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Sobrevivir a Delhi


Uno llega a Delhi después de…. ¿cuántas horas? ¿Diecisiete de vuelo?

Cuando pones el pie en la escalerilla del avión, compruebas de inmediato y en tus propias carnes que significa la palabra “monzón”. No importa la hora que sea, a las seis de la mañana puedes sentir el calor más húmedo, de todos los que hayas experimentado anteriormente, ni siquiera superado por tu gran experiencia en el interior de un baño turco. Por sudar, te sudan hasta las pestañas, sí estás en agosto en un inolvidable viaje a la India que aunque tú todavía no sabes pasará a los anales de tu historia como viajer@.

Agobio es la primera sensación fuerte -y la que te acompañará el resto de tu experiencia hindú- que uno experimenta tan sólo salir del Delhi Airport con dirección al hotel elegido, ¡será toda una experiencia!. Me he olvidado de darte la bienvenida a la India; controles de inmigración, peleas mientras buscas un taxi prepagado que te lleve hasta tu hotel. Primero intentando que no te cobren de más, segundo tratando de que no te engañen y conseguir un precio justo por la carrera y tercero peleando y defendiendo que te lleven al hotel que ya tienes contratado desde España y pagado desde hace meses. Sí, aquí lo normal es que el taxista te lleve a la dirección que el cliente indica pero en la India la vida funciona de otra manera. El taxista te sugiere hoteles, tiendas, monumentos e incluso ciudades distintas “a no importa qué sitio” quieras ir tú.

Si vas a viajar a la India aprende a rezar, te va a hacer falta.

Suspiras triunfante cuando sales “literalmente” escapándote de la terminal del aeropuerto. Atrás dejas taxistas falsos, timadores de poca monta y otras aves de rapiña. Tan sólo te atreves a suspirar, la sonrisa hay que guardarla para después. Llegas hasta una cabina un poco escondida y mal iluminada en mitad de lo que se supone es una acera, aquí pagas la carrera que aún no has hecho de tu taxi que de momento tampoco has visto y miras hacia el edificio del aeropuerto como aquel que deja una fortaleza protegida, ahora no te parece tan mala idea volver dentro a gritar un poco.

Llevas en el cuerpo tantas horas de vuelo, y tan pocas en el nuevo país, que consideras que es muy pronto para empezar a sospechar de un posible timo. Sin que nadie te vea, cruzas los dedos y sigues al conductor de tu supuesto taxi. Respiras hondo antes de subir al vehículo, ¡vamos allá Delhi!.

Bienvenido a la jungla de la capital: calor sofocante, bulliciosos y variopintos grupos de gente, humos densos de toda clase de vehículos que queman mal su combustible-tanto de tracción mecánica como animal. Algarabía, follón, agobio y un batallón de taxistas en posición defensiva que te esperan a ti, sí a ti. Tú ya sabes que tienes taxi, ellos estoy casi segura que también lo saben pero allí están como una jauría que pujan por ti. ¿qué pasa es que, no hay más gente? Aix.. ¡qué inocente y frágil es un@ fuera de casa!. Por los gritos que salen del pelotón de taxistas y de aquellas bocas con pocos dientes, vas entendiendo que el Fin del Mundo está cerca. Insisten, te hacen señas con sus ropas ligeramente raídas y con restos de manchas antiguas sobrepuestas y que forman una completa litografía de la gastronomía hindú.

Adelantas el reloj cuatro horas y media con respecto al huso horario de España y por un momento piensas que has sobrevivido a tus primeras cinco horas en la India, de momento sin percance físico alguno y cuando estás a punto de celebrarlo te das cuenta que no llevas ni media hora liando con la población india. ¿1240 millones dices que hay aquí?

Aproximación a Delhi
Sales del Hotel Southern que no tiene nada que ver con el de las imágenes de Booking dispuesto a conocer esa ciudad llamada Delhi y qué no sabes porqué ha formado parte de tu mente durante años. Cuando salgas de India seguirás sin saber porqué había estado tanto tiempo.

Delhi es la capital del desconcierto a veces divertido otras canalla, la capital del timo fácil e inocente al estilo de los pillos y la picaresca del Lazarillo de Tormes pero con dhoti. Bienvenido a Delhi; las calles son sencillamente agobiantes. Ratas, perros, cabras, vacas, búfalos, camellos, papeles, bolsas, flores marchitas, basura, suciedad, charcos, heces, orina, autobuses, camiones, coches, carros, rickshaws, carretillas, motos, scooters, bicicletas, polución, población y ruido, mucho ruido. Podría hacer la lista en orden alfabético, creo que me olvido algo... autobuses, basura, bicicletas, bolsas, búfalos, cabras, camellos, camiones...

¡Bah! No importa. Preparad vuestras cámaras, vuestra memoria y vuestros ojos, el recorrido por las calles de Delhi va a ser inolvidable.

Trabajos en el asfalto sin señalizar, mujeres trabajando en las zanjas, tráfico caótico, leprosos en los semáforos, una danza urbana hindú que ya no te abandona en todo el viaje. En India la calle es la vida y la vida sucede en la calle, en la calzada o en los márgenes de las carreteras, aparecen animales sueltos, solos o en rebaño, con pastor o sin él. Vehículos de toda clase circulan dentro y fuera de las carreteras, calles y vías, con variados tipos de tracción, desde humana hasta animal o mecánica. Ancianos, hombres, mujeres, niños están en un infinito movimiento con algún destino donde ir a pie o en vehículo, en soledad solos o en grupo, van y vienen. Seres que trabajan, venden, comercian, peregrinan, rezan, se lamentan, piden, exigen, suplican, predican, charlan, gritan, discuten, juegan, leen, hacen música, cocinan, comen, beben, escupen, orinan, ensucian, duermen, se lavan, miran, observan, malviven. Otra lista que no importa si empieza por el principio o el final.

