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Estambul versus Venecia

Estambul junto a Venecia encabezan mi lista de ciudades favoritas europeas. Ambas son las dos caras de una misma moneda, pero que no pueden coexistir a la vez. Es elemental, forman la cara A y la cara B P, de una emoción o sentimiento personal e intransferible y me gustaría explicaros porqué. 


Venecia es el amor, el deseo embriagador, el cuento de princesas, el tiempo detenido en un profundo y largo beso. Es una de las ciudades donde me sentí más enamorada y feliz, quizás por eso, he vuelto hasta 8 veces más y no me canso de ella. Me gusta su decadencia, sus desconchados, su brillo y sus patinas. Venecia no es perfecta y tampoco me gustaría si lo fuera. Me gustan sus imperfecciones, el paso del tiempo y las huellas que le han hecho mella y le han infringido carácter. Como debería ser el amor, al fin y al cabo, cargado de sabiduría, indulgencia, defectos y personalidad.


Venecia es también el último baile que pude hacer con mi padre, en una noche de luna llena en la Piazza San Marco (el mejor salón de baile del mundo), mientras sonaban los violines del Café Florian. Aunque de momento dejaremos guardado en el cofre de la memoria esos momentos y nos centraremos en la otra cara de mi moneda viajera: Estambul, la ciudad que lamentablemente ha salido últimamente en las noticias encabezando titulares atentado tras atentado.

Estambul es para mí la ciudad de la pasión, la del fuego que corta la respiración, que te hace temblar, vibrar y por qué no, perder la cordura aunque sea ¡una vez en la vida! y para siempre.


Tal afirmación por supuesto, va ligada a la experiencia personal, circunstancias y hechos que como protagonista forman parte de mi vida. Corría el año 2001 y mi hermana Roser y yo, habíamos elegido Turquía como destino para vacaciones, por aquél entonces viajábamos con agencias de viajes “todo incluido”. En la reunión pre-viaje nos dimos cuenta inmediatamente que éramos las únicas de menos de 60 años del grupo. Este dato que para muchos parecerá una “putada” fue determinante para desarrollar un “segundo viaje paralelo” y bastante al límite, del paquete de viajes que ofrecía la agencia. El ritmo lento y reposado de nuestros compañeros "octogenarios" nos daba a nosotras, el tiempo suficiente para deambular solas. Cuando acababa la explicación de nuestro guía, nosotras desaparecíamos. Cuando el grupo llegaba a las visitas, nosotras regresábamos, y así poco a poco, fuimos descubriendo la Turquía que se escapa en los viajes programados.


Entablábamos conversación con la gente, los vendedores nos dedicaban sus mejores sonrisas y cuando ya no quedaba nadie dispuesto a seguir con la jornada, nosotras nos apuntábamos a un bombardeo. Fue así como conocimos las discotecas de Capadocia, recordarme algún día que os explique la aventura de “el copo”. Cuando llegamos a Estambul como parte final del viaje, nos dimos cuenta que debíamos volver y descubrir esa ciudad por nosotras solas. El circuito sólo nos incluía un par de noches y era tiempo insuficiente. Así que decidimos pasar ese mismo año las Navidades y el Año Nuevo en Estambul, solas y por nuestra cuenta.


Recuerdo que en septiembre estábamos montando el álbum de fotos del viaje a Turquía, cuando en la televisión anunciaban el ataque de las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York. El atentado y el miedo exacerbado de los medios de comunicación por todo lo que olía a árabe, musulmán, minarete o mezquita, no nos frenó un ápice y el plan original, siguió su curso. En aquella época solía ir a un locutorio a conectarme a Internet y a chatear, sí, ahora suena igual que cuando nuestros padres hablaban de lo bien que se lo pasaban en los guateques, pero es que estamos hablando de 14 años atrás y yo, ¡ya tengo una edad!


Planeta Dunia no existía aún, pero sí la viajera, y estaba tan alucinada por las circunstancias (me iba de viaje de nuevo) que lancé una pregunta al ciberespacio: -¿Alguien de Estambul? O quizás lo pregunté en inglés, ya no lo recuerdo con certeza, pero era nuestro primer viaje en solitario en época Navideña y no sé cómo, pero intuía que sería especial.


En el siglo XXI lanzar una pregunta en un chat, es algo parecido a lanzar un mensaje en una botella al mar, pero en mi caso resultó. Un desconocido “levantó la mano” - Yes, I'm Hayati... y fue entonces, sin saberlo, cuando comenzó a crecer la semilla de “Estambul ciudad rebelde”. Las charlas periódicas dieron paso a los correos electrónicos, los remotos amigos por correspondencia cambiaban de medio, pero no de esencia, y fue entonces como dos completos desconocidos separados por idioma, cultura y religión empezaron a descubrir el mundo del otro.


Cuando llegó el 22 de diciembre del 2001 Hayati vino a buscarnos al aeropuerto con un flamante BMW plateado con asientos de cuero negro, sí había conocido a un turco por “correspondencia” y parecía que estaba bien posicionado. Recuerdo que durante el trayecto hasta nuestro hotel, ubicado en Çemberlitaş, nos mirábamos de reojo como intentando descubrir a la persona que durante aquellos tres meses había llenado de “cartas” el correo. Descubrir una ciudad con un buen anfitrión hace que te sientas como en casa, y depende como ¡hasta como un lugareño!. Así que por unos días viví la sensación de que Estambul era mía y que, iba a amarla para siempre.

