto a un recorrido diseñado para despertar los sentidos, donde la vista, el oído, el tacto e incluso la imaginación se unen para crear una experiencia que se vive con todos los sentidos.

Más información: Aquarium Oniria. Dirección: 2 Boulevard de la Jetée, 66140 Canet-en-Roussillon. Teléfono: +33(0) 468 867 292. Horario: Abren a las 10:00 y cierra entre las 19:00 y las 21:00, según la temporada. Precios: Adultos (mayores de 11 años) 16 €. Menores de 3 a 10 años 12 €. Accesibilidad total para personas con movilidad reducida. Parking gratuito (de septiembre a junio). Web: Aquarium Oniria

Descubrimiento del Village de Pêcheurs y las cabañas de pescadores

El Étang de Canet es un refugio de aves migratorias

Entre Canet-en-Roussillon y Saint-Cyprien Plage se extiende un vasto humedal de gran valor ecológico. Protegido bajo la red Natura 2000, este paisaje natural único combina, en un mismo encuadre, el mar Mediterráneo, por un lado, y la imponente silueta de los Pirineos nevados por el otro. Aquí, donde la tierra se encuentra con el agua, habita una extraordinaria biodiversidad que ha convertido el lugar en un auténtico santuario para miles de aves migratorias.

Sendero junto al Étang de Canet

Al borde de la laguna se ha habilitado un sendero de descubrimiento que permite explorar este entorno sin alterar su equilibrio. Siguiendo los caminos señalizados, se accede a zonas de observación perfectamente integradas en el paisaje, desde donde se puede contemplar la vida salvaje. El entorno natural del estanque acoge más de 246 especies vegetales y cerca de 200 especies de aves migratorias.

Barca junto al Étang de Canet

Entre las aves que se pueden observar en el Étang de Canet se encuentran garzas imperiales, flamencos rosas, martines pescadores y otras aves en plena estación de nidificación entre febrero y agosto, y numerosas especies de limícolas que descansan, se alimentan o anidan entre las aguas someras y los cañaverales. Se ruega no salirse de los caminos para preservar este ecosistema tan frágil como fascinante.

Las cabañas estuvieron habitadas desde el siglo XIX por familias de pescadores

Al atardecer, me dirijo al entorno natural e histórico del Village de Pêcheurs, junto al estanque de Canet. En medio de este paisaje se alza el Village de Pêcheurs, un pequeño conjunto de diez cabañas tradicionales construido con materiales naturales como madera arrastrada por el mar, sanils, (juncos marinos recogidos directamente del estanque), cañas de Provenza y madera de castaño, ideales para aislar del viento, la lluvia y el calor estival.

Un testigo vivo de la historia pesquera de la región desde el siglo XIX

Estas construcciones formaban parte del paisaje cotidiano desde el siglo XIX. Tras la Segunda Guerra Mundial fueron abandonadas; el último habitante se marchó en 1960 y en 1993 comenzó la restauración para preservar el patrimonio. Aún hoy se conservan como almacenes para las artes de pesca y siguen siendo utilizadas por un pequeño grupo de pescadores que faenan en el estanque, sobre todo en busca de anguilas y lubinas. 

Cabañas tradicionales del Village de Pêcheurs

Las cabañas, de formas redondeadas, fueron diseñadas para resistir la Tramontana, ese viento del norte que sopla con fuerza sobre el Rosellón. Su interior se organizaba en tres espacios separados por paredes hechas con zarzos de caña: una habitación para dormir de manera austera, una zona común que servía como sala de estar y cocina, y una tercera destinada al almacenaje de redes, boyas y demás aparejos.

Redes de pesca extendidas en el suelo del Village de Pêcheurs

En torno a las cabañas, se plantaban cortavientos naturales que favorecían el crecimiento de higueras, laureles, cactus y otras plantas mediterráneas resistentes a la sal y al viento. En el corazón del conjunto se encontraba la Maison Commune, un espacio de encuentro donde los pescadores solían reunirse —y todavía lo hacen en ocasiones— para preparar la tradicional bouillinade de anguila, uno de los platos emblemáticos de la región.

Redes y barca tradicional aún empleadas por pescadores en el Village de Pêcheurs

En verano, una de las cabañas abre sus puertas al público y acoge visitas guiadas, talleres pedagógicos y pequeñas exposiciones que ayudan a comprender mejor este patrimonio cultural. Hoy, el Village de Pêcheurs es un sitio protegido que ofrece una visión auténtica de la vida tradicional marinera de Canet. Pasear entre estas humildes construcciones, con el sonido del viento entre los juncos y el reflejo de la laguna en calma, es viajar al pasado sin moverse del presente, sintiendo cómo el paisaje y la vida humana deben vivir en armonía.

Más información: Village de Pêcheurs. Dirección: Étang de Canet. Entrada gratuita.

Cena en el Restaurante del Club de Playa Naudo Beach Club


Naudo Beach Club, un rincón con estilo mediterráneo

Tras un día repleto de experiencias, la cena en Naudo Beach Club, frente al mar, es una forma perfecta de cerrar la jornada. Situado en la playa de Canet-en-Roussillon, este club-restaurante combina cocina fresca, ambiente relajado, música, tapas mediterráneas, platos de pescado y marisco, cócteles y vinos locales. Todo, con los pies en la arena y las vistas del atardecer como telón de fondo.