Bienvenido a la capital de la India, la enorme ciudad de las masas de gente anónimas, pero también es la ciudad de las personas con rostros, gestos, expresiones que se clavan en la memoria adornadas con atuendos de otro mundo, llenos de color o de blanco “no impoluto”: saris, sarongs, chilabas, uniformes, dhotis, kurta-pijamas, camisas, faldas, harapos, pantalones o taparrabos. Esto sí que es un desfile de moda ¡abajo la globalización!

¿Qué hacer en Delhi para sobrevivir?
De todas las experiencias recomendables para hacer en Delhi, una de las más impresionantes y divertida es un viaje en rickshaw. El rickshaw es un vehículo de tres ruedas, un extraño híbrido entre bicicleta y carricoche o a veces de moto y carricoche donde caben de una a cuatro personas. El “conductor” pedalea en la bicicleta con la única fuerza motora de sus piernas, transportando al cliente sentado -ya sea una persona o una familia entera con equipaje incluido- dentro de un habitáculo de dos ruedas que lleva enganchado detrás.




La versión motorizada es la moto-rickshaw, en este caso el combinado sería un cruce entre vespa y un carromato de varias plazas cubierto con una carrocería de hojalata más o menos aerodinámica. El tráfico y el recorrido es imprevisible al cien por cien, tanto como, el llegar a un acuerdo con el conductor, sobre el precio de la carrera. Si después de todo uno sale airoso del pacto y del trayecto, el vídeo que acompaña este relato puede ser un ejemplo de lo que puede suceder si decides recorrer Delhi en rickshaw.

Ruta básica por Rajastán (India)

Rajastán

No importa las ganas o el tiempo que tengas para visitar la India, ambos conceptos pierden toda validez, si no das el paso definitivo y viajas hasta uno de los países que más controversias genera. Con más de tres millones de kilómetros cuadrados y más de mil millones de habitantes, lo que menos importa es cuánto se va a recorrer y cuánto se va a poder visitar. Hace falta una vida para dejar de odiarla y más de una vida para amarla.

Aquí os dejo una lista de 12 lugares imprescindibles para visitar en Rajastán; un estado que no deja a nadie indiferente.

Nawalgarh
Haveli en Nawalgarh
- Shekhawati: está región, situada a dos horas aproximadamente de New Delhi, destaca por un numeroso grupo de casas, llamadas havelis, que están pintadas y decoradas con frescos. Las pinturas fueron realizadas entre 1750 y 1930. Algunas havelis han sido restauradas y están abiertas al público, una oportunidad única para ver la distribución de las casas rajastanís, y los muebles y enseres más curiosos y auténticos del país. Nawalgarh y Fatehpur son algunas de las localidades que conservan este estilo decorativo que mezcla detalles mogoles con la modernidad anglosajona de principios del siglo XX.

Bikaner
Mercado de Bikaner
- Bikaner: situada en pleno corazón del Desierto del Thar, late con vida propia gracias a su muralla medieval que acoge más de 37 palacios. Poco masificada por el turismo, es posible encontrar quien te haga un vestido a medida en una tarde, pero ¡ojo! aunque te tomen las medidas, el vestido te quedará pequeño porque son incapaces de hacer nada bien. Desde Bikaner es posible llegar al singular Templo de Karni Mata en Deshnoke; un lugar donde se venera a las ratas y se deja que campen a sus anchas entre los feligreses y visitantes.

Jaisalmer
Muralla de Jaisalmer
- Jaisalmer: sí es la “Perla del Desierto” y una de las joyas de la región india del Rajastán. Aunque te entrarán ganas de tirarte desde lo alto de sus murallas en cualquier noche de luna llena pues está hasta el techo de turistas y de hindúes pidiendo dinero hasta por respirar. Si consigues sobrevivir al acoso de los vendedores y conductores de tuc-tuc, quizás puedas maravillarte con sus 99 torreones dorados y sus impresionantes havelis que nada tienen que ver con las de Shekhawati. Aquí se cincelaron columnas, ventanas y balcones de piedra como si fueran encaje.

Osiyan
Templo Mahavira en Osiyan
- Osiyan: los diez templos jainistas y los seis templos hindúes de Osiyan, son un buen aperitivo para comenzar a familiarizarse con los dioses del panteón hindú y las filigranas decorativas que irán aumentando en belleza y complejidad a medida que vamos descubriendo la región del Rajastán. Algunos templos fueron tallados a principios del siglo VIII, así que su valor histórico es incalculable. Como os daréis cuenta a medida que conozcáis la India, lo que siempre sobran son los hindúes.

Jodhpur
Jodhpur es conocida con el nombre de "La Ciudad Azul"
- Jodhpur: conocida como “La Ciudad Azul por el color de sus casas, es una ciudad menos idílica de lo que nos tratan de vender en los circuitos turísticos. Las medidas y extensiones escapan lo abarcable en términos de visitante. Con un ostentoso palacio, el de Umaid Bhawan, con más de 300 habitaciones y el Fuerte de Mehrangarh con 10 kilómetros de longitud, los días se volatilizan entre pasillos, balancines y callejones azul celeste.

Hindú con turbante
Aquí el amigo detuvo el coche para pedirnos un cigarrillo
- Monte Abu: según una leyenda este monte es “Hijo del Himalaya”, situado en la cordillera de los Aravalli; una de las cadenas montañosas más antiguas de la India, es un lugar sagrado y de peregrinación para los jainistas (religión mezcla de hinduismo y budismo que respetan la vida hasta cotas insospechadas, por ejemplo: cubriéndose la boca para no tragarse ningún bicho). Aquí las condiciones meteorológicas cambian radicalmente el paisaje y se torna verde y lleno de árboles, algo que se aprecia poco entre tantas ciudades color ocre. El viaje hasta aquí vale la pena sólo por visitar el Conjunto de Dilwara; nada de lo que hayáis visto es comparable a la maestría decorativa de este lugar.