Mi hermana y yo vivimos las mejores Navidades aquel año, de ello se encargaron todos los acontecimientos, experiencias y gente que con humildad, mente abierta e ilusión encontramos en el viaje. Algunos de esos recuerdos tuvieron lugar en:


Hotel Santa Sophia
Uno de los puntos clave en el viaje fue alojarse en el Hotel Santa Sophia, estábamos cerca del transporte público y del centro histórico de Estambul: ¡la Mezquita Azul, el Hipódromo, Ayasophia... serían nuestras!
Ismail Cile atendía en recepción y fue el responsable de que acabáramos chapurreando un poco de turco. Cada día nos enseñaba una palabra nueva, so pena de no dejarnos subir a la habitación, y repasaba y se aseguraba de que las palabras aprendidas en días anteriores seguíamos recordándolas. Fue de esta manera como mi hermana y yo acabamos decorando el árbol de Navidad del hotel y comiendo turrón -que llevábamos de casa- con Ismail y su ayudante.


A Orillas del Bósforo
En aquella época, era el lugar más auténtico para comer, junto a las barcas de pescadores, con la Torre Gálata delante, la Süleymaniye Cami detrás y el sonido del muecín llamando a la oración. En el año 2001 no existía aún los barcos decorados con dorados, ni los camareros vestidos con chalecos y tocados con un fez encarnado, como existe ahora. Era comer directamente un bocadillo con un enorme trozo de pescado y una cebolla cruda sentadas sobre una caja de madera y a la intemperie por menos de 1 euro. Mientras nubes aromáticas de especias del Gran Bazar llegaban a pinceladas y el chapoteo del agua rompía contra el Puente de Gálata y los embarcaderos.


Beber Raki
El Raki es casi la bebida nacional de Turquía, es un licor de sabor anisado que se bebe mezclado con agua. Para mí es como una patada de burra en el estómago, pero para la mayoría de turcos es elixir de dioses. Si vas a Estambul puedes finalizar la cena con un vaso, la mejor zona que conozco para disfrutar de la gastronomía turca es Kumkapı; el Barrio de pescadores, pero en la zona de Taksim también se encuentran restaurantes donde los precios no son desorbitados. Con Dôgan; el vendedor del Gran Bazar estuvimos en uno cerca del Çiçek Pasajı llamado Hisar Restaurant donde probamos el famoso raki. 


Podría pasarme la vida escribiendo historias, pero para un post ésto ya es más que excesivo. Los atentados, los accidentes aéreos, las guerras y el miedo no deberían condicionar el mundo que vivimos. Por desgracia la fragilidad humana corre el mismo peligro esté en un lugar que en otro. Sirva una vez más un post de viajes escrito en Planeta Dunia para infundir valor, deseo de viajar, curiosidad, anhelo por conocer culturas, ritos, lugares y gentes que nada tienen que ver con nuestra zona de confort.

Si vais a viajar a Estambul próximamente encontraréis “textos más adecuados” sobre lugares qué visitar en Estambul y recomendaciones de viaje aquí mismo

¡Seguid viajando!

Un día de compras en Kapalıçarşı o de venta en el Gran Bazar de Estambul

Gran Bazar

En agosto del año 2001 mi hermana Roser y yo habíamos elegido Turquía como destino para las vacaciones de agosto. Los últimos días estaban dedicados a la ciudad de Estambul y la visita al Kapaliçarsi o Gran Bazar fue la última cita del viaje. Al día siguiente volvíamos a casa y teníamos pensado pasar la tarde recorriendo parte de este enorme bazar de 60 calles, algo más pausadamente de lo que suele ser costumbre.

El Gran Bazar
Interior del Gran Bazar, Estambul
La ausencia de prisa nos dio la oportunidad de conocer a Dôgan, un inmigrante esloveno de mi edad, que tenía doble nacionalidad y hablaba un montón de idiomas incluido el español. Hay algo intangible en los viajes que hace que por una casualidad, un vendedor y un cliente acaben sentados en una tienda hablando del mundo, de la vida, bebiendo té y sin hacer ningún tipo de transacción económica. Con Dôgan sucedió ésto, la tarde del 20 de agosto la pasamos dentro de su pequeña tienda de pashminas y cojines del Gran Bazar filosofando.

Gran Bazar
En el Gran Bazar encontrarás todo tipo de recuerdos para llevarte a casa
Recuerdo que de tanto en tanto, Dôgan levantaba la mano o silbaba y un niño pequeño traía una tetera humeante y unas vasos de cristal con borde dorado. Dejaba la bandeja y se llevaba la anterior a toda prisa. Nos servíamos té para tres y seguíamos “arreglando” el mundo. Así que cuando, 4 meses después, volvimos a Estambul para pasar las Navidades de ese año y nos presentamos de nuevo en la tienda Galeri Tunç de Dôgan, nos hizo pasar como si fuéramos clientes de toda la vida y nos invitó de nuevo a la ceremonia del té turco.

Gran Bazar
Por unas pocas liras turcas puedes encontrar bonitos recuerdos de Estambul
Reprendimos la escena donde la habíamos dejado, como si nos hubiéramos visto ayer y no hubiera transcurrido el tiempo. Roser y yo pasamos la mañana del 24 de diciembre de aquel año con Dôgan, y entre risas y bromas, le ayudamos a vender algunos cojines a los grupos de turistas españoles que por allí pasaban. Supongo que en agradecimiento o por hospitalidad nos invitó a comer en uno de los restaurantes que se encuentran en el interior del Gran Bazar. Como ya era habitual, éramos las únicas mujeres sentadas en los locales que frecuentan normalmente los turcos. Son lugares cómodos, sin lujos, pero donde es posible comer bien, a un módico precio y con toda la autenticidad que el lugar dispone.