Selección de tapas pensadas para disfrutar con el Mediterráneo de fondo

La experiencia en Naudo Beach Club fue todo un homenaje al tapeo más clásico de nuestros bares. En su carta, que fusiona sabores mediterráneos y toques internacionales, encontramos clásicos irresistibles como los pimientos del padrón, servidos en su punto justo de sal y fritura, y unas croquetas cremosas que se deshacían en la boca. Las patatas bravas, con una salsa poco picante, pero sabrosa. 

Selección de postres en Naudo Beach Club

Otro de los platos mejor valorados por los que cenamos allí, fue la ración de pescaíto frito crujiente, que nos recordó a los chiringuitos andaluces. Completaron el festín propuestas más frescas y ligeras como un delicioso humus y un tzatziki, ideales para compartir y equilibrar sabores. También probamos un pollo empanado, dorado y jugoso, que resultó ser una acertada elección. 

Vista de la playa con sombrillas en Naudo Beach Club

La propuesta gastronómica de Naudo Beach Club es sencilla, sabrosa y pensada para disfrutar, quizás con un buen cóctel, una cerveza artesana o un vino refrescante. A cualquier hora del día, su terraza junto al mar invita a dejarse llevar por la brisa marina con una copa en la mano. Es el lugar ideal para una comida informal junto al Mediterráneo, una cena al atardecer o una pausa con música y buen ambiente. Naudo Beach es ese rincón donde el verano se vive bajo el sol del Rosellón. 

Sendero que conduce a la playa donde las mascotas también disfrutan del Mediterráneo

Las playas de Canet-en-Roussillon gozan de una merecida reputación por su belleza natural y su ambiente acogedor. A lo largo de sus nueve kilómetros de litoral, se suceden espacios amplios donde descansar bajo el sol o entregarse a la práctica de deportes acuáticos. La serenidad del mar, de aguas claras y poco profundas, convierte este destino en un lugar ideal para familias con niños e incluso, con mascotas.

Más información: NBC Naudo Beach Club. Dirección: Plage du Mar Estang 1, Canet-en-Roussillon. Teléfono: +33(0) 468 734 744. Horario: Abierto diariamente de 10 a 2 de la madrugada.

Noche en el hotel Best Western Plus Hôtel Canet Plage


Zona común del Best Western Plus Hôtel Canet Plage

Pasé la noche alojada en el hotel Best Western Plus Hôtel Canet Plage, un elegante hotel de 4 estrellas situado justo frente al Mediterráneo. Su ubicación privilegiada, con acceso directo a la playa y al paseo marítimo, lo convierte en un punto de partida perfecto para quienes desean disfrutar del mar sin renunciar al confort.

Confort y vistas al mar desde el hotel en Canet-en-Roussillon

Las habitaciones destacan por su diseño contemporáneo y funcional, con grandes ventanales que inundan el espacio de luz natural. Muchas de ellas ofrecen vistas directas al mar o a los Pirineos, y algunas disponen de balcón, lo que permite contemplar el amanecer con una taza de café mientras las primeras luces tiñen el horizonte.

El mejor buffet de desayunos de la cadena hotelera Best Western

Uno de los puntos fuertes del hotel es su desayuno buffet, que se sirve en una sala amplia y luminosa con vistas al paseo marítimo de Canet. Su cuidada selección de productos locales y variedad, junto a su presentación impecable, le han valido el primer premio al mejor buffet de desayunos de la cadena hotelera Best Western.

Selección de quesos del desayuno buffet

El bar del hotel, con una carta de vinos regionales y cócteles, es el lugar ideal para relajarse tras un día de visitas o actividades al aire libre. Además, su ubicación en pleno paseo marítimo permite explorar fácilmente el puerto deportivo, el Aquarium Oniria, las playas de arena fina y se encuentra a 3’2 km del Village de Pêcheurs y las cabañas de pescadores.

Arena fina y mar en calma frente al hotel Best Western Canet Plage

El Best Western Plus Hôtel Canet Plage es una opción ideal para viajeros que buscan comodidad, estilo y una estancia frente al mar, con todos los servicios necesarios para disfrutar al máximo de esta ciudad costera del Rosellón.

Más información: Best Western Plus Hôtel Canet Plage. Dirección: 120 promenade de la Côte Vermeille, 66140 Canet-en-Roussillon. Teléfono: +33(0) 468 802 859. Habitaciones desde 109 €. Web: Best Western Plus Hôtel Canet Plage

Toda la información generada en redes sociales sobre mi escapada a Canet-en-Roussillon puede consultarse a través de los hashtags #visitPO #ToutEstIci #PyrénéesOrientales y #PaysCatalan.

Hotel Vall de Núria: escapada con encanto al corazón del Pirineo

Panorámica del Hotel Vall de Núria, el Santuario y el lago
Llegar al Hotel Vall de Núria no es solo acceder a un alojamiento de montaña: es adentrarse en un paisaje protegido, ascender por una de las líneas ferroviarias más singulares de Europa y sumergirse en un rincón del Pirineo catalán donde historia, espiritualidad y naturaleza conviven desde hace siglos. Ubicado a 1.964 metros de altitud y rodeado por picos imponentes, este hotel invita tanto al descanso como a disfrutar del aire libre en plena naturaleza.

El Hotel Vall de Núria ***


El hotel ofrece una amplia gama de servicios pensados para todo tipo de visitantes

Dormir en el corazón de los Pirineos catalanes es una experiencia que va más allá del simple alojamiento. El Hotel Vall de Núria es accesible únicamente en tren cremallera, lo que acentúa su carácter remoto y singular. En invierno, la idea de que una tormenta de nieve te deje aislado se me antoja romántica, como si el mundo exterior pudiera dejara de existir y solo quedara la calidez de sentarse junto a la chimenea. 