Ranakpur
Templo Adinatha en Ranakpur
- Ranakpur: es otro de los enclaves jainistas del  Rajastán que te mantendrá con la boca abierta y los ojos salidos de las órbitas. Aquí encontré a los únicos hindúes simpáticos, agradables y buena gente de todo el viaje a la India. Me hicieron sacar una sonrisa y quise hasta que me adoptaran. El Templo Adinatha conocido también como Templo Chaumukha “Templo de las Cuatro Caras”, es el templo jainista más extraordinario, espectacular e impresionante de la India. Consta de aproximadamente 66 santuarios y tan sólo en el templo principal existen 1.444 columnas de mármol blanco (todas ellas distintas). Pedid a los dioses que se detenga aquí el tiempo, porque vale la pena.

Udaipur
Lo que flota en el Lago Pichola también huele
- Udaipur: conocida como “La Ciudad de los Sueños” o “La Venecia de Oriente”, su nombre significa “La Ciudad del Sol” y en mi opinión son tres nombres que le quedan bastante grandes. En Udaipur hay la misma suciedad en las calles y en la ropa de los hombres y niños como en las demás ciudades del Rajastán, aunque los precios se multiplican un poco más. Independientemente de lo que ponga escrito en los carteles que vale el precio de la entrada para extranjeros, el tío de las entradas le añadirá la cifra que él quiera para metérsela en el bolsillo, porque los hindúes son canallas con el extranjero, “por pedir” que no quede, ese es su lema. El Palacio Real de Udaipur se encuentra a orillas del famoso Lago Pichola, exótico escenario de la película de James Bond, Octopussy. En la realidad, el lago es pasto de la contaminación y basura que se acumula por doquier en la India. Los atardeceres que os vendan en el catálogo de viajes de la agencia os aseguro que han pasado por el retoque fotográfico. En mitad del lago, el Jag Niwas, en otro tiempo el Palacio de Placer del príncipe Jagat Singh, sobrevive rodeado de porquería.

Ajmer
Ajmer
- Ajmer: es lugar menos turístico del Rajastán, si es que eso significa que son buenas noticias. Es también lugar de peregrinaje para la comunidad musulmana y aquí cambia la fisonomía de los habitantes, el carácter e incluso un poco las costumbres. Mezquitas y palacios comparten protagonismo con el Lago Ana Sagar rodeado por un par de parques, de nuevo algo de verdor. Es un buen lugar para hospedarse y coger fuerzas de camino a nuestro siguiente destino, porque necesitarlas, las vais a necesitar.

Pushkar
Puesto de comidas en Pushkar, nótese el cocinero sentado en la mesa y listo para cocinar con los pies
- Pushkar: vendido como lugar de relax, lo cierto es que sobrevivir al acoso de los hindúes es tarea más que heroica. Lugar sagrado para los hinduistas, destaca por sus 52 palacios, la Feria anual de Camellos y su lago: la perfecta trampa para cazar turistas. Cuando te acercas a una de las escaleras de acceso al lago, los ascetas te pedirán unas rupias por enseñarte el camino, cuando bajes los escalones te invitarán a dejar el calzado vigilado por unas cuantas rupias más y cuando por fin llegues a la orilla te pedirán que pagues unas rupias por sentarte. Cuando creas que el factor “soy un dólar andante” ha terminado, vendrán un grupo de gurús para que hagas una ofrenda floral por una cifra desorbitada de rupias y te aseguro que la negación no es sinónimo de “salir airoso”, eso sí el coco me dieron ganas de hacérselo comer envuelto con turbante.

Jaipur
Jaipur
- Jaipur: conocida con el nombre de “La Ciudad Rosa” por el color de sus edificios y su muralla, antaño era conocida como “La Ciudad Esmeralda” debido a que aquí se hacía la talla y el pulido de todas las esmeraldas del mundo. Actualmente es la capital del Rajastán y el caos, el ruido y los bocinazos, comparten el protagonismo con las calles y mercados atestados de gente y sus detritos humanos. El Palacio Real de Jaipur ocupa 1/7 parte de la ciudad, así que os recomiendo paciencia y slow travel para la visita. Aunque el edificio más famoso de Jaipur es el Hawa Mahal o Palacio de los Vientos, una impresionante fachada de arenisca de cinco pisos de altura que simplemente es eso, una fachada, sin nada por detrás. Con más de 900 ventanas con celosías, servía para que las princesas y damas de la corte observaran la vida y los eventos de la ciudad sin ser vistas.

Amber
Panorámica del Fuerte de Amber
- Amber: se encuentra en un valle que cambia la fisonomía de la ciudad y la imagen que se obtiene del Fuerte Amber. En el interior de esta fortaleza se encuentra un complejo palaciego de más de seis siglos de antigüedad. Aquí todo el mundo aprovecha para subir a lomos de un elefante y entrar por una de sus puertas de esa guisa. Vale la pena aprovechar la cercanía y visitar el Fuerte Jaigarh donde se encuentra una de las pocas fundiciones de cañones de época medieval que se conservan, así como el cañón con ruedas, más grande del mundo (50 toneladas, 3 metros de alto y 6 de largo).

Hasta aquí, mi ruta básica de dos semanas por Rajastán. Si en este punto las ganas de abandonar el país no han hecho mella, os recomiendo acercarse hasta Agra donde se encuentra el increíble Monumento del Taj Mahal.

Tatuajes en la piel


A menudo los viajeros experimentamos una intensa sensación cuando desembarcamos en un nuevo lugar. Un diminuto punto de nuestro planeta queda a veces como un tatuaje en la piel; grabado para siempre en el recuerdo y cargado en la mochila de nuestra alma para siempre.

