Conociendo a la tribu de los Iban

Las antiguas leyendas todavía persiguen a la tribu de los Iban de Borneo. Durante años fueron los guerreros más bravos y los más temidos del archipiélago malayo y de las costas del sur asiático. Se les conocía con el terrible nombre de “cazadores de cabezas”, aunque su verdadero nombre Iban es mucho menos espectacular y terrorífico. 


Una ley tribal obligaba a los jóvenes de la tribu a salir y demostrar su hombría, “cortándole la cabeza a algún enemigo”, en los últimos años habían sido en su mayoría comerciantes chinos que llegaban a Borneo para ganarse la vida. En el año 2006 durante mi luna de miel, los miembros más ancianos de la longhouse (casa comunal donde habitan los miembros de la tribu Iban que puede tener capacidad para un total de 200 personas de la misma tribu) donde estuvimos hospedados, sí eran auténticos “cazadores de cabezas”. Todos ellos lucían con orgullo varios tatuajes en la piel con mucho significado como los que lucen en los nudillos de las manos o en el cuello, que advierten y recuerdan que fueron los guerreros de la tribu.

Dicen, que en la actualidad han dejado de practicar aquel “peculiar” ritual, pero en el interior de las longhouses, aún se ven los cráneos de las últimas desafortunadas víctimas. Por fortuna de los viajeros actuales, son muchas las costumbres y rituales que aún se mantienen intactos, como la de dar la bienvenida con vino de arroz, las danzas y en general la vida comunal más o menos segura. 


Es así como cuando se llega de visita a una casa comunal Iban, al viajero se le recibe con una cálida bienvenida. Por doquier suenan los gongs anunciando la llegada del extranjero, las mujeres y niños corren hacia la orilla y se alzan en cantos y gritos de júbilo. Los gongs son el tesoro más preciado de la tribu, suenan a modo de saludo, pero son una muestra del poder y del dinero que tiene ese clan en concreto. Cuanto mayor número de gongs tengan o mejor decorados estén, mayor riqueza tiene ese poblado.


Los bomoh o magos, todavía practican la medicina tradicional en las áreas rurales. Usando conjuros, en los que a veces también se invoca a Allah, se expulsarán toda clase de espíritus que causan las enfermedades de los Iban. Se suelen practicar ofrendas a los espíritus de la tierra, sobre todo para solicitar una buena cosecha. Para ello se sacrificará un pollo -antiguamente se sacrificaba un esclavo- y con ese sacrificio de sangre se intentará apaciguar al espíritu de la casa.

Aunque parezca mentira las acciones de la tribu Iban vienen en su mayoría determinadas por la interpretación de los sueños que ha hecho el bomoh y por la observación de los pájaros; mensajeros de las deidades. Si os dan la bienvenida en la tribu es que mucho antes se dio el consentimiento oportuno por parte de los Dioses. La mayoría de las normas sociales que se practican hoy en día en la tribu Iban, provienen de sus creencias y también de sus tabúes, así que debes saber que rechazar el vino de arroz puede ser visto con muy malos ojos.


Durante el día las mujeres Iban tejen alfombras, cestos o uno de los adornos más preciados de su arte ancestral; el pua kumbu. Para este colorido adorno se siguen utilizando técnicas ancestrales con tintes naturales extraídos de plantas y cada diseño ha sido aprendido generación tras generación, impidiendo su desaparición. El pua kumbu es utilizado aún en las grandes ceremonias. Los motivos animales o florales suelen ser la representación de temas míticos o leyendas que tienen un significado espiritual muy especial para los Iban.


Los hombres también se dedican a tejer, pero principalmente redes de pesca, una de las actividades que siguen practicando, junto a la caza y el cultivo de la tierra. La extracción de caucho de los árboles les proporciona ingresos extra para comprar gasolina para sus embarcaciones u otros productos de la atrayente civilización. Se trata de que todo funcione en un perfecto orden “Iban” y con el máximo respeto a la Madre Naturaleza.


Como los miembros de la tribu viven todos en la misma casa comunal y no dispersos en el poblado, las fiestas que se montan en la longhouse son de órdago. Para ello los bailarines lucirán sus trajes ceremoniales adornados con una hermosa colección de joyas de plata muy elaborada. Aún se realizan danzas guerreras, son ¡las más espectaculares! ya que los más pequeños se esconden asustados tras las madres y los hombres adultos gritan con fervor, mientras las jóvenes miran embelesadas a los guapos de la tribu.


Los hombres visten un taparrabos y lucen en la cabeza un gran tocado fabricado con plumas y abalorios de plata. Sus movimientos se asemejan a los que realizan los cálao; un ave extraordinaria de casi un metro de longitud que parece sacada del edén.

Después de la fiesta nocturna, donde puedo aseguraros que corre el vino de arroz como si no hubiera un mañana, todos quedamos tumbados sobre las esteras, uno al lado del otro, a lo largo de una longhouse convertida en dormitorio. Antes de que salga el sol, las mujeres comenzarán con sus quehaceres y ya no quedará rastro de los hombres que habrán partido en busca de comida o quién sabe si de alguna otra pieza de caza.

1 comentario:

Quaderns de bitàcola dijo...

Interesante historia la de la tribu de los Iban! Aunque ya no sigan con la práctica de cortar cabezas, ver los cráneos de loa humanos sacrificados debe ser toda una experiencia...Es curioso, porque en Etiopía los hombres también lucen tatuajes en señal de que han dado muerte a una fiera u otro hombre. Y eso que no se conocen! :)

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