Gran Bazar
En el Gran Bazar están preparados para embalarte cualquier cachivache que quieras llevarte a casa 
Aquella mañana había amanecido lluviosa y cuando mi hermana se quejó de que tenía los pies mojados, Dôgan le hizo sacarse las botas en mitad de la tienda y le hizo unas plantillas con cartón. Teniendo en cuenta que la tienda carece de puerta y aparador, el espectáculo desde fuera debía ser de Reality Show. Debió caer en la cuenta de que era responsable de nuestro bienestar porque acto seguido nos miró de arriba abajo y le pidió a Roser que le diera su bufanda mojada y se la cambió por una de sus pashminas turcas a la venta. El mejor recuerdo de un viaje a Estambul es compartir momentos con sus habitantes.

Gran Bazar
En el interior del Gran Bazar encontrarás varias mezquitas y fuentes de abluciones
Así fue como la Nochebuena del 2001 mi hermana y yo cerramos el Gran Bazar de Estambul, el bazar cubierto más grande del mundo. Disfrutamos de un lugar mágico sin turistas, pero también fuimos testigo de la amistad y compañerismo de los “habitantes” de las casi 4.000 tiendas que hay aquí. Un lugar donde es posible encontrar mezquitas, fuentes, pinturas y cerámica, entre aparadores abarrotados de género, brillos resplandecientes cubriendo techos y paredes con los objetos soñados en las Mil y una Noches. Un mundo de comercio y negocio con una antigua y exquisita esencia escondida que no se ha perdido y que sobrevive en minúsculas proporciones desde que el año 1461 el Sultán Mehmet II construyera el primer edificio en madera. Esa esencia emana de las personas que por el placer de descubrir, el anhelo del pasado o la curiosidad de lo ajeno, se impregna en el alma del viajero.

Sin duda la mejor Navidad que he pasado nunca.

Más información: Dirección Galeri Tunç: Divrikli Sokak 22, Kapalıçarşı 34440 Istanbul. Horario: de 9 a 19 h. Domingos cerrado. Web: Kapalıçarşı

Si vais a viajar a Estambul o queréis seguir leyendo sobre esta ciudad a medio camino entre Asia y Europa os invito a leer sobre Hagia Sophia; una catedral distinta.

Qué hacer 24 horas en Estambul

Qué hacer 24 horas en Estambul

A veces deseamos descubrir la esencia de una ciudad pero nos es imposible por cuestiones de tiempo. Ingobernable y maldito tiempo que vuela en ocasiones en contra nuestra y que nos invade de una realidad vertiginosa -algo más práctica de lo que sería deseable- en alguno de nuestros viajes.

Si la fortuna os lleva de viaje a Estambul y queréis un recorrido express, práctico, o necesitáis “ir al grano”, esta es mi cariñosa recomendación para conocer las maravillas de la antigua Constantinopla. Empezad la ruta utilizando el taxi en Estambul es mucho más barato que en nuestras ciudades españolas y totalmente necesario si el reloj marca la estancia de vuestro viaje. Tranquilos, después os haré caminar, callejear por Estambul abre la posibilidad para encontrar esas escenas de la vida cotidiana que de otra manera a veces se nos escapan.

Qué hacer 24 horas en Estambul

Estambul
Ir hasta el barrio de Sultanahmet, donde empieza este recorrido a pie por Estambul

Yerebatan Sarayi


Yerebatan Sarayi (Cisterna de la Basílica) es una impresionante cisterna subterránea de estilo bizantino con 336 columnas. Se la conoce con el sobrenombre de “El Palacio Sumergido” y fue construida en el siglo VI. La música y el juego de luces hacen que la visita impresione a todos los visitantes. Destacan las dos columnas que tienen en su base la cabeza de Medusa y el sonido del agua cuando la sala se queda en silencio.

Mezquita de Santa Sofía

Estambul


Mezquita de Santa Sofía es la mejor y la iglesia bizantina más importante de toda Estambul. Fue templo cristiano, mezquita, museo y desde 2020 se ha vuelto a reconvertir en mezquita. Sin duda es el icono de la ciudad y la joya de la antigua Constantinopla. Fue inaugurada en el año 537 y su interior es apabullante: coloridos mármoles, fabulosos mosaicos bizantinos, lámparas y enormes tondos caligráficos en un espacio de increíbles dimensiones. A destacar: la arquitectura exterior, las galerías, el Pilar del Llanto o Columna de San Gregorio, las numerosas columnas de distintas épocas y estilos, el nártex, la Plaza de la Coronación, los elementos islámicos, la nave, la gran cúpula y los grandes ventanales.

Sultanahmet Meydanı


Sultanahmet Meydanı es la plaza que separa Aya Sofya de Sultanahmet Camii y las vistas de ambos templos desde aquí ¡son increíbles!

Sultanahmet Camii

Estambul
Sultanahmet Camii (Mezquita Azul) en mi opinión es la “mezquita imprescindible” en una visita a Estambul, si sólo podéis visitar una, ¡qué sea ésta!. El sultán Ahmet I la mandó construir al arquitecto imperial Mehmet Ağa, discípulo del gran Sinán. Las obras duraron siete años, entre 1609 y 1616. Sus seis esbeltos minaretes os guiarán al cielo y el color azul de su decoración interior os hará elevaros en un sueño. Su patio es el más grande de todas las mezquitas otomanas. A destacar: emplazamiento, entrada, cúpulas, alminares, fuente de abluciones, patio, azulejos, palco del sultán, alfombras, mimbar (púlpito de las mezquitas) y el mihrab (nicho orientado a La Meca y que indica hacia dónde se debe rezar).