Es indiscutible que VIAJAR nos transforma y nos enriquece de mil formas distintas. Escribir sobre esos lugares no me exime de escribir sobre sensaciones, percepciones y de incluso de conclusiones muy personales. En contra de todas esas recomendaciones de los gurús que indican que un blog debe seguir una “linea editorial” o “especializarse” en un destino, continente o forma de viajar, yo no entiendo de ese cerco espacial que me limitaría en “mi propia casa”, en mi propia criatura creativa, a compartir ciertas partes de nuestro Planeta Tierra.

Es por eso que sigo escribiendo posts como el que ahora viene (menuda introducción, ¿eh?) saltándome todas las posibilidades de conseguir mil visitas al día o tres mil seguidores en Twitter. Por el simple placer de dar alas a la creatividad, poner palabras a los latidos viajeros de mi corazón y dejar escrito ¡para cuando mi memoria falle! lo que viví y sentí.

Tatuajes en la piel es un pequeño recorrido por esos tatuajes que mi cámara inmortalizó, sobre la piel de algunas personas que encontré en mi camino y que quisieron formar parte de mi historia.

En Oriente Medio y en alguno lugares de África, mujeres y niñas decoran su piel con dibujos de henna. En Yemen, por ejemplo, son conocidos con el nombre de naqsh. Se utilizan tintes a base de manganeso o henna para realizar dibujos geométricos o florales, son de color negro y decoran manos, pies o cara. En Kenya, las mujeres swahili se pintan brazos, piernas, pies y manos con henna el día de su boda como lo hacen también en Rajastán (India).

En la Isla de Borneo (Malasia), donde aún habita la tribu de los Iban, los antiguos cortadores de cabezas, los hombres se añadían un nuevo tatuaje, por cada “delito de sangre” cometido, para dejar visible así su hombría.

En Túnez las mujeres bereberes se tiñen el pelo con henna de color naranja y se hacen dibujos en la piel, también con este tinte. También en África pero esta vez en Mali, las mujeres Peúl o Fulani como también se conoce a esta etnia nómada, se tatúan los labios. Para los Peúl la belleza es tan importante como la familia y su ganado, así que tanto hombres como mujeres jóvenes, se pintan con ocre o sulfuro de antimonio para estar más atractivos.

Es así, como los tatuajes alcanzan puntas opuestas del mapa y sirven para un mismo propósito: 
¡Ser admirados!

Las 5 carnicerías más impresionantes del mundo


Uno de los lugares que siempre me gusta visitar cuando viajo, son los mercados. Independientemente de su colorido, del bullicio y del contacto con la gente, los mercados reúnen una variopinta muestra de la sociedad del país que se visita, pero también dan mucha información sobre la cultura y la vida de ese país.

Tomándome un tiempo para reflexionar, sobre de lo qué quería escribir hoy (así me va con el posicionamiento de Google y las visitas) he decidido mostraros algunas de las carnicerías más curiosas que he visitado. Y como una vez me aconsejaron que para recibir más visitas en el blog, hay que hacer listas y poner títulos en plan ranking, pues aquí va:

Las 5 carnicerías más impresionantes del mundo

1.- Siria
La primera carnicería que viene a mi memoria, es una carnicería que estaba situada cerca de la Ciudadela de Damasco. Mi hermana y yo nos habíamos aventurado por las callejuelas de detrás del Al-Hamidiyya Souk; el zoco cubierto de la capital de Siria, y descubrimos -en una de esas escapadas que solemos hacer fuera del circuito turístico- una carnicería con cabezas de camello colgadas en la puerta como si de un gran embutido se tratara. El resto de la carnicería tampoco tenía desperdicio, menos carne de cerdo, allí se podía encontrar de todo.

2.- Yemen
La segunda de mi lista, sin duda es, para las improvisadas carnicerías que se abren en la calle principal de Shaharah; una población situada al noroeste del país. Destaca por el rocambolesco acceso y por la cercanía de los vendedores y la naturalidad con la que viven a diario su labor. Shaharah se encuentra en lo alto de unas montañas, es necesario contratar los jeeps de los clanes yemenitas para poder llegar hasta ella. La calle sirve de mercado, la pared y el suelo de tienda, un trapo de expositor, y la docena de hombres que venden carne lo hacen con una sonrisa y con orgullo, ¡imposible olvidarlo!

3.- Malí
En el Mercado de las mujeres de Mopti parece que los hombres mantenían el monopolio de las carnicerías. Las mujeres se dedicaban a vender frutas y verduras, pero quien ostentaba la venta en la carnicería eran los hombres. Ésto no me sorprendió tanto como el hecho de ver las cabezas de los bueyes cortadas ¡con cuernos y todo! y mostrando los sesos sangrientos del animal; listas para vender. Algún enorme hígado, algunas vísceras amontonadas en un lado de las tablas de madera que hacían las veces de mostrador, y yo preguntándome, dónde estarán los grandes bistecs o la tierna pechuguita de pollo.... aix.

4.- India
Esta la incluyo como la nube de moscas más negra y ensordecedora que haya visto instalada en una carnicería. La curiosa parada de carne, no osaría llamarla carnicería, se encuentra a los pies de la gran escalinata de la Jami Masjid; una de las mayores mezquitas de la India, situada junto al Chandni Chowk el mercado más antiguo de Old Delhi. Si antiguo es el mercado; vieja era la carne, patas y cabezas de cabra con todos sus pelos, eran el producto estrella del día. De verdad que aquel día decidí hacerme vegetariana, no me duró mucho....

5.- Laos
Laos es uno de los últimos destinos descubiertos el año pasado. Me sorprendió la... digamos prolongación del término carnicería. A nuestro típico pollo, cerdo, cordero, ternera y pavo, hay que sumar la carne de serpiente, sapo, grillos, tortugas y roedor; una extensión algo peculiar sobre el concepto “carnicería” (algunos aseguraran que estos productos corresponderían más al monopolio de la pescadería, no digo que no ¿eh? Vete tú a saber) pero es que no podía dejar de incluir Khoua Din Market; uno de los mercados de Vientiane, en mi TOP 5 de las carnicerías más impresionantes del planeta.

