En Sant Joan
Despí existe una antigua masía catalana de 1680
que cabalga entre, la magia de una carroza del siglo XVIII
transformada en balcón, y las formas onduladas de un pastel
de merengue. Se trata de Can Negre, un edificio
de época modernista que entre 1915 y 1930, transformó el arquitecto
catalán Josep Maria Jujol i
Gibert (nacido en Tarragona en 1878 y que murió en
Barcelona en 1949).
Jujol trabajaría
como arquitecto municipal de Sant Joan Despí, pero también se le
suponen algunos trabajos en las magníficas obras realizadas por
Antoni Gaudí en Barcelona. Ambos arquitectos
coincidieron en un momento de la historia, aunque los expertos no se
ponen de acuerdo en determinar cuándo, ni dónde. Como parece ser
que acabaron siendo amigos y colegas de profesión, hay algunas
fuentes que determinan que Jujol realizó algunos de los
trabajos en forja para los balcones de La Pedrera,
la decoración de la fachada de la Casa Batlló
(quizás la más dudosa de todas las colaboraciones) así como los
diseños de las puertas de fresno del interior de la casa. En
cambio con los diseños y obra del banco de la plaza del Park
Güell y los rosetones
de la Sala Hipóstila, no hay tantas dudas y sí más seguridad de
que fueron realizados por él.
Habría otra colaboración confirmada entre Gaudí y Jujol,
se trataría de la Catedral de Mallorca,
donde los dos artistas dieron rienda suelta a su genialidad e
imaginación y muchos opinan que fue su obra magna.
Can Negre
Pere Negre
Jover encargó en 1914 las reformas de la masía familiar a Jujol
que debía convertirla en una casa aristocrática. De Jujol
sus contemporáneos decían que: “no tenía
estilo, ni escuela, ni
maestro”.
Parece
ser
que
le
encantaba
experimentar
con
materiales y
combinarlos para dar lugar a objetos nuevos, ese genio creativo dio
lugar a la transformación de Can Negre y a la creación de muchos
detalles interesantes tanto en mobiliario como en motivos
decorativos. Jujol era un artista prolífico, que dominaba
varias artes, incluso el dibujo, como arquitecto inquieto fue difícil
de encasillarlo en una sola corriente artística y quizás debido a
la mala costumbre que tiene la sociedad de etiquetarnos, no pudo ser
catapultado a una fama y reconocimiento como hubiera sido lo deseado.
Dicen que la fachada
de Can Negre, excelentemente decorada con esgrafiados (una técnica
que le encantaba utilizar al arquitecto), es un homenaje a la Virgen
María. Jujol hizo hincapié en las inscripciones
donde se alaba a la madre de Dios, con grandes medallones
donde se puede leer el inicio de un avemaría en latín: “Ave
Gratia Plena, Dominus
tecum”. La decoración floral también esgrafiada sirve
para adornar la buhardilla del edificio, la única parte
constructiva de la masía que Jujol agregó. Presenta una
forma irregular lobulada que hace desaparecer las formas rectas y
puntiagudas del edificio original y donde destaca una triple ventana
en el centro. La decoración blanca se asemeja a una capa que cae y
cubre la parte más alta de la vivienda, quizás como alegoría a que
la virgen protegería Can Negre bajo su manto.
En el segundo piso
destaca la espectacular tribuna que a modo de balcón atrapa
las miradas de quien la contempla. Convertido en carroza, el balcón
parece querer salir velozmente de la fachada aunque no tenga ruedas y
sí dos fuertes tirantes anclados en el suelo y que me hacen
pensar en las delgadísimas patas de los elefantes diseñados por
Dalí.
En el interior de la
planta baja se encuentra el Retablo de Santa
Tecla que en 1917 fue retocado por Jujol. Una
hermosa puerta de madera pirograbada decorada con detalles
florales sirve para cerrar el retablo-capilla. En la parte inferior
central se encuentra un gran cerrojo de hierro con unos
detalles en forma de cruz. Un interesantísimo mecanismo de bisagras
hacen que la puerta, a pesar de tener forma puntiaguda, se cierre
sobre si misma en el momento de abrirse y así, no toque una vez
abierta en el hueco de la pared donde se encuentra. La pintura
original del retablo está fechada alrededor del 1500.
La escalera de Can
Negre destaca por su color “azul Jujol”,
pero también por su techo helicoidal que forma un plano octogonal
con diferentes entramados visuales que te absorben hacia arriba como
una hélice celestial. En el centro se encuentra un ángel
suspendido que parece que sobrevuela en el cielo y controla todo lo
que sucede en la tierra (da un poco de mal rollo, la verdad).
Cuando se accede a la
planta del primer piso destaca la puerta forrada de terciopelo
verde que da paso a la Capilla de Can Negre construida en
1923. Es quizás el espacio más recargado del edificio, donde Jujol
dio rienda suelta a su percepción del paraíso cristiano, con
profusión de elementos florales y vegetales. De nuevo, un novedoso
mecanismo de apertura para la ventana permite abrir y cerrar sin
necesitar banquetas ni esfuerzo extra. Este “avance tecnológico”
se combina, por extraño que parezca, con la profusión barroca de
las pinturas en forma de conchas situadas en los ángulos, las
incrustaciones de pequeñas cabezas más o menos angelicales,
cintas doradas y medallones con retratos de querubines. El
símbolo de la cruz aparece a menudo en las obras de Jujol,
incluso en su firma y os invito a descubrirla por las
estancias de esta casa ya que a menudo aparece muy bien escondida.
Más
información: Dirección: Plaza de
Catalunya s/n, 08970 Sant Joan Despí.
Telf.: 93 373 73 63. Horario: de lunes a jueves de 10 a 13 h. y de
17:30 a 20 h. Viernes de 10 a 13 h. Domingos de 12 a 14 h.
Transporte: Tren RENFE (Rodalies de Catalunya), línea R-4
Manresa - Sant Vicenç de Calders, parada estación de Sant Joan
Despí. Trambaix, líneas T-1 y T-2, parada Bon Viatge.
Si la obra de Jujol
en Sant Joan Despí te ha parecido interesante quizás te interese
hacer esta ruta modernista por la ciudad.
Bonitas fotos.. me encanta como te ha quedado el azul de la escalera. Notas interesantes, como la de los elefantes de Dalí.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias Abril por tu comentario. Celebro de que te hayan gustado las fotografías y las comparaciones artísticas. Vuelve cuando quieras 😉
ResponderEliminarSaludos