At Meydani

Estambul
At Meydani es el espacio que ocupaba el Hipódromo construido por Septimio Severo en el año 203. Entonces y como lo es ahora también, se encontraba aquí el corazón de la vida social de Constantinopla. Además de congregar familias turcas disfrutando del tiempo libre, no hay que perderse:
  • La Columna de Bronce o Columna de Constantino luce en la actualidad sólo su interior de piedra sin las piezas de bronce que la recubrían.
  • La Columna Serpentina está formada por tres serpientes entrelazadas (ahora sin cabeza) constituyen el fuste del monumento turco más antiguo de Estambul.
  • El Obelisco egipcio fue traído en el año 390 desde Deir el-Bahari (Egipto), data del 1500 a. C.
  • La Fuente del Káiser Guillermo II conmemora la visita del emperador alemán en 1898.
Haseki Hürrem Hamani (Baños de Roxelana) Solimán el Magnífico ordenó construir estos baños en 1556 para su esposa Roxelana. Actualmente acoge una tienda de alfombras, pero vale la pena entrar si no sabéis cómo es un baño turco por dentro y no se tiene intención de entrar en uno en funcionamiento.

Hotel Yesil Ev (Casa Verde) es un curioso edificio antiguo construido en madera.
Estambul
Ahmet III Çeşmesi (Fuente de Ahmet III) es la más bella de las innumerables fuentes de Estambul.

Topkapi Sarayi


Topkapi Sarayi (Palacio de Topkapi) fue la residencia privada de los emperadores otomanos, territorio de crueles sultanes y el único hogar para cientos de bellas odaliscas y miles de enucos. Desde 1461 hasta 1856 por sus patios y sus aposentos han pasado los protagonistas de la historia más importante de Estambul. Los lugares destacables para visitar son:
  • Bâb-i Hümayun (Puerta Imperial)
  • Alay Meydani (Primer Patio)
  • Bâb-üs Selâm (Puerta del Saludo)
  • Cocinas
  • Arz Ordasi (Salón del Trono)
  • Enderûn Meydani (Tercer Patio), aquí se encuentra el pabellón del Manto Santo.
  • Seferli Koğuşu (Guardarropa imperial)
  • Hazine Koğuşu (Tesoro)
  • Sofa-i-Hümayun (Diván Imperial)
  • Harén: estancias de los eunucos negros, patio de las concubinas, Jaula de Oro, Salón de la sultana valide, Habitaciones del sultán, Baños imperiales, Salón Imperial, Estancias de las favoritas, Estancias de las esposas, Paseo Dorado.
Estambul
La entrada al Harem de Topkapi es aparte de la del palacio. Se recomienda visitar primero el harén antes que el palacio ya que las entradas se agotan rápidamente.

Mecidiye Köskü (Balcón de Iftariye) dentro del palacio de Topkapi, entre el Pabellón de Bagdad y el de la Circuncisión, se encuentra un excelente mirador con vistas impresionantes sobre el Bósforo.

Soğuk Çeşme Sokaği (Calle de la Fuente Fría) es una calle estrecha con encantadoras casas de madera antiguas. En la fachada de una de ellas verás un cartel que indica que la reina Sofía de España estuvo alojada en el año 2000.
Estambul
Fatih Büfe es un pequeño y bello quiosco donde se venden bebidas y bocadillos.

Bab-i Ali (La Sublime Puerta) bella e interesante puerta de estilo rococó.
Estambul
Binbirdirek Sarnici (Cisterna de las 1.001 columnas) en realidad esta cisterna sólo cuenta con 224 columnas en pie. En su interior hay un restaurante y suelen realizarse exposiciones temporales interesantes.

Pausa para comer. Seguir en taxi hasta la Iglesia de San Salvador en Chora. Donde se encuentra:

Café Kariye es una casa de madera restaurada con terraza para tomar un té turco o fumar una pipa de agua frente a una de las joyas de Estambul.

Kariye Camii (San Salvador en Chora)

Estambul
Kariye Camii (San Salvador en Chora) es una iglesia bizantina del siglo XI, mezquita y actualmente museo. Destacan su centenar de elaborados mosaicos y los frescos con escenas bíblicas de principios del siglo XIV, para muchos son los mejores del arte bizantino. A destacar: el exterior del edificio, Genealogía de Cristo, Fresco de la Anastasis, Parecclesion, Ministerio de Cristo, Mosaico de Teodoro Metochites, El Juicio Final, Vida de la Virgen, Infancia de Cristo y Tránsito de la Virgen.

Seguir el recorrido a pie.

Fatih Camii (Mezquita Fatih) es una gran mezquita barroca, el edificio actual se levantó en el siglo XVIII por el sultán Mustafá III. Destacan sus asombrosos azulejos de Iznik y una colorida decoración interior con estarcidos. También pueden visitarse el Cementerio de Fatih Camii y el Sepulcro de Mehmet el Conquistador.
Estambul
Bozdoğan Kemeri (Acueducto de Valens) fue construido por el emperador Valens en el año 368, era un elemento clave dentro de la red de abastecimiento de agua potable a la ciudad, impresiona que se utilizara durante 15 siglos.

Barrio de Fatih, vale la pena pasear por sus callejuelas llenas de antiguas casas de madera restauradas.

Süleymaniye Camii

Estambul
Süleymaniye Camii (Mezquita de Süleymaniye) sin duda su imagen domina el Cuerno de Oro con su serena belleza. A destacar: la Tumba de Solimán, la Tumba de Roxelana y el Cementerio de Süleymaniye Camii.

Rüstem Paşa Camii (Mezquita de Rüstem Paşa) fue construida por Sinán en 1561. La mezquita resplandece con su preciosa decoración de azulejos de Iznik y los ventanales que llenan de luz la sala de oración. Esta encantadora mezquita tiene una singular ubicación; está rodeada de tiendas y se encuentra en lo alto de un primer piso al que se accede por unas escaleras.