(Ahora viene cuando se disparan las visitas ¿no?)

Templo de Karni Mata: el Templo de las Ratas (Rajastán)

Templo de Karni Mata

Cuenta una leyenda que la Diosa Madre de la región India de Rajastán se llama Karni Mata y nació en el siglo XV en el seno de una familia y una comunidad dotados de ¡poderes espirituales!. La diosa dedicó su vida a ayudar a los más necesitados y fue ella misma la que bendijo, en 1488, al fundador de la ciudad de Bikaner: Rao Bikaji. La Diosa Karni Mata lo convirtió en el Darshan (Dios protector) de la familia. La divinidad tutelar de Bikaner es Karni Mata y los pueblos tribales la adoran. Es así como leyenda y realidad se enredan en el ovillo hindú de la historia.

Templo de Karni Mata
Oraciones en el lugar más sagrado del templo de Karni Mata
En el Templo de Karni Mata los animales más venerados son las ratas, sí, sí, ratas de verdad, no figuritas o muñequitos: RATAS, RATAS. En este templo los roedores encuentran cobijo, agua y alimento. Estás protegidas por una red que cubre la parte más alta del recinto para que ninguna rapaz se las pueda zampar. Los fieles proporcionan leche y semillas a cientos de ratas que se pasean libremente por el recinto y especialmente en el sanctum sanctorum; el lugar más sagrado de Karni Mata.

Templo de Karni Mata
Templo de Karni Mata
Este lugar está protegido en las alturas por una red para que ningún depredador con alas pueda matar a ninguna de las ratas porque estos animales son sagrados. Se trata, según una leyenda, de las almas de los miembros de la tribu a la que pertenecía la Diosa Madre Karni Mata, y que habitan temporalmente en el cuerpo del animal esperando la reencarnación como ser humano “evolucionado”. Recordad que Ganesha; el dios elefante, utiliza a las ratas como vehículo para trasladarse, así que ¡ojito con tocarle un pelo a uno de los miembros de la familia de la Diosa Madre Karni Mata!

Templo de Karni Mata
Beber y comer es un placer en el templo de Karni Mata
Si hasta ahora sabías con certeza que la vaca era el animal sagrado de la India, comprenderás lo extraño y excepcional que es este templo; único en todo el país, así que toca vacunarse contra la rabiar, descalzarse y entrar. Es tal la devoción que les tienen los creyentes a las ratas, que si algún vigilante te ve pisando a una de ellas, aunque sea por accidente, te pedirán compensar el daño sufrido por el animal con una reproducción en oro para el templo (¡no saben nada los hindúes!). Las ratas se pasean con total libertad y por todas partes, no sólo corren por el suelo, suben por los altares, hornacinas, barandillas y cualquier ele, así que si no estás dispuesto a notar como trepan por tus pies, es mejor que no vayas. No lo había mencionado antes pero al templo se debe entrar descalzo.

Templo de Karni Mata
Entrada principal del templo de Karni Mata
Las estatuas que adornan el Templo de las Ratas de Karni Mata están bellamente cinceladas en mármol blanco. Destaca la maestría con la que los artesanos realizaron las formas de suntuosas aves, hojas de vid, flores embriagadoras, bailarinas o milanos sagrados, para decorar puertas, ventanas, pabellones, columnas y balcones. Sorprende también ver familias enteras rindiendo culto a las ratas, sentadas en el suelo, mientras los vehículos de Ganesha derrapan, chocan y se lanzan a toda velocidad. Todo un espectáculo digno de ver. Os dejo un pequeño vídeo donde puede verse la cantidad de ratas que hay en el templo y como se arremolinan en nuestros pies.


Bikaner, la ciudad más importante de la zona, está situada en una región desértica al oeste del Rajastán. A 30 kilómetros al sur se encuentra Deshnoke donde se encuentra el Templo de Karni Mata o el Templo de las Ratas. En el siglo XVI Bikaner era parada obligatoria de las caravanas que comunicaban India con Oriente Medio, hoy es posible recorrer el interior de su recinto amurallado que atesora más de 37 palacios.

Ganga Deví: la Diosa del río Ganges (India)


El Ganges fue creado gracias al sudor de los pies de Visnú, el Dios creador, preservador y destructor del Universo. Semejante comienzo odorífico de este río, no le han impedido ser el lugar donde todo hinduista va en peregrinación a tomar baños de purificación. Cada inmersión sirve para expiar un pecado y para adorar a la Diosa del Ganges; Ganga Deví.

Quien ha visitado India sabe del color de las aguas del Ganges, de su contaminación, de la vida de sus orillas y también de su muerte. Ciclos completos de inicio a fin tienen lugar en este inmenso río desde el Himalaya hasta su desembocadura en el Golfo de Bengala. Los hindúes realizan sus entierros con un gran ritual de cremación, en el lugar más sagrado del hinduismo: el río Ganges, el río sagrado de la India. Las cenizas de los difuntos son arrojadas sistemáticamente al agua, junto con toda la suciedad inimaginable que el hombre es capaz de producir durante su vida. Es así desde hace siglos y aunque parezca mentira un lugar tan “infectado” y malsano, proporciona a millones de personas una experiencia casi mística.