Vista del Hotel Vall de Núria, enclave privilegiado a 2.000 metros de altitud en el Pirineo catalán

Aquí donde el aire es más puro y el paisaje parece pintado con pinceladas de eternidad, se alza un edificio sobrio y acogedor que ofrece todo lo necesario para desconectar… o reconectar. El hotel se extiende junto al edificio histórico del Santuario de la Mare de Déu de Núria, y sus estancias comparten el mismo silencio envolvente que caracteriza a uno de los valles más impresionantes del Pirineo, tanto por su riqueza paisajística y espiritual como por la diversidad de vida animal y vegetal.

Habitación doble del Hotel Vall de Núria

Las habitaciones, algunas de ellas con vistas directas al lago o a los picos que lo rodean, están diseñadas con un estilo funcional y montañés, perfecto para el descanso tras una jornada de senderismo, esquí o contemplación. Pero el hotel no es solo descanso: es también un punto de encuentro para quienes buscan naturaleza, cultura y bienestar. A su alrededor se despliega una completa red de instalaciones y servicios. 

La tienda de recuerdos de Vall de Núria ofrece productos locales y artesanales

Desde una cartoteca y biblioteca, hasta un auditorio o una sala de exposiciones, pasando por una tienda de recuerdos, un pequeño dispensario médico, consignas, cajero automático, servicios para personas con movilidad reducida e incluso una oficina de información y central de reservas para planificar escapadas por el entorno natural del Parc Natural de les Capçaleres del Ter i del Freser.

Actividades al aire libre en Vall de Núria


En Vall de Núria la naturaleza es el mejor parque de aventuras

En verano, la Vall de Núria se convierte en un escenario con múltiples posibilidades para todas las edades, pudiendo realizar actividades al aire libre que invitan a disfrutar en familia, en pareja o en solitario, sin prisas y en plena conexión con la naturaleza. Cuando el buen tiempo acompaña, el valle se transforma en un gran escenario al aire libre donde cada edad encuentra su espacio y cada ritmo tiene su recompensa.

El Parque Lúdico de Vall de Núria, un espacio para jugar y disfrutar al aire libre

El Parque Lúdico, situado a pocos pasos del hotel, es el reino de los más pequeños —y no tan pequeños—. Cuenta con karts de montaña, un circuito de patinetes, piscina sensorial, tirolina, rocódromo, castillo inflable, cintas transportadoras y juegos de equilibrio. El acceso puede contratarse por franjas de tiempo o para todo el día, y es uno de los espacios con más algarabía del valle durante el verano. 

Minigolf en Vall de Núria, diversión para toda la familia en plena montaña

El Minigolf, ubicado detrás del hotel, ofrece una actividad tranquila y entretenida para toda la familia, mientras que el circuito de orientación pone a prueba el sentido de la dirección y la capacidad de leer el entorno natural con un mapa en la mano. Ideal para familias o grupos escolares, es una forma divertida de adentrarse en la geografía del valle. El embarcadero del lago es uno de los grandes atractivos de Vall de Núria durante el verano. 

Es posible alquilar barcas para navegar en el lago de Núria

Aquí se pueden alquilar pequeñas barcas de remo, para hasta cuatro personas, y deslizarse suavemente por las aguas tranquilas, rodeadas de cumbres y un infinito cielo. La perspectiva desde el agua regala una visión distinta del santuario y del hotel, reflejados en la superficie como en un espejo, y acompañados por el vuelo ocasional de una alondra o el croar de alguna rana entre los juncos.

El lago de Vall de Núria ofrece la posibilidad de disfrutar de un tranquilo paseo en canoa

Para quienes prefieren una experiencia más activa o compartida, también hay disponibles canoas para dos personas, ideales para explorar con ritmo propio el contorno del lago y sentir de cerca la frescura del agua alpina. Remar entre montañas se convierte en un ejercicio de pausa y contemplación: cada remada ralentiza el tiempo, cada ola leve dibuja un surco efímero que desaparece como lo haría una preocupación. 

En Vall de Núria se ofrecen paseos a caballo aptos para todas las edades

Para quienes prefieren el contacto directo con los animales, la hípica de montaña ofrece rutas a caballo adaptadas a todas las edades y niveles. Desde paseos en poni para los más pequeños (de 2 a 8 años), hasta bautizos a caballo y rutas de una o dos horas por itinerarios como el Camí de les Creus, el Bosc de la Verge o el Puente del Escudé, a partir de quince años. La experiencia conecta con la larga tradición pastoril del valle.

Espacio infantil donde los más pequeños se divierten aprendiendo en plena naturaleza

Pensado para niños de entre 4 y 10 años, El Cau de la Marmota es un espacio lúdico y educativo con actividades gratuitas para los huéspedes más pequeños del hotel y de los apartamentos. Funciona tanto en invierno como en verano, y ofrece talleres creativos, cuentacuentos, juegos, maquillaje infantil o cine nocturno. También se organizan salidas como paseos familiares, visitas a la ermita de San Gil o excursiones temáticas según la estación. 

