Si
bien ayer entrábamos al Park Güell hoy nos toca más bien subir.
Ante
nosotros se encuentra el corazón de este lugar: la
Escalera
del Park
Güell.
También está revestida
con cerámica
troceada, esta técnica es conocida, como
ya explicábamos en la entrada de ayer, con el nombre de trencadís. La escalinata se construyó entre 1900 y 1903 consta de cuatro tramos
de escalones divididos en dos lados simétricos (tres de 11 escalones
y uno de 12 escalones a cada lado, en total 90 escalones) además de
tres rellanos,
que unen el vestíbulo de entrada con la plaza y el mercado, en un
recorrido de aproximadamente 20 metros.
Un
conjunto de fuentes
decoradas con esculturas se sitúan en el centro perpendicular. En la
parte inferior,
donde se encuentra la primera fuente, acoge
lo que algunos han querido catalogar como: un
jardín japonés
en miniatura.
Pero si se observa con detenimiento a lo que se asemeja, más bien,
es al interior de una cueva con estalactitas.
En
la fuente
intermedia se
encuentra un
medallón con
el escudo
de Cataluña,
del cual
sobresale un
surtidor en forma
de cabeza
de serpiente.
La escultura de este animal está cargada de simbolismo aunque no hay
un punto de vista común. Hay quien ve a Nejustán;
la serpiente que llevaba Moisés
en el extremo de su bastón, y hay quien reconoce simplemente el
símbolo de la medicina. La fuente servía como surtidor de la
cisterna de 1.200 m3
que se encuentra debajo de la sala hipóstila y que recogía el agua
de lluvia filtrada de la plaza, que bajaba por los conductos situados
en el interior de las columnas.
En
el segundo
rellano se
encuentra uno de los iconos más
representados y queridos del “Universo Gaudí”;
se trata de
la famosa
salamandra
o dragón
policromado. La escultura está revestida
por un gaudiniano trencadís
de cerámica y servía de salida para el agua de la cisterna.
Esta figura también es tema de controversia ¿se trata de Pitón; el
mítico guardián de las aguas subterráneas de Delfos en Grecia? ¿O
es el cocodrilo del escudo de Nimes; ciudad donde estudió Eusebi
Güell?.
Por
último, a los pies del mercado se encuentra un acogedor banco
en forma de concha. Éste sistema protege del viento, da sombra en
verano y permite la entrada del sol en invierno. ¡Arquitectura
ecológica sin duda!
Tras
la subida por la escalinata se presenta a modo de escenario la
Sala
Hipóstila
del
Park
Güell
(también conocida con el nombre de Templo
Dórico
o
Mercado
Cubierto).
La
sala está
ubicada bajo una plaza descubierta que queda sostenida por un bosque
de 86 columnas
dóricas
inspiradas en el arte griego y egipcio.
Su construcción estaba pensada
para que
aquí,
se
instalara el
mercado
donde los habitantes de
la
ciudad-jardín
podían abastecerse.
La columnata de seis metros de altura acaba en una cornisa de formas
sinuosas y decorada con la técnica de trencadís
de cerámica policromada. Además este saliente hace las veces de
respaldo de un enorme banco-serpiente
que recorre la mitad sur de la plaza superior, cerrándola a modo de
balcón-mirador.
Si
alzamos la vista nos podemos deleitar con las
formas
sinuosas
de
los
plafones
del
techo
¿os sugieren
el
ligero
movimiento de
las olas
del
mar?. Los
cuatro plafones más
grandes miden tres metros de diámetro y representan cuatro soles de
veinte puntas ¿quizás en relación al sol de cada una de las
estaciones del año?. En los catorce plafones más pequeños, de un
metro de diámetro, se han representado varias lunas distintas. No os
extrañe si llegáis a varias conclusiones con la cabeza mirando al
techo de la sala. Allí podéis encontrar un universo plagado de
coloridas figuras que os recuerdan al sol, a la luna o a las
fantásticas criaturas del mar. Los
diseños de estos plafones
son obra del
arquitecto
Josep
Maria
Jujol
(1879-1949)
que colaboró con Gaudí
en la decoración del Park Güell.
Por
encima de este universo con alegorías marinas y columnata griega se
encuentra el centro de la ciudad-jardín. Una enorme plaza que Gaudí
bautizó con el nombre de Teatro Griego, aunque muchos la conocen
como Plaza
de la Naturaleza.
Las obras comenzaron
en 1907 y dos años más tarde pudo ser inaugurada como
plaza
pública. El arquitecto se inspiró en la ágora griega para idear
una plaza que estaba destinada para
ser lugar de encuentro de los habitantes de la ciudad-jardín, y
donde se pudieran
celebrar actividades
deportivas,
espectáculos
al
aire
libre o
ceremonias religiosas.
La
explanada
de
tierra de
forma ovalada mide aproximadamente 86 metros de longitud y 43 metros
de anchura. El lado norte descansa en la ladera de una colina, al
estilo de los antiguos teatros griegos, y el lado opuesto
está
delimitado
por
110 metros de un continuo
y
serpenteante
banco-mirador
que sirve de ventana a la ciudad y al Mediterráneo. La
decoración a
cargo de Jujol
contiene
cerámica
troceada de
colores, fragmentos de platos y tazas, restos de azulejos y pedazos
de vidrio. No es solamente un trencadís
más, si no que en él están representados por ejemplo los signos
zodiacales, bellísimas flores o fantásticas mariposas.
El
lado
exterior de la
cornisa, también está adornado por una serie de
gárgolas
con forma
de
cabeza
de
león, que
desaguan el agua de lluvia que cae sobre la plaza.
En la actualidad
esta ágora griega modernista se
llena
de
vendedores
de
recuerdos,
artistas
callejeros
y
turistas
tomando
el
sol que no
deberían perderse la contemplación de una de las mejores
vistas
de
la
ciudad
de
Barcelona.
Más
información:
Dirección:
Carrer
Olot 5,
08024
Barcelona.
Transporte:
Autobús
22,
24,
25, 27,
28,
74,
92.
Transporte: Metro
línea
3,
parada
Vallcarca o
Lesseps. Web:
http://www.parkguell.es/
Si os gusta la obra de Gaudí,
en Barcelona tenéis que descubrir la hermosura de Casa Batlló y la
genialidad de su arquitecto.
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