Quizás para purificar cuerpo y alma los hindúes tengan el Ganges, pero para nuestra suerte, los españoles tenemos el agua cristalina y pura del manantial Alzola. ¿Os imagináis que sería, poder realizar un ritual de purificación en sus aguas? Como aquellos niños que alrededor del año 1776 descubrieron en Urberuaga de Altzola, un lugar de agua tan templada que apetecía bañarse en pleno invierno vasco. Si ya de por sí, a tomar un baño de agua caliente, se le atribuyen poderes relajantes, añadir las peculiares características (son las únicas aguas termoalcalinas y bicarbonatadas de la región) de un agua como la del manantial Alzola sería un preciado lujo para la salud. Los médicos del siglo XIX no dudaron en alabar sus virtudes y en 1845, las aguas de aquel manantial fueron declaradas de Utilidad Pública. Presiento que la experiencia de un baño en las aguas termales de Elgóibar, puede convertirse en cercana a la purificación espiritual suprema del hinduismo.

Que no se enteren los 900 millones de hinduistas del planeta, que tenemos un lugar de agua pura en España, que nos hunden lo que queda de este país nuestro, que bien falta le hace una purificación profunda.

¿Qué comprar en la India?



Sin dudarlo a las mujeres os recomiendo que compréis ropa, pero no de cualquier tipo. Venid cargadas de Salwar Kameez y al menos un sari: el “traje” tradicional femenino de la India.

No son la misma prenda, hay sutiles diferencias que hacen que el Salwar Kameez sea mucho más práctico y más utilizado por las mujeres hindúes. También puede llevarse en Occidente si te gusta la ropa étnica, yo lo hago. El Salwar Kameez consiste en un pantalón más o menos ancho, que se estrecha en los tobillos y que suele estar decorado con bordados justo en esa parte. Se llevan bajo una camisa-túnica, cuyo largo exacto y el grado de ajuste dependen básicamente de la moda del momento y del fabricante. Lo normal es que llegue hasta las rodillas y gracias a sus aberturas laterales deja bastante movilidad y es muy práctico.

Suele confeccionarse con un suave hilo de algodón que resulta de lo más fresco en verano. Existen cientos de colores y estampados así que no es difícil de combinar con nuestra ropa veraniega más convencional. Es tan cómodo que es ideal también como “uniforme viajero” ya que ofrece la posibilidad de ir bien vestida, confortablemente fresca y sin llamar la atención en países que requieren algo más de “recato”. En la actualidad el Salwar Kameez es utilizado mucho en la zona del Punjab (el norte de la India) y en zonas adyacentes y ha ido tomando adeptas desde que en 1980 lo empezaran a utilizar las jóvenes hindúes en las ciudades. Se pueden conseguir en los mercados por dos euros, de ahí que vengáis con una maleta llena de ellos, aunque sea para regalar.

El sari se utiliza en casi todas las regiones de la India, tanto en zonas rurales como zonas urbanas, y por todas las clases y grupos religiosos del país. Existen más de cien formas distintas de llevar el sari auténtico, que consiste en una pieza de tela de algodón o seda sin costuras que se envuelve en torno al cuerpo. Lo utilizan las mujeres indias de todas las edades, incluso las ancianas, como prenda básica. El sari presenta dos dimensiones: el largo que varía entre 1.8 y 8.2 metros y el ancho de 0.6 a 1.2 metros. Los saris presentan una enorme variedad de tramas, colores e hilos metálicos. La forma de colocarse el sari refleja en algunos casos la procedencia geográfica. En la actualidad, casi todos los saris se llevan sobre dos prendas inferiores opacas: el choli, que es la blusa corta y ajustada que cubre el pecho y casi siempre la parte superior del brazo y la espalda, y una enagua larga que cubre la parte inferior del torso y las piernas. El sari es una prenda vistosa para lucir en ocasiones especiales, es muy elegante y favorece la figura femenina.

Hay muchos recuerdos que traerse de la India, pero los tejidos son uno de mis preferidos.

Alzola Basque Water y las Diosas del Agua


Hoy, hago un alto en mi camino de posts viajeros para escribir sobre la campaña de Blog on Brands con Alzola Basque Water. Mi cometido ha sido probar el agua embotella en Alzola, un municipio de Elgóibar (País Vasco), donde esta peculiar agua mineral natural brota de un manantial. Surge enriquecida tras 25 años de pausadadestilación de sus 700 metros de profundidad en el Macizo de Izarraitz, a 29 grados de temperatura, poseyendo unas características químicas especiales, con propiedades diuréticas y digestivas, que han sido alabadas por médicos y entendidos, así como premiadas en numerosos certámenes.

Lo primero que me gustó fue su botella de vidrio transparente, es muy elegante, como ellos mismos dicen: “el agua está envasada en un recipiente de lujo a la altura del agua que contiene”. Lo cierto es que una botella así, viste en la mesa si tienes invitados o alguna celebración familiar especial. Quizá este inusual envase para embotellar agua sea el culpable de querer seguir bebiendo agua Alzola, una vez empiezas. Como parte de mi responsabilidad para evaluar Alzola Basque Water quise ser objetiva, así que hice una cata a ciegas junto a mi hermana. Se llenaron varios vasos con distintas aguas, cada vaso tenía una etiqueta oculta con el nombre de la marca. Bebimos de cada uno de los vasos descartando primero las que menos nos gustaron y finalmente hubo una que apetecía beber, esa fue la de Alzola. A nuestro paladar le gustó la sensación refrescante, escondida en el origen mismo de este manantial vasco.

Situado en el Valle del Deba, el lugar  fue testigo del crecimiento del Gran Balneario de Alzola desde su primera piedra, en el año 1846 y hasta su cierre en 1976, pero sin duda el recuerdo de aquel lugar, que permanecerá imperecedero al tiempo, es la descripción que la escritora Carmen Martín Gaite hizo en su novela El Balneario. La protagonista describe el Balneario de Alzola, con sumo detalle, en su rocambolesca aventura por los pasillos y habitaciones de esta casa de baños, frecuentada por la alta sociedad del siglo XX.

Cuando Asier, del Departamento de Comunicación, se puso en contacto conmigo, lo hizo desde “el manantial de la mejor agua del mundo” el mismo que se esconde detrás del cariño que desprende un deseo o un sueño de viaje. En mi peregrinaje por el Planeta he podido constatar la importancia que adquiere el agua para las poblaciones donde escasea o en lugares donde está contaminada. Muchas veces olvidamos que es un recurso limitado que debemos proteger.