La pequeña granja de Vall de Núria permite a los más pequeños acercarse a los animales

Cada actividad es una forma distinta de descubrir Núria, de tocar la montaña con las manos y de volver a sentir que la naturaleza es un lujo cotidiano. Completan la propuesta de diversión, una pequeña granja con animales —gallinas, conejos, pavos, ocas— donde los más pequeños pueden conocer de cerca la vida rural, y en invierno, el paisaje se viste de blanco para acoger a los amantes del esquí y las raquetas de nieve

Subida en teleférico

El Teleférico de Vall de Núria ofrece vistas panorámicas únicas ascendiendo al Pic de l’Àliga

El Teleférico del Pic de l’Àliga, incluido en el billete del tren cremallera, permite ascender cómodamente hasta el Pic de l’Àliga, a 2.120 metros de altitud. Las vistas desde lo alto son espectaculares, y el recorrido hasta la cima permite una panorámica completa del circo glaciar, del lago y del santuario. Es una forma fácil de ganar altura para iniciar alguna de las rutas de senderismo más emblemáticas. 

Vista desde el Pic de l’Àliga

Desde aquí parten varias rutas de senderismo que recorren prados de altura, crestas y collados. Entre ellas, destaca el Camí Vell, uno de los itinerarios de montaña más característicos del Pirineo catalán, que une Queralbs con Núria a través de antiguos caminos de peregrinación. El recorrido, de unos 7 km y 900 metros de desnivel, permite llegar a Núria caminando en unas tres horas y veinte minutos, como se ha hecho durante siglos desde época románica.

El Albergue Pic de l’Àliga, junto a la estación superior del cremallera

En este lugar estratégico, donde el paisaje se transforma y se abre ante los ojos como un balcón natural sobre el Pirineo Oriental, se encuentra el Albergue Pic de l’Àliga, una opción ideal para grupos escolares, familias o senderistas que desean pernoctar a mayor altitud. El edificio ofrece alojamiento en habitaciones compartidas, servicios de restauración y una atmósfera montañesa que invita a la convivencia y al intercambio. 

Vista del hotel y el Santuario de Núria desde el camino que lleva al Pic de l’Àliga

Desde sus ventanas, las vistas alcanzan los picos del Puigmal (2910 m), la cima más alta del Parc Natural de les Capçaleres del Ter i del Freser y una de las cimas más emblemáticas del excursionismo en Catalunya; el Torreneules (2711 m) con su silueta afilada que se eleva sobre las gargantas del Freser; o el Balandrau (2585 m), un pico que ofrece una panorámica de 360 grados sobre los valles glaciares y las principales cumbres del Ripollés.

Senderos que recorren paisajes únicos del Pirineo catalán

Es uno de los mejores puntos para observar la riqueza geológica y biológica del Parc Natural de les Capçaleres del Ter i del Freser, especialmente en primavera y verano, cuando la flora alpina está en su máximo esplendor. En estos meses, los prados y laderas se tiñen con el amarillo intenso de la azucena amarilla o narciso de los prados, los tonos lilas de la pastorcilla o los intensos colores de la manzanilla de pastor.

Los caminos de Vall de Núria invitan a descubrir la naturaleza en tranquilidad

También florece el matalobo azul, de vistoso color, aunque es muy tóxica, y habitual en las zonas húmedas del valle. En cuanto a la fauna, no es raro avistar rebecos entre los roquedos, así como muflones, jabalíes, zorros o liebres que cruzan los senderos al anochecer. Las marmotas silban desde sus madrigueras al paso de los excursionistas, y si se afina el oído, puede oírse el salto de una trucha en el río o el croar de la rana roja en alguna charca cercana.

Los animales más fáciles de avistar de Vall de Núria

En el cielo, planean las majestuosas águilas doradas, los quebrantahuesos, los cernícalos o los buitres, mientras más cerca del agua se pueden observar el mirlo acuático, la lavandera cascadeña o las golondrinas. Entre los matorrales alpinos también habita el armiño y los discretísimos topillos, completando así un mosaico de vida perfectamente adaptado a la alta montaña. 

En los senderos de Núria pueden verse caballos pastando en libertad

Tanto si se busca un inicio de ruta como si se desea simplemente contemplar el paisaje, el teleférico permite llegar a lugares donde el horizonte se amplía. Mientras recorres algunos de los senderos, saldrán al paso caballos, a menudo en libertad, que pastan en los prados del entorno. Es habitual encontrarlos cerca del Albergue Pic de l’Àliga, donde también se inicia una de las rutas panorámicas más recomendables del valle. 

El Hotel Vall de Núria está rodeado de caminos señalizados para hacer senderismo

Desde aquí, los caminos se abren hacia el Pic de Finestrelles (2829 m) o el camí del Refugi de Coma de Vaca, todos ellos perfectamente señalizados. La red de senderos forma parte del GR-11, el gran recorrido transpirenaico que une el Mediterráneo con el Cantábrico. En los días claros, desde los miradores más altos, es posible divisar cumbres francesas, valles profundos redibujados por la sinuosidad del río Núria, que serpentea hacia el fondo de la garganta. 

Zona de pícnic en Vall de Núria, ideal para disfrutar del aire libre y la tranquilidad del valle

Alrededor del santuario existen varias zonas de pícnic con mesas y bancos de madera, repartidas entre prados y arboledas, que invitan a almorzar al aire libre, respirar hondo y dejarse llevar por la calma. Algunas de estas áreas se sitúan junto al lago, cuyas aguas puras y cristalinas acompañan con el chapoteo de los peces. En los días soleados, familias y excursionistas encuentran aquí el lugar perfecto para reponer fuerzas al abrigo de las suaves laderas del valle. 

Fuente del Dr. Pere Tarrés

Además, hay fuentes de agua potable donde llenar la cantimplora y paneles informativos que explican la flora y fauna del entorno, convirtiendo el momento del pícnic en una oportunidad para la observación y el aprendizaje. La proximidad de estos espacios a los senderos facilita retomarlos sin prisa, con la sensación de haber hecho una parada en uno de los rincones más serenos del Pirineo.