Si vais a viajar a Estambul o queréis seguir leyendo sobre esta ciudad a medio camino entre Asia y Europa os invito a leer Un día de compras en Kapalıçarşı o de venta en el Gran Bazar de Estambul. Podéis leer más de Estambul siguiendo el circuito turístico que realicé con Sunweb.

Recomendaciones para viajar a Estambul

Hola lector, si has llegado hasta aquí seguramente te ha traído tu búsqueda por Google de las palabras mágicas “alojamiento”, “Estambul” o “dónde comer”. Este artículo de viajes te puede ayudar a preparar una escapada a Estambul, conocer su gastronomía o saber qué necesitas para entrar en el país. Bienvenido a Estambul; una de las ciudades más fascinantes donde he viajado. ¡Me encanta esta ciudad!

Día 1 Barcelona-Estambul


Salida desde la Terminal 2B del Aeropuerto de Barcelona El Prat, en el vuelo de la compañía aérea Pegasus Airlines de las 14 h. y llegada a las 18:30 h. a Istanbul Sabiha Gokcen International Airport, el segundo aeropuerto de Estambul. (Aclarar en este punto que los horarios de salida pueden ser otros, así como las compañías aéreas, esto escapa siempre al control de una agencia de viajes, ya que dependiendo de las fechas del viaje las aerolíneas ofrecen billetes con descuento, promociones, etc... que hacen variar el precio del vuelo). Lo importante es llegar a Estambul.

Visado para Turquía

Ten en cuenta que momentáneamente el aeropuerto de Estambul emite visados pero es temporal, también es 10 € más caro que gestionándolo online y además, tendrás que hacer una cola extra. Te recomiendo tramitar el visado para Turquía de manera online, tardarás 5 minutos y es totalmente seguro desde la página web (está en castellano, no te preocupes). Introduce los datos necesarios (nombre, apellidos, fecha de entrada, etc..), paga 20 dólares con la tarjeta bancaria y enseguida recibirás el documento que hay que llevar junto al pasaporte en el viaje. Hay que llevarlo impreso y además yo recomiendo, guardarlo en pdf por si vuelves a Turquía en un plazo de seis meses, ya que te servirá y no tendrás que emitir otro visado. 

Alojamiento en Estambul: The City Port Hotel



Günas nuestro guía y Carles Riera Dalmau vinieron a recogernos al aeropuerto. Es lo más normal del mundo en un viaje organizado, del aeropuerto te llevan al hotel. Nosotros nos alojamos en The City Port; un hotel de 3 estrellas muy correcto situado en el barrio de Fatih, en la calle Sepetci Selim Sokak 58. Puedes mirar la ubicación del hotel en Google Maps, está cerca de una parada de metro (Yenikapi), de la parada de ferry Yenikapı Feribot İskelesi y a media hora caminando de Ayasofya. Cada viajero y turista tiene sus preferencias en cuanto a hoteles, para mí es más importante la limpieza que la decoración y la situación del hotel con un transporte público cercano es más importante que sus vistas. Mi madre le da más importancia a los hoteles que yo, y a veces es lo más importante en sus viajes, pero creo que incluso mi madre le daría el aprobado.

¿Dónde cenar en Estambul?


Hora de salir a cenar, todas las opciones son tentadoras y pedimos consejo a Günas. Podemos cenar viendo iluminado el hipódromo, en un restaurante con cantante solista de música turca o en Kumkapı (sin punto en la i); el Barrio de Pescadores de Estambul. Nos decidimos por la última opción ya que además, podemos ir caminando desde el hotel. Günas nos advierte que no nos asustemos en las primeras calles ya que vamos a encontrar muchos inmigrantes. Para los que han paseado por Ciutat Vella en Barcelona no les va a suponer ningún shock cultural, os lo aseguro. En muchas poblaciones se ve lo mismo, hombres (la mayoría son hombres) de razas y etnias distintas a la tuya que venden, compran, pasean y miran. ¿qué puede haber algún carterista?, puede. También los hay en el tren del Aeropuerto de Barcelona a Sants, ¡qué no cunda el pánico!.

En toda ciudad hay un peligro real de timo, robo y en algunas incluso de asesinato, pero estamos en Estambul, una ciudad que mira a Europa desde hace mucho tiempo. Donde las mujeres pudieron votar antes que lo hicieron las españolas. Mi recomendación en cualquier viaje es: no enseñar una cartera llena de dinero cuando sacas unas monedas para comprar una botella de agua (sí, hay que llevar billetes pequeños y si puede ser en dos carteras diferentes y en dos bolsos distintos). No llevar la cartera en el bolsillo del pantalón o de cualquier manera (a veces dejando o cogiendo la chaqueta de un asiento podemos hasta perderla, no hace falta ni que haya ladrones). Consejos de sentido común que la mayoría tenemos, pero que siempre hay quien no los aplica (suerte, porque los ladrones también tienen que comer).

Kalamar Restaurant




En Kumkapı cenamos en Kalamar Restaurant recomendado por TripAdvisor (si es que esto tiene alguna importancia para ti) y situado entre el número 15 y 19 de una calle llena de restaurantes del estilo, la Çapariz Sokak. El restaurante tiene dos plantas, algunas mesas dan a la calle y hay un grupo de músicos que amenizan la cena de los comensales. Si eres un rancio seguro que acabas harto del violín, te recomiendo otro lugar si no estás dispuesto a sumergirte en el buen arte de la desconexión de tu mundo. A veces no sabemos estar de vacaciones y olvidamos que relajarse y vivir experiencias forma parte del viaje. A la gente le molestan situaciones que a mí personalmente no, y a la inversa. Es como la opinión del hotel, pasa por un filtro muy particular. A mí me molesta más un niño gritando que un grupo de músicos tocando (me ha quedado hasta en verso). Volvamos a lo que es importante:

¿Qué se puede comer en Kalamar Restaurant?