Hay tres lugares que quiero compartir especialmente en este post y que reflejan la importancia, no sólo de disfrutar en la mesa de una agua de prestigio como Alzola, si no de la importancia de este Patrimonio de la Humanidad que es el agua:

Yemen:

Algunas de las cisternas de agua más impresionantes de Yemen están excavadas en la roca. En ellas se recogen las aguas pluviales sin más tratamiento que el hervor que puedan dar las mujeres en sus casas. Abastecen a los yemenitas durante todo el año desde hace siglos, unas de las más antiguas fueron construidas alrededor del siglo I a. C., en la zona volcánica alrededor de Adén, probablemente por los himyaritas, conquistadores del Reino de Saba. Pueden almacenar hasta 45 millones de litros de agua. El ir y venir de las mujeres acarreando bidones de plástico no cesa nunca.

India:

El deambular de numerosas mujeres, con grandes cántaros de agua sobre sus cabezas fabricados en metal o barro, por las carreteras del Rajastán, es otra de esas imágenes que no olvida un viajero cuando pisa la India. Niñas, jóvenes muchachas o mujeres en edad adulta son las encargadas de ir a buscar agua a los pozos cercanos con sus vasijas artesanales, algunas bellamente decoradas. Existe una danza tribal rajastaní, llamada Bhavai, que se realiza bailando en perfecto equilibrio con siete o hasta once cántaros de barro, alineados sobre la cabeza. La bailarina realiza rítmicos giros en rápido movimiento al son de una frenética música, si fuera poco el mantener tan sutil equilibrio la danza acaba con unos pasos sobre cristales rotos.

Malí:

Por último quiero acabar en Malí donde una vez más la tarea de acarrear agua recae en las mujeres. Allí los pozos se hunden bajo tierra muchos metros hacia las profundidades y es a fuerza de brazos que sale a la superficie. Los más pequeños aprenden la importancia de no desaprovechar ni una sola gota de este elixir de vida que aunque abundante, escasea en pureza y cristalinidad. No importa la dureza del trabajo en sí, ni el calor sofocante, las mujeres cantan mientras izan los odres de cabra; son las Diosas del Agua.


Si pruebas el agua de Alzola, ¡la eliges!.

Si te ha gustado este texto y quieres seguir leyendo sobre Diosas de Agua te invito a leer Ganga Deví, la Diosa del río Ganges (India).

Fuerte de Mehrangarh: el fuerte majestuoso de la Ciudad Azul (Jodhpur)

Fuerte de Mehrangarh

Jodhpur es conocida con el nombre de "La Ciudad Azul" y ocupa uno de esos lugares en mi guía de viaje al Rajastán que merecen marcarse en negrita y con doble subrayado. Jodhpur es un lugar imprescindible en la india, se encuentra situada a 470 km al suroeste de Nueva Delhi y es la segunda ciudad más importante del Rajastán después de Jaipur y eso quiere decir que tiene muchos kilómetros de extensión. La arena del gran Desierto de Thar lame el límite impuesto por la muralla de su magnífica fortaleza que como un acantilado le hace frente.

Fuerte de Mehrangarh
Accesos al fuerte de Mehrangarh

En el trayecto entre Jaisalmer y Jaipur, se encuentra el Fuerte de Mehrangarh “el fuerte majestuoso”; la residencia-fortaleza rajput más impresionante de la India. Colgada sobre una colina a 120 metros de altura, domina una amplia extensión de llanura que nuestra vista puede contemplar hasta ver el Fuerte de Kumbhalgarh situado a 130 km. La muralla de Mehrangarh fue construida en el año 1459, en piedra caliza de color ocre, por su primer maharajá; Rao Jodha

Fuerte de Mehrangarh
Vista de Jodhpur desde uno de los palacios del fuerte de Mehrangarh

La muralla de Mehrangarh mide 10 kilómetros de perímetro, 21 metros de ancho y 36 metros de altura, que quedan protegidos por 8 puertas y 101 torreones que impedían la entrada de invasores y del mismísimo viento del desierto. No es de extrañar que la visita a esta descomunal e inmensa fortificación dure entre 2 o 3 horas. La preciosa vista panorámica de Jodhpur es inmejorable y ¡altamente recomendable! desde varios miradores de la fortaleza.

Fuerte de Mehrangarh
Tras caminar 1/2 hora por las rampas de acceso se llega al interior de la fortaleza

El acceso al fuerte se realiza a través de siete puertas, algunas fortificadas, otras protegidas con grandes clavos que impedían el paso de los elefantes enemigos, nunca nadie ha sido capaz de derribar una de sus puertas. Tras recorrer algunas calles en codo, para despistar a los asaltantes, se llega a la altísima Jai Pol o Puerta de la Victoria construida por el Maharajá Man Singh en 1806. Tras esta puerta se extiende uno de los símbolos de poder del Rajastán.

Fuerte de Mehrangarh
Los palacios se suceden en el interior del fuerte de Mehrangarh, a cual más bonito

El Fuerte de Mehrangarh es una maravillosa mezcla de elementos mogoles, persas e hindúes, cuyas partes más antiguas datan del siglo XV, aunque la mayor parte conservada pertenece al siglo XVII. En el interior nos esperan al menos 33 puntos de interés, entre los que destacaría: dos puertas más: las Dedh Kangra Pol y la Loha Pol o Puerta de Hierro. Junto a esta puerta se pueden ver las huellas de las manos de 15 maharaníes reales, esposas del Maharajá Man Singh, que se arrojaron vivas en 1843 a su pira funeraria ¡malditas costumbres!