Gastronomía en Vall de Núria


El restaurante principal ofrece una amplia variedad de entrantes fríos para abrir el apetito

En Vall de Núria, los sabores también son protagonistas. La oferta gastronómica se adapta a distintos momentos del día y tipos de viajeros, desde quienes buscan una comida ligera entre excursiones hasta quienes prefieren saborear la cocina local con calma y en una buena mesa. Durante mi estancia también tuve la oportunidad de disfrutar del bufé libre del restaurante principal del hotel, una opción que combina variedad, producto local y una ejecución cuidada. 

Cada día, el bufé del restaurante del Hotel Vall de Núria ofrece una selección distinta de platos

Ubicado en el edificio de Sant Antoni, detrás de la recepción, este amplio comedor es el corazón gastronómico del complejo y ofrece una experiencia culinaria pensada tanto para excursionistas como para huéspedes que desean tomarse su tiempo frente a un plato bien servido. El menú del día, con un precio de 24,50 € (bebidas aparte), permite degustar a voluntad una selección de entrantes fríos y calientes, elaborados con ingredientes de proximidad y recetas tradicionales.

En todos los restaurantes del Hotel Vall de Núria, las vistas forman parte del menú

Entre los segundos platos disponibles aquel día, destacaban opciones tan reconfortantes como una sopa de pollo casera, la paella de montaña —con carne y verduras—, y los clásicos canalones gratinados, tanto de carne como de espinacas. También se ofrecía un estofado de lentejas con verduritas, codillo de cerdo con salsa de moscatel o filete de dorada al tempranillo, para quienes preferían sabores más suaves. 

En el restaurante principal del hotel, algunos platos se preparan al momento

El rincón de cocina a la brasa completaba la propuesta con carnes a la plancha —bistec de ternera, butifarra, pechuga de pollo— y pescado como el atún, preparado al momento. El apartado de postres no se queda atrás, con una amplia selección de tentaciones dulces: tartas, helados, fruta, cremas, flanes y otros caprichos de repostería para cerrar la comida con un toque goloso. 

Selección de tartas y pasteles del bufé libre del restaurante principal del hotel

El restaurante dispone también de menús infantiles (13,50 € para niños de 4 a 14 años) y menú baby para los más pequeños (6,00 €), además de opciones para vegetarianos y personas celíacas. Muchos de los productos provienen del Ripollés, lo que refuerza el compromiso con la gastronomía del territorio. Una propuesta sabrosa y práctica, ideal para reponer fuerzas entre excursión y excursión, con la comodidad de un servicio adaptado a todas las edades y necesidades dietéticas. Ofrece desayunos de 8:00 a 10:00, almuerzos de 13:00 a 15:30 y cenas de 20:00 a 22:00. Se recomienda reservar, especialmente en temporada alta.

Restaurant El Racó de la Vall

Restaurant El Racó de la Vall

En la planta baja del edificio hotelero, el restaurant El Racó de la Vall invita a una experiencia más íntima y centrada en la cocina catalana tradicional, también elaborada con productos locales. Abre todos los días de 13:00 a 16:00 (con cocina hasta las 15:30) y también requiere reserva previa. En mi caso, tuve ocasión de probar su menú, una propuesta generosa y bien equilibrada que combina producto local con recetas tradicionales reinterpretadas con gusto.

Selección de quesos de la comarca

Para empezar, llegaron a la mesa varios platos para compartir: una tabla de quesos del territorio, una parrillada de verduras con salsa romesco, que destacaba por el punto de brasa y el sabor tan característico de esta conocida salsa catalana; unos huevos del valle al estilo de los pastores, contundentes y reconfortantes; y unas originales croquetas de calamares en su tinta, de textura cremosa que estaban deliciosas. 

Costillas de cordero a la brasa del menú del restaurant El Racó de la Vall

Como plato principal, me decanté por unas costillas de cordero a la brasa, una opción perfecta para quienes aprecian la carne a la parrilla. También se podía elegir ese día entre un entrecot de ternera ecológica o una fideuá con carrilleras, propuestas tentadoras que mantienen el listón gastronómico alto y que demuestran el compromiso del Hotel Vall de Núria con la calidad y la proximidad de los productos que sirven. 

Pastel artesano de limón del restaurant El Racó de la Vall

Para el postre, elegí un pastel artesano de limón, un final dulce y fresco con sabor casero que remató la comida en el restaurant El Racó de la Vall con sencillez y acierto. El menú también ofrecía como alternativas mel i mató, un clásico catalán irresistible para los amantes del contraste dulce-salado, o un timbal de frutas de temporada, ideal para quienes prefieren una opción más ligera y saludable de postre.

El bar del hotel es un espacio más informal, ideal para comidas ligeras

Para una pausa informal, el bar del hotel, situado junto al Saló de l’Estatut, ofrece bebidas, cafés e infusiones desde las 15:00 hasta las 23:00, con cocina abierta de 20:00 a 22:00. Es un espacio acogedor, con sofás y amplios ventanales que permiten contemplar el paisaje incluso cuando el frío obliga a quedarse dentro. Es el lugar ideal para leer, repasar las rutas del día o simplemente disfrutar de una copa de vino, una cerveza artesana del Pirineo o una tisana caliente.

La Caseta del Llac es perfecta para una pausa con vistas al lago

Finalmente, si buscas un refrigerio junto al lago, La Caseta del Llac ofrece helados, bocadillos y bebidas en un entorno inmejorable. Abre todos los días de 11:00 a 17:00, siempre que el clima lo permita. La gastronomía en Vall de Núria es parte de la experiencia de viaje. Es una forma de conectar con el entorno, de acercarse a sus tradiciones y al ritmo pausado del valle, ideal para reponer fuerzas entre caminatas, excursiones y momentos de contemplación paisajística.