Primero una selección de mezes (unos platillos muy comunes en Turquía y que sirven de primer plato en algunos casos y que los españoles conocemos de toda la vida como entremeses). La elección es difícil, ¡hay tanto que probar! Pero en este restaurante te los traen todos en una bandeja para que elijas a dedo el que más te llame la atención. Humus (puré de garbanzos), Patlıcan salatası (ensalada con berenjenas), Cacık (yogur con pepino), Köfte (unas deliciosas albóndigas especiadas), así hasta faltar estómago para probarlas todas. El plato principal que sigue a los mezes es, en su mayoría en este restaurante, de platos de pescado: lubina, dorada, caballa, bonito, salmón, lenguado y guisos de pescado o gambas se asoman a la carta con precios de entre 20 a 35 TL (liras turcas) por plato. Celal Öğmen, el dueño del restaurante estaba muy contento de nuestra visita, tanto que se hizo una foto con los “tres de los bloggers más destacados de la Asociación de Bloggers de Barcelona” (no lo digo yo, lo dice Europapress en las noticias). Así que si algún día vas a este restaurante y miras las fotografías de personajes importantes que decoran la pared, verás a Carles, Günas, Luís, Laura y a mí con el equipo de camareros y Celal.

La vuelta al hotel la hicimos en una divertida minivan, ofrecida por el mismo restaurante con mucha insistencia, y que en menos de 5 minutos nos dejaba a todos en la puerta del hotel. Como en todo blogtrip aprovechamos la conexión Wi-Fi de The City Port y Kalamar Restaurant para retransmitir en el momento lo que estaba sucediendo en #SunwebTurquía, sólo tienes que buscar este hashtag en Facebook, Twitter e Instagram y ver los instantes vividos en el primer día del Circuito Estambul Capadocia con Sunweb. Si quieres saber qué pasó en el segundo día del Circuito de Turquía, aquí te dejo:

Segundo día Circuito Estambul Capadocia

Si vas a viajar a Estambul o quieres seguir leyendo sobre esta ciudad, a medio camino entre Asia y Europa, te invito a leer Qué hacer 24 horas en Estambul.

Lo que has leído aquí es la experiencia vivida por tres blogueros de Barcelona Travel Bloggers (#bcnTB); Laura Fernández de Meridiano 180, Luís Fernández del Campo de Viajero Digital y yo, que fuimos invitados por la Agencia de viajes Sunweb para conocer y evaluar su Circuito Estambul Capadocia, del 11 al 15 de junio del 2014. Del primer día y hasta el cuarto, hemos seguido a pie de la letra lo descrito en su circuito, hemos utilizado los mismos servicios que los clientes (restaurantes, alojamientos y excursiones opcionales) aunque al formar parte de un blogtrip, nosotros hemos viajado con todo incluido y probado las actividades.

Kariye Müzesi: la Iglesia bizantina de San Salvador en Chora (Estambul)


A pesar de ser la segunda iglesia bizantina más importante de la ciudad de Estambul, San Salvador en Chora sigue siendo una visita poco frecuentada por los turistas. Las guías en papel apenas dedican una página a este magnífico lugar, lo que ayuda enormemente a que se mantenga alejada del gran público.

San Salvador en Chora (en el campo) es una iglesia bizantina construida entre los años 1077 y 1081 por orden de María Doukaina. Fue convertida en mezquita durante el reinado del sultán Beyazit II (1481-1512) con el nombre de Kariye Camii. Finalmente en el año 1984 y tras una restauración de prácticamente un cuarto de siglo, acabó convertida en uno de los museos que no hay que perderse si se viaja hasta Estambul.

En el interior de Kariye Müzesi destacan sus preciosos y bien conservados frescos de los siglos XIII y XIV. Techos y paredes están cubiertos con escenas bíblicas ideadas por la corriente artística denominada “Renacimiento de los Paleólogos” (El Renacimiento de la época bizantina). Para muchos son los mejores frescos del arte bizantino conservados del planeta. También son dignos de elogio el centenar de elaborados mosaicos que decoran las diferentes estancias de la vieja iglesia.

La colección de imágenes abarca la intrigante Genealogía de Cristo y un Pantocrátor situados en la cúpula sur del exonártex (en el exterior de la fachada). El fresco de la Anástasis (descenso de Cristo a los infiernos tras su resurrección) está ubicado en el parekklesion (una capilla lateral). En el esonártex se encuentran los mosaicos de la Vida de la Virgen y el mosaico de Theodoros Metochites (mecenas que encargó los frescos y mosaicos en el año 1313) y así, hasta representar unas 300 escenas biblícas.

El tamaño del edificio facilita la contemplación de frescos y mosaicos. Quedan al alcance de nuestra mirada curiosa, de nuestra curiosidad viajera y en la memoria de nuestros viajes.


Más información: Dirección: Kariye Camii Sokak 26, Fatih, 34200 Estambul. Teléfono: +90 212 631 92 41. Horario: de abril a octubre de 9 a 19 h. De noviembre a marzo de 9 a 16:30 h. Miércoles cerrado. Transporte: Autobús desde Eminönü hasta la parada de Edirnekapi. Entrada: 15 TL. Web: Kariye Müzesi.

Si vais a viajar a Estambul o queréis seguir leyendo sobre esta ciudad a medio camino entre Asia y Europa os invito a leer Estambul, la capital de Asia que quiere ser Europea.