Fuerte de Mehrangarh
Moti Mahal o Palacio de la Perla

En el interior de Mehrangarh nos esperan 3 templos: Chamunda Devi, Nagnechiji y Murli Manghargh, 7 conjuntos palaciegos: Zenana o Palacio de las reinas, Takhat Mahal, Phool Mahal o Palacio de las Flores, Moti Mahal o Palacio de la Perla, Khab ka Mahal, Jhanki Mahal o Palacio de las Miradas y Sukh Mahal o Palacio del Placer. Todos ellos construidos en fina arenisca maleable del lugar y que ha sido tallada como si fuera el trabajo de un maravilloso encaje de piedra. El tiempo ha endurecido la piedra arenisca y le ha dado una belleza infinita.

Fuerte de Mehrangarh
Si los palacios te parecen bonitos por fuera, espera a verlos por dentro

Por último, os recomiendo una visita al Museo del fuerte donde se exponen desde pinturas en miniatura y trajes de seda, hasta armas (en la Edad Media el trabajo de los artesanos armeros elevaron estas piezas a obras de arte), carrozas, monturas de elefantes, palanquines o cunas mecedoras. Aunque expuestas de forma rudimentaria, forman parte de este peculiar lugar que combina las más delicadas celosías labradas en arenisca con una magnífica fortaleza inexpugnable.

Más informaciónFuerte de Mehrangarh. Jodhpur (India). Horario: diariamente de 9 a 17 h. Entrada (incluye audio-guía): 600 rupias. Permiso para fotografías: 100 rupias. Web: Fuerte de Mehrangarh.

Normas básicas para visitar un templo jainista


El jainismo es una de las tres religiones que se practican en la India, una de sus peculiaridades es que se aleja de las creencias religiosas más radicales o de la idea de un ser supremo que todo lo puede. Creen que todo ser vivo (persona, animal o elemento natural) posee un alma y el mayor pecado es cometer daño a los organismos que habitan la tierra, sean humanos o etéreos como el aire. Practican la compasión, la solidaridad, la no violencia, la sinceridad, la rectitud y en la mayoría de los casos son veganos; vegetarianos estrictos.

La entrada a un templo jainista por tanto, cuida de varios preceptos que tienen que ver con la filosofía jainista:

1.- En un templo jainista no se puede entrar con nada fabricado en piel, ni prendas ni objetos. Ésto incluye el cuero de los zapatos, bolsos, carteras y cinturones, incluida la correa del reloj.

2.- Independientemente del material con el que estén fabricados nuestros zapatos, éstos se deben quedar fuera del templo.

3.- Las mujeres en época de menstruación no pueden entrar al templo, ya que están declaradas impuras y ponen en peligro la sacralidad del lugar ya que todo lo que toquen se volverá impuro.

4.- Está prohibido entrar con vestimenta que no cubra hombros y rodillas.

5.- En ciertos templos no se puede entrar agua ni tabaco.

6.- Por último y muy a mi pesar, está prohibido entrar con la cámara de fotos :(

Fuerte Amber y Fuerte Jaigarh (India)

Fuerte Amber y Fuerte Jaigarh
A la izquierda se divisa el Fuerte Jaigarh en color rojo, mientras a la derecha el Fuerte Amber brilla en color ocre
Todas las guías que consultéis os dirán que la imagen del Fuerte Amber desde la distancia es maravillosa, de hecho será habitual que todos los libros de consulta sobre la India utilicen adjetivos superlativos, de magnificencia y grandilocuentes ¡craso error! Desconozco la razón de que se ensalce tanto a este país, cuando la realidad dista tanto de la grandeza que el viajero espera encontrar en un país que presume de haber inventado el yoga. ¡No hay país más desesperante para el viajero que la India! Claro que mi viaje al Rajastán fue planificado sin el confort de una agencia de viajes y sin la protección de un vehículo que te separa lo suficiente como para no tener que lidiar con los hindúes.

Pero volvamos al Amber Fort आमेर क़िला o Fuerte Amber.

Fuerte Amber
Vista del Fuerte Amber desde el Fuerte de Jaigarh
El maharajá Man Singh I (1550-1615) empezó su construcción en el año 1592 para defender el complejo palaciego que en ese lugar quería construir y que aún hoy es visible y además visitable. Tras la muralla de nueve kilómetros de perímetro se encuentra el palacio color ocre, construido entre los siglos XV y XVI y que durante 150 años dio cobijo a toda una retahíla de gobernantes. El palacio del Fuerte Amber se asienta sobre los restos de varias construcciones anteriores, la más antigua de las cuales se remontaría al siglo X.

Jaigarh Fort
Fuerte Jaigarh
El conjunto palaciego de Amber estaba protegido y conectado con el Jaigarh Fort जयगढ़ दुर्ग o Fuerte Jaigarh, una fortaleza que se alza muy cerca, en una colina elevada llamada Cheel ka Teela o Colina de las águilas. Ambas construcciones defensivas están rodeadas por campos de cultivo de azafrán que no siempre dan el toque de color que uno espera en un país donde los monumentos son espectaculares, pero el contacto humano es tan ruin y mezquino. Desde Jaigarh Fort se puede disfrutar de una vista panorámica sin barreras, aunque la suciedad del Lago Maotha que se extiende a sus pies le quita todo el encanto.

Jaleb Chowk
Jaleb Chowk en Fuerte Amber
En el Fuerte Amber dicen que existe el único aparcamiento de elefantes del mundo; y es que la subida hasta el patio de entrada de la fortaleza conocida con el nombre de Jaleb Chowk puede hacerse caminando o a lomos de un elefante (práctica que no recomiendo por el maltrato que sufren los animales), además del precio abusivo al que se expone el turista incauto. El trayecto en rickshaw costaba cuando estuve unas 150 rupias (2.6 € aproximadamente) y la tarifa por subir en elefante, con una duración no superior a los diez minutos, oscilaba en unas 576 rupias (10 €).

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