Un spa en plena naturaleza


El spa ofrece una carta completa de tratamientos para el bienestar físico y emocional

Entre las instalaciones del hotel, el Spa Vall de Núria combina lo mejor de la estética, la aromaterapia y una experiencia de relajación. Su carta de servicios es amplia y cuidada, pensada para quienes buscan desde un masaje descontracturante tras una jornada de actividad física, como para quienes desean dejarse envolver por un tratamiento de belleza o rituales sensoriales que envuelven todos los sentidos.

El Spa Vall de Núria invita a la desconexión total

Desde tratamientos faciales con vitamina C hasta sofisticadas terapias con algas, chocolate o pindas herbales. El masaje balinés, por ejemplo, conjuga presión, estiramientos y técnicas de acupresión para equilibrar cuerpo y mente. El drenaje linfático, con efectos terapéuticos y estéticos, ayuda a eliminar toxinas, mientras que la reflexología podal estimula el organismo a través de los puntos reflejos en los pies.

Masajes, terapias y rituales de bienestar para disfrutar en el spa del Hotel Vall de Núria

También destacan los tratamientos diseñados específicamente para el cuidado masculino, así como masajes con piedras calientes y velas aromáticas, ideales para combatir el estrés acumulado. Los rituales corporales combinan exfoliación, envoltura, hidratación y masaje. El spa está abierto todos los días, de 10:00 a 21:00 y ofrece sus servicios con reserva previa, lo que garantiza una atención dedicada y un ambiente íntimo.

Vall de Núria: naturaleza en estado puro


La típica imagen de postal del Hotel Vall de Núria

Enclavado en el corazón del Pirineo Oriental, la Vall de Núria es uno de esos paisajes que parecen esculpidos por la quietud y la eternidad. Rodeado de cimas que superan los 2.800 metros, este circo glaciar dibuja un anfiteatro natural donde la montaña no solo es un decorado: es la gran protagonista. Durante los meses más fríos, el valle se cubre de blanco y se transforma en una estación de esquí familiar.

En Núria, la naturaleza no es un telón de fondo, es el alma de todo lo que ocurre a su alrededor

Pero cuando la nieve se retira, deja al descubierto una alfombra de prados verdes, senderos señalizados, cascadas y una biodiversidad rica en flora y fauna alpinas. El lago, situado junto al santuario, refleja las montañas como un espejo, creando una imagen que muchos visitantes guardan como postal de recuerdo. Quien llega hasta aquí, lo hace buscando algo más que vistas: busca aire puro y esa conexión con la naturaleza que solo algunos lugares aún conservan.

La Creu d’en Riba, mirador con vistas privilegiadas al santuario y al entorno natural de Núria

Entre las actividades más populares se encuentran la ruta hasta la Creu d’en Riba (1983 m), situada en el llano de Núria junto a un excelente mirador, el camino hasta la Ermita de San Gil (1960 m), los paseos en teleférico hasta el Pic de l’Àliga o el sencillo recorrido por el bosque, ideal para familias con niños. Las panorámicas, en días despejados, permiten divisar desde el Puigmal hasta el Coma de l’Embut, revelando un mosaico de colores que cambia con las estaciones.

Ríos cristalinos y aire puro en un entorno protegido y salvaje

Vall de Núria es también una zona protegida. Su ubicación dentro del Parque Natural de les Capçaleres del Ter i del Freser garantiza que el entorno se mantenga con criterios de sostenibilidad y respeto al medio. No es casualidad que haya sido la primera estación de montaña europea en obtener la certificación ISO 14001 de gestión medioambiental para todas sus instalaciones.

La historia del Estatut de Núria


El Saló de l’Estatut, espacio histórico del Hotel Vall de Núria

Más allá de su belleza natural y espiritual, Vall de Núria ocupa un lugar destacado en la historia política de Cataluña. En junio de 1931, una comisión encargada de redactar el primer Estatuto de Autonomía de Catalunya subió hasta este rincón remoto del Pirineo, donde poder trabajar con libertad. Durante tres días, en la habitación 202 del hotel (hoy renombrada como 225), se elaboró el texto que sentaría las bases del autogobierno catalán. 

En junio de 1931, se redactó el texto del llamado "Estatut de Núria"

Presidida por el abogado y diputado Jaume Carner, la comisión trabajó intensamente hasta redactar el documento que fue aprobado por la Diputación Provisional de la Generalitat, avalado por los ayuntamientos y sometido a referéndum el 2 de agosto de 1931. La participación fue del 75 % y el respaldo, abrumador: un 99 % de votos afirmativos. Aunque las mujeres aún no podían votar, más de 400.000 firmaron en apoyo al texto.

El ambiente cálido y acogedor del Saló de l’Estatut es ideal para hacer una pausa

El proyecto, conocido como el Estatuto de Núria, fue presentado a las Cortes españolas el 18 de agosto de ese mismo año. Su aprobación definitiva llegó más de un año después, el 9 de septiembre de 1932, con modificaciones sustanciales, y pasó a llamarse oficialmente “Estatut de 1932”. Hoy, este episodio se recuerda en el Saló de l’Estatut, un espacio dentro del hotel, abierto al público todos los días, entre las 18:00 y las 20:00.