Santa Sofía: catedral, museo y mezquita de Estambul


Los griegos la llamaron Haghia Sophia haciendo referencia al culto a la Sabiduría del mundo bizantino y los otomanos la bautizaron como Ayasofya; la de la Sabiduría Divina y en la actualidad es el gran monumento que perdura de la antigua Constantinopla. Diversos nombres para extasiarse con el que fue el centro religioso del Imperio Bizantino. Santa Sofía fue transformada en mezquita en el siglo XV y hasta el año 2020 fue un magnífico museo que ha pasado a convertirse de nuevo en mezquita. ¿Un paso atrás para la cultura y un triunfo para la religión? Aunque las consecuencias de ese cambio aún no puedan verse, lo cierto es que las 4 veces que he visitado Estambul, Santa Sofía es una de mis visitas favoritas.

El edificio de Santa Sofía que hoy podemos contemplar, es el tercer templo levantado en ese mismo lugar y el más antiguo que se ha conservado. El primer templo fue construido entre el año 325 y 360, durante el reinado de Constantino El Grande y posteriormente por su hijo Constancio II, aunque fue pasto de las llamas en el 404. El segundo templo levantado fue consagrado por el Emperador Teodosio II en el 415, aunque también fue totalmente destruido en el año 532.

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El tercer templo, que corresponde a la parte más antigua de Santa Sofía y que ha llegado hasta nuestros días, fue inaugurado como catedral ortodoxa griega, el 27 de diciembre del año 537. Fue edificado por los arquitectos Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto durante el mandato del Emperador Justiniano que quiso construir el templo más grande de la cristiandad (y lo fue hasta 1506 cuando fue construida la Basílica de San Pedro en el Vaticano). Cuenta la leyenda que el día de su inauguración, el Emperador Justiniano exclamó al entrar: “Salomón, te he superado”. De esa época constructiva se conservan por ejemplo, las grandes puertas de bronce de la entrada.

La leyenda cuenta que se contrataron 100 capataces, con el mismo número de obreros al mando de cada uno, para levantar Santa Sofía en 5 años, 10 meses y 4 días. El templo acogería las coronaciones imperiales bizantinas, así como algunas de las reliquias más importantes de la cristiandad aportadas por Helena, la madre de Constantino, entre las que se encontraba una parte de la cruz donde fue crucificado Jesucristo, su manto y un fragmento de la mesa de la Última Cena.

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Un vestíbulo exterior o exonártex y un vestíbulo interior o nártex dan paso a la Puerta Imperial. Aquí se encuentran algunos de los mosaicos más bellos de Santa Sofía como el que representa al emperador bizantino León VI en el tímpano de la Puerta Imperial fechado en el siglo X. A la derecha de la entrada, en el Vestíbulo de los Guerreros, verás, si no lo han tapado por motivos religiosos, el mosaico del siglo IX con la imagen de Constantino I ofreciendo a la Virgen María sentada en un trono con el Niño, una maqueta de Constantinopla, mientras que a la derecha Justiniano le ofrece la maqueta de Santa Sofía.

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Después de 11 siglos al servicio del catolicismo, el Sultán Mehmet convertirá a Santa Sofía en la primera mezquita imperial de Estambul en el año 1453. Es en ese momento en el que se le añadirán 2 primeros minaretes, al que le seguirán un tercero levantado en tiempos de Mehmet II y un cuarto bajo el reinado de Selim II. También se retirará en el siglo XV la cruz de metal de su cúpula para sustituirla por una medialuna que fue revestida en el siglo XVI con el oro de 50.000 monedas. En el ábside se colocó el mihrab que indica la dirección de La Meca y a la derecha el minbar, donde el imán sube para dar la jutba o sermón. La actual mezquita de Santa Sofía inicia ahora una nueva etapa, quizás triste y peligrosa, aunque esperamos que sume más años a la cultura de la humanidad, ya que Santa Sofía es el único templo en el mundo que ha servido 1.400 años a Dios y a Alá.

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Con la llegada al poder de Mustafa Kemal Atatürk, Santa Sofía se convirtió en museo en 1935, con la intención de preservarla para las generaciones futuras. En 1985 Santa Sofía fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, junto a las zonas históricas de Estambul que incluyen el barrio de Suleymaniye y su mezquita, Zeyrek, el antiguo Palacio Blachernae, la Mezquita Azul, la Mezquita Sokollu Mehmet Pasha, el complejo de la Mezquita Şehzade, el Palacio Topkapi, el hipódromo de Constantino, el Acueducto de Valens, la Iglesia de Santa Irene, la Mezquita Küçük Ayasofya y la antigua Iglesia de San Salvador en Chora, entre muchas otras maravillas.

En mi ruta Qué hacer 24 horas enEstambul encontrarás muchas de las visitas imprescindibles que se deben hacer en Estambul.

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Los grandes y toscos muros exteriores de Santa Sofía no hacen justicia a lo que te espera en su interior, pero esos contrafuertes se añadieron al edificio original tras sufrir los embates de varios terremotos y para poder reforzar la estructura. Entrar en Santa Sofía es entrar en un espacio luminoso gracias a las 40 ventanas de su cúpula que le confieren una atmósfera muy especial. Su apabullante decoración destaca por cientos de mosaicos dorados que cubren las paredes (algunos originales del siglo X), los coloridos mármoles que cubren el suelo o forman parte de las 107 columnas que sujetan el edificio. La más famosa es la Columna de San Gregorio también conocida como “Columna húmeda” que fue recubierta con una plancha de cobre para evitar que los peregrinos la tocaran ya que según cuentan, tenía el don de la fertilidad y el poder de curar las enfermedades de la vista. Los millones de visitantes con el tiempo han conseguido hacer un agujero en la plancha y quien es capaz de introducir el dedo pulgar y girar toda la mano sin sacarlo, se le concederá un deseo.

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En Santa Sofía encontrarás mármol blanco de la Isla de Mármara (Turquía), mármol verde de Tesalia (Grecia), mármoles rosados de Afyon (Turquía) y mármol amarillo de África del Norte. También está presente el pórfido verde, procedente de la Isla de Eubea (Grecia), y pórfido rojo de la mismísima Tebas (Egipto), con él hicieron las columnas monolíticas de la planta baja. También destacan las columnas de granito del Templo de Artemisa en Éfeso (Turquía) y del Templo de Júpiter de Baalbek (Líbano) que sustentan la gran estructura interior.

La nave central de Santa Sofía alcanza los 7.570 m2 mientras una fastuosa cúpula de 30 metros de diámetro y 40 nervaduras, se yergue a 55 metros de altura. Dicen que la primera cúpula estaba hecha con ladrillos de una tierra especialmente ligera proveniente de Rodas y que permitió en aquella época, construir una cúpula tan grande. Se ha calculado que 12 ladrillos de la cúpula de Santa Sofía equivalían a 1 ladrillo normal y que en ellos se grabó la inscripción: “Dios la ha fundado, Dios la protegerá”.

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En el antiguo baptisterio cristiano de Santa Sofía se encuentra la tumba del sultán Mustafá I y su sobrino el sultán Ibrahim. Junto a estos, las türbes o mausoleos del sultán Selim II (hijo de Solimán el Magnífico) y su esposa Nurbanu junto a los restos de sus 5 hijas y 17 hijos que fueron estrangulados a la muerte de su padre, el mausoleo del sultán Mehmed III y su esposa Handan y el del sultán Murad III junto al de su esposa Safiye y los restos de sus 13 hijas y 21 hijos.

Fabulosos mosaicos bizantinos de brillantes matices decoran hasta el último rincón inimaginable de Santa Sofía. 16.000 m2 de mosaicos de oro cubrían en un primer momento las paredes de Santa Sofía. Los mosaicos que no fueron destruidos por los iconoclastas y los pillajes sufridos durante su larga historia, permanecerán ocultos en pleno siglo XXI durante las plegarias, ya que el islam prohíbe cualquier representación humana.

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Lámparas de increíbles dimensiones y tondos caligráficos de madera forrados con piel de camello de 7’5 metros de diámetro, cuelgan del techo de Santa Sofía y te obligan a adoptar acrobáticas posturas para poder contemplarlos. Los discos con el fondo verde del siglo XV tienen escritos en letras doradas los nombres de Alá, Mahoma, Abraham, Jesús, Moisés y Noé y están considerados la muestra de caligrafía árabe más grande del mundo.

Santa Sofía es sin duda el icono de la maravillosa ciudad de Estambul, mil veces fotografiada y en incontables ocasiones ansiada por todos aquellos emperadores que fueron coronados en su interior. Cruzados, sultanes, peregrinos y Planeta Dunia se rindieron a su belleza y a su Santa Sabiduría.

Artículo actualizado 6 de agosto del 2020.

El Cuerno de Oro: el puerto natural más hermoso del mundo (Estambul)



El Cuerno de Oro es el puerto natural más hermoso de todos los que he visto.

No importa en que orilla te encuentres, Haliç (en turco), impresiona, maravilla.

Considerado un valle fluvial, es una bonita palabra para designarlo, por él transitan barcos desde hace cientos de años.

La leyenda dice que los otomanos lanzaron tantos tesoros al agua, que las aguas tenían destellos dorados y por eso lo bautizaron el Cuerno de Oro; el cuerno de la abundancia.

Varios puentes cruzan esta masa de agua, quizás el más famoso, sea el Puente de Gálata.

No importa como se cruce, si en barco o a pie por cualquiera de sus puentes, pero sí debemos cruzarlo con la mirada, con la mente vacía, para grabarlo en la memoria para siempre.

Estambul: la capital de Asia que quiere ser europea



Después de ocho años he vuelto a pisar la maravillosa ciudad de Estambul, el tiempo ha pasado por esta ciudad con la misma sabiduría que lo ha hecho conmigo. La ciudad se ve más luminosa, más abierta al mundo, es mucho más europea que asiática. Estos ocho años la han hecho más cosmopolita, merecedora del título de capital europea para el año 2010, una magnífica anfitriona para representar al viejo continente.

Un continente que debería abrirse a oriente con el corazón y la esperanza, igual que han hecho muchos estambulitas. La ciudad ha renovado su parque de automóviles, atrás quedan los viejos dolmus oxidados y los taxis apedazados. El tráfico es abundante pero silencioso, no utilizan el claxon a diestro y siniestro y para los habitantes es de agradecer.

Las calles están limpias, todo en perfecto orden de revista, el mar huele a sal y el aire a kebab y las mujeres visten a la europea con la última colección española de Mango, pasando por el uso del pañuelo o türban (aunque en España se conoce más como hiyab) o en completo Çarsar, una túnica negra que cubre todo el cuerpo. Los estambulitas en su mayoría han dejado de utilizar túnicas y se lanzan con sus camisetas y bufandas a animar a sus equipos de fútbol en los alrededores del estadio horas antes de que comience el partido.

Desde mi punto de vista la Estambul que conocí ha crecido y aunque me alegra que haya seguido su propio camino, siento cierta añoranza por la Estambul vieja. Aquella donde sonaban las cinco llamadas a la oración diarias, la del cielo gris y atmósfera llena de niebla del mes de Diciembre y que encharcaba el suelo en Eminönü, mientras devorábamos un bocadillo de caballa al lado del barco de pescadores.

A ti, ciudad de cuentos orientales, donde príncipes secuestraban doncellas, a ti: Estambul, te adoro.

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