El Santuario de la Mare de Déu de Núria


La iglesia actual comenzó a construirse en 1889 y fue inaugurada en 1911

Entre montañas que tocan el cielo y rodeada de naturaleza, el Santuario de la Mare de Déu de Núria se alza como un faro de espiritualidad en medio del paisaje pirenaico. El templo que hoy vemos es el resultado de siglos de fe, reconstrucciones y renovaciones que han dado forma a uno de los lugares de peregrinación más queridos de Cataluña. Construido entre 1889 y 1911, el templo actual sustituyó a la antigua iglesia barroca de 1642, demolida poco después de inaugurarse el nuevo edificio.

Antigua fotografía de una mujer realizando el ritual de la olla de Núria, vinculado a la fertilidad

Su silueta de piedra gris, con tejado a dos aguas y una esbelta torre cuadrada que se eleva sobre la entrada, se integra de forma armoniosa en el entorno montañoso. El estilo arquitectónico, sobrio y funcional, deja espacio para la espiritualidad sin alardes ornamentales. En su interior, la mirada se dirige inevitablemente hacia la imagen románica de la Virgen de Núria, venerada desde hace siglos.

Vidriera que representa a San Gil junto a la campana y la olla, símbolos de la tradición del valle

Su culto se asocia con la fertilidad, motivo por el cual muchas mujeres acuden con la esperanza de concebir, siguiendo el antiguo ritual que consiste en tocar la olla y hacer sonar la campana que, según la leyenda, dejó San Gil. El retablo principal del Santuario de la Mare de Déu de Núria, aunque moderno en su estructura, sirve como marco para una de las piezas más veneradas del románico catalán: la talla de la Virgen de Núria.

El 8 de septiembre, festividad de la Mare de Déu de Núria, el santuario acoge a cientos de personas

Esta escultura, realizada en madera de nogal y policromada, mide aproximadamente 56 cm de altura y data de finales del siglo XI o principios del XII. Representa a María como "Trono de Sabiduría", una iconografía común en el arte medieval, donde la Virgen sostiene al Niño Jesús en su regazo, simbolizando la enseñanza divina. Lo que distingue a esta imagen es su humanidad: María no lleva velo, sus cabellos están al descubierto, y su vestimenta incluye un mandil de pastora, detalles que aportan una cercanía inusual para la época. El Niño Jesús, por su parte, está representado con una mano levantada en señal de bendición y la otra sostiene un libro, enfatizando su rol como maestro.

En 1956, el papa Pío XII proclamó a la Virgen de Núria patrona principal de la diócesis de Urgell

Declarada patrona principal de la diócesis de Urgell por el papa Pío XII en 1956, la Mare de Déu de Núria no solo es símbolo religioso, sino también cultural y emocional. Incluso durante el franquismo, su figura adquirió un matiz simbólico: en 1967, la imagen desapareció misteriosamente para evitar su coronación canónica por un obispo no catalán, y no regresó hasta 1972.

Núria es lugar de peregrinación y espiritualidad

Cada 8 de septiembre, la explanada que rodea el santuario se llena de peregrinos que celebran su festividad entre el eco de las montañas. Hoy, el santuario y su entorno forman parte del alma del valle. El visitante puede acceder libremente, encender una vela, observar el retablo o simplemente sentarse en silencio, mientras las montañas custodian este rincón de espiritualidad suspendido en el tiempo.

La Ermita de San Gil: la cuna de la leyenda


San Gil llegó a Núria alrededor del año 700, huyendo de las persecuciones cristianas

Pequeña, discreta y profundamente evocadora, la Ermita de San Gil se encuentra a pocos pasos del lago, en un rincón cercano al hotel. Fue construida en 1615, en el mismo lugar, según recoge un manuscrito conservado por el Dr. Marés en 1666, donde vivió el monje ermitaño San Gil entre los años 700 y 704. Llegado desde Atenas, huyendo de persecuciones religiosas, hizo vida penitente en Núria, donde evangelizó a los pastores locales.

Según la tradición, la Ermita de San Gil se encuentra donde se encontró la imagen de la Virgen

Para enseñarles la fe cristiana, San Gil recurrió a tres objetos sencillos: una campana, que tocaba para reunir a los pastores repartidos por los valles de los alrededores; una cruz, el único objeto que conservaba de su herencia familiar; y una olla, donde preparaba una comida que compartían entre todos los pastores. Al verse amenazado, Gil escondió en una cueva la imagen de la Virgen que había tallado con sus propias manos, junto con la campana, la cruz y la olla, que cubrió con piedras y hierba antes de abandonar el valle.

Vidriera que representa la olla que San Gil usaba para preparar la comida a los pastores

Los objetos permanecieron ocultos durante siglos, hasta que, en el año 1079, un peregrino llamado Amadeo procedente de Dalmacia llegó a Núria guiado por un sueño. Cuenta la leyenda que un buey rojo comenzó a mugir sin cesar y a rascar el suelo con insistencia, y que dos zagales encontraron, bajo las piedras, la imagen de la Virgen y los tres objetos de San Gil, envueltos en una luz intensa y un dulce perfume. En ese mismo lugar se construyó la Ermita de San Gil y dio origen a la devoción mariana que ha perdurado hasta nuestros días.

Vidriera con la campana de San Gil, que forma parte de la leyenda de Vall de Núria

Arquitectónicamente, la ermita que conmemora estos hechos es un edificio modesto y encantador, de planta rectangular y tejado a dos aguas. Su fachada sencilla presenta una pequeña espadaña. El interior, austero y recogido, es un lugar esencial para quienes desean conectar con el origen legendario de Núria, en ese cruce entre historia y mito donde todo parece haber comenzado.

En 1079, unos pastores hallaron la imagen de la Virgen enterrada

Aquí se venera una copia de la Virgen de Núria, tallada en 1940 por un artesano suizo por encargo de Manuel Carreras i Martí. La talla original, de estilo románico, había sido sacada del santuario en 1936 por el cura Bonaventura Carrera para evitar su destrucción, y enviada a Suiza, al Obispado de Friburgo, donde fue protegida por Rafael Patxot i Jubert. Allí se realizaron dos copias: una quedó en Friburgo y la otra, guardada por la familia Carreras-Patxot, fue finalmente donada al santuario en 2017 por Núria Delétra-Carreras Patxot.

El singular trayecto en tren cremallera hasta Vall de Núria

El tren cremallera serpentea entre el paisaje de montaña de la Vall de Núria

Llegar al Vall de Núria es una experiencia única que comienza mucho antes de pisar el valle, ya que no se puede acceder en coche por carretera. El viaje o bien se realiza a pie por el “Camí Vell” de Queralbs a Núria, o se realiza en el histórico tren cremallera, una joya de la ingeniería que salva un desnivel de casi 1.000 metros en apenas 12 kilómetros, a través de un recorrido de gran belleza natural y técnica.

Viajar en el cremallera es disfrutar del ritmo pausado del tren entre montañas

El tren parte desde Ribes de Freser, donde se puede visitar la exposición del cremallera de Núria, o desde la estación de Queralbs (1180 m), y asciende serpenteando entre bosques de pinos y abetos, cruzando ríos y túneles que parecen abrirse paso en la roca viva. La locomotora, que en sus orígenes fue eléctrica y de la que se han conservado varios modelos de principios del siglo XX, arrastra los vagones. 

La Estación de Núria es el punto de llegada del emblemático tren cremallera

La vía de este cremallera es única en su tipo, con un mecanismo de engranajes que se acopla a una cremallera central para evitar deslizamientos y garantizar la seguridad en las pendientes más pronunciadas. Durante el trayecto, los viajeros pueden deleitarse con panorámicas sobre el valle y las montañas circundantes, un preludio perfecto al encuentro con el paisaje de Núria. Las obras del cremallera se iniciaron en 1928 y el primer tren llegó a Núria el 30 de diciembre de 1930. 

El cremallera ofrece vistas únicas durante su ascenso al valle de Núria

La línea de Núria se inauguró en marzo de 1931 y, desde entonces, ha sido el principal medio de acceso al valle. En 2006 se construyó el túnel del Roc del Dui, de 1.350 m de longitud, para mejorar la seguridad. Hoy, este viaje ferroviario es una experiencia en sí misma, una invitación a sumergirse en la historia y la naturaleza antes de descubrir el refugio del hotel y el santuario que aguardan al final del camino.

La Exposición del Cremallera de Núria en la estación de Ribes Vila

Ribes de Freser
En la estación de Ribes Vila se puede visitar una exposición dedicada al cremallera de Núria

Antes de emprender la subida hacia Vall de Núria, la estación de Ribes Vila ofrece una parada obligada para los amantes de la historia ferroviaria y la ingeniería de montaña: la Exposición del Cremallera. Abierto todos los días de 8:30 a 20:00 horas, este pequeño museo reúne piezas únicas que cuentan la apasionante historia de esta línea tan singular. Como, por ejemplo, las locomotoras eléctricas originales de 1930, nombradas con evocadores nombres como Virgen de Núria, Obispo Guitart, José Rogent y Ramón Albó.

Estación Ribes Vila
El coche salón Aaffw-51 todavía circula en ocasiones especiales

Estas máquinas, con su tecnología pionera y motores capaces de recuperar energía durante la bajada, reflejan la innovación y el esfuerzo que supuso conectar este valle inaccesible por carretera. Además, los visitantes pueden ver el elegante coche salón Aaffw-51, decorado con materiales nobles y utilizado aún en ocasiones especiales. No falta tampoco un quitanieves eléctrico, imprescindible para mantener la vía abierta en los meses de invierno.

Estación Ribes Vila
“La Jorobada” fue la primera locomotora en llegar a Núria en 1930

Entre los protagonistas destacados están las locomotoras históricas, como la locomotora número 6, conocida como “Julian Fuchs” o “La Geperuda” (La Jorobada) por la inclinación inusual de su caldera, una adaptación necesaria para la peculiar vía del cremallera. Esta máquina, construida en Suiza en 1892, fue clave durante la construcción y los primeros años de la línea.

Estación Ribes Vila
Este legado ferroviario ofrece un viaje tan emocionante como el destino

La exposición también alberga otros vehículos y herramientas que han servido a lo largo del tiempo para el mantenimiento y operación del ferrocarril y que forman parte de la historia ferroviaria del Pirineo catalán. Como veis, dormir en el Hotel Vall de Núria es más que pasar una noche en un hotel: es vivir una experiencia completa entre montañas, historia, leyenda y naturaleza.

Más información: Hotel Vall de Núria. Dirección: Estació Vall de Núria s/n, 17534 Núria (Girona). Teléfono: 972 73 20 00. Precio habitación doble: Desde 83.9 €. Precios Billetes Cremallera de Vall de Núria: Desde Queralbs, adulto (14 - 64 años) 30 € por persona. Infantil (4 - 13 años) 19,50 €. Desde Ribes de Freser, adulto (14 - 64 años) 33 € por persona. Infantil (4 - 13 años) 21,50 €. Se recomienda consultar los horarios del Cremallera de Vall de Núria. Web: Hotel Vall de